Ricardo Alonso García es catedrático de Derecho Administrativo y de la Unión Europea en la Universidad Complutense de Madrid, así como académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Galardonado con el Premio Extraordinario de Doctorado. Su dedicación al mundo de la investigación, avalada por el reconocimiento de seis sexenios, ha sido reconocida con numerosos Doctorados Honoris Causa en América e importantes premios nacionales como el Rafael Martínez Emperador del Poder Judicial, y el de Estudios Jurídicos Europeos Eduardo García de Enterría.
Aranzadi LA LEY presentó el pasado 7 de noviembre su Consejo Asesor, del que usted forma parte. ¿Qué significa para usted?
Es un honor y un placer compartir “mantel y mesa” con semejante elenco de colegas al servicio de la editorial jurídica más importante de este país.
¿Cómo se materializará su aportación a las competencias y objetivos del Consejo, entre las que se encuentra asesorar a la compañía con recomendaciones y propuestas de calidad y oportunidad?
A través de la experiencia, ya no solo como catedrático, sino como miembro del Consejo Asesor de Thomson Reuters Civitas y Aranzadi a lo largo de unos quinces años, y casi nueve como decano de una de las Facultades de Derecho de nuestro país que cuenta con una de las más completas (si no la que más) bibliotecas jurídicas.
Es un honor y un placer compartir “mantel y mesa” con semejante elenco de colegas al servicio de la editorial jurídica más importante de este país
La aparición de internet y posteriormente la irrupción de nuevas plataformas y tecnologías ha obligado al mundo editorial a adaptarse a esta nueva etapa. ¿En qué medida han cambiado los profesionales jurídicos su forma de consumir contenido?
La aparición de internet y la irrupción de nuevas plataformas y tecnologías tanto en el mundo de la investigación como en el de la práctica jurídica han supuesto, literalmente, una auténtica revolución. Por lo que a mí respecta, procedo de una generación en la que las tesis doctorales se redactaban en máquinas de escribir y en la que había que viajar al extranjero para acceder a las fuentes, acompañado de una maleta vacía que regresaba repleta de fotocopias de artículos doctrinales y de pronunciamientos doctrinales. Creo que con eso estaría dicho todo.
¿Qué aportará al mundo editorial jurídico la unión bajo una misma marca de Aranzadi y de LA LEY?
La fusión de las dos marcas con mayor valor de mercado en nuestro país; fusión que, en mi opinión, debería llevarse hasta sus últimas consecuencias, esto es, a un sello único (poniendo así fin a la confusa coexistencia en el mercado de los distintos sellos que conforman la marca: Aranzadi LA LEY, Aranzadi, LA LEY, Civitas, Bosch, etc.) , subdivido en función de distintos objetivos (manual, memento, prácticum, monografía, etc.).
La aparición de internet y la irrupción de nuevas plataformas y tecnologías tanto en el mundo de la investigación como en el de la práctica jurídica han supuesto una auténtica revolución
Uno de los frutos de esta unión es Legalteca, la biblioteca jurídica digital con el mayor fondo documental del mercado. ¿Qué ventajas ofrece con respecto a la tradicional edición en papel?
Legalteca ofrece acceso inmediato, manejo de bases de datos y de información impensables en el mundo del papel. Y lo dice alguien que, detectado el dato concreto objeto de búsqueda, procede, por definición, a transformar en papel la información encontrada, en orden a una lectura pausada de la misma.
¿Nos podría avanzar las tres claves más relevantes que, en su opinión, marcarán el desarrollo del mercado editorial jurídico en la próxima década?
Me basta con señalar la que consideraría más relevante: la más que probable nueva revolución del mercado editorial ya digitalizado presidida por los desarrollos que se vayan produciendo de la mano de la inteligencia artificial.