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11/01/2023 10:17:54 Rafael Puyol TALENTO SENIOR 5 minutos

El talento sénior: una oportunidad desaprovechada

El envejecimiento demográfico es un proceso imparable que supondrá una transformación de la estructura del mercado de trabajo en el que las personas mayores, el talento sénior, alcanzarán necesariamente un mayor protagonismo. Hay, por lo tanto, una «silverización» del mercado laboral que tiene algunas características específicas que se analizan en el presente artículo

El talento sénior: una oportunidad desaprovechada

Rafael Puyol.- El envejecimiento demográfico es un proceso imparable y prácticamente irreversible. Como consecuencia de la caída de la natalidad y del crecimiento de la longevidad cada vez hay más personas «mayores» en el censo de todos los países particularmente de aquellos que iniciaron antes su transición demográfica. Ya hay muchos territorios donde la esperanza de vida al nacer supera los 80 años para hombres y mujeres y ya ha nacido la generación en la que una buena parte de sus componentes llegarán a esperanzas de más de 100 años. Éstos procesos lo van a transformar todo y de manera muy clara la estructura que tendrá el futuro mercado de trabajo en el que las personas mayores (el talento sénior) alcanzarán necesariamente un mayor protagonismo, sobre todo en los países avanzados.

La Unión Europea es un buen escenario para estudiar esta tendencia. Como consecuencia de los procesos demográficos de los últimos lustros caracterizados por una caída de la natalidad, una inmigración significativa y un envejecimiento acusado, los mercados laborales de sus estados acusan la pérdida de jóvenes y jóvenes-adultos, una notable presencia de inmigrantes, cada vez más mujeres y un crecimiento sensible de los séniors.
Hay, por lo tanto, una evidente «silverización» del mercado laboral que tiene algunas características específicas. Los índices de actividad y empleo de los varones son superiores a los de las mujeres en todos los tramos de edad por encima de los 55 años que es el umbral bajo que solemos utilizar en nuestras investigaciones. Sin embargo, las mujeres están a «la búsqueda del tiempo perdido» porque sus indicadores de crecimiento son más fuertes que los masculinos reduciendo las diferencias en la participación de cada sexo en el trabajo.

La mayoría de estos séniors se concentran en las actividades terciarias donde la generalidad de las profesiones no exigen un gran esfuerzo físico. En cambio, los empleos en sectores como la agricultura, la construcción o ciertas ocupaciones industriales, están mucho menos representados. Una buena parte de esos séniors tiene un nivel educativo elevado, con porcentajes crecientes de los que poseen un título universitario. Se trata, por consiguiente, de un auténtico «talento sénior» que desarrolla mayoritariamente su actividad como trabajadores por cuenta ajena, de forma prioritaria a tiempo completo, si bien el trabajo por cuenta propia asociado con frecuencia a labores de emprendimiento, esté creciendo sobre todo en personas de más edad. Es un hecho singular porque la mayoría de los empleos de los séniors se concentran en el tramo de los 55 a 59 años. Se puede pensar que a un trabajador con esas edades difícilmente se le puede catalogar como sénior, pero desgraciadamente esa forma de pensar no está presente en muchas empresas que consideran «mayores» a personas con apenas 50 años cumplidos y las prejubilan por pensar que no son válidas para el trabajo que desempeñan. Bien está que la actividad aumente en el tramo de 55 a 59 años, pero no se producirá una auténtica «seniorización» del mercado laboral hasta que no crezcan significativamente los trabajadores de 60 años y más. Salvo algunas excepciones, estamos todavía en un proceso de «silverización» a medias que además tiene otro inconveniente. Se trata del incremento de la desocupación que en algunas partes es de larga duración, es decir con periodos superiores a los 12 meses.

De estos rasgos generales participan todos los países de la Unión, pero en su seno se aprecian algunas diferencias notables que determinan una cierta diversidad. Hay territorios que han hecho una apuesta firme por incorporar a los séniors al mercado de trabajo y han empezado antes a organizarlo. Y hay otros, por el contrario, cuya actitud ha sido más tibia y tienen, por lo tanto, un cierto retraso. Podemos decir que la presencia de séniors en el empleo ofrece los mejores datos en el norte de Europa (Suecia); es buena en la Europa Central (Alemania); y es claramente peor en el este (Polonia) y en los países del sur que, sin embargo, van reduciendo poco a poco la distancia con los del centro y norte europeos.

Y en este contexto, ¿cuál es la situación específica de España? La respuesta rápida es que no resulta especialmente favorable sobre todo si la comparamos con la de los territorios nórdicos. Ostentamos uno de los índices más bajos de crecimiento de la población empleada de 55 a 69 años y de la participación de la población ocupada mayor en el conjunto de la población que trabaja. Tenemos tasas de empleo bajas en todos los grupos a partir de 55 años y uno de los índices de crecimiento del desempleo sénior más fuerte. Además, nos situamos en el pelotón de cabeza de los países con una desocupación mayor de larga duración y tenemos una vida laboral media bastante corta. En comparación con Suecia, nuestra tasa de empleo de los mayores entre 55 y 69 años es del 42 % frente al 62 % del país nórdico y frente a los 42 años de duración media de la vida activa de un sueco, la nuestra es de solo 34,8 años.

En todas partes caben recorridos de mejora del trabajo sénior, pero en el caso de España el camino va a ser más largo porque vamos más retrasados. Con la evolución que están experimentando las esperanzas de vida debemos concienciarnos que resultará necesario trabajar más años, lo cual exigirá un cambio de legislación y un cambio de mentalidad. Una legislación que contemple el retiro como un derecho, no como un deber, facilite el trabajo, al menos voluntario, por encima de la edad de jubilación, acerque la edad real de salida del trabajo a la edad legal y corrija los excesos de las jubilaciones anticipadas. Y un cambio de mentalidad por parte de todos los grandes actores del mercado laboral: la administración, los sindicatos, las empresas y los propios trabajadores que han de consensuar políticas que favorezcan el trabajo de «los mayores».

JUBILARE

Organizado por el Colegio de Registradores en su iniciativa Jubilare, el próximo 19 de enero a las 17,00 h. tendrá lugar en la sede del Colegio (Diego de León, 21) un nuevo seminario que también podrá seguirse por TEAMS.

«TALENTO SÉNIOR EN ESPAÑA Y EN EUROPA»

Programa de la jornada e inscripciones en este enlace.

 

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