Escritos sueltos sobre legisladores, abogados y jueces. 2009
342 p?g. Editorial Dykinson.
*Art?culo publicado en la Tribuna del Derecho y que forma parte del libro ?Escritos sueltos sobre legisladores, abogados y jueces?.
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Cre?a que iba a ser un t?tulo original para este art?culo. Pero el caso es que he encontrado en Google algo m?s de 3.000 entradas que contienen la necesidad de acabar con el Plan de Bolonia en las que aparece aquella conocida cita de la Roma cl?sica. Unos invitan a celebrar acampadas en las dependencias de alg?n Rectorado, otros movilizan a acudir a manifestaciones en plan mayo del 68, y los menos agresivos prefieren celebrar reuniones al m?s puro estilo senatorial, cuando en las guerras p?nicas Cat?n el Viejo expresaba con vehemencia su convicci?n de que Cartago hab?a de ser destruida. Tampoco faltan las convocatorias oficiales a jornadas de reflexi?n y debate sobre los pros y los contras, como la celebrada en el Colegio Notarial de Madrid el pasado 29 de abril.
Personalmente, creo que cuando en septiembre de 2010 los profesores universitarios nos incorporemos a las aulas inmersos en el dichoso Espacio Europeo de Educaci?n Superior (EEES), tendremos probablemente la sensaci?n del futbolista que salta al terreno de juego y de repente percibe que en el mismo alguien se ha olvidado de que ten?a que haber porter?as y tambi?n un bal?n m?s o menos hinchado.
Vaya por delante lo que se est? diciendo hasta la extenuaci?n: la moda de lo pol?ticamente correcto ha procurado que las cr?ticas se hayan limitado a las conversaciones privadas de cafeter?a o de pasillo en las Facultades, a lo que, desde luego, ha de a?adirse lo escrito y publicado por bastantes profesores en diferentes medios (Garc?a Amado, Recalde Castells, Or?n Moratal, Francesc de Carreras, Fortes Mart?n...). Pero lo cierto es que la contestaci?n contra el ?Plan de Bolonia? en Espa?a ha sido enorme en lo que a los estudios de Derecho se refiere. Tan grande como lo ha sido en pa?ses como Alemania, el Reino Unido o Italia, que prefirieron desmarcarse. No deja de ser llamativo que en la Universidad de Bolonia no se vaya a seguir el ?Plan de Bolonia?. Parece ser que en nuestro pa?s sucesivos Gobiernos de diferente signo pol?tico han preferido aceptar por como de obligado cumplimiento (la convergencia a ese EEES) lo que era simplemente potestativo de cada uno de los Estados.
Los profesores de Derecho nos hemos visto obligados a actuar en este proceso como unos Edipos prisioneros de la fatalidad impuesta por un nuevo or?culo en forma de BOE. Pero Bolonia no era obligatorio, no lo impon?a una Directiva ni norma comunitaria alguna. El que, por ejemplo, se quisieran unificar estudios t?cnicos ten?a su raz?n de ser (arquitectura, biolog?a, medicina), pero no se acierta a ver qu? utilidad tiene, de cara a un prop?sito de mayor y mejor movilidad de alumnos y profesores, el unificar por un lado desde Europa y dejar despu?s que la autonom?a universitaria haga de su capa un sayo, de manera que la carrera de Derecho de Ja?n se parezca a la de Murcia en lo que haya querido la casualidad que se parezcan. La cosa recuerda a lo que mi compa?ero y Catedr?tico de Burgos Jos? Mar?a de la Cuesta dec?a en la lecci?n de apertura del curso 2005/2006: la civil?stica europea se encuentra comprometida desde hace casi veinte a?os en un proceso de unificaci?n parcial del Derecho civil y mercantil de la Uni?n Europea, del que han surgido varias iniciativas metodol?gicas y hasta Resoluciones del Parlamento Europeo sobre unificaci?n del Derecho de contratos. Mientras tanto, en nuestro pa?s preferimos hacer nuestra aquella declaraci?n mal?vola atribuida al Presidente De Gaulle durante la Guerra Fr?a, acerca de que su amor a Alemania le hac?a preferir que hubiese dos Alemanias. Dos.
Entre tanto, se unifica por todos la jerga pedag?gica y lo accesorio, de cara a que quede clara una cosa: que lo que importa no es el conocimiento serio y ordenado de las instituciones jur?dicas, sino que el estudiante tenga ?habilidades? y ?aptitudes?. Que tenga ?buen rollo? a la hora de preguntar a su amant?simo profesor a trav?s del campus virtual y buena cintura forense a la hora de convencer sobre la bondad de su argumentaci?n en el seminario o en la tutor?a de tipo A y tambi?n en la de tipo B. Y hay que suponer que, a menos explicaci?n de aula, tambi?n se impondr?n manuales de texto m?s breves, de tipo folleto, cuando lo l?gico ser?a todo lo contrario: a menos informaci?n oral, m?s informaci?n escrita.
Pero hay una cosa que me gusta en esto de Bolonia. Una solo. Despu?s de m?s de un cuarto de siglo en las aulas, tengo claro que existe un pu?ado de alumnos interesados en la asignatura, y capacitados para hacerlo a niveles que no sean los propios de un instituto de bachillerato. A ellos es a quienes se debe el profesor universitario: a ellos, que est?n dispuestos a poner algo de su parte para que la ense?anza no sea algo en lo que el discente ha de acudir a clase sin m?s herramientas que una docena de folios y dos bol?grafos (por si se gasta la tinta), a la espera de que alguien ?d? apuntes?, y a veces, dicte, literalmente, incluso los art?culos de los textos legales. Siempre dije que esos profesores recurren al c?modo sistema del dictado de apuntes porque ignoran la profundidad del pozo de su ignorancia.
...Y evidentemente, si con Bolonia esa falsa lecci?n magistral queda reducida en tiempo a la tercera parte, el cambio metodol?gico se impon?a, aunque lo necesario era una pauta o l?nea que marcase el cambio de dise?o de la docencia. Un proceso de adaptaci?n metodol?gica, y no que, de repente, sea el alumno quien rellena de contenido sus cr?ditos a base de lecturas escogidas, de trabajos corta-y-pega y de puestas en com?n. Y en s? la idea de que el alumno abandone la actitud pasiva y receptora no era mala, pero el problema es que en la que Alejandro Nieto llamaba ?la tribu universitaria? hay una enorme mayor?a de estudiantes que dicen ?preveer? en vez de ?prever?, ?prevey?? en vez de ?previ??, y que prefieren ?inflacci?n? a ?inflaci?n? o ?presquita? a ?prescrita?. Y que no distinguen ?a? de ?ha?, una conjunci?n de una preposici?n o un pronombre de un adverbio. Que saben leer y escribir, pero solo un poco. Y que si no escogen para ellos lectura alguna porque en sus a?os de colegio prefer?an la game-boy, no les va a gustar mucho que les escoja las lecturas el profesor de Constitucional o el de Econom?a Pol?tica. Complicado, en fin, que los dictadores de apuntes y sus fieles seguidores desemboquen en Bolonia sin previa anestesia.
Pero no hay problema, porque lo que importar?, seg?n parece, no es lo que uno sabe sino c?mo ense?a uno aquello que sepa ?lo que importa es el modelo de aprendizaje, no el modelo de ense?anza?, y ya se nos avisa de que el Gobierno, utilizando tambi?n a Bolonia como excusa, preparaba en marzo un borrador de Estatuto del Personal Docente e Investigador con arreglo al cual se evaluar? cada cinco a?os la ?calidad de los docentes?, o lo que es lo mismo, la calidad de los trabajitos en grupo que organicen y la calidad de sus tutor?as, las virtuales y las otras.Bienvenida, pues, la LOGSE a la moderna Universidad. Hemos conseguido, por la acci?n de algunos y por la omisi?n de casi todos, que lo importante no sea la ciencia, sino el grado de dinamismo de las aulas. Mejor el gestor que el jurista, mejor el graduado astuto que el completo, mejor el flexible que el bien formado. Mejor las virtudes del kad? que la seguridad jur?dica.
No me gusta estar tan lejos de la jubilaci?n anticipada.
Mariano Yzquierdo Tolsada.
Catedr?tico de Derecho civil (Universidad Complutense).
Consultor CMS Albi?ana & Su?rez de Lezo (Derecho civil y Propiedad Intelectual).