Sumario

El Presidente de la Comunidad Aut�noma de La Rioja

Sepan todos los ciudadanos que el Parlamento de La Rioja ha aprobado, y yo, en nombre de su Majestad el Rey y de acuerdo con lo que establece la Constituci�n y el Estatuto de Autonom�a, promulgo la siguiente Ley:

Exposici�n de motivos

I

Hoy en d�a hablamos del turismo con tal familiaridad que parece que es un h�bito inherente a la condici�n humana, desarrollado durante siglos sin m�s diferencias que las modas en los destinos. Sin embargo, el turismo, tal y como ahora lo entendemos, es un fen�meno relativamente reciente. El mismo vocablo, que proviene del ingl�s tourism, no comenz� a utilizarse hasta principios del siglo XIX, y lo hizo para designar la afici�n a viajar, siendo el turista un sin�nimo de viajero. Fue Stendhal el que populariz� el uso de la palabra, en 1838, con su obra 'M�moires d'un touriste'. En aquel entonces, la enciclopedia Larousse defin�a al turista como �la persona que viaja por curiosidad y ocio�, definici�n que hoy debe ampliarse al englobar tambi�n a quienes viajan por otras motivaciones. As�, la Organizaci�n Mundial del Turismo lo define como �las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un per�odo de tiempo consecutivo inferior a un a�o, con fines de ocio, por negocios y otros motivos�.

Las causas que dieron origen al turismo fueron diversas. Las primeras pr�cticas tur�sticas estaban acotadas por las clases m�s acomodadas, y los motivos eran culturales o de salud, en este caso debido a los efectos beneficiosos que para �sta causaban las estancias en el campo, en el mar o en los balnearios.

La ampliaci�n social de dichas pr�cticas se origin� con la progresiva consecuci�n de derechos laborales, como el derecho al descanso y a las vacaciones (derecho al ocio) y con los avances t�cnicos en el transporte y el consiguiente desarrollo de las comunicaciones, hasta el punto de que se requiri� una nueva forma de organizaci�n temporal de las actividades humanas, en las que se alternara el tiempo dedicado al trabajo o a las actividades escolares con el dedicado al descanso.

Desde entonces hasta nuestros d�as el auge del turismo ha ido paralelo a la generalizaci�n de las mejoras en las condiciones econ�micas y sociales de la poblaci�n, hasta el punto de que hoy en d�a millones de personas son turistas en una o varias �pocas del a�o, pudiendo hablarse, sin ninguna reticencia, de un aut�ntico fen�meno de masas.

Espa�a es un claro exponente de la importancia del turismo, fuente de nuestro desarrollo, por cuanto somos el tercer pa�s del mundo con mayor recepci�n de turistas extranjeros. As�, seg�n los datos publicados por la Organizaci�n Mundial de Turismo, Espa�a ha recibido en el a�o 2000 48,5 millones de turistas, ocupando el tercer lugar tras Estados Unidos y Francia. Los ingresos obtenidos por turismo representan aproximadamente el 11% del PIB, siendo desde el punto de vista econ�mico el sector m�s importante.

En la Uni�n Europea, el turismo representa una media del 5,5% del PIB de los pa�ses miembros y da empleo a unos 9 millones de personas, lo que representa el 6% del total de puestos de trabajo que existen en los pa�ses comunitarios, siendo el sector que registra un mayor crecimiento.

Pero adem�s de su trascendencia econ�mica, el fen�meno tur�stico tiene una enorme incidencia en otros �mbitos (social, pol�tico, jur�dico, cultural, comercial, medioambiental...), afectando de diferente manera seg�n sea la posici�n de los sujetos ante dicho fen�meno, bien como usuario bien como prestador de servicios tur�sticos, de ah� que sean tambi�n m�ltiples y muy diferentes los enfoques desde los que puede ser objeto de estudio y regulaci�n. Por esta raz�n, esta ley regula aspectos generales del sector tur�stico y de la actividad tur�stica y posibilita que se concreten actuaciones sectoriales a trav�s de los correspondientes reglamentos de desarrollo.

II

Es evidente que el Derecho, en concreto el Derecho espa�ol, no pod�a ser ajeno a esta realidad y ya en 1905 naci� la primera norma jur�dica tur�stica, el Real Decreto por el que se cre� una comisi�n para fomentar las excursiones art�sticas y de recreo del p�blico extranjero. El desarrollo normativo fue avanzando a medida que lo hac�a el siglo, hasta llegar a su m�ximo cenit en la d�cada de los a�os sesenta, en paralelo a los planes de desarrollo.

La nueva vertebraci�n territorial emanada con la Constituci�n espa�ola de 1978 ha supuesto un cambio sustancial al atribuir a las Comunidades Aut�nomas la posibilidad de asumir la competencia exclusiva en materia de turismo, posibilidad que se ha hecho efectiva a trav�s de sus respectivos Estatutos, hasta el punto de que la mayor�a de ellas tienen su propia Ley de Turismo y normas reglamentarias de desarrollo que han dejado sin aplicaci�n, en su �mbito respectivo, las normas estatales, las cuales siguen teniendo un valor supletorio a pesar de su obsolescencia.

El Derecho comunitario tambi�n ha tenido una clara evoluci�n pasando del silencio del Tratado de Roma de 1957, que ni siquiera lo nombr� dentro del sector terciario, a hacer referencias al mismo en los Tratados de Mastricht y de Amsterdam, sin duda como consecuencia de la adhesi�n de Grecia, Espa�a y Portugal, potencias tur�sticas de primer orden.

Hoy en d�a, la Uni�n Europea es consciente de que el fomento del turismo puede contribuir a la realizaci�n de los objetivos de la Comunidad y, especialmente, al crecimiento y al empleo, al fortalecimiento de la cohesi�n econ�mica y social y al fomento de la identidad europea. Sin embargo, la actividad de las instituciones comunitarias a favor del turismo es escasa, faltando una pol�tica comunitaria a largo plazo en esta materia, siendo tambi�n escasas las normas de obligado cumplimiento publicadas.

Por otro lado, la Ley ha tenido en cuenta las Recomendaciones que en 1995 dio la Comisi�n de la Organizaci�n Mundial de Turismo, para la elaboraci�n de una norma b�sica de turismo, as� como el C�digo �tico Mundial para el Turismo, adoptado por la Asamblea General de la OMTen Santiago de Chile en octubre de 1999.

El Estatuto de Autonom�a de La Rioja, aprobado por Ley Org�nica 3/1982, de 9 de junio, en su redacci�n dada por las Leyes Org�nicas 3/1994, de 24 de marzo y 2/1999, de 7 de enero, dispone en su art�culo 8.1.9 que corresponde a la Comunidad Aut�noma de La Rioja la competencia exclusiva en materia de promoci�n y ordenaci�n del turismo en su �mbito territorial.

Posteriormente, mediante Real Decreto 2772/1983, de 1 de septiembre, se aprob� el traspaso a la Comunidad Aut�noma de La Rioja de las funciones y servicios del Estado en materia de turismo, sin otras limitaciones que las facultades reservadas al Estado en la Constituci�n.

En ejercicio de esta competencia se aprobaron diferentes disposiciones normativas reguladoras de diversos aspectos espec�ficos de la actividad tur�stica, pero s�lo una de ellas tuvo rango legal: la Ley 5/1990, de 29 de junio, de Inspecci�n, Infracciones y Sanciones en materia de Turismo.

El marco normativo existente est� configurado por una legislaci�n tur�stica abundante y dispersa que, en ocasiones, no se corresponde con las nuevas realidades del hecho tur�stico y que limita las posibilidades de diversificaci�n y diferenciaci�n de nuestra oferta tur�stica en un mercado cada vez m�s competitivo y exigente.

Esta dispersi�n normativa del sector tur�stico en La Rioja requiere una Ley que, de un modo general y sistem�tico, aborde la ordenaci�n, promoci�n y planificaci�n del sector, as� como la regulaci�n de los instrumentos de inspecci�n y sanci�n, dando cobertura legal a futuras y necesarias disposiciones reglamentarias.

Esta Ley debe perseguir unos objetivos b�sicos, adem�s de la propia ordenaci�n del sector: la promoci�n de un turismo de calidad; la utilizaci�n de planes y la aplicaci�n del principio de desarrollo sostenible, la preservaci�n y mejora del patrimonio hist�rico y cultural, as� como la superaci�n de los desequilibrios econ�micos y sociales.

Respecto a la calidad en la prestaci�n de servicios tur�sticos, son numerosas las perspectivas desde las que puede contemplarse (del cliente, seg�n el tipo de servicio, t�cnica, estad�stica, econ�mica...), y tambi�n numerosos los sistemas y acciones para garantizarla y certificarla, seg�n la variedad del producto ofertado y de los objetivos perseguidos (Planes de Excelencia, Sistemas de Calidad de hoteles, �camping� o restaurantes, Clubes de Calidad, etc.). Pues bien, esta Ley exige la adopci�n, tras el necesario estudio y planificaci�n, de medidas y sistemas para garantizar la calidad de los servicios tur�sticos en su acepci�n m�s amplia, dado que pr�cticamente todos los servicios de una comunidad inciden en mayor o menor medida en el turismo, independientemente de que los miembros de esa comunidad sean los beneficiarios habituales de esos servicios. Y en este sentido es importante que el personal empleado en el sector tenga el nivel de formaci�n y profesionalidad adecuado, corrigiendo el intrusismo en aquellas profesiones cuyo ejercicio requiere de titulaci�n acad�mica o autorizaci�n administrativa, y la temporalidad de los empleos, derivado del hecho de que son concebidos, en muchos casos, como situaciones transitorias y previas a la consecuci�n de un empleo en otro sector de actividad.

�ntimamente conectado con la calidad se encuentra el desarrollo sostenible hasta el punto de que no se entiende el primero sin el segundo, de forma que hoy en d�a todo el mundo es consciente de que la explotaci�n de cualquier recurso o la prestaci�n de cualquier servicio debe hacerse evitando el deterioro medioambiental y de las condiciones de vida tanto actuales como futuras, asociando tecnolog�a, naturaleza y humanidad.

Por otra parte, la utilizaci�n de planes de car�cter t�cnico y econ�mico previos a la adopci�n de medidas, principalmente de fomento, obedece a la necesidad de racionalizar los recursos, en gran parte p�blicos, que se destinan a esos cometidos, seleccionando y priorizando actuaciones. La planificaci�n partir� de un Plan General de Turismo de La Rioja y deber� tener el contenido a que se refiere el art�culo 25 del texto legal, pudiendo ser desarrollado por los planes parciales y programas que se consideren necesarios.

En definitiva, el turismo puede y debe contribuir positivamente en La Rioja a conciliar protecci�n ambiental, respeto y conservaci�n del patrimonio hist�rico, art�stico y cultural, desarrollo econ�mico y creaci�n de empleo y riqueza, siendo esta Ley el instrumento jur�dico previo y necesario para conseguirlo.

III

La presente Ley se estructura en cinco T�tulos y consta de 53 art�culos, tres disposiciones transitorias, una adicional, una derogatoria y dos finales.

El T�tulo I recoge algunos de los conceptos y definiciones b�sicas que han sido establecidas por la Organizaci�n Mundial del Turismo en el �mbito internacional, as� como la delimitaci�n de competencias, el �mbito de aplicaci�n y los objetivos de la Ley.

El T�tulo II determina los derechos y obligaciones que corresponden a los usuarios y proveedores de servicios tur�sticos.

El T�tulo III se dedica a la ordenaci�n de la oferta tur�stica, relacionando el marco general de la concesi�n, revocaci�n y registro de las autorizaciones y licencias para ejercer la actividad tur�stica en el �mbito de la Comunidad Aut�noma de La Rioja, y se establecen las definiciones y requisitos b�sicos de cada una de las empresas, actividades y profesiones que se autoricen.

El T�tulo IV recoge las principales innovaciones de la Ley, regulando la planificaci�n del desarrollo tur�stico en nuestra regi�n, a trav�s del Plan General de Turismo de La Rioja; las acciones y herramientas de promoci�n y fomento de esta actividad econ�mica y proponiendo la existencia de una sociedad mercantil de desarrollo tur�stico.

Por �ltimo, el T�tulo V regula la inspecci�n y el r�gimen sancionador, tipificando las infracciones y sanciones que corresponden en cada caso.