El Tribunal Supremo ha confirmado la condena impuesta en febrero de 2006 por la Audiencia Provincial de Barcelona de cuatro años de prisión contra el propietario de un restaurante del barrio de Gracia en Barcelona por los ruidos que generaba el establecimiento, además de el pago de una multa de más de 8500 euros.
La Audiencia Provincial de Barcelona estimó probado que como consecuencia de los ruidos reiterados en el bar del acusado, quien no adoptó las medidas correctoras que exige el Ayuntamiento, en los domicilios y dormitorios de cuatro vecinos, "todos ellos se han visto sometidos a insomnio y estrés", llegando en dos de los casos a desarrollar un cuadro clínico ansioso-depresivo que precisó tratamiento farmacológico.
El Tribunal Supremo ha rechazado el recurso presentado por el propietario del restaurante contra la sentencia de la Audiencia catalana y reprocha que no se haya también imputado a esta persona, además del delito contra el medio ambiente, otro de "lesiones a los vecinos", lo que hubiera supuesto mayor condena.
El Supremo considera que el propietario "sabía del peligro generado por la explotación del restaurante para el medio ambiente y para la salud de las personas que resultaron lesionadas" por ello.
El Tribunal señala que, de acuerdo con la jurisprudencia del alto tribunal, "obra con dolo todo el que conociendo el peligro concreto generado por su acción no adopta ningún medida para evitarla".
