En las empresas que incorporan la mediación desde su creación y en su vida diaria como herramienta eficaz para resolver tensiones entre socios, empleados, o incluso clientes y proveedores se garantizan una convivencia más duradera y una dinámica de motivación con la compañía.
En el ámbito empresarial, una de las cuestiones más importantes es el factor humano, es decir, las personas que trabajan o están vinculadas con la empresa, por lo que es fundamental que exista un buen ambiente laboral entre todos los que participan en ella, unido a una buena motivación en la plantilla y a las buenas relaciones con proveedores y clientes.
Cuando surge un conflicto en ocasiones, se producen una exaltación de egos por las partes implicadas, ya que ven al otro como parte enemiga o contraria y por tanto, se suele sentir la necesidad de “ganar” (como ocurre en los largos procedimientos judiciales), cuando realmente lo importante es restaurar la armonía y la relación con la otra parte.
En la resolución de conflictos, crear un nexo entre las personas que están enfrentadas es lo más importante. En nuestra labor de mediadores, debemos guiar a las personas con conflictos hacia esa conexión. Esa correspondencia que se crea o se establece es lo que hace que el resto de los pasos a dar en una mediación funcionen. Hasta que ese vínculo no se haya forjado, ninguna de las partes tratará de conocer exactamente qué siente y necesita la otra.
También, debemos procurar conseguir confianza de las partes con los mediadores, como premisa indispensable para poder conducir con éxito el procedimiento de mediación.
Una vez conseguida esa confianza con las partes, tratamos de utilizar los beneficios de una buena “conversación”. Para ello, destacamos que al conversar no solo hay que hablar, sino que es muy importante escuchar. Procuramos manejar los silencios, empatizar con las partes, observar el lenguaje verbal y no verbal que usan, entendiendo los intereses y emociones en juego.
La conversación es una invitación a la reflexión y al diálogo, a mostrarnos frente a los demás, a decir quiénes somos y qué queremos, a escuchar al otro. Es vital en toda buena conversación, conservar la prudencia, es decir, preservar la cordialidad de las partes, la escucha activa y la templanza, que se basa principalmente en el respecto a la otra parte.
En toda conversación, orientada a resolver conflictos, se deben evitar las contradicciones, centrarse en los progresos, y en puntos en común y los asuntos de interés para todos. Una buena conversación ayuda a rebajar los niveles de estrés.
Al acordar, se mejoran las relaciones interpersonales y también se muestra respeto mutuo.
Hoy os cuento un caso de éxito donde las personas con un conflicto empresarial se sentían estresadas y ansiosas.También experimentaban preocupación por las posibles consecuencias negativas para su negocio o trabajo e igualmente por los daños a su reputación o repercusiones legales.
Además, se encontraban indecisos sobre las acciones a tomar o como abordar el problema de manera eficaz.
Estas mismas personas, una vez resuelto el conflicto a través de la mediación con resultado final de acuerdo, pasaron a sentir alivio, al constatar que todo quedaba resuelto y ya no existía tensión. También sintieron satisfacción, felicidad, al ver que se ha llegado a un acuerdo equitativo y beneficioso para las partes involucradas. Pasan a sentir crecimiento personal, ya que se ha aprendido y crecido a través del proceso de resolución, y esperanza en la posibilidad de resolver futuros conflictos de manera efectiva y constructiva.
Los mediadores, cuando finalizamos un proceso de mediación con acuerdo, detectamos que el entendimiento tiene muchas ventajas, pues permite avanzar, ahorrar tiempo y recursos, y además, resalto de manera especial, que las soluciones encontradas a través de la mediación suelen ser más duraderas y satisfactorias, lo que aumenta la probabilidad de que las partes cumplan con los acuerdos alcanzados.
En una mediación, en comparación a los procesos judiciales, las partes tienen mayor control del proceso y se permiten buscar aquellas soluciones que más se ajusten a sus necesidades. Existe mayor flexibilidad, a diferencia de un juicio, donde las decisiones se toman de acuerdo con la ley. Con la mediación los procesos son más rápidos y menos costosos. En general, la mediación ofrece a las partes una alternativa más colaborativa, adaptativa y se evitan las posibles consecuencias adversas de los litigios.
Profesionalmente es muy gratificante poder cerrar nuestro trabajo con acuerdos, que en muchas ocasiones parecen muy difíciles de alcanzar, pero que al final se alcanzan de una manera satisfactoria, siendo firmados con éxito ante notario como colofón final.