El último informe anual sobre el estado de los derechos humanos y la democracia en el mundo es el primero desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que fija un nuevo marco de actuación para la Unión Europea. El lunes 10 de mayo, los eurodiputados de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo estudiaron el documento, que en junio será presentado oficialmente al pleno de la Eurocámara por la Alta Representante para la Política Exterior europea, Catherine Ashton.
"El informe constituye una herramienta para llamar la atención sobre asuntos relacionados con los derechos humanos, y para explicar lo que ha hecho la Unión Europea" en este campo, subrayó la representante del Consejo Riina Kionka.
A su vez, Véronique Arnaud, de la Comisión Europea, destacó que "La Unión Europea aportó 238 millones de euros para la financiación de proyectos, en más de cien países, de novecientas ONGs" en el período cubierto por el informe, entre julio de 2008 y diciembre de 2009.
Intensificar el diálogo
A lo largo del año 2009, la Unión Europea también intensificó el diálogo sobre derechos humanos con gobiernos de terceros países. Así, las delegaciones europeas mantuvieron hasta cuarenta encuentros en este sentido. A ellos hay que sumar los diversos acercamientos a gobiernos realizados a petición de defensores de derechos humanos.
Además, en 2009 se revisaron las líneas rectoras de la actuación de la Unión Europea en materia de derechos humanos, agregándose a ellas la violencia contra las mujeres, y se reforzaron los esfuerzos de concienciación y gestión de crisis humanitarias, con especial hincapié en la formación y en entrenamiento de cara a posibles operaciones. Y la Unión Europea y la Eurocámara enviaron misiones de observación electoral a dieciséis países.
Respuestas del PE
La presidenta de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, Heidi Hautala, recordó que la respuesta de la Eurocámara a informes anteriores ha sido "importante", como la redactada en la última ocasión por el socialista español Raimon Obiols, en la que "se pide al Consejo y la Comisión que desarrollen indicadores específicos y cuantificables para medir la eficacia a estas políticas".
Desde su punto de vista, "el resultado sigue siendo difuso", ya que "no hay nada parecido a un informe sobre el progreso en algunos países en relación a años anteriores".
Coherencia
Por su parte, la vicepresidenta de la comisión parlamentaria, la eurodiputada popular lituana Laima Liucija Andrikienė, remarcó que "hemos pedido muchas veces al Consejo que elabore objetivos cuantificables en países específicos, para que al final del año pudiéramos ver si se alcanzaron". Un aspecto de evaluación "que falta en el informe" anual.
Andrikienė también aseguró echar en falta que la Unión Europea defienda una posición común en foros internacionales como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde sin embargo "distintos Estados miembros expresan posiciones diferentes", lo que en su opinión resulta en "falta de coherencia que beneficia a nuestros oponentes". En cualquier caso, aseveró que "los eurodiputados son conscientes de que este informe es uno de los más importantes, si no el más importante, de los documentos sobre derechos humanos que se publican en el mundo".
En cuanto al nuevo escenario para la actuación en este área que plantea en la Unión Europea el Tratado de Lisboa, Arnaud explicó que ahora este tema "recae en manos de la Alta Representante y el Servicio Europeo de Representación Exterior". Afirmó que "los derechos humanos deben ser un pilar fundamental de la política común, recordando que "el Parlamento Europeo tendrá un papel más fuerte en la política exterior". "Lisboa ofrece herramientas, pero habrá que ponerlas en marcha", agregó.
