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01/01/2011 08:00:00 INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN LA COMUNIDAD EUROPEA 38 minutos

Recensiones de 'Política Europea de España' para el Derecho Constitucional

Del estudio de diferentes artículos se puede componer una monografía. Con estas recensiones pretendemos, a su vez, hacer un extracto posible y anticipado de ella sobre esta materia que afecta a la vida diaria de nuestro Derecho Constitucional con el doble fin de “dar luz” sobre las causas, razones, historia y futuro de nuestra incorporación a la Unión Europea, así como de lo que en su caso podamos esperar de Ella. Con esta pequeña historia quizá podamos comprender algunos de los desvelos de hoy.

Victoriano Perruca Albadalejo

Del estudio de diferentes art?culos se puede componer una monograf?a. Con estas recensiones pretendemos, a su vez, hacer un extracto posible y anticipado de ella sobre esta materia que afecta a la vida diaria de nuestro Derecho Constitucional con el doble fin de ?dar luz? sobre las causas, razones, historia y futuro de nuestra incorporaci?n a la Uni?n Europea, as? como de lo que en su caso podamos esperar de Ella. Con esta peque?a historia quiz? podamos comprender algunos de los desvelos de hoy.

1. ?De la ingenuidad al pragmatismo: 10 a?os de participaci?n espa?ola en la maquinaria diplom?tica europea?.

Esther Barb?. Afers Internationals, n? 34-35, p-9-29.

  1. En este art?culo su autora pretende analizar el cambio sufrido por la diplomacia espa?ola durante el per?odo que va desde 1.986 (nuestra adhesi?n a la CEE) hasta 1.996, esto es, los primeros diez a?os.

  2. Se hace varias preguntas: ?C?mo se superar?a el escepticismo europeo hacia Espa?a?, ?cu?les ser?an los elementos distintivos de nuestra diplomacia?, y ?cu?l ha sido su papel en el proceso pol?tico de construcci?n europea?

  3. Sirvi?ndose de la frase en su d?a pronunciada por Fern?ndez Ord??ez ?Ante Europa somos menos ingenuos? se?ala que los tres ejes bajo los que se puede estudiar la evoluci?n desde nuestro ingreso son: (a) el de los valores frente a los intereses, (b) la abstenci?n frente a la participaci?n y (c) centro frente a periferia.

  4. Primera etapa. Sobre ellos influyen los factores internacionales, comunitarios y dom?sticos producidos ( respectivamente: el final de la guerra fr?a, la ampliaci?n de la Uni?n Europea de los doce/quince, y el final del aislamiento).

  5. A su vez motivaron una actitud espa?ola de una cada vez mayor participaci?n en los asuntos comunitarios con el fin de conseguir en su agenda de cooperaci?n pol?tica europea (CPE) y pol?tica exterior y seguridad com?n (PESC) los siguientes objetivos: (1) una plena homologaci?n de valores democr?ticos y no s?lo econ?micos o utilitaristas, (2) el de hacerla servir de coartada para impulsar a veces medidas impopulares, y (3) potenciar los objetivos internacionales de Espa?a respecto del Magreb para evitar padecer as? el s?ndrome de periferia que la ca?da del muro de Berl?n podr?a suponer ante las expectativas de una nueva ampliaci?n.

  6. Espa?a, a diferencia del perfil de ?latecomer? de Reino Unido, Dinamarca y Grecia, tuvo en su ingreso la particularidad de pretender en materia de CPE la integraci?n institucional y organizativa antes que la mera cooperaci?n intergubernamental.

  7. El fundado ?euroescepticismo? despu?s de su ingreso obedec?a a dos causas: (1, hist?rica) al af?n de superar su tradicional aislamiento al ver ?Espa?a como problema y Europa como la soluci?n?1 en la l?nea del slogan program?tico de Felipe Gonz?lez resumido en ?M?s Europa?2; y (2, geogr?fica) desde el punto de vista geogr?fico, se tem?a que Espa?a se convirtiera una segunda Grecia debido al tercermundismo de sus relaciones exteriores, su retraso en la Administraci?n P?blica, y al discurso nacionalista de cuya diplomacia hab?a hecho hasta entonces gala.

  8. El car?cter de reto que ten?a la primera presidencia gubernamental espa?ola (como consecuencia del escepticismo anteriormente expuesto) implic? un efecto ?europeizador? de la opini?n p?blica como mejora de la proyecci?n internacional que, de puertas afuera, sirvi? para capitalizar un acercamiento progresivo de ambas diplomacias en asuntos conflictivos como el centroamericano o el ?rabe israel?.

  9. De presunto enfant terrible pas? a un rol de enfant sage a imitar por Grecia, todo ello favorecido con la coyuntura de que durante sus primeros cuatro a?os de adaptaci?n no hubo crisis internacionales que perjudicasen sus intereses; al contrario, pudo hasta europeizar el conflicto del Sahara Occidental por primera vez con la suma en 1.988 de ?los Doce? al Plan de Paz de Naciones Unidas, dando muestras de una equidistancia y moderaci?n que, puertas adentro, eran lejanas a posturas anteriores (como las del PSOE, que apoyaban la lucha del Frente Polisario).

  10. Aunque su agenda era ambiciosa no hubo, sin embargo grandes resultados: una declaraci?n sobre el conflicto ?rabe-israel? reafirm?ndose la posici?n europea y, respecto a Latinoam?rica, fue rechazada la propuesta de Felipe Gonz?lez de crear un Fondo de Garant?a para Pa?ses Endeudados. No obstante, en general su balance fue positivo por haber acelerado la cooperaci?n pol?tica en Oriente Pr?ximo o la URSS.

  11. La segunda etapa de relaciones Espa?a-CPE es tras la ca?da del Muro de Berl?n (1989), donde a ra?z de entonces la diplomacia espa?ola pretende potenciar su papel de potencia media como lo demuestra su hiperactivada proyecci?n internacional (Juegos ol?mpicos y Expo) en otros tres asuntos: (1) participando en los Acuerdos ?Cuatro m?s Uno? referentes a Bosnia, (2) propiciando un desv?o de mayores recursos al ?rea mediterr?nea en beneficio de su seguridad, y (3) auspiciando una labor de prestigio m?s que de aut?ntico riesgo en torno al ?rea Latinoamericana.

  12. Tras el anterior contexto, la segunda presidencia espa?ola en forma de PESC se presenta como un ?salvavidas? para el Gobierno Gonz?lez en un per?odo de reflexi?n y debilidad interna. Se sigue ahora al motor franco-alem?n y acaba el ?espejismo?, de forma que si bien su balance puede considerarse positivo por haber conseguido transmitir la imagen de representar a una Europa abierta tambi?n tuvo iniciativas propias fruct?feras, como, por ejemplo, en materia de las elecciones palestinas y de la ExYugoslavia en 1.995, el impulso de la relaciones UE-EEUU, la firma de un Acuerdo Marco entre la UE y Mercosur sobre di?logo pol?tico de alto nivel, pero no as? un mecanismo de concertaci?n monetaria que impidiese la sobrevaloraci?n del d?lar al chocar con el G-7.

    No obstante, su pretensi?n m?xima, la celebraci?n de la Conferencia Euromediterr?nea de Barcelona (1995) ha sido calificada de encuentro hist?rico porque por primera vez, al margen de los EEUU, los 15 miembros de la Uni?n se reunieron con sus doce socios mediterr?neos. El que se consiguiera que el 22% de los recursos europeos se asignasen al Mediterr?neo y s?lo el 8% al Este, fue un ?xito de la diplomacia espa?ola (hasta el punto que ello explica que Javier Solana fuera despu?s Secretario General3 de la OTAN y ?M?ster PESC?).

  13. Con motivo de la Conferencia intergubernamental (CIG) de 1991 y su resultado, el Tratado de Maastricht, Esther Barb? se pregunta cu?l fue el papel desempe?ado por Espa?a en el proceso pol?tico de transformaci?n de la CPE a la PESC, proceso en el que el mecanismo de ?toma de decisiones? (cambiar la unanimidad por el voto por mayor?a) y el de ?la Seguridad? mostraban la permanente fractura de la construcci?n europea pr?cticamente ya desde sus or?genes:

  14. En el aspecto institucional Espa?a se alineaba con los integracionistas (Alemania, Italia o Benelux) frente a los inter gubernamentales (Reino Unido o Dinamarca), proponiendo una integraci?n tan realista como gradual a la vez que favoreciendo su propia Agenda; de forma que dejaba para un futuro una aut?ntica pol?tica exterior europea a trav?s del prudente mecanismo de pol?ticas comunes (listadas por consenso e implementadas operativamente despu?s por mayor?a cualificada), propuesta que no se apart? mucho de la finalmente obtenida con la Cumbre de Maastricht.

  15. Nuestra ambigua integraci?n en la OTAN supuso, tras la guerra fr?a, un per?odo de reflexi?n en la diplomacia espa?ola que acab? por admitir la inclusi?n de los t?rminos de pol?tica de defensa com?n y defensa com?n en el Tratado, as? como la incorporaci?n de la UEO; mientras que la batalla espa?ola a favor de la Identidad Europea de Defensa (IEDD) se formul?4 en t?rminos de complementariedad y no de alternativa frente a la NATO.

Conclusi?n:

En suma, Esther Barb? califica la posici?n espa?ola de realismo pragm?tico caracterizado por un enfoque gradualista y de alcance limitado en el proceso de construcci?n europea.

2. ?Reflexiones y balance de diez a?os en la Uni?n Europea?.

F.Javier Elorza Cavengt. Informaci?n comercial espa?ola n? 766/1.997.

  1. Empezando por un an?lisis del Acta de adhesi?n de 1.985 el autor analiza en este art?culo el per?odo de diez a?os subsiguientes desde la ?ptica econ?mica. Se pregunta por los beneficios de Espa?a y por el impacto que a la Comunidad le ha ocasionado en el mismo sentido la incorporaci?n de nuestro pa?s.

  2. En ese balance empieza por explicar que nuestra incorporaci?n supuso la aceptaci?n del acervo comunitario, entendi?ndose por tal ?el Derecho primario - configurado por el Acta de Adhesi?n, el Tratado de Maastricht y el de Amsterdam (hoy habr?amos de a?adir Niza y Lisboa)- y derivado, as? como la fijaci?n de unos per?odos transitorios fijos en orden a la adaptaci?n al mismo y entre los cuales destaca la implantaci?n del IVA (con evidentes pretensiones dilatorias conseguidas por presi?n de Francia). Esta circunstancia no impidi? que, sin renegociar formalmente el Acta, se aprovechasen todas las oportunidades de su revisi?n para conseguir mejoras, entre ellas las reducciones temporales de las citadas adaptaciones y que fueron, por ejemplo en cuanto a plazos, las siguientes:

    1. En materia de industria siete a?os como m?nimo debido al precedente griego; diez a?os para una agricultura caracter?sticamente mediterr?nea como la espa?ola; y, finalmente, diecisiete exagerados a?os para la pesca (sin precedente previo alguno). Con la renegociaci?n posterior del Acta entre Espa?a y la CE en 1.994, con motivo de la ampliaci?n de la Uni?n a los pa?ses de Suecia, Finlandia, Austria y Noruega, los diecisiete a?os en el sector pesquero se quedaron en diez, por lo que en 1.995 ?siete a?os antes de lo previsto- expir? el plazo; ya antes, en 1.992, en materia agr?cola Espa?a consigui? con la aplicaci?n del Libro Blanco de Mercado Interior eliminar a partir de entonces cualquier per?odo transitorio para la mayor parte de productos as? como la eliminaci?n de cualquier arancel, mientras que un a?o antes la libre circulaci?n de trabajadores era toda una realidad que elimin? en Europa el viejo s?ndrome de una ?invasi?n espa?ola?(puesto que el fen?meno fue relativamente inverso).

    2. En materia de derecho derivado, esto es, la normativa de desarrollo del Acta, Espa?a y Portugal pr?cticamente se vieron ninguneados en las negociaciones, y si bien a su pesar se consigui? el logro t?ctico (de mejorar en nuestro inter?s) el acervo comunitario en algunas cuestiones como, por ejemplo, el transporte intracomunitario de mercanc?as o las reglas de origen de productos canarios y sus contingencias de exportaci?n, sin embargo, la batalla negociadora m?s activa se centr? en el presupuesto comunitario: si por una parte la Uni?n pretend?a una neutralidad financiera para Espa?a a trav?s de la progresiva incorporaci?n del IVA con devoluciones decrecientes, por su parte Espa?a pretend?a todo lo contrario, esto es, un saldo positivo con su aplicaci?n para evitar un d?ficit (697 Mecus) que, como cualquier otro pa?s menos favorecido (Irlanda y Grecia), no podr?a soportar. Tras un acto de protesta de los Secretarios de Estado espa?oles (Pedro Solbes y Fern?ndez Ord??ez) en la sesi?n del Consejo de 1.985, al final se lleg? a un acuerdo equilibrado que m?s tarde, con ocasi?n del paquete financiero Delors I de Bruselas (1988) y Delors II de Edimburgo (1992), y sin contar programas favorables a nuestros intereses (becasErasmus, por ejemplo) ser?a incluso mejorado al recibir Espa?a la mayor parte de la duplicaci?n de fondos estructurales y despu?s de los fondos de cohesi?n econ?mica y social respectivamente.

    3. En agricultura se consigui? aumentar el 50 % de las cuotas l?cteas y de tomate transformado en un principio asignadas por el Acta, mientras que al negociar en 1990-91 la incorporaci?n de Canarias a la Comunidad (a trav?s de la aprobaci?n de programas como el REA y el Poseic?n), se lograron razonables ayudas agr?colas y pesqueras para el archipi?lago -evitando as? tanto el encarecimiento de la vida como la fijaci?n al alza de precios de mercado mundial-.

    4. En cuanto a las relaciones econ?micas con Am?rica Latina las formulaciones del Acta eran muy vagas, si bien se ten?a en cuenta el criterio del sistema preferencial generalizado (SPG) para buscar soluciones a los problemas de determinados productos; as? Espa?a los centr? en el cacao, el tabaco y el caf?, de los que respecto al primero y ?ltimo se establecieron contingentes destinados a Espa?a durante un limitado n?mero de a?os, consiguiendo como otros logros de su participaci?n en el Consejo los siguientes: (1) una reducci?n progresiva del arancel de caf?, (2) la Declaraci?n de San Jos? sobre cooperaci?n pol?tica y ayuda financiera en Am?rica Central y su intento de pacificaci?n en la zona, (3) un r?gimen de ?SPG Droga? de nuevo cu?o para los pa?ses Andinos y tambi?n agr?cola para los centroamericanos, (4) la apertura de una l?nea de cr?dito para Latinoam?rica y Asia por el Banco Europeo de Inversiones(BEI), (5) la firma en Madrid del Acuerdo con Mercosur en 1995, (6) acuerdos de lucha contra el narcotr?fico mediante la cooperaci?n policial y judicial incorporando instituciones de di?logo, (7) una partida presupuestaria comunitaria favorable a Latinoam?rica, hasta ser multiplicada por diez entre el per?odo 1.985-95; y (8) el aumento de oficinas comunitarias en suelo latinoamericano.

  3. Tambi?n procede el autor a subrayar qu? modificaciones m?s destacables ha habido en el acervo comunitario, tanto en el Derecho primario como en el derivado.

    1. Derecho Primario. Constituido el primero por (a) el Acta ?nica Europa de VI.85 creadora del Mercado ?nico Europeo a partir de 1.993, (b) el Tratado de Maastricht de 1.992 fijando el calendario de la incorporaci?n de los miembros a la Uni?n Econ?mica y Monetaria, y (c) el de Amsterdam (modificativo de los Tratados de la Uni?n y de los constitutivos de las Comunidades)5, se?ala como tales las siguientes:

      1. Acta ?nica: Espa?a particip? en 1.985 en la conferencia intergubernamental convocada por el Consejo (sobre el Libro Blanco del Mercado Interior) propuesto por el Comisario Cockfield, si bien lo hizo a t?tulo de mero observador y las ventajas obtenidas fueron m?nimas, observ?ndose que el Acta se negoci? antes de nuestra adhesi?n -seg?n algunos- para pasar a mayor?a cualificada en vez de por unanimidad cuestiones que, Espa?a, podr?a bloquear con posterioridad.

      2. Tratado de Maastricht:

        b.1. Aqu? Espa?a tuvo ya mayor protagonismo aline?ndose con Alemania para condicionar la implantaci?n de la Uni?n Econ?mica y Monetaria (UEM), principal deseo de Francia, a una mayor democratizaci?n pol?tica de la integraci?n mediante el reforzamiento del Parlamento Europeo y la creaci?n de un Comit? de las Regiones. A ello Espa?a a?adi?dos cuestiones: (A) la creaci?n de una ciudadan?a de la Uni?n (acompa?ada de pol?ticas m?s sociales que puramente economicistas) as? como (B) el reforzamiento de la cohesi?n econ?mica y social.

        La primera (A) facilitaba (1) el derecho de libre circulaci?n y residencia, (2) el voto comunitario municipal6 y parlamentario, (3) la protecci?n diplom?tica y consular, (4) la incorporaci?n del derecho de petici?n y (5) la creaci?n del Omnbusdam europeo; (6) una mayor protecci?n de los consumidores, (7) y la humanizaci?n del Tratado en materia laboral, de salud, educaci?n y cultura (programa Erasmus, Leonardo y S?crates, por ejemplo).

        Por su parte, la segunda (B) se consigui? catalogar como objetivo, misi?n y acci?n esencial de la Comunidad Europea, lo que motiv? la creaci?n de un Fondo de cohesi?n de car?cter estatal (y no regional) y un Protocolo para financiar fondos estructurales, destac?ndose que el primero fue a iniciativa espa?ola y con unas condiciones de beneficencia hechas pr?cticamente a su medida (renta per c?pita inferior al 90% de la media comunitaria y con un d?ficit inferior al 3%) hasta el punto de que favoreci? la solidaridad interregional espa?ola sin perjudicar las regiones m?s avanzadas.

        b.2. Espa?a tambi?n introdujo el ?principio de suficiencia de medios? en el presupuesto comunitario.

        b.3. Espa?a consigui? defender el criterio de la unanimidad frente al de la mayor?a cualificada para decisiones fundamentales tales como los Fondos estructurales y de cohesi?n, Seguridad Social, la armonizaci?n de la fiscalidad, gesti?n del agua, ordenaci?n del territorio, medioambiente y energ?a, pol?tica Exterior y de Seguridad Com?n (PESC), Justicia e Interior, libre circulaci?n, residencia y acceso al empleo por extracomunitarios, y que en materia de salarios la Uni?n se abstuviera de legislar.

        b.4. Espa?a defendi? el reforzamiento del Parlamento Europeo, siendo buena su representatividad democr?tica proporcional (64 de 626 diputados, m?s del 10% de la poblaci?n conjunta) y copatrocin? con Alemania el Comit? de las Regiones adoptado en Maastricht.

        b.5 En PESC defendi? la globalidad de la pol?tica exterior comunitaria frente a planes a la carta.

        b.6 En Justicia e Interior introdujo la lucha contra el terrorismo como nueva competencia de la Uni?n.

        b.7. En la Uni?n Econ?mica y Monetaria Espa?a defendi? con ?xito la ampliaci?n de plazo transitorio con motivo de la crisis del Golfo y negativa de refer?ndum dan?s al Tratado y criterios de convergencia con numerus clausus para evitar arbitrariedades.

      3. Tratado de Amsterdam:

        Espa?a introdujo nuevas disposiciones en materias sociales como empleo, salud p?blica, protecci?n de derechos humanos, igualdad de g?nero, seguridad y defensa y sobre todo terrorismo, delincuencia internacional y narcotr?fico, un Estatuto permanente para regiones ultra perif?ricas como Canarias, un Protocolo de asilo, y el reforzamiento de la regla de la unanimidad en la cl?usula de cooperaci?n en el Consejo.

    2. En el Derecho derivado hay que tener en cuenta que Espa?a se adhiri? en un momento clave puesto que particip? en el Libro Blanco sobre Mercado Interior. Influy? en temas nuevos como transportes, telecomunicaciones o protecci?n de consumidores, en la aprobaci?n de la Uni?n Econ?mica Monetaria y en el establecimiento de la Uni?n Pol?tica. En cuanto a Gibraltar Espa?a lleg? a amenazar con invocar formalmente el Compromiso de Luxemburgo de 1.966, seg?n el cual es necesaria la unanimidad para las decisiones que implican ?intereses vitales? de los pa?ses miembros de la CE.

Conclusi?n:

En cuanto al impacto socioecon?mico de nuestra entrada en la Uni?n hace balance de los diez a?os resaltando que ha sido positiva porque, entre otros indicadores favorables, ello supuso un aumento de 5 puntos en la renta per c?pita respecto a la media comunitaria, creciendo en m?s de un 20% la productividad media de la econom?a espa?ola frente a un porcentaje m?nimamente inferior de la CEE, consiguiendo as? la convergencia e incluso pregunt?ndose si telef?nica, por ejemplo, ya era la primera multinacional espa?ola.

En cuanto a la influencia de Espa?a en el mundo nuestra entrada en la CE supuso el fin de nuestro aislamiento en ?l, destacando como hito de nuestra contribuci?n las relaciones exteriores, en especial con el Mediterr?neo, a trav?s de la Conferencia y Declaraci?n de Barcelona en XI.95, el liderazgo manifestado en la Declaraci?n de Madrid y a trav?s de la Agenda Transatl?ntica entre la UE y los EEUU en XII.95, o la adhesi?n de Espa?a a la uni?n Europea Occidental (UEO) en 1990 en Seguridad y Defensa.

En definitiva, Javier Elorza concluye que, con base en todos los aspectos apuntados, la pertenencia de Espa?a a la Comunidad ha sido, sin duda, el principal factor de modernizaci?n y liberalizaci?n de nuestro pa?s en la d?cada 1.986-1995, contribuyendo a un mismo tiempo a una Uni?n Europea m?s fuerte, m?s integrada, m?s equilibrada y m?s solidaria.

3. ?Una d?cada de pol?tica agraria com?n en la espa?a integrada?.

Jaime Lamo de Espinosa, catedr?tico ?Jean Monnet? de Econom?a Agraria.

  1. Es objeto de este art?culo descubrir cu?les han sido las ventajas e inconvenientes que en materia de pol?tica agraria ha supuesto para Espa?a la firma del Acta ?nica Europea durante los diez a?os siguientes.

  2. Con un ?nimo cr?tico hacia los primeros negociadores espa?oles (alude a las discrepancias entre Fernando Mor?n, el Ministro de agricultura y el comisario negociador) su art?culo lo introduce exponiendo que la euforia que nuestra incorporaci?n supuso pronto se tornar?a en decepci?n como consecuencia del cambio habido de la vieja pol?tica agraria.

  3. Si bien (gracias a los Acuerdos firmados d?cadas antes por Alberto Ullastres con la CEE) aquella incorporaci?n hab?a llevado a Espa?a a ser la segunda potencia de Occidente (despu?s de Norteam?rica), y a pesar de que, en teor?a, nuestra incorporaci?n supusiera el beneficio de una unidad de Mercado con preferencia comunitaria y solidaridad financiera, pronto se ver?a remodelada en nuestro perjuicio debido a la asimetr?a del Tratado y tendencias disgregadoras posteriores7, entre las cuales enfatiza la derivada del Libro verde de la agricultura europea por haber primado las ayudas agr?colas comunitarias sin prever maximizar las potencialidades productivas de consumos propios. Al respecto pone como ejemplo el problema del ?peaje? que se tuvo que pagar de ?la cuota l?ctea?.

  4. En concreto les reprocha a nuestros negociadores de aquellas fechas el haber cre?do que, puesto que nuestros rendimientos propios de una econom?a global agr?cola ?de secano? eran bajos, resultaba mejor primar con ayudas directas la no producci?n, con la finalidad de compensar as? la falta de ingresos directos (?El PER?) y ayudar, adem?s, a la jubilaci?n-abandono de nuestros agricultores (sin cuidar de garantizar el per?odo m?ximo o m?nimo durante el que las ayudas seguir?an todav?a vigentes).

  5. La ?pol?tica eutan?sica? de la CEE ha supuesto para Espa?a que se manifestase grosso modo en (1) el arrancamiento de vi?edos (40% anual) y manzanos, (2) sacrificio de vacuno con p?rdida de 50.000 millones de pesetas m?s el pago de su mitad correspondiente a la cuota l?ctea (no precisamente muy excedentaria en este pa?s), y (3) la reducci?n hasta un 15 % aproximado de producci?n de cosecha del cereal por la t?cnica aplicada del ?set-aside? o de barbecho obligatorio.

  6. Total: Pese al descenso global de la productividad agraria la renta en este sector creci? merced a la subvenci?n comunitaria. Si antes el agricultor espa?ol depend?a de la productividad de su mercado en 1.994 se le detectaba ya como ?un nuevo pensionista dependiente del presupuesto de la CE??, lo que le hace concluir dos cosas: (a) que la producci?n agraria espa?ola desciende sin apenas apreciarse y sin desarrollarse empresarialmente y (b) que nuestra econom?a se ha convertido en ?subvenci?n-adicta? dependiente de Bruselas, por lo que para evitar la ruina de nuestra agricultura propone medidas complementarias a la de la ayuda subvencionada. (Punto 8).

  7. En materia de comercio exterior agrario aprecia acro-econ?micamente que, en un principio, era mayor el n?mero de exportaciones realizadas que las importaciones hasta 1.987, momento progresivo de desplome de esa tendencia como consecuencia de la desdichada pol?tica de peseta fuerte, hasta remontar en 1993 como consecuencia de su devaluaci?n; si bien a partir de este momento se corre el riesgo de reducir nuestra exportaci?n s?lo a los pa?ses de la UE como consecuencia de los Acuerdos de ?sta con el GATT, tal y como ha hecho por ejemplo Francia con Espa?a al multiplicar por dos la introducci?n de sus productos (con la consiguiente p?rdida de nuestra propia cuota de mercado). As? en el sector l?cteo, cereal y pesca como los m?s destacados. Total: tampoco aqu? se aprecia que hubi?ramos defendido bien nuestros intereses y las nuevas oportunidades que se nos ofrec?an.

  8. Ante la pregunta que se hace (qu? se puede hacer ante esta situaci?n), desde luego responde que negociar conforme a nuestros intereses practicando Espa?a la ?pol?tica de su pol?tica? y no como lo ha hecho, cifrando como problemas de nuestra agricultura a solucionar los siguientes:

    1. Seguridad jur?dica y fiscal: La clarificaci?n de la incertidumbre del mercado sobre productos mediterr?neos sabiendo cu?l va a ser la duraci?n que tendr?n las subvenciones con el fin de programar adecuadamente y con seguridad las inversiones del campo, mejorando a la vez el tratamiento fiscal.

    2. La lucha contra los incendios forestales: Reforestaci?n. Al respecto tambi?n es necesario una legislaci?n por Bruselas y un aumento de ayudas.

    3. La mejora de regad?os: para conseguir ahorro de agua y aumentar en productividad, proponiendo riegos de goteo y micro-aspersores as? como un Plan Nacional de Regad?os en el que intervengan los agricultores.

    4. . Potenciaci?n de los servicios internacionales de exteriores.

    5. . Dise?o y potenciaci?n de pol?ticas de desarrollo del medio rural.

    6. Asegurar la calidad de los productos alimentarios espa?oles y fomentar su marca en funci?n de las denominaciones de origen.

    7. Facilitar fiscalmente la transmisi?n de fincas r?sticas, inter vivos o mortis causa, para evitar el abandono rural y de tierras: Aumento de explotaci?n.

    8. Igualaci?n de costes de los inputs tanto al interior como al resto de los Estados miembros.

Conclusi?n:

En definitiva, seg?n concluye, este muestrario de necesidades descritas le hace afirmar que ?las expectativas generadas en nuestro ingreso en la CE no han sido satisfechas?. Descubre que detr?s del velo de las subvenciones se oculta un campo peligroso y aceleradamente envejecido: no se debe de ser ingenuo.

4. ?Las ra?ces dom?sticas de la pol?tica europea de espa?a y la presidencia de 2002?.

Por Jacques Delors, en traducci?n realizada por Carlos Closa. ?Etudes et Recherches? n? 16. XII.01.

  1. Jacques Delors realiza en este documento un sucinto repaso hist?rico de la relaci?n de Espa?a con Europa, el se?alamiento de las variables internas y externas que han influido en la identificaci?n de la opini?n p?blica espa?ola con el proceso de construcci?n europeo y el balance de las tres presidencias espa?olas en los organismos europeos.

  2. La historia contempor?nea de la pol?tica europea espa?ola ha sido considerar Europa como un referente de identidad nacional cuyo proceso se ha caracterizado por un progresivo extra?amiento derivado de tres factores hist?rico-culturales: la Reconquista, su mentalidad no capitalista consiguiente y la empresa americana.

  3. Tras el decadente per?odo espa?ol entre los S.XVII-XIX , despu?s del debate intelectual entre afrancesados y tradicionalistas, y, sobre todo, fruto de un proceso irreversible por los imperativos econ?micos y no aislacionistas que dieron fin a la autarqu?a de la primera etapa del anterior r?gimen, se afirma que ?s?lo con la instauraci?n de la democracia Espa?a vuelve a mirar al viejo continente como la ansiosa soluci?n de sus problemas?. Esto es as? por identificarse con los valores de respeto por los derechos humanos, estado de derecho y democracia representativa, esto es, libertad, igualdad, pluralismo, justicia y democracia, extremo que con el tiempo derivar? hacia una visi?n europe?sta m?s pragm?tica que rom?ntica.

  4. Nuestra adhesi?n a la UE fue as? un discurso de democratizaci?n del pa?s como valor legitimador en s? mismo; as? el proceso de identificaci?n fue de car?cter simbi?tico: seg?n el Eurobar?metro de 1.996 el 70% de los entrevistados se sienten con una identidad dual espa?ola y europea, lo que supone una asociaci?n positiva, y, salvando los famosos conflictos de la ??? o el de ?los toros?, no imaginada en t?rminos de amenaza. Con cuadros estad?sticos demuestra que ese sentimiento alcanz? su cenit entre 1984-91 y descendi? hasta 1.997, para despu?s recuperar el tono hasta puntos algo incluso superiores al primero entre1999-01. Ello demuestra que la valoraci?n utilitarista se ha ido consolidando por entender que, sobre todo, la cohesi?n econ?mico y social es condici?n de la legitimidad de la UE, siendo causa del baj?n de popularidad de principios de los noventa la crisis econ?mica y pol?tica generalizada (manifestada por las negociaciones pesqueras con Marruecos, el conflicto del flet?n, la guerra del Golfo, la multas de la cuota l?ctea, el arrancamiento de vi?edos y el rechazo al Tratado de Maastricht por Dinamarca y Francia).

  5. Como compensaci?n la opini?n p?blica espa?ola entend?a que Europa es el referente de ?est?ndar? de bienestar. En la pr?ctica lo percibe a trav?s del hecho de que haya conseguido aumentar la renta per c?pita en catorce puntos desde 1.986 al 2001, por lo que se ha mostrado partidaria de la ampliaci?n por encima de la media comunitaria y a pesar de la ausencia de debate p?blico sobre el futuro de la UE y de la identidad multinivel (y heterog?nea) de la poblaci?n seg?n regiones.

  6. Con la pretensi?n de dibujar el contexto de la tercera Presidencia espa?ola en la UE (2002) Jacques Delors analiza mediante dos instrumentos, el contenido de la Agenda propuesta as? como de los objetivos propuestos en los dos precedentes de Presidencia anteriores y la actual, cu?l es la incidencia de los aspectos dom?sticos en pol?tica europea espa?ola con el fin de entender la concepci?n subyacente del proceso de integraci?n europea, concluyendo que dados los nuevos acontecimientos internacionales (11-S) sus prioridades ?con vientos a favor? son la lucha antiterrorista y el desarrollo del tercer pilar.

  7. De la primera Presidencia en 1.989, esto es, todav?a con mayor?a absoluta del PSOE, aprecia que se tom? como una oportunidad de mejorar la imagen gubernamental hasta adquirir la categor?a de un reto de modernizaci?n democr?tica, buscando as? el cr?dito de la dignidad y el prestigio a trav?s de lo que Fern?ndez Ord??ez vino en denominar ?Presidencia de gesti?n?, esto es, sin lanzar nuevas iniciativas; de forma que siendo su prioridad Latinoam?rica y el Mediterr?neo puede decirse que, sin embargo, los resultados fueron desiguales y, salvo en las perspectivas electorales favorables del PSOE, puede decirse que fueron frustrantes en las ?reas de hecho transcendentes.

  8. Con respecto a la segunda Presidencia en 1.995 la cintura electoral del partido en el poder (PSOE) ya era m?s estrecha, por lo que para los socialistas se convirti? en una tabla de salvamento de su debilidad interna. Ello se tradujo en una l?nea continuista pero con un talante ya m?s nacionalista (para algunos ?espa?olista?) que no impedir?a como principal prioridad el conseguimiento de la Conferencia Euro mediterr?nea, la cual fue un ?xito.

  9. Por ?ltimo, en el 2002 la Presidencia internamente se afronta sin apenas erosi?n electoral del PP, por lo que supone una oportunidad de Aznar para ganar prestigio internacional bast?ndole para ello con seguir una l?nea continuista; mientras, desde el punto de vista exterior en la agenda influyen quiz?s en su contra las elecciones celebradas en Alemania y Francia, y a favor de sus prioridades, como hemos dicho, el 11.S.

  10. Los grandes temas a impulsar est?n siendo la puesta en circulaci?n del euro, la ampliaci?n y la preparaci?n de la Conferencia Intergubernamental del 2004.

Conclusi?n:

Para finalizar cabe resaltar que la conclusi?n de Jackes Delors es que ?parad?jicamente, el proceso de integraci?n europea muestra una vez m?s c?mo incluso aquellos actores pol?ticos con mayores recelos pueden ser atra?dos por ella gracias a que representa una soluci?n a sus problemas nacionales, algo que el caso de Espa?a sistem?ticamente ha demostrado?.

5. ?La pol?tica europea de espa?a 2001-2001?.

Esther Barb?, Observatori de Pol?tica Exterior Europea, Working paper 23, junio 2002. Htp://selene.uab.es/_cs_iuee/catala/obs/m_working. Html

  1. En este art?culo la autora analiza la pol?tica europea espa?ola en el corto per?odo que va desde el Consejo Europeo de Estocolmo (marzo del 2001) hasta la Conferencia Euro Mediterr?nea de Ministros de Asuntos Exteriores en Valencia, abril del a?o siguiente, a?o que lo califica de continuidad y convergencia: (1) De continuidad porque la presidencia espa?ola ha pretendido desarrollar la pol?tica de alianzas del gobierno Aznar, los programas de Lisboa y Tampere, y reforzar las relaciones con EEUU, si bien ha introducido con fuerza en la Agenda el problema de la inmigraci?n en un contexto europeo favorable as? como ganar terreno en el reconocimiento de status de grande y de ser pa?s beneficiario de fondos regionales. (2) Y de convergencia porque el 11-S ha acercado la agenda mundial a la tradicional agenda espa?ola minoritaria en la UE, la lucha del terrorismo, siendo objetivo anticipado conseguida la euro-orden.

  2. Su programa giraba en torno a (a) la lucha contra el terrorismo, (b) la puesta en circulaci?n del euro, (c) impulsar con Tony Blair el proceso de Lisboa consistente en el empleo estable y la liberalizaci?n econ?mico-energ?tica frente a la resistencia o ?freno? (aqu? no motor) franco-alem?n de Schr?der y Jospin/Chirac, (d) la ampliaci?n de la Uni?n, (e) reforzar las relaciones exteriores, (f) y el debate sobre el futuro de Europa, se?al?ndose como prioridades por Aznar el problema del terrorismo, donde como consecuencia del 11-S se consigui? la euroorden, el Eurojust y un acuerdo pol?tico sobre una definici?n com?n de terrorismo por parte de los Quince, aumentar la prosperidad econ?mica en la zona (programa de Lisboa) y sentar las bases de la ampliaci?n; en definitiva, el desarrollo de los programas de Lisboa y Tampere y castigar a los pa?ses de origen de inmigrantes ilegales (Consejo Europeo de Sevilla).

  3. En el balance de resultados se aprecia que se impuso el calendario franc?s de liberalizar para el 2004 -y no antes- el suministro de energ?a el?ctrica s?lo para empresas, mantener el objetivo de pleno empleo para el 2010 y la aprobaci?n del proyecto Galileo (de navegaci?n por sat?lite competidor del GPS norteamericano), la introducci?n de la tarjeta sanitaria europea, y, sobre todo, se avanz? en dos temas clave para Espa?a: el energ?tico y Gibraltar.

  4. Por su parte, en el terreno de nuevas iniciativas en materia de terrorismo constan la creaci?n de equipos conjuntos de investigaci?n, incorporarlo al segundo pilar (PESD) vincul?ndolo con las misiones Petersberg, y el inicio de negociaciones con los EEUU ? donde hay la pena capital y Tribunales Militares- sobre un acuerdo de extradici?n.

  5. En cuanto al tema de la ampliaci?n Espa?a ha chocado (blouckgrand) con Alemania porque se pretendi? que con ella se reconociera un perjuicio de ?efecto estad?stico? en las subvenciones a favor de Espa?a, problema presupuestario de choque junto con la moratoria de siete a?os propuesta por Alemania en relaci?n con la libre circulaci?n de trabajadores de los nuevos pa?ses candidatos. En el Consejo Europeo de Gotemburgo (Junio 2001) se consigui? que de aquel efecto se tomara nota para estudiarlo en un futuro por la Comisi?n y, por tanto, que la ampliaci?n se retrasase en el calendario inicialmente previsto.

Conclusi?n:

Por ?ltimo, con ocasi?n de la entrega de un premio en octubre del 2001 Aznar clarific? su postura sobre el debate del futuro de Europa aline?ndose junto con Par?s y Londres en dar mayor protagonismo a ?los Grandes? en el Consejo Europeo bajo el lema ?M?s Europa en el Mundo? as? como incentivar el desarrollo de las ?reas de Interior y Justicia y Seguridad y Defensa, la necesidad de aumentar el presupuesto comunitario, la constitucionalizaci?n progresiva de Tratados, el mantenimiento del equilibrio institucional y del acervo comunitario, y la constitucionalizaci?n de la ?Carta de derechos fundamentales? y de una ?Carta de parlamentos nacionales?.

6. ?La europeizaci?n de la pol?tica exterior espa?ola?.

Jos? I. Torreblanca.

  1. La pregunta sobre la que gira este escrito consiste en responder si nuestra adhesi?n a las comunidades y durante el per?odo de diez a?os siguientes se ha apreciado que Espa?a haya realizado una pol?tica europea propia o m?s bien derivada de las necesidades de la comunidad a la que pertenece.

  2. El autor diferencia as? dos procesos como son (1) el de convergencia y de reducci?n a la media europea o (2) el de transferencia de pol?ticas a la Uni?n, significando que en torno a las primeras se encuadran aquellas materias menos exclusivamente bilaterales, esto es, m?s resultantes de nuestra participaci?n en las instituciones europeas, mientras que en las segundas se ha pretendido que las cuestiones sensibles para Espa?a (como Marruecos o Latinoam?rica, bien por razones de seguridad, bien por razones de prestigio) se haya instrumentalizado a la Uni?n para conseguir sus necesidades en materia de pol?tica exterior. En este proceso intervendr?n adem?s como factores a tener en cuenta los distintos cambios de gobierno, esto es, sus diferentes visiones para con Europa, y los diferentes contextos internacionales que hayan podido modificarse.

  3. (Aunque hoy no sabemos si podemos decir lo mismo) Espa?a no ha sido para Europa, seg?n el autor, un enfant terrible como Grecia, sino que un?nimemente se reconoce que ha virado su pol?tica exterior con arreglo a los intereses de la Uni?n -tal y como lo demuestran, entre otros, hechos incontestables tales como la ratificaci?n de su permanencia en la OTAN, el ingreso en la Comunidad Europea, el establecimiento de relaciones diplom?ticas con Israel, la participaci?n en el conflicto del Golfo y en operaciones de paz, la pol?tica seguida sobre sistema monetario, comercio y seguridad ? hasta seguir una evoluci?n donde se ha acomodado nuestra pol?tica exterior a la de nuestros socios en la Uni?n en zonas como Oriente Medio, el conflicto de Yugoslavia, Sud?frica, Asia, etc., no as?, tal como dijimos, respecto a Marruecos o Latinoam?rica, cuestiones ambas que por ser importadas a la Uni?n se pretende por Espa?a que la transferencia de estos problemas bien diluya contenciosos bilaterales (la pesca, el comercio agr?cola, el Sahara, Ceuta y Melilla), bien se pueda realzar su papel de interlocutor internacional respectivamente, o incluso que se evite distraer la atenci?n de los recursos de la Uni?n a los pa?ses del Este en perjuicio de la ribera mediterr?nea.

  4. Asimismo, el autor pone ?nfasis en diferenciar ?europeificaci?n? de ?europeizaci?n?. Personalmente creo que ?hay algo de mas?n?:

  5. Se?ala que el primero no tiene connotaciones de integraci?n con la Uni?n Europea sino que juega de forma abstracta y no vinculado al proceso de cooperaci?n intergubernamental o supranacional en materia de pol?tica exterior, siendo as? sus instrumentos el acervo jur?dico de la CPE y de la PESC, el marco institucional de la pol?tica exterior y el papel que representa el propio contexto internacional. Base de su ?xito es la confidencialidad de la diplomacia en una materia tradicionalmente ajena a la influencia de la opini?n p?blica y su car?cter relativamente no estatalista por ignorar la competitividad de posiciones de partidos nacionales, todo lo cual ha permitido el voto al un?sono de los Estados miembros de la Uni?n en las Naciones Unidas, esto es, el conseguimiento de m?s de un m?nimo com?n denominador de las pol?ticas exteriores de los Estados miembros a trav?s de h?bitos y pr?cticas institucionales com?nmente aceptadas y debidamente catalogadas en compendios de referencias (coutumiers) que, con el tiempo, primero se solidifican en normas de rango cuasi legal (soft-law)8 y despu?s pueden llegar a constitucionalizarse (Acta ?nica Europea de 1.986 o Tratado de Maastricht).

  6. Por su parte, la europeizaci?n de la pol?tica nacional es un proceso de identificaci?n de los intereses y concepciones de la Uni?n respecto de otras potencias en el mundo, lo cual no significa convergencia de identidades sino coexistencia de las muy diversas hasta el punto de que en Espa?a se ligue el proceso de construcci?n europea al ?xito de la transici?n democr?tica y modernizaci?n socioecon?mica, que en Francia se ligara a la preservaci?n de un modelo de civilizaci?n resultante de la II guerra mundial y sin detrimento de su tono tradicionalmente nacionalista, o que en Alemania su caracter?stico ?patriotismo constitucional? se adaptara al marco europeo renunciando a una pol?tica exterior independiente.

  7. En este proceso de europeizaci?n la pol?tica europea del PP con respecto a la del PSOE fue m?s ambigua, cuesti?n que seg?n el autor no es atribuida a la falta de experiencia ni a la confusi?n o falta de ideas, sino a una diferente concepci?n de Europa que para el PP no comienza en 1986 sino ya antes con el Plan de estabilizaci?n de liberalizaci?n de la econom?a y el Acuerdo comercial de 1970 con la CEE. En resumen, si por un lado hay un proyecto socialdem?crata en el que Europa es el marco de su realizaci?n expresado en el Estado del Bienestar, social y solidario, el PP convive con dos modelos de Europa: el liberal-centrista que enfatiza su componente econ?mico, y otro conservador minoritario que se asienta en la tradici?n nacionalista, tanto en econ?mico como en lo pol?tico.

Conclusi?n:

De esta manera el PP ha practicado en el Gobierno una pol?tica europea m?s centrada en la defensa de los intereses espec?ficos de Espa?a, donde predominan los econ?micos frente a los pol?ticos y, en general, dominada por la sustituci?n del europe?smo a ultranza por otra l?nea m?s pragm?tica, distante y utilitarista.

Dicho de otra forma, el Gobierno del PP no ha necesitado de Europa ni para reducir la inflaci?n ni para utilizarla como coartada de su pol?tica macroecon?mica, y ello al un?sono de la evoluci?n de la opini?n p?blica espa?ola hacia una ?segunda normalizaci?n de la pol?tica exterior europea de Espa?a?9 como consecuencia del l?gico cansancio del ?boom? que supuso la integraci?n y del desaf?o que supone su ampliaci?n.

7. ?Espa?a en la uni?n europea: etapas y efectos de la integraci?n?.

Garc?a Delgado, J.L. Espa?a, econom?a: ante el S.XXI. Madrid, Espa?a, 1.999.

  1. Tal como indica su t?tulo son objeto de estudio por este autor las distintas etapas del proceso de integraci?n de Espa?a a la Uni?n y sus efectos no s?lo econ?micos, destacando como hitos beneficiosos tanto la firma del Tratado de adhesi?n en 1.985, nuestra entrada en la CEE un a?o m?s tarde, la firma del Tratado de Maastricht en 1.992 y ya antes la incorporaci?n de la peseta al mecanismo de cambios del sistema monetario europeo desde 1.989, teniendo presente que Espa?a se incorpor? en un momento donde de la simple Uni?n Aduanera se pas? al Mercado ?nico, actualmente potenciado con la adopci?n del euro como moneda desde 1.999.

  2. Es opini?n com?n de la mayor?a de analistas que, pese al Acuerdo Preferencial de Comercio de 1970 y la solicitud de nuestra entrada desde las primeras elecciones democr?ticas (y posteriores y arduas negociaciones), no es su segundo paso; es decir, es con nuestra adhesi?n a la CEE en 1.985 y, por tanto, a la Uni?n Aduanera, cuando se inicia realmente el proceso de integraci?n de nuestro pa?s a una Europa comunitaria que, desde 1.979, empezaba a superar su transitoria crisis econ?mica de los setenta. Ello fue debido a la creaci?n de un sistema monetario europeo cuya implantaci?n acab? en 1.983 con la Declaraci?n solemne de Stuttgart, el Libro de Mercado interior de 1.985 y, por ?ltimo, el Acta ?nica en 1.986. Su construcci?n en ese momento ya como Mercado ?nico coincid?a adem?s con la desaparici?n de toda barrera arancelaria de personas, mercanc?as y capitales tambi?n por Espa?a hasta 1993. La desaparici?n de puestos fronterizos a efectos fiscales, de la distinta normativa y de las restricciones de compras al sector p?blico eran las nuevas se?as de identidad de ese ?nico mercado. Todo ello, en tan corto espacio de tiempo, supuso un reto para la competitividad de nuestras empresas como nuevo hecho econ?mico de enorme relevancia.

  3. El segundo paso fue que Espa?a estrechara lazos con econom?as fuertes como la alemana para evitar con su buena reputaci?n disparar la tasa de inflaci?n, con lo que en 1.989 Espa?a incorpor? su peseta al mecanismo de cambios del sistema monetario europeo con referencia al ecus, sistema que a principios de los 90 estaba en crisis por la negativa refrendada danesa a Maastricht y la divisi?n del voto franc?s.

  4. Con Maastricht ya se habla as? de Uni?n Europea propiamente dicha, de forma que, superado con ?xito el trauma espa?ol de la dif?cil convergencia de su moneda con la del euro, fue en 1998 cuando Espa?a fue aceptada tambi?n como pa?s part?cipe de una moneda ?nica cuyo valor en 1.999 se estipul? en 166,386 pesetas y la desaparici?n de ?stas.

  5. Los efectos de la integraci?n econ?mica: Vistas las anteriores etapas el efecto de una econom?a madura como la espa?ola (desde 1.970) fue la beneficiosa apertura comercial al exterior.

  6. Esto permiti? al consumidor su aumento de renta real al encontrar en el mercado m?s mercanc?as y m?s baratas, con la consiguiente especializaci?n de la producci?n, de su importaci?n y exportaci?n seg?n productos.

  7. Si bien a corto plazo ello puede crear paro y desequilibrio comercial, ?ste se compensa a largo plazo con la entrada adem?s de nuevos capitales y porque las estructuras econ?micas de los pa?ses de la Uni?n son similares, dato que seg?n el autor se ha demostrado como fundamental tambi?n para Espa?a mediante el efecto neto de la creaci?n de comercio -(sobre todo en manufacturas) generador de aumento de bienestar-, la reasignaci?n de recursos a producciones m?s competitivas, la escasa desviaci?n comercial a otros pa?ses y ?reas (apreciada m?s visiblemente en la agricultura, no en manufacturas) y la importante salpicadura de la ayuda de capital extranjero.

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