El Juzgado Contencioso-Administrativo número 1 de Vigo ha condenado al hospital Povisa a indemnizar a un paciente la suma de 60.000 euros al que le diagnosticó erróneamente VIH y hepatitis. La equivocación no fue comunicada al paciente hasta 15 años después, tiempo en el que la vida del hombre se desmoronó, llegando a ser ingresado en la cárcel.
En la sentencia 74/2018 dictada el 16 de marzo de 2018, el juzgado gallego resuelve que a consecuencia de tener conocimiento de este diagnóstico, el hombre sufrió una “exclusión social, caracterizada por dificultad en la continuidad laboral, ausencia o insuficiencia de apoyos familiares o comunitarios, marginación social y, desde luego, falta de sensibilización de la población en general frente a la problemática relacionada con el VIH o la hepatitis asociada al virus".
Exclusión social, familiar e institucional
El caso se remonta al año 2000, cuando la víctima acudió al hospital vigués (privado con un convenio con el Servicio Gallego de Salud) por una herida en la pierna. Sin embargo, en los resultados se le señaló como portador del virus VIH y hepatitis, valoración que se fue repitiendo en las posteriores historias clínicas.
Paulatinamente, la vida del hombre fue derrumbándose. Su mujer le pidió el divorcio, su familia le dio de lado e incluso dejó de ver a su hija, por el temor de la madre y de la abuela paterna al contagio.
El hombre empezó a consumir estupefacientes, metiéndose en una espiral delictiva por la que acaba en prisión en 2002. Es tal su depresión que intenta en varias ocasiones suicidarse, una de ellas mientras cumple su condena lo que lleva a que se active el Protocolo de Suicidio en varias ocasiones.
La estigmatización social del VIH provocó daño moral al paciente
Para determinar el daño moral que ha sufrido el paciente, la sentencia remarca que en el año de los hechos, estar diagnosticado con VIH suponía prácticamente una “condena a muerte”. El juez también se hace referencia a la gran estigmatización social que existe actualmente, y especialmente en aquella época, contra los afectados por el VIH.
En palabras del juez, “no puede negarse que el VIH ha adquirido desde hace tiempo y con fuerza una cualidad estigmatizadora que pone en peligro la identidad del sujeto”. Esta estigmatización, apunta el juez, afecta tanto al ámbito físico (aislamiento) como al social, al familiar y al institucional (pérdida de empleo o trato discriminatorio en el ámbito sanitario).
El juez considera que este trato que hace la sociedad de los afectados con VIH es relevante para determinar cuál ha sido el impacto y el daño moral que ha generado el diagnostico errado sobre el paciente. “En la conciencia social, aún hoy en día, ser portador del VIH o de la Hepatitis B es sinónimo de vida desordenada, cuando no libertina o instalada en los malos hábitos y en el vicio. Ser diagnosticado como portador del virus le convierte al sujeto en apestado, y acarrea su muerte civil”.
El juzgado vigués fija la indemnización en 60.000 euros e imputa la responsabilidad sobre el hospital, sin imponer las costas procesales sobre ninguna de las partes.