El pasado jueves tuvo lugar el séptimo Encuentro LegalTech de LA LEY, una serie de charlas privadas donde varios expertos del sector legal analizan el avance de las herramientas digitales en el mundo del derecho. En esta ocasión, el asunto sobre el que pivotó el debate fue la sostenibilidad. Los invitados analizaron cómo el avance de las herramientas digitales ayuda a las empresas a cumplir con el ESG y enumeraron los problemas que están encarando las mercantiles para cumplir con la agenda verde.
En la conversación, que dirigió Alejandro Sánchez del Campo, consejero de innovación y legaltech de LA LEY, intervino Alicia Muñoz Lombardía, vicesecretaria del Consejo de Santander España, quien afirmó que «estamos en un punto de inflexión». En especial, apuntó, por el tsunami normativo al que se enfrentan las empresas. Aunque la sostenibilidad sea un deber, la experta cree que cada vez más mercantiles ven en el ESG «una oportunidad de negocio». Y en su opinión, este es el camino.
En esta dirección, Rosa Vidal, socia directora del bufete Broseta, no quiso olvidar que «los plazos aprietan», o en otras palabras, el 2030 y el 2050 «están a la vuelta de la esquina». Una presión que, sin duda, se está trasladando ya al tracto empresarial. «Hay concienciación, ya no solo importa el balance financiero». La sostenibilidad es un tema «del que se habla en los consejos de administración», un fenómeno que traspasa «los ámbitos de consumo», porque «vender limones ya implica que la venta sea sostenible», remarcó la socia directora.
Conceptos reñidos
Crecimiento y sostenibilidad, ¿agua y aceite? Vidal cree que no. No, al menos, en las grandes compañías, pero la letrada admitió que la cuestión puede ser compleja para las empresas más pequeñas, que podrían atravesar problemas en los próximos años si la agenda europea aprieta sin mirar las características de cada sociedad. «Si nos imponen que todas las empresas, sin excepción, tenemos que ser neutrales en emisiones en el año 2035 tendremos un problema. No hay que olvidar que en España hay mucha pyme. Si la obligación se impone a las sociedades por debajo 250 trabajadores, sin flexibilidad, será imposible», remarcó Vidal.
Pivotando sobre esta idea, Muñoz Lombardía cree existe un «efecto arrastre» y las compañías verdaderamente se están remangando para hacer los deberes. Pero el sistema fallará «si no hay incentivos», predijo la experta. Una idea clave, en la que insistió Muñoz, fue la de hacer una «pausa regulatoria», muy necesaria en tiempos de frenesí legislativo. Es decir, abrir un periodo de reflexión para «analizar si las empresas ven en la sostenibilidad una oportunidad o una carga», que pueda estar lastrando la economía; si las medidas «están teniendo verdadero impacto», o para «concienciar de que la sostenibilidad puede mejorar la rentabilidad», una enseñanza que no ha cuajado. Una cosa es clara, aportó Muñoz: «si los incentivos no son adecuados las empresas no cumplirán».
¿Vivimos un tsunami normativo?
Otro eje del debate fue el análisis del torrente normativo. ¿Hay demasiadas leyes ESG? Las expertas así lo valoraron. Aunque con matices. «La legislación es prolija y compleja de aplicar», admitió Muñoz Lombardía, quien compartió la experiencia de la banca, que en su opinión está muy expuesta a las obligaciones de transparencia y de escrutinio. «Las instituciones cada vez demandan más información de la banca», advirtió. Además, Muñoz puso en otro concepto clave: la formación. Enseñar a la plantilla es «esencial» para no pintar de verde aquello que no lo es. El temido y perseguido greenwashing.
Vidal coincidió en que «hay hiperregulación», y además esta es «difusa, porque cada autonomía tiene su propia legislación medioambiental», lo que hace que cumplir con la ley sea un rompecabezas. «La cuestión se complica porque la sostenibilidad es un tema transversal, lo que toca muchos temas», es decir, «no vale con contratar un experto medioambiental», señaló la abogada.
Hay, no obstante, ejemplos de normativas que parece que carburan. «La nueva normativa de envases ha hecho que toda la industria se replanté toda su cadena de producción», compartió Vidal, y ello no ha supuesto la ruina para su negocio. «La mayoría de las empresas industriales, muchas vinculadas al sector de alimentación, se han puesto las pilas». Lo que se traduce en una auténtica revolución a la hora de «envasar los productos». «Si se deja un poquito de libertad y se planifica, el cambio es posible. En el asunto de plástico, en un año y medio se han conseguido cambios», reconoció la abogada.
La cuestión es, ¿se está ahogando a ciertos sectores clave (como la agricultura, lo que ha echado a los agricultores a la calle)? «No se sabe que la agricultura y la ganadería se han quedado fuera de toda la regulación de la sostenibilidad», explica Rosal Vidal. Lo que no quiere decir que no se aplique, sino que «no hay KPI». En cualquier caso, no parece que las instancias europeas vayan a echar el freno. La soga, coincidieron las expertas, aun apretará más. Serán tiempos de expectación, de analizar cómo la regulación afectará a ciertos sectores estratégicos.
Tecnología y sostenibilidad
¿Y qué papel tendrá la tecnología en el desarrollo de la sostenibilidad? Será clave, aseguraron las ponentes. «La banca, como actor que tendrá que revisar todas sus carteras, tendrá que garantizar que puede revisar todos sus datos y que estos son ciertos», lo que solo será posible con herramientas digitales e inteligencia artificial, apuntó Muñoz. Y añadió: «La sostenibilidad solo será escalable si utilizamos la tecnología».
La siguiente pregunta que surge, por tanto, es, ¿cómo ordenar toda esta información y hacerlo de forma segura? «Es necesario una plataforma que lo unifique todos los datos y lo haga de forma clara y fiable», intervino Cristina Retana, directora de contenidos e innovación de Aranzadi LA LEY. «Si entra basura sale basura», resumió Alicia Muñoz. Es esencial una analítica de datos, que beba de datos especializados y se organice en herramientas atractivas para su uso. Este tipo de herramientas tendrá un popel protagonista en los próximos años en los próximos años un papel protagonista, consensuaron los asistentes.
Futuro
Y añadiendo una nota de optimismo al coloquio, y mirando al futuro, las expertas cerraron la charla con la vista en el horizonte de oportunidades que se abre. ¿Qué nichos traerá este ‘bom’ por la sostenibilidad? En Broseta, compartió Rosa Vidal, ya plantean varias líneas de negocio novedosas enfocadas en asesoramiento en ESG y en el cumplimiento normativo para sus clientes, enfocado a empresas de tamaño medio. «La figura del abogado que está en la atalaya y redacta sus informes, mirando todo desde fuera, ya está desterrado», concluyó Alicia Muñoz. Y agregó: «Ahora la sostenibilidad es una oportunidad de carrera profesional».