En el año 1999 se reunieron en Bolonia unos treinta ministros de educación superior de diferentes países europeos con el objetivo de construir el llamado EEES (Espacio Europeo de Educación Superior). Un plan educativo centrado en construir un sistema de educación común, eliminando barreras y obstáculos. Con el objetivo de homogeneizar los criterios de evaluación y el establecimiento de los tres ciclos de estudios universitarios: Grado, Máster y Doctorado. Su puesta en marcha en España se hizo a través del Real Decreto 1393/2007 de 29 de octubre. El objetivo de este articulo es analizar algunas de las carencias que supone la implantación de este nuevo sistema en nuestro país dada mi experiencia como estudiante, así como posibles soluciones.
En primer lugar, en cuanto al sistema de movilidad es cierto que esta ha mejorado, se ha impulsado y mejorado, por ejemplo, el Programa Erasmus, dando más facilidad al estudiantado para su movilidad por distinto países de la U.E en materia de complementar sus estudios y, cabe señalar, que para un estudiante cursar un año fuera de su país de origen sirve de mucho, no solo a nivel académico, sino que aporta una gran experiencia vital que no se suele olvidar nunca. Si bien los estudios en Derecho son una materia muy técnica y, cada país tiene su propio ordenamiento jurídico con sus peculiaridades, dicha experiencia ayuda a conocer una parte de ese nuevo ordenamiento que, en el caso de, por ejemplo, Italia y Francia encuentran grandes similitudes por su influencia constitucional en nuestra Carta Magna de 1978.
En segundo lugar, centrándonos en la pregunta inicial, cabe plantearnos si se ha logrado ese objetivo. Los estudios en Derecho son complejos, densos, requiere tiempo detenido para un análisis exhaustivo y, la cuestión de reducir en un año los estudios de la antigua licenciatura al nuevo Grado quizá no sea lo más acertado. Ello porque, por ejemplo, se eliminan antiguas asignaturas anuales convirtiéndolas en semestrales sin reducir temario, lo que supone dar el mismo contenido en menos tiempo con la carencia formativa que ello supone para el estudiantado en su formación académica. Asimismo, el pretendido sistema de evaluación continua en las asignaturas supone convertir la universidad en un ´´instituto de mayores´´, pues, por ejemplo, la obligatoriedad en la asistencia a clases merma y dista de un espacio de educación superior donde el estudiantado tiene, en muchas ocasiones otras responsabilidades que atender. Además, esas pretendidas evaluaciones continuas no lo son en absoluto.
Los estudios en Derecho son complejos y denso. La cuestión de reducir en un año los estudios de la antigua licenciatura al nuevo Grado quizá no sea lo más acertado
Una evaluación continua supone un trabajo constante, sesudo y complementado, bien es cierto, con un examen final de adquisición de competencias. Pero, para lograr ese objetivo se debería aportar más peso lectivo a las prácticas de aula, unas prácticas con contenido real, por ejemplo: estableciendo debates jurídicos sobre temas de actualidad, visitando Juzgados para presenciar juicios, etc. Del mismo modo, que se hace necesario establecer una asignatura sobre oratoria, obligatoria en todas las universidades. Porque para un jurista, ya se dedique luego o no a la abogacía, es imprescindible saber hablar, expresarse en público y saber transmitir las ideas.
Se debe plantear también nuevas técnicas de formación a los docentes, pues los avances en las TICS en los últimos años nos llevan a un nuevo modelo educativo también en las universidades. El profesor universitario no debe ser simplemente un transmisor de contenidos, debe incentivar la inquietud, el afán investigador y critico a los estudiantes a los que imparte docencia. Pues la universidad era tradicionalmente un espacio de reivindicación social, de debate, de surgimiento de movimientos y asociacionismo juvenil, lo cual se está perdiendo por, precisamente dejar de incentivar a los jóvenes a llevar a cabo esas acciones y preocuparse más por aprobar la asignatura, aunque sea con un claro déficit formativo.
Un fenómeno llamativo, es también el que se produce en una carrera como Derecho y, que no ayuda a la consecución de profesionales motivados. Y es que se ha convertido en una carrera ´comodín´, en la cual prima más el supuesto prestigio social y las salidas profesionales que las verdaderas ganas de cursar estos estudios para desarrollarse como profesional en el mundo del Derecho en sus múltiples campos. Una solución a ello sería subir las notas de corte en aquellos lugares en los que estén en un cinco, pues con ello se reduciría el número de nuevos ingresos que entran ´a probar suerte´.
Se debe plantear también nuevas técnicas de formación a los docentes, pues los avances en las TICS en los últimos años nos llevan a un nuevo modelo educativo también en las universidades
Tras todo ello, podemos concluir que, si bien es cierto que en algunas cuestiones se ha avanzado y mejorado, aun queda mucho por hacer desde los responsables públicos encargados de las universidades, así como desde los propios centros universitarios, desde los cuales se deben implementar planes de estudios que verdaderamente modernicen la educación superior hacia los tiempos actuales. Las propuestas e iniciativas sobre el papel son muy bonitas, pero se deben materializar en el día a día de las universidades.