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27/05/2016 17:23:26 Carlos FH - Redacción NJ Francia 5 minutos

La reforma laboral francesa reconoce el derecho del trabajador a la desconexión electrónica con la empresa fuera del horario de trabajo

La negociación colectiva deberá establecer las modalidades de ejercicio de este derecho. En las empresas de pequeño tamaño, será el empresario el que fije esta regulación, previa audiencia a los representantes de los trabajadores.

El proyecto de Ley de reforma laboral actualmente en tramitación en la Asamblea Francesa (técnicamente conocido como Proyecto de ley orientado a instituir nuevas libertades y nuevas protecciones para las empresas y los trabajadores --Projet de Loi visant à instituer de nouvelles libertés et de nouvelles protections pour les entreprises et les actifs-- y popularmente conocido como  “Loi Travail” o “Loi El Khomri”, por la ministra que lo impulsa), contiene algunas interesantes novedades  en materia de adaptación del mercado laboral al entorno digital.

Dentro de lo que denomina “Inclusión de lo digital en el modelo social” (Prise en compte du numérique dans le modèle social), incluye tres aspectos: el nuevo derecho a la desconexión, el teletrabajo y el diálogo social en la era digital.

Derecho a la desconexión (Droit à la déconnexion)

Para introducir este derecho de nuevo cuño, la Ley hace referencia a la presión que los dispositivos digitales proporcionados por el empresario imponen sobre los trabajadores, aumentando su riesgo de stress y de situaciones de bourn out.

Por ello, se pretende que la negociación colectiva tenga en cuenta esta circunstancia, con el objetivo de garantizar la efectividad del derecho al descanso de los trabajadores.

Con esta finalidad, el art. 25 de la Ley modifica el art. L-2242-8 del  Code du Travail, para establecer que entre las materias objeto de la negociación colectiva anual obligatoria (que en Francia es de obligado cumplimiento para determinadas materias), se deberá incluir, dentro de las condiciones relativas a la calidad de vida de los trabajadores, las modalidades de ejercicio del que denomina derecho a la desconexión.

Este derecho no aparece expresamente definido en el proyecto de Ley, que se limita a señalar que “las modalidades de ejercicio de este derecho a la desconexión están relacionadas directamente con la organización de la empresa”, por lo que reenvía a la negociación de ámbito empresarial la definición de sus diferentes modalidades.

En defecto de esa negociación, el empleador deberá definir estas modalidades, comunicándoselas a los trabajadores de la empresa  por todos los medios disponibles. y solo en las empresas de menos de 50 trabajadores (300 en la versión inicial del proyecto), estas modalidades se contendrán en una “carta” elaborada por el empleador previa consulta con la representación de los trabajadores.

Estas medidas se prevé que entren en vigor el 31 de diciembre de 2017.

Derecho a la desconexión y deber de desconectar

Según el impulsor de esta medida, el diputado socialista Benoit Hamon “Los empleados salen físicamente de la oficina, pero no dejan de trabajar. Quedan amarrados por una especie de correa electrónica, como si fueran perros. Los mensajes de texto, los e-mails y demás invaden la vida de los trabajadores”

Por ello, según señala en una reciente entrevista concedida al diario económico francés Les Echos, el simple reconocimiento de este derecho a la desconexión no es suficiente y debería haberse llegado a la imposición directa a la empresa de su respeto. 

Y es que, como señaló recientemente a Le Monde Bruno Mettling, director general adjunto de Orange y redactor del informe que ha servido de base a esta propuesta, la utilización de los equipos informáticos de que está dotado el trabajador, puede producir, en ocasiones, una sobrecarga de información y comunicación, dañina para su vida privada.  Esta “obesidad digital” (infobésité), produce estrés, sentimiento de cansancio y vacía de contendio lo relativo a los riesgos psicosiales.

Por ello, regular el uso de esos instrumentos de trabajo es una cuestión central “en particular para los cuadros”.  Metling propone “un derecho a la desconexión” digital laboral, a a través de la negociación colectiva. Para que este derecho sea efectivo debe ir acompañado de un deber de desconexión cuyo respeto incumbe, en primer lugar, a cada uno de nosotros, pero también a la empresa.  En este sentido, señala, los directivos deberían ser ejemplares.

No se trata de una cuestión enteramente nueva pues, como recuerda Metling en su informe, la multinacional alemana Volkswagen ya ha instaurado un sistema de puesta en modo suspensión de sus servidores para el uso de los smartphones de empresa entre las 18.15 horas de cada día y las 7 horas del día siguiente. O la sociedad de comercio electrónico Price Minister, que ha implantado media jornada al mes sin correo electrónico, para favorecer las relaciones personales entre sus empleados.

Una reforma laboral muy ambiciosa

Este aspecto concreto es uno más dentro de un proyecto muy ambicioso de reforma del marco de las relaciones laborales en Francia, orientado a “la refundación” de su modelo social a partir de un triple eje:

a. Una revisión de los principios esenciales del derecho del trabajo francés, contenidos en el Code du Travail, basada en tres aspectos: las reglas de orden público de obligado cumplimiento; las materias sujetas a la negociación colectiva, particularmente a nivel de empresa, y las normas supletorias aplicables a falta de acuerdo.

b. Una profunda reforma de las reglas de negociación colectiva, destinadas a reforzar su legitimidad y eficiacia. Incluye la atribución de nuevos poderes al ministerio de Trabajo para reducir el número de ramas de actividad; la implantación mayoritaria de los acuerdos colectivos; la revisión de las pautas de representatividad empresarial; la revisión de las normas sobre denuncia y revisión de los convenios y la formación de los interlocutores sociales.

c. La creación de una cuenta personal de actividad (Compte Personnel d’Activité, CPA), destinada a aumentar la protección social de los trabajadores, incluidos los del sector público y los autónomos, dando a cada uno de ellos la posibilidad de construir su trayectoria profesional en un mundo en continua evolución, garantizando la portabilidad de sus derechos en caso de cambio de empleo o situación.

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