La Convención sobre Cambio Climático se inició con grandes expectativas, pues la opinión pública reclamaba resultados positivos en Bali. A lo largo del año, los científicos habían sido claros. Quince días antes, reunido en Valencia, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) había afirmado con rotundidad que el cambio climático es ‘inequívoco’ y que los diferentes gobiernos debían poner en marcha rápidamente soluciones tangibles. La voluntad de acuerdo se vio reforzada con el anuncio del Primer Ministro australiano de ratificar el Protocolo de Kioto (PK).
Desde la Conferencia de las Partes de Montreal en 2005 la discusión sobre el futuro de los compromisos multilaterales se había desarrollado en torno a tres procesos: uno amparado por la Convención, el diálogo sobre cooperación a medio y largo plazo; y dos por el Protocolo de Kioto: a) el grupo “ad hoc” de revisión de los compromisos cuantificados de reducción o limitación de emisiones para las Partes incluidas en el Anexo B del Protocolo; y b) el proceso de revisión de la eficacia del Protocolo a la luz de lo previsto en el art. 9 de dicho Protocolo.
Resultados obtenidos
El acuerdo o la “hoja de ruta” alcanzado en Bali supone un hito histórico y la iniciación de un nuevo proceso de negociación, con un calendario de dos años, en el que se encuentran incluidas todas las Partes, para la consideración de los cuatro pilares sobre los que deberá construirse en régimen climático a partir de 2012: mitigación, adaptación, tecnología y financiación.
Este proceso se hace operativo con la creación de un nuevo órgano subsidiario, el Grupo Ad Hoc para la Cooperación a Largo Plazo al amparo de la Convención, grupo que cuenta con un mandato hasta 2009, fecha en la que se deberá alcanzar un acuerdo global y exhaustivo para la lucha contra el cambio climático.
Es la primera vez que se produce un acuerdo en estos términos por unanimidad. Supone un paso adelante muy significativo: los países en desarrollo asumen la necesidad de realizar esfuerzos, vinculados a la transferencia de recursos y capacitación, y Estados Unidos asume un proceso multilateral de adopción de acuerdos.
En materia de mitigación
En la “hoja de ruta” de Bali se consigue por primera vez un acuerdo para la consideración de acciones de mitigación tanto de países desarrollados como en desarrollo, lo que supone un hito sin precedentes. Por una parte, para los países desarrollados se incluye la consideración de compromisos o acciones de mitigación, medibles, reportables y verificables, incluyendo objetivos de limitación y reducción cuantificadas de emisiones. Se deberá garantizar la comparabilidad de esfuerzos entre las Partes, facilitando así que Estados Unidos se vuelva a involucrar en el ámbito internacional y asegurando la continuación del sistema actual del Protocolo de Kioto.
Por otra, por primera vez se incluye la consideración de acciones de mitigación apropiadas por parte de los países en desarrollo, siempre apoyadas y facilitadas por tecnologías, financiación y fortalecimiento de capacidades, de manera que ambas acciones, tanto de mitigación como de apoyo a las mismas, deberán poderse medir, reportar y verificar. Este elemento es uno de los aspectos más innovadores de la decisión y supone un importante avance respecto al lenguaje actual contenido en la Convención que limita los compromisos de reducción a los países desarrollados.
La Ministra de Medio Ambiente ha resaltado la vital importancia de la adaptación junto a la mitigación para hacer frente a los impactos inevitables del cambio climático, tal como ha sido reflejada en la ‘hoja de ruta’. En ese sentido, se acordó la consideración de la cooperación internacional para apoyar las acciones de implementación más urgentes en materia de adaptación mediante la evaluación de la vulnerabilidad, la priorización de acciones, la evaluación de las necesidades financieras, la integración de las acciones de adaptación en los programas de desarrollo de los países y los medios para incentivar la aplicación de las acciones de adaptación.
Además, se incluye en la decisión una referencia directa al papel de la reducción de emisiones por deforestación y la degradación de los bosques en países en desarrollo, los enfoques sectoriales, las oportunidades de los mercados, la consideración de las consecuencias económicas y sociales de las medidas de repuestas, o el papel de la Convención para movilizar a distintos agentes para apoyar las acciones de mitigación.
Otros avances significativos
En Bali se alcanzó por primera vez un acuerdo sobre la necesidad de acción urgente en reducción de emisiones procedentes de la deforestación y degradación de los bosques. En la decisión se anima a los países a explorar un rango de acciones y emprender esfuerzos, incluyendo actividades piloto, para hacer frente a los causantes de la deforestación con vistas a reducir las emisiones de la deforestación y de la degradación de los bosques, y, por tanto, a mejorar las reservas de carbono de los bosques, gracias a la gestión sostenible de los mismos.
También se adoptó la decisión para hacer operativo el Fondo de Adaptación. Se determina que la entidad operadora será una Junta para el Fondo de Adaptación (Adaptation Fund Board), asistida por una secretaría y un fideicomisario. La Junta se encargará de supervisar y gestionar en Fondo. Para España éste es un elemento clave. El Fondo se nutre fundamentalmente de un peaje sobre los proyectos de Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), lo que nos convierte en principales donantes. El seguimiento de esos recursos se encomienda al Banco Mundial, para quien España constituye un socio privilegiado en materia de mercados de carbono y seguimiento del proceso multilateral de cambio climático.
Hay que destacar que España es uno de los países más avanzados en cooperación estratégica y operativa en materia de adaptación al cambio climático en países en desarrollo. El Programa Iberoamericano de Impactos y Adaptación al Cambio Climático constituye un hito que alimenta de forma constante el trabajo de las demás Partes, y así aparece reconocido reiteradamente en las decisiones formales de la Conferencia de las Partes. Por ello, España propuso un candidato para la Junta de Adaptación de la Dirección General de Financiación Internacional del Ministerio de Economía y Hacienda, que finalmente fue elegido.
Conferencia de las Partes
La Tecnología ha sido uno de los temas clave durante las negociaciones del Diálogo de la Convención. Durante las mismas, en Bali se ha logrado alcanzar un importante acuerdo donde se reconstituye al Grupo de Expertos de Transferencia de Tecnología (EGTT en sus siglas en inglés) y se adopta un conjunto de acciones para el futuro trabajo del Grupo, así como los términos de referencia del mismo. La decisión define los objetivos y funciones del Grupo, donde cabe destacar la presentación de un Programa de Trabajo de dos años con una visión a medio plazo (2008-2012) y a largo plazo post-2012.
Por último, una de las cuestiones más novedosas de la Conferencia de las Partes de Bali fue la celebración de sendas reuniones de Ministros de Economía y de Comercio, destinadas a analizar el papel que pueden desempeñar para favorecer la transición hacia una economía baja en carbono. En principio, todo hace pensar que estos foros permanecerán e intensificarán su trabajo. España estuvo representada en ambos a través del Secretario General de Política Económica y Defensa de la Competencia y del Director General de Comercio e Inversiones en el Exterior.