Sumario

EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE NAVARRA

Hago saber que el Parlamento de Navarra ha aprobado la siguiente

LEY FORAL DE DESARROLLO RURAL DE NAVARRA.

EXPOSICI�N DE MOTIVOS

En los �ltimos a�os se observa una mejora significativa del crecimiento econ�mico de la Uni�n Europea. Sin embargo, este crecimiento no ha sido continuo ni uniforme en el espacio comunitario, sino que la actividad econ�mica de la Uni�n Europea se encuentra fuertemente concentrada en las regiones m�s urbanizadas donde el PIB por habitante es superior en un 14 por 100 a la media.

Las zonas rurales de la Uni�n Europea, que representan el 80 por 100 de su territorio, donde vive el 25 por 100 de la poblaci�n, est�n gravemente amenazadas por las transformaciones econ�micas y especialmente las reestructuraciones del sector agrario:

• - Los problemas de las zonas rurales son tambi�n el resultado de los actuales procesos econ�micos a escala mundial.
• - La actividad agraria sigue siendo un componente esencial de la econom�a rural, pero no basta por s� sola para garantizar la viabilidad y el desarrollo equilibrado de los espacios rurales.
• - Se prev� que, a largo plazo en Europa, se producir� una expansi�n del empleo en el sector de los servicios, asociada a un descenso significativo en la agricultura y la industria.

Consecuencia de esta presi�n sobre los ingresos de zonas con una d�bil infraestructura, la densidad de la poblaci�n disminuye y hace dif�cil mantener una oferta de equipamientos suficientemente sobre los que basar el desarrollo econ�mico de las mismas, generando un efecto espiral de car�cter muy negativo.

El mundo rural se halla sometido a la presi�n que ejercen al menos dos tendencias enfrentadas: una que reconoce el car�cter multifuncional de aqu�lla y que, en consecuencia, se muestra favorable hacia la reestructuraci�n social de las funciones para las que no existe mercado, y otra que s�lo contempla su car�cter productivo y que presiona hacia la desregulaci�n y la liberalizaci�n del comercio mundial agroalimentario. En este marco, el desarrollo rural constituye un aspecto cada vez m�s importante en el discurso de la intervenci�n p�blica, obligando adem�s a la reconsideraci�n de las estrategias sectoriales tradicionales ante la importancia de la dimensi�n territorial en las pol�ticas a favor del medio rural.

Dichas pol�ticas, en nuestro contexto europeo, en mayor o menor grado, coinciden en la definici�n de tres objetivos concretos de mejora, que se resumen en uno, que es desarrollar la competitividad territorial de las zonas rurales, mediante una gesti�n racional que implique:

Competitividad econ�mica, proporcionando alimentos saludables y de calidad y una mayor diversificaci�n e intersectorialidad de la producci�n agraria, junto a una valorizaci�n de la producci�n en el medio rural en general.

Competitividad social, mejorando el acceso de la poblaci�n rural a niveles de calidad de vida similares al resto de la sociedad.

Competitividad ambiental, fomentando la protecci�n, mejora y enriquecimiento del patrimonio natural y cultural de las zonas rurales, proporcionando servicios basados en la puesta en valor de dicho patrimonio.

Competitividad en el contexto global, facilitando la cooperaci�n y participaci�n de los agentes locales y abriendo el territorio al exterior a partir del fortalecimiento de sus propias se�as de identidad, diferenciabilidad como potencial de desarrollo.

El futuro del medio rural de Navarra constituye por tanto un reto de la sociedad en su conjunto.

Por tanto, deber� ser �ste un espacio que, impregnado en los principios de la multifuncionalidad, viva un nuevo modelo de desarrollo que discrimine favorablemente el apoyo p�blico hacia la explotaci�n familiar agraria, las zonas desfavorecidas, el medio ambiente y el patrimonio cultural.

Navarra disfruta de un espacio rural extraordinariamente rico en biodiversidad pero se enfrenta a los mismos retos de las otras zonas rurales de la Uni�n Europea, por lo que es necesario adecuar los equipamientos y servicios, como es el caso de la educaci�n, sanidad o vivienda, factores que, junto a la falta de oportunidades de empleo y la escasez de rentas, derivadas de unas econom�as centradas en el sector agrario, suponen un obst�culo para la pervivencia del medio rural.

La mejora de la calidad de vida responde no s�lo a la necesidad de atender las demandas b�sicas de la actual poblaci�n, sino que es necesario establecer medidas y actuaciones que vayan orientadas a mejorar el atractivo residencial de dichas zonas.

El acceso a la educaci�n se concibe como elemento clave para la fijaci�n de la poblaci�n en el territorio. Aproximar la educaci�n a las zonas rurales como instrumento fundamental de articulaci�n territorial, ofertando una ense�anza de calidad, mediante la definici�n de una estructura educativa y unos dise�os curriculares adaptados a las peculiaridades del medio rural navarro, as� como mejorando su atractivo como destino laboral para los profesionales de la ense�anza.

La disponibilidad de una oferta de vivienda adecuada debe ser otra prioridad. La existencia de un n�mero de viviendas y edificios abandonados exige una pol�tica agresiva que contribuya a su conservaci�n, d� respuesta a la demanda de vivienda existente y ponga en valor una parte sustancial de nuestro patrimonio y de nuestra oferta a la vez.

El desarrollo de las zonas rurales exige tambi�n una discriminaci�n positiva en la oferta sanitaria.

Las infraestructuras tienen un papel fundamental para mejorar el atractivo del espacio rural en la medida que inciden tanto sobre la instalaci�n de las empresas como sobre la calidad de vida de la poblaci�n. Debe afrentarse un Plan espec�fico de infraestructuras en el medio rural que abarque el �mbito energ�tico, de telecomunicaciones, abastecimiento y depuraci�n de aguas, culturales, suelos industriales, ...

En este aspecto merece destacar la importancia de las infraestructuras de informaci�n y comunicaci�n como factor de vertebraci�n del espacio y como mejor manera de no perder el tren definitivo del desarrollo auton�mico y equilibrado a nivel planetario.

La inversi�n de las tendencias de despoblamiento del espacio rural exige recuperar todos aquellos activos que caracterizan y sobre los que se asientan sus respectivas comunidades. Ser� preciso incidir preferentemente sobre los j�venes y las mujeres en la medida en que ambos colectivos son los m�s afectados por el desempleo y son los principales protagonistas de los procesos de �xodo rural, desarrollando medidas que discriminen positivamente la creaci�n de empleo para estos colectivos, potenciando el papel de la mujer en la actividad econ�mica y local. Debemos ser capaces tambi�n de mejorar la calidad de vida de las personas de la tercera edad.

As� mismo, una pol�tica de desarrollo rural del siglo XXI debe contemplar en lo posible que los territorios rurales se vayan convirtiendo en receptores de poblaci�n procedente de otros espacios, estableciendo incentivos y sistemas que faciliten la organizaci�n de la acogida de nuevas poblaciones en condiciones satisfactorias (vivienda, servicios, ...) como ya est� sucediendo en otras regiones de nuestro entorno europeo m�s inmediato (por ejemplo el macizo central franc�s), fortaleciendo las din�micas de adaptaci�n y revitalizaci�n del medio rural navarro.

Por ello surge la necesidad de establecer una pol�tica de desarrollo rural participativa, concertada y estable. Arbitrar un marco estable que posibilite la articulaci�n de las pol�ticas sectoriales y la participaci�n de los agentes econ�micos y sociales del �mbito local. Es necesario actuar de forma planificada, articulando la integraci�n de pol�ticas sectoriales y el establecimiento de una estrategia espec�fica dirigida al medio rural.

Los problemas de desarrollo del medio rural no deben considerarse como resultado de la oposici�n entre zonas rurales y zonas urbanas, sino como consecuencia de una problem�tica com�n de ordenaci�n del territorio que ata�e a una Comunidad compuesta por n�cleos rurales y urbanos.

Es necesario buscar un nuevo equilibrio entre los valores de �reas urbanas y no urbanas, de forma que se tenga en cuenta la complementariedad con las pol�ticas de ordenaci�n territorial y otras de incidencia espacial en el medio rural navarro.

Una nueva pol�tica de desarrollo rural debe reflejar la interdependencia entre la ciudad y las zonas rurales, promover un nuevo equilibrio entre ellas y debe adoptar medidas para la financiaci�n estructural de los objetivos que se consideren importantes para toda la poblaci�n.

Cada comarca de Navarra tiene un perfil propio que debe servir de base para los planes de desarrollo de cada zona.

Se debe reforzar la responsabilidad propia de cada zona con arreglo al principio de subsidiariedad, para que la intervenci�n de los fondos tenga mayor proximidad al ciudadano, eficacia y transparencia, fortaleciendo en paralelo los instrumentos de cooperaci�n y coordinaci�n interadministrativa.

Es necesario superar el h�bito de planificaci�n por exigencia comunitaria, la importancia de la planificaci�n reside en que, siendo el objetivo de la misma contribuir a corregir los desequilibrios territoriales, los recursos destinados son limitados, por lo que es necesario hacer un esfuerzo de priorizaci�n para obtener la mayor eficacia posible.

El reto inmediato es establecer una Planificaci�n Estrat�gica Regional de Desarrollo Rural para el periodo 2002-2006, siguiendo un modelo de desarrollo participativo, integral o multisectorial, valorizando los recursos end�genos, integrando los niveles local y regional, lo p�blico y lo privado que nos permita afrontar los retos actuales de la sociedad rural europea y las nuevas circunstancias que la ampliaci�n de la Uni�n supondr�n a partir del 2006.

Una estrategia de desarrollo rural integrado, adaptada a la realidad multifuncional y equilibrada existente en Navarra, que busque las sinergias entre sectores y entre los �mbitos econ�mico, social, cultural y medioambientales, que impulse la diversificaci�n de la actividad econ�mica, que discrimine positivamente, especialmente hacia aquellas zonas m�s desfavorecidas y que cimente en el consenso pol�tico y social sus directrices y los proyectos de futuro. A tal efecto es necesario suscribir a corto plazo un pacto social para el desarrollo del medio rural de Navarra.

La aplicaci�n del nuevo modelo de desarrollo rural requiere, por tanto, establecer un marco normativo, un marco estrat�gico y un pacto territorial que doten de medios y legitimidad al proceso.

Definici�n de un marco estrat�gico, a trav�s de la Planificaci�n Regional de Desarrollo Rural y de la Planificaci�n Comarcal. Un marco jur�dico que regule y garantice el proceso. El impulso y fortalecimiento de las entidades de desarrollo, que han demostrado su valor capital en la funci�n de mediaci�n y de gesti�n de una nueva forma de afrontar los retos de la sociedad actual. La creaci�n de un organismo p�blico para el desarrollo rural, con presupuesto propio, que sea capaz de la gesti�n del Plan Estrat�gico Plurianual Regional y Comarcal de Desarrollo Rural, que se denominar� Consejo Asesor de Desarrollo Rural que integre la participaci�n a distintos niveles: local y regional, p�blico y privado.

En el t�tulo primero de la Ley Foral se establece el objeto de la misma as� como los objetivos generales y sectoriales.

El cap�tulo I del t�tulo II define el objetivo b�sico para la consecuci�n del equilibrio territorial como es el Plan Estrat�gico Plurianual Regional y Comarcal de Desarrollo Rural.

El cap�tulo II del t�tulo II aborda la creaci�n del Consejo Navarro de Desarrollo Rural, su composici�n y funcionamiento, as� como el procedimiento de elaboraci�n del Plan de Desarrollo Rural.

La Ley Foral est� inspirada en una estrategia de desarrollo que parte desde abajo, con un enfoque botton-up, una estrategia que pretende la coordinaci�n de todos los agentes econ�micos y sociales, p�blicos y privados.