Esa unión bancaria estaría formada por tres elementos principales: un supervisor bancario único, un sistema común de gestión y resolución de crisis bancarias, y un sistema uniforme para proteger los ahorros depositados. Todo ello podría completarse con modificaciones en la normativa sobre funcionamiento de las entidades bancarias.
En cuanto a su objetivo, la unión bancaria buscaría desvincular a las entidades de los presupuestos nacionales. Si los bancos son sometidos a una supervisión común, y los fondos se administran a escala comunitaria para apoyar a las entidades con dificultades, se relajaría parte de la presión de los mercados sobre los Estados miembros, que podrían por tanto lograr una tasa de interés más ventajosa y rebajar su nivel de deuda. Además, el hecho de que se aplicaran las mismas normas a todos los bancos de la eurozona también haría que mejorase la confianza.
Propuesta
La propuesta de la Comisión sitúa a todas las entidades de la eurozona bajo la supervisión del Banco Central Europeo (BCE), que será responsable de dar el visto bueno a las instituciones de crédito, garantizando que cumplen los principales requisitos bancarios y pudiendo retirar la autorización de los bancos para operar. Otra propuesta aborda el futuro de la relación entre el BCE y la Autoridad Bancaria Europea.
Las propuestas presentadas por la Comisión Europea prevén que la primera fase de este nuevo sistema de supervisión esté en marcha a partir del 1 de enero de 2013.
Reacciones
El Parlamento Europeo ha empezado ya a examinar ambas propuestas. En declaraciones a la prensa alemana, el Presidente Martin Schulz dice esperar que la Eurocámara apoye por amplia mayoría esta legislación, que tiene en cuanta las especificidades de cada país.
Muchos otros eurodiputados hicieron pública su posición tan sólo un día después de conocer la propuesta, en una resolución que fue adoptada en la última sesión plenaria del Parlamento Europeo, celebrada del 10 al 13 de septiembre en Estrasburgo (Francia). El documento subraya la necesidad de reforzar la transparencia democrática del supervisor bancario, y resalta que este cambio fundamental del sistema debe ir acompañado de un aumento equivalente de las funciones de control y supervisión del BCE.
"El Parlamento debe estar plenamente involucrado en ambas piezas legislativas; en un momento en el que el BCE se ha convertido en pieza central de los acontecimientos económicos y políticos, es aún más importante que la voz de la institución elegida directamente por los ciudadanos desempeñe un papel fuerte, más allá de limitarse a dar una opinión", afirma la presidenta de la comisión parlamentaria de Asuntos Económicos, la liberal británica Sharon Bowles.