Cada vez más, la IAGen se está convirtiendo en una tecnología de fácil acceso y su implementación está al alcance de todos, tanto bufetes como clientes, lo que está provocando un cambio de paradigma en el sector legal, reconoció Cristina Retana, directora de Contenidos e Innovación de Aranzadi LA LEY.

El papel de estas aplicaciones será parecido al que tiene el piloto automático: ayudando en ciertas partes de la gestión de los procesos legales. Para obtener el máximo provecho de esta tecnología es decisivo conocer tanto lo que la IAGen aporta como saber evitar los riesgos de su uso. 

Para el abogado supondrá un importante instrumento de soporte que le permitirá disponer de más tiempo para fomentar las relaciones con los clientes en la búsqueda de soluciones jurídicas. Va a ser fundamental garantizar la fiabilidad de los documentos elaborados con una herramienta que será decisiva para auxiliar al área de relaciones comerciales ofreciendo a los clientes una propuesta que permita solucionar su problema jurídico.

Como asegura Beatriz Hoya, directora de New Law y coordinadora del Hub Legal en Pwc Jurídico y Fiscal, el principal uso de esta tecnología se dará en el área de contrataciones y temas procesales de los bufetes, sobre todo en lo relacionado con la gestión de grandes volúmenes de datos. 

También tendrá una importante incidencia en los departamentos de derecho regulatorio que manejan un elevado volumen de papeleo y donde se necesita extraer informes desde muchos puntos de acceso. Además, ya se está aplicando en los despachos para disponer de más información sobre la regulación normativa y conocer qué leyes se aplican a un caso concreto.

Riesgos y oportunidades

Cristina Sancho, presidenta de la Fundación Aranzadi LA LEY, recordó en la jornada el informe de Goldman Sachs que estima que la inteligencia artificial afectará a 300 millones de empleos en las economías avanzadas, siendo los abogados y el personal administrativo los más expuestos a perder sus trabajos. 

Hay un riesgo de sustituir al abogado y a que el cliente tenga un mayor empoderamiento al poder utilizar también está avanzada tecnología y tener un mayor conocimiento jurídico en sus relaciones con el profesional jurídico, aseguró Eugenia Navarro, profesora de Estrategia Legal Operations de Esade Law School. Sin embargo, el abogado siempre va a ser necesario para destacar lo más relevante en los procesos en los que interviene la IAGen.

Por su parte, José Luis Barceló, director de la Asesoría Jurídica de Ilunion, destacó que esta tecnología no va a sustituir al abogado y su función va a estar más focalizada en las relaciones personales con el cliente. La IAGen es una herramienta muy potente al servicio del asesor jurídico. Los abogados serán imprescindibles cuando se requieran sus habilidades sociales en litigación, actividades creativas o actuaciones de estrategia.

El profesional del sector jurídico debe ser escrupuloso en la aplicación de esta tecnología y eficiente en su uso. La diferenciación entre los bufetes se basará en las cualidades personales del letrado. Fomentar la empatía, saber comunicar y la persuasión serán cualidades imprescindibles para los abogados que utilicen la IAGen.

Con el fin de evitar los riesgos de esta nueva tecnología, es necesario que los abogados garanticen la calidad y precisión de los documentos generados por la IAGen. Es fundamental, como Cristina Retana aseguró, evitar las “alucinaciones” que pueden ofrecer la inteligencia artificial en la resolución de problemas judiciales. Se ha dado el caso de letrados que en un recurso realizado con ayuda de esta tecnología han alegado sentencias que no existían.

Por ello, es fundamental garantizar que la respuesta obtenida con estas novedosas aplicaciones este basada en un contenido actualizado. Además, el riesgo de falta de transparencia es muy acusado en el sector de la justicia y por tanto es fundamental conocer la fuente de la respuesta que ha dado la IAGen. El papel del abogado es decisivo para dar validez a la solución ofrecida por esta tecnología.

Los retos de la privacidad y la propiedad intelectual

El uso de la IAGen va a generar unos riesgos propios y nuevos desafíos en su utilización por los abogados. Va a ser fundamental resolver los problemas que se generen en el tema de la privacidad –sobre todo en las herramientas utilizadas en medios privados- y especialmente en lo relacionado con la propiedad intelectual. 

Los ponentes recordaron la demanda puesta por The New York Times contra OpenAI y Microsoft por el uso de obras con derechos de autor en la IA  que fueron empleados para entrenar chatbots que ahora representan una competencia para el medio de comunicación. En este sentido Beatriz Hoya se cuestionó hasta qué punto el escrito que prepara un abogado con ayuda de esta herramienta está protegido por los derechos de autor.

Para resolver estas cuestiones, va a ser determinante la normativa que está en tramitación en las instituciones de la UE para regular el uso de la inteligencia artificial. Problemas como el respeto a los derechos fundamentales o la intimidad frente a ataques en las redes sociales, la exclusión de sesgos por la IAGen o el uso fraudulento de esta tecnología para realizar suplantaciones de identidad son retos muy transcendentales que deberá afrontar la futura legislación europea sobre inteligencia artificial.

De todas formas, es recomendable la utilización de entornos tecnológicos securizados para evitar todos estos riesgos y obtener unos resultados fiables que al final serán propiedad de la organización.

Como aseguró Eugenia Navarro, el sector jurídico se enfrenta a un ecosistema legal con muchas más oportunidades que riesgos en el que tendrá un importante papel la percepción de valor por los clientes de los bufetes.

Formación necesaria

Los ponentes destacaron que en la actualidad y teniendo en cuenta lo currículos formativos de los abogados no existe una formación tecnológica que facilite la incorporación de estos profesionales a los despachos que ya están utilizando la IAGen.

El sector de la educación, tanto universidades como centros de formación de másteres, tienen un importante reto para ofrecer una necesaria base de conocimiento tecnológico a los futuros abogados ante el requerimiento de los despachos de fichar a profesionales con formación en estas nuevas aplicaciones.

Con las nuevas tecnologías ya es posible hablar con las máquinas y esto supone un cambio revolucionario que debe obliga a los abogados a tener un conocimiento -no a ser expertos- de estas aplicaciones para desarrollar su ejercicio profesional con la finalidad de ofrecer mejores servicios a los clientes, pero también para conocer la fuente de las respuestas que da la IAGen.