En 1968 tuvieron lugar acontecimientos políticos en Europa cuyo legado aún pervive. Las protestas estudiantiles del 'mayo francés' fueron el detonante de un movimiento de reforma social, mientras que la 'primavera de Praga' marcó el comienzo de un período de liberalización política en Checoslovaquia. Los universitarios polacos también protagonizaron revueltas en las que reclamaron reformas y libertad de expresión. Varios eurodiputados valoran en este artículo la huella dejada por estos hechos.
"Tenía 26 años, y acababa de terminar mis estudios de Ciencias Políticas en París", recuerda la ex Presidenta del Parlamento Europeo (1999-2002) Nicole Fontaine, hoy eurodiputada francesa del Partido Popular Europeo. "Vivía en el barrio latino, y esperaba el nacimiento de mi hija para el mes de julio, así que viví ese mes de mayo del 68 más como espectadora que como participante activa", cuenta, agregando que "tras el radicalismo de los eslóganes de estilo revolucionario" se escondía la intención de "provocar y agitar a una sociedad francesa en la que las normas sociales y morales eran arcaicas e insoportables a ojos de la juventud".
Para Fontaine, sin el llamado mayo francés "las costumbres hubieran evolucionado igualmente, pero probablemente de forma más violenta".
Punto de inflexión
El eurodiputado alemán de Los Verdes Milan Horácek emigró en 1968 de Checoslovaquia a la Alemania del este, donde se unió al movimiento estudiantil de Frankfurt. Cuenta de aquellos años que "los refugiados políticos checoslovacos encontramos apoyo entre los que rechazaban tanto el capitalismo como el comunismo, aunque por supuesto éramos menos entusiastas sobre el idealismo de izquierdas de algunos activistas, porque sabíamos como era el socialismo en realidad".
En su opinión, "en Alemania, los acontecimientos de 1968 marcaron un punto de inflexión que es el que hace que hoy sea perfectamente aceptable que el alcalde de una ciudad sea un gay", o del hecho de que en la ciudad de Hamburgo gobierne una coalición entre Los Verdes y el partido conservador, "una negociación que además fue llevada a cabo fundamentalmente por mujeres", subraya. "Estos procesos hunden sus raíces en 1968, antes hubiera sido impensable", afirma.
Libertad
A su vez, el historiador y europarlamentario liberal polaco Bronislaw Geremek apunta que "es muy complicado encontrar un denominador común a los movimientos del 68 en occidente -en Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos- y en el este de Europa", ya que "sus objetivos eran diferentes". Sin embargo, "todos giraron en torno a la libertad".
Así, considera que en Checoslovaquia y Polonia "la gente aún creía que el sistema socialista podía ser revisado y reformado". "En Polonia, 1968 fue una iniciativa puramente intelectual que no recibió el apoyo de otros grupos sociales como los trabajadores". Sin embargo, opina que el movimiento Solidaridad de 1980, "que ha conquistado mayor autonomía para la sociedad civil", es heredero de los acontecimientos de 1968.
Pasar página
Cuatro décadas después, uno de los principales líderes estudiantiles durante aquel periodo clave en la conformación de la Europa unida a la que hoy representa el Parlamento Europeo, el eurodiputado británico de Los Verdes Daniel Cohn-Bendit, opina que a llegado la hora de archivar la historia y pasar página.
"Digamos que todo eso pasó hace ya tiempo; reeditar constantemente el debate de 1968 no nos llevará más lejos", dice, añadiendo que "el 68 cambió el mundo, nos guste o no, pero la sociedad de hoy es diferente y, por tanto, necesita un debate diferente".