“Las empresas europeas no podrán competir con China fabricando coches eléctricos”, ha asegurado Isabel Tocino, vicepresidenta del Banco Santander. La razón es que, mientras que la Unión Europea impone un torrente de deberes burocráticos y de transparencia en materias de emisiones de carbono, hitos climáticos y logros de sostenibilidad a sus empresas, otros gobiernos remueven barreras y promocionan la producción. El resultado es “que haya empresas en Alemania, como Volkswagen, que estén estudiando cerrar fábricas”. “Hace falta una regulación más robusta”, cree la experta, que regule la obligación de ser sostenibles, pero que al mismo tiempo de cancha a la competitividad.
Con estas palabras, la ex ministra de Medio Ambiente fue una de las encargadas de inaugurar el II Congreso Internacional de Sostenibilidad de la World Compliance Association, que tuvo lugar este miércoles en la sede madrileña del edificio de Mutualidad. El encuentro, que reunió a empresarios y juristas para debatir sobre los desafíos del ESG, con el acento en cómo ser competitivos y rentables en la era de la transparencia y el compromiso social, y que contó con el patrocinio de Aranzadi LA LEY, repasó los desafíos que cumplir con la agenda medioambiental que Unión Europea plantea a las mercantiles.
“Habrá una fuerte de demanda de personas con trayectorias jurídicas para ser responsables de sostenibilidad”, auguró Mar Bernal, responsable de sostenibilidad y operaciones de Light Source bp. Y este perfil contará con funciones muy transversales y holísticas que “tienen que entender muy bien el negocio y la cadena de valor”, agregó la experta. Por su parte, Alicia Muñoz, responsable de gobernanza, regulación y legal retail&comercial de Banco Santander, aseguró que la sostenibilidad ya “está presente en los consejos de administración” y que marca la agenda de las altas direcciones de las empresas cotizadas.
Ser sostenibles, ser rentables. Lo uno y lo otro no son ideas antagónicas. Así lo apuntó María Luisa Melo, de DHL Express, quien recordó que “la toma de decisiones de muchos consumidores está determinada por la sostenibilidad en muchas ocasiones”. Por su parte, Jaime Almenar, socio de Clifford Chance, subrayó que, si bien los litigios por asuntos climáticos han existido siempre, ahora los roces en tribunales han aumentado. Ello, añadió, puede ser síntoma de cómo la presión sobre las empresas se ha incrementado. “La litigiosidad climática se ha multiplicado desde 2015 hasta ahora”, remarcó el abogado.
En la cita hubo tiempo también para hablar de inteligencia artificial. ¿Puede ser la IA una aliada a la hora de reducir la huella de carbono de las mercantiles, o, por el contrario, un objeto de supervisión por parte de los reguladores? Los expertos valoraron positivamente el paso adelante de la Unión Europea para regular la IA desde una perspectiva de ESG. “El reglamento europeo de inteligencia artificial ha supuesto un hito en la regulación de la IA y uno de sus pilares es que el desarrollo de las herramientas debe estar orientadas hacia la sostenibilidad”, subrayó Cristina Retana, directora de contenidos e innovación de Aranzadi LA LEY.
En la misma línea, Paloma Baena, directora de estrategia global en Renfe, se inclinó por defender que la inteligencia artificial es una aliada para el servicio público y un filón para ser más sostenibles. “Nos ayuda a tener mayor eficiencia del uso energético, a saber cuándo toca pasar revisión a los materiales, o evaluar el gasto de las personas que viajan en tren”, puso de ejemplo. Si bien “hay que tener cuidado con su uso porque cada vez que consultamos a ChatGPT es lo equivalente a cargar la batería del móvil, y cada vez que entrenamos un modelo de lenguaje estamos emitiendo 600 toneladas de CO2″.
