Tras seis años de la entrada en vigor de la Ley Integral contra la Violencia de Género se ha celebrado el IV Congreso del Observatorio Contra la Violencia Doméstica y de Género. El antiguo Salón de Sesiones del Senado fue el escenario que acogió, durante los días 16 y 17 de noviembre, a los asistentes del Congreso.

Se puede llamar violencia de género, violencia machista, violencia sexista o violencia contra la mujer, pero no deja de ser violencia. La Real Academia de la Lengua Española define violencia como acción y efecto violento o contra el natural modo de proceder.

En España, violencia de género se traduce con miles de hogares destrozados, cuatrocientas mil mujeres maltratadas, 54 muertas y esto solo en el 2011. La última asesinada solo tenía 17 años. Con estas dramáticas cifras y tras seis años de vigencia de la Ley se ha celebrado desde el miércoles hasta el jueves el IV Congreso.

Carmen Larramendi, vocal de la Subcomisión de Violencia contra la mujer del CGAE, constató que "la gran mayoría de la violencia de género se da dentro del hogar familiar". Para un niño, que necesita ver a sus progenitores como sus protectores, se cambian todos los roles y pasa a ser él mismo, en muchos casos, el protector de su madre, frente al agresor que es su padre. "Es muy común ver de madrugada a niños durmiendo en las comisarías mientras sus madres denuncia la última agresión sufrida" narró Larramendi.

En la mesa posterior a esta exposición, Amparo Echávarri, también vocal de la Subcomisión de Violencia Contra la Mujer del CGAE, habló de los tipos de víctimas y agresores que existen. De las 54 víctimas asesinadas en este año, solo 14 de ellas habían denunciado y 35 aún convivía con su pareja.

"El problema es que las víctimas no valoran el riesgo que corren o no lo ven" explicó Echávarri. "Solo en el caso de la Violencia de Género, las víctimas no quieren justicia para el culpable, solo quieren que se las deje vivir en paz". Resulta incomprensible este tipo de comportamiento por parte de las víctimas que comentó Echávarri. No dejan de ser mujeres que han estado enamoradas de su maltratador y que en muchos de los casos, aún lo están. Por esta razón no suelen denunciar.

España es uno de los países más avanzados en leyes de igualdad, sin embargo a pesar del buen trabajo que se viene realizando en los últimos años, aún queda mucho por hacer y mucho camino que recorrer. La educación tiene que ser un instrumento indispensable en la lucha contra la desigualdad de sexos. No hay que hacer la vista gorda a los estereotipos y al machismo que forma parte de nuestro día a día, como en la publicidad, la televisión o las conversaciones coloquiales con compañeros o amigos.

En esta lucha se tiene que implicar toda la sociedad y no solo las mujeres. Profundizar y mejorar la legislación es tarea de los ordenamientos públicos, pero la lucha es de la sociedad en su conjunto, porque, sin duda, nos merecemos una sociedad más digna e igualitaria. Estas fueron algunas de las conclusiones extraídas de las ponencias y debates que se escudaron en el IV Congreso del Observatorio.

Las víctimas más vulnerables

La víctima invisible es una víctima inexistente. Cuando nos referimos a víctimas invisibles nos referimos a grupos sociales de muy diverso tipo, como los menores (hijos de las víctimas y /o de los agresores) las mujeres inmigrantes y las discapacitadas, entre otras.

Para hablar de este tema, se contó con la presencia de Ana María Pérez del Campo una activa feminista presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas y vocal del Observatorio Estatal de la Violencia sobre la mujer. Pérez del Campo habló de aquellas víctimas también directas, que son los menores. Niños que ven cómo se maltrata a su madre y que en la mayaría de los casos, el agresor es su propio padre. Niños que por estas razones sufren traumas que les acompañan de por vida como alteraciones del sueño, mutismo selectivo, hiperactividad o trastornos alimenticios.

"Muchos de los maltratadores de hoy fueron niños que sufrieron la violencia de género en su casa cuando eran niños" señaló Ana María Perez del Campo, matizando la importancia y la gravedad del asunto. "De igualdad hablamos desde la Revolución Francesa, pero es ahora cuando empezamos a hablar de igualdad efectiva" puntualizó Pérez del Campo que concluyó recordando que "también existen los llamados maltratadores de guante blanco que son capaces de destruir a una mujer sin ponerle un dedo encima" sin duda refiriéndose al maltrato psicológico que aunque no es visible, también existe.