Irene Ruiz de Valbuena.- Los inicios no son fáciles. Cuando un emprendedor pone en marcha su negocio la escasez de recursos económicos suele ser una situación común, y el sector de la abogacía no es una excepción. Por ello, es necesario al constituir un despacho nuevo elaborar un presupuesto en el que se tengan claras las prioridades de inversión.
Para Alberto Cabello, presidente de la Agrupación Jóvenes Abogados de Madrid (AJA) del ICAM, la clave está en reducir al mínimo los gastos fijos al principio y aumentar las inversiones una vez que se esté en una posición más estable y de crecimiento. Por ello, Cabello recomienda en un principio “no tener grandes inversiones en bienes inmovilizados como pueden ser el alquiler un local o grandes equipos de trabajo”.
En este sentido, hacer uso de los espacios de coworking se presenta como una opción muy atractiva para los nuevos despachos, ya que además de resultar más económica que el alquiler de unas oficinas, permite a los usuarios no sólo la posibilidad de relacionarse con otros compañeros de profesión, sino también, de poder ir adecuando a sus necesidades tanto el tamaño del espacio como el tiempo que dedican a sus actividades dentro de él. De tal manera, que el espacio de trabajo como el número de horas de uso irá de la mano de la evolución del negocio, hasta que éste llegue a un nivel de madurez en el que sea necesario y asumible alquilar unas oficinas propias.
Del mismo modo, contar con un presupuesto limitado no tiene por qué implicar tener que renunciar al rigor y la eficiencia en el ejercicio de la abogacía y para ello, hay ciertos gastos que son imprescindibles. Un ejemplo de ello es disponer de una completa y actualizada base de datos de legislación y jurisprudencia, lo cual en la actualidad no requiere un gran desembolso.
Orden de prioridades
La evolución del negocio del despacho debe marcar el orden de nuestras inversiones. La captación de clientes es el primer objetivo de cualquier bufete de nueva creación, por tanto, a corto plazo nuestro presupuesto debe estar orientado a la consecución de este propósito. Además de aprovechar todas las herramientas que ofrece Internet para dar a conocer el despacho, conviene estar presente en directorios o plataformas de captación de clientes.
Una vez que el despacho logra este objetivo, es hora de destinar gran parte del presupuesto a realizar la actividad del despacho de forma más eficiente y rápida. Para ello, conviene invertir en material de oficina, bases de datos, soluciones digitales, un CRM (sistema de gestión de relación con el cliente, en sus siglas en inglés) para favorecer la relación y comunicación con los clientes, e incluso, en programas que usen inteligencia artificial. En definitiva, invertir en todas aquellas herramientas que faciliten la labor del abogado.
Por último, a largo plazo, el propósito del despacho será su crecimiento. En este punto, el bufete ya tiene claro cuál es el segmento de clientes al que se dirige, y en consecuencia tiene que plantearse invertir en promocionar su imagen, por ejemplo, participando en los foros o congresos que le permitan entrar en contacto con sus clientes potenciales.
Inversión en digitalización
Por otro lado, es indispensable desde un principio reservar parte del presupuesto para soluciones digitales que faciliten el trabajo del abogado y le supongan un ahorro de tiempo como, por ejemplo, las bases de datos, los formularios o los Smart contracts. Asimismo, Cabello aconseja digitalizar todos aquellos procesos sencillos o que sean de carácter administrativo y con escaso valor añadido, como la facturación, la realización de hojas de encargo, pequeños contratos o convenios sencillos, para ser más ágiles y eficientes.
Sin embargo, como apunta Cabello no toda la inversión en digitalización del despacho es económica, también es necesario hacer una fuerte inversión de tiempo. Y es que hay muchas herramientas tecnológicas que, si bien son gratuitas o de bajo coste, sí exigen que se les dedique un buen número de horas. Es el caso de todas aquellas posibilidades que ofrece Internet para que el bufete o cualquier abogado tenga presencia digital. “Solamente en Madrid somos 78.000 abogados colegiados, los mismos que en toda Francia o 4 veces los que hay en Holanda, así que hay que diferenciarse, y la manera de hacerlo es digitalizarse, estar presente en Internet teniendo al menos una web o un blog, manteniendo un perfil activo en redes sociales y en los foros con información jurídica” recomienda Cabello.
Posibilidad de externalizar servicios
Otro de los mecanismos que pueden contribuir a un ahorro en los gastos fijos, es la externalización de servicios. “Lo ideal es externalizar todo lo que no sepamos hacer porque nosotros somos juristas, y nos dedicamos al mundo de la abogacía” señala Cabello. Es cierto que en los inicios lo más seguro es que no se tenga la suficiente capacidad económica como para poder externalizarlo todo, e incluso que la realización de esas tareas no sea tan compleja como para necesitar que sean realizadas por personal externo. Sin embargo, una vez que el negocio del despacho crezca y que servicios como marketing - especialmente el posicionamiento digital -, fiscalidad, contabilidad o algún cualquier servicio de tipo administrativo resulten más pesadas y complicadas y su externalización sea una opción atractiva. Entre otros motivos, porque contratar en la plantilla del despacho a profesionales para estas funciones, supone un coste fijo difícil de soportar.
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