Ley de 16 de diciembre de 1954, sobre Hipoteca Mobiliaria y prenda sin desplazamiento de la posesi髇

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Sumario

Exposici髇 de Motivos

La presente Ley regula una norma de la garant韆 real que cuenta con importantes precedentes en nuestro Derecho y en el de otros pa韘es; pero al hacerlo no se sujeta estrictamente a los patrones cl醩icos y a tales precedentes, antes se desv韆 muchas veces de ellos, de manera que bien puede afirmarse entra馻 una trascendente y ponderada novedad legislativa. Esta novedad se refleja en la configuraci髇 t閏nica aceptada para la hipoteca mobiliaria y para la prenda sin desplazamiento de posesi髇, en los bienes que se sujetan a la garant韆, en la extensi髇 dada a 閟ta en algunos casos, en la regulaci髇 formal y registral de la nueva figura jur韉ica -que lleva a la creaci髇 de un Registro p鷅lico para estos grav醡enes-, en el desenvolvimiento del derecho real durante su existencia antes de llegar el momento de su ejecuci髇, en su repercusi髇 obligada respecto de terceras personas, en su desarrollo procesal, y, en fin, en la determinaci髇 de los derechos de preferencia y persecuci髇, t韕icos de todo derecho real y de tal dificultad en esta forma de garant韆, que han sido el obst醕ulo, hasta ahora insuperado, para la perfecta eficacia de los intentos legislativos sobre la materia.

Estas consideraciones, unidas a la necesidad de adoptar, en ocasiones, soluciones impuestas por la pr醕tica y la t閏nica, obligan a explicar y fundamentar el desenvolvimiento dado en la Ley a la hipoteca mobiliaria y a la prenda sin desplazamiento de posesi髇.

Necesidad de la reforma

La configuraci髇 tradicional de los derechos reales de prenda e hipoteca, con su limitaci髇 respectiva a bienes muebles e inmuebles y con sus caracter韘ticas de desplazamiento y no desplazamiento de la posesi髇, es, sin duda, insuficiente para satisfacer todas las necesidades de la garant韆 real. La doctrina cient韋ica puso de relieve los graves inconvenientes de la privaci髇 al deudor de la posesi髇 de la prenda sobre todo en cosas muebles de gran valor destinadas a fines agr韈olas o industriales; el desplazamiento de la posesi髇 es perjudicial para el deudor, al privarle de bienes adecuados; para la econom韆 nacional al paralizar elementos de trabajo y de producci髇 y, con ellos, fuentes de riqueza; y aun para el propio acreedor al disminuir la capacidad econ髆ica del deudor y la posibilidad de hacer frente de un modo normal a sus obligaciones. La experiencia demostr� que la prenda iba quedando reducida a cosas meramente suntuosas, por ser ineficaz respecto de cosas necesarias para el trabajo del hombre; y cuando la necesidad obligaba a pignorar estas 鷏timas, los funestos resultados pr醕ticos de la garant韆 hac韆n patente la necesidad de otra figura jur韉ica que salvara sus inconvenientes.

Por otra parte, la importancia adquirida por las cosas muebles al impulso del moderno desarrollo industrial y la aparici髇 de nuevos bienes en el sentido jur韉ico, dif韈ilmente catalogables entre las cosas muebles o inmuebles, hicieron pensar en la que se denomin� prenda sin desplazamiento e hipoteca mobiliaria, como medio de hacer viable la garant韆 real para estos bienes, que por su valor o por su naturaleza se adaptaban con dificultad a los modelos cl醩icos.

Las legislaciones han resuelto el problema, por regla general, de un modo parcial y atendiendo a los diversos objetos susceptibles de garant韆; la prenda sin desplazamiento e hipoteca mobiliaria fue aceptada en gran n鷐ero de pa韘es bajo las formas de prenda agr韈ola, rural o agraria, ganadera, hotelera, de autom髒iles o de empresas o establecimientos mercantiles.

En nuestro Derecho se sigui� inicialmente este mismo criterio y fueron objeto de regulaci髇 la prenda agr韈ola y ganadera (Real Decreto de 22 de septiembre de 1917), la prenda aceitera (Decreto de 29 de noviembre de 1935) y la prenda industrial (Ley de 17 de mayo de 1940). Posteriormente, la Ley de 5 de diciembre de 1941, que a馻di� al C骴igo Civil los art韈ulos 1.863 bis a 1.873 bis, se inspir� en un criterio m醩 comprensivo intentando una regulaci髇 de car醕ter m醩 general, que, sin embargo, por diversas circunstancias, no ha llegado a tener en la pr醕tica el desarrollo y la aplicaci髇 deseados por el legislador.

Naturaleza de garant韆

El primer problema que ha habido que resolver ha sido el de la naturaleza jur韉ica que se hab韆 de atribuir a esta nueva forma de garant韆 real. Pod韆 seguirse el criterio de equipararla a la hipoteca, bien al modo de la hipoteca naval, alterando por disposici髇 legal la naturaleza de los bienes al solo objeto del gravamen, bien introduciendo claramente la modalidad de la hipoteca mobiliaria. Pod韆 tambi閚 seguirse el criterio de asimilarla a la prenda en atenci髇 a la naturaleza de los bienes, eliminando el requisito de la entrega de la posesi髇 bajo la forma de prenda sin desplazamiento. Todos estos sistemas ten韆n precedentes en la doctrina cient韋ica y en las legislaciones. En nuestro Derecho el predominante era, indudablemente, el 鷏timo.

En primer t閞mino, nada resolv韆 en el orden te髍ico ni en el pr醕tico seguir la ficci髇 de la Ley de Hipoteca Naval, de considerar inmuebles los bienes muebles por naturaleza, al solo objeto de hacer posible su hipoteca. En el actual estado de la ciencia jur韉ica, se ha cre韉o innecesario acudir a esa ficci髇.

Era, pues, preciso adoptar uno de los otros dos sistemas, y para ello se han tenido en cuenta, muy especialmente, las caracter韘ticas sustantivas de la prenda y de la hipoteca.

La acci髇 real ha tenido siempre, como elemento indispensable, la identidad de la cosa; por eso, te髍icamente, no ha sido posible construir derechos reales perfectos sobre cosas gen閞icas ni sobre cosas futuras. El grado de perfecci髇 en cuanto a la identidad de la cosa y su reflejo consiguiente en documentos y Registros p鷅licos, ha llevado a la Comisi髇 a distinguir dos grupos de bienes, los de identificaci髇 semejante a la de los inmuebles y, por tanto, como 閟tos, claramente susceptibles de hipoteca, y los de identificaci髇 menos perfecta y, por consiguiente, de un derecho de m醩 dif韈il persecuci髇, que quedan dentro de la figura cl醩ica de la prenda, si bien sustituy閚dose por la publicidad registral el requisito del desplazamiento de posesi髇. M醩 que la instauraci髇 de dos figuras jur韉icas nuevas se trata de trasplantar ciertos bienes muebles, que por su funci髇 econ髆ica lo merecen, y cuya perfecci髇 identificadora lo permite, al r間imen jur韉ico de la hipoteca de los inmuebles, de tan notorio desenvolvimiento t閏nico y econ髆ico en Espa馻, todo ello partiendo de la misma naturaleza y cualidades de las cosas muebles sin forzadas ficciones de asimilaci髇 a los inmuebles.

La determinaci髇 de los bienes susceptibles de una y otra forma de garant韆, no pod韆 dejarse a la libre interpretaci髇. Por tratarse de una regulaci髇 nueva, se ha estimado indispensable fijar con exactitud y de un modo completo los bienes sujetos a hipoteca mobiliaria y a prenda sin desplazamiento. Se se馻lan como susceptibles de la primera los establecimientos mercantiles, los autom髒iles y veh韈ulos de motor, vagones y tranv韆s, las aeronaves, la maquinaria industrial y la propiedad intelectual e industrial, bienes, casi todos ellos que en el actual estado de Derecho son de f醕il identificaci髇 y, por tanto, susceptibles de ser perseguidos por acci髇 real ilimitadamente. Y se han determinado como susceptibles de prenda: los frutos agr韈olas, las cosechas, los productos y aprovechamientos forestales, los animales, ciertas m醧uinas, aperos y productos de las explotaciones agr韈olas o ganaderas, las mercader韆s y materias primas almacenadas y los cuadros, esculturas, porcelanas, libros y cualesquiera otros objetos de valor art韘tico o hist髍ico, todos ellos bienes de f醕il identificaci髇 por sus cualidades espec韋icas, por lo que, ante su f醕il desaparici髇, transformaci髇 o confusi髇, los procedimientos ejecutivos, especialmente 醙iles y r醦idos, han de procurar, de modo inmediato, la reintegraci髇 posesoria a favor del acreedor, volviendo la prenda sin desplazamiento, por conversi髇 procesal, a prenda desplazada.

Disposiciones Comunes

Se inicia la Ley con unas normas de com鷑 aplicaci髇 a la hipoteca mobiliaria y a la prenda sin desplazamiento, con el fin de evitar repeticiones innecesarias. Dejando para los T韙ulos respectivos la determinaci髇 de los bienes que pueden ser objeto de una u otra figura jur韉ica, se ha cre韉o conveniente no admitir la posibilidad de hipoteca o de prenda sin desplazamiento de bienes que, pudiendo serlo por su naturaleza, se hallan en situaciones jur韉icas especiales; as� ocurre con los bienes anteriormente hipotecados, pignorados o embargados, y con las cuotas indivisas de aqu閘los. Aunque, en principio, no existe inconveniente te髍ico para admitirlas, se ha estimado que, desde un punto de vista pr醕tico, deb韆n excluirse, con el fin de dar a la nueva instituci髇 la mayor sencillez y seguridad posibles y evitar situaciones que conducir醤 a colisiones de derechos y que en el momento de la ejecuci髇 crear韆n un confusionismo perjudicial para el buen desarrollo de ambas. Tal vez, y ello se ha tenido muy en cuenta, se limiten las posibilidades de cr閐ito, y por tal raz髇, acaso en ulteriores reformas legislativas pueda llegar a ser aconsejable la supresi髇 de estas prohibiciones; pero, en la actualidad, es preferible establecerlas para asegurar el 閤ito de la Instituci髇.

Al mismo fundamento obedece la prohibici髇 de la subhipoteca y la de constituir prenda sin desplazamiento sobre bienes susceptibles de hipoteca mobiliaria que se recogen m醩 adelante.

Exigencia especial para que los bienes puedan ser objeto de hipoteca o de prenda sin desplazamiento es la de que el precio de adquisici髇, en su caso, est� totalmente pagado, a menos, que la hipoteca o la prenda se constituyan precisamente en garant韆 del precio aplazado. Se funda este requisito en la consideraci髇 de que las ventas a plazos, tan frecuentes en circunstancias normales, se ver韆n entorpecidas, en perjuicio del comercio, si el vendedor tuviere el fundado temor de ver perjudicado su cr閐ito por la constituci髇 de una garant韆 sobre los bienes casi vendidos. Dar preferencia al cr閐ito por precio aplazado sobre la hipoteca o la prenda hubiera sido contrario a la naturaleza de uno y otro derecho. Exigir al vendedor, para estar debidamente garantizado, que acudiera siempre a la hipoteca o a la prenda, ser韆 muy gravoso para el comprador y chocar韆 con la pr醕tica usual en esta clase de ventas. De este modo, adem醩, se eliminan los problemas que suscitar韆n los variados pactos que suelen acompa馻r a estas ventas aplazadas, especialmente a la condici髇 resolutoria y la reserva de dominio.

Seguidamente se configuran y desarrollan normas generales reguladoras de la hipoteca y de la prenda, de conformidad con las establecidas para la hipoteca sobre inmuebles en cuanto se refiere a su constituci髇, extensi髇 a las indemnizaciones, garant韆 por intereses, cesi髇 del cr閐ito garantizado y derechos de persecuci髇 y preferencia.

Existen, sin embargo, algunas desviaciones que se han considerado necesarias y que son impuestas por la propia naturaleza de las cosas objeto de garant韆. As� ocurre con el precepto que proh韇e al deudor vender los bienes hipotecados o pignorados sin consentimiento del acreedor, que tiene su fundamento en que no es indiferente para 閟te la persona del tercer poseedor de los bienes muebles, ya que 閟tos exigen un cuidado y un celo especiales, muy superiores al de los inmuebles, para asegurar su conservaci髇 y el mantenimiento de su valor.

Son tambi閚 especialidades las contenidas en los preceptos que regulan el derecho de preferencia y la prescripci髇 de las acciones hipotecaria y pignoraticia. Respecto del primero, la circunstancia de que nuestros C骴igos Civil y de Comercio hacen separaci髇 cuidadosa en la prelaci髇 de cr閐itos, seg鷑 se refieran a bienes muebles o inmuebles, aconsej� equiparar la hipoteca y la prenda sin desplazamiento a la prenda com鷑.

Con el fin de dar mayor agilidad a estas instituciones, y recogiendo el precedente que ya se consign� en el art韈ulo 1.868 bis del C骴igo Civil, se autoriza la intervenci髇 de los Agentes de Cambio y Bolsa o Corredores de Comercio Colegiados, indistintamente con la de los Notarios, cuando se trate de operaciones bancarias y dentro del 醡bito que se馻la el art韈ulo 93 del C骴igo de Comercio para la actuaci髇 de tales Agentes.

Regulaci髇 general de la hipoteca

Se determinan, en primer t閞mino, los bienes que pueden ser objeto de hipoteca mobiliaria, partiendo de la idea de sujetar a esta forma de garant韆 鷑icamente los bienes susceptibles de identificaci髇 exteriorizada en el Registro y de recibir eficazmente la publicidad registral. Los requisitos exigidos a algunos de estos bienes para ser hipotecados se examinar醤 m醩 adelante.

Tiene especial inter閟 precisar qu� bienes no son susceptibles de hipoteca mobiliaria: todos aqu閘los no incluidos en la enumeraci髇 del art韈ulo 12. Para excluir su hipotecabilidad se ha tenido en cuenta, como raz髇 fundamental, que, fuera de los enumerados, no existen, por el momento, otros que puedan adaptarse debidamente al r間imen de Registro y que puedan ser, por tanto, hipotecados.

Hipoteca de establecimiento mercantil

La diversa terminolog韆 empleada en la doctrina cient韋ica para designar la empresa, hacienda, casa o establecimiento mercantil, las diferentes construcciones te髍icas de la empresa, desde las que la consideran como un ente jur韉ico unitario al modo de una universalidad, hasta las negativas, que no admiten el concepto unitario de la empresa y la especial naturaleza de las cosas o elementos que la integran, son cuestiones que han sido objeto de muy detenido estudio por la evidente trascendencia que tiene para el desenvolvimiento de la hipoteca.

Se ha cre韉o que debe consagrarse preferente atenci髇 al establecimiento, como base f韘ica de la empresa, como elemento m醩 permanente de la misma y como bien que, en nuestra vida real, es por s� solo objeto de posible transmisi髇 y tiene un valor intr韓seco y objetivo, en cierto modo independiente de la actividad del comerciante y de los dem醩 elementos de la empresa. Por estas razones, y habida cuenta de los precedentes de Derecho comparado y del proyecto de C骴igo de 1926, el objeto fundamental y directo de la hipoteca es el establecimiento mercantil. Su hipotecabilidad no deriva de ser uno de los elementos de la empresa, sujeto al gravamen como los dem醩, sino que es la base del derecho real; es el soporte objetivo de la hipoteca, que, apoyada en 閘, puede extenderse a otros elementos de aqu閘la.

Para que el establecimiento sea hipotecable se precisan dos requisitos: que el hipotecante sea su titular, due駉 o arrendatario, y que no tenga limitada la facultad de traspasar. La titularidad m醩 frecuente del establecimiento mercantil deriva del arrendamiento; sin embargo, se ha estimado conveniente permitir al due駉 que explota su propio local industrial o comercial, acogerse a esta forma de garant韆, pues no debe ser para ello de peor condici髇 el industrial o comerciante que desarrolla su actividad en un inmueble propio que el que lo hace en un local arrendado. La hipoteca constituida por el due駉 sobre el establecimiento ser� por completo independiente de la que pudiera constituir sobre el inmueble de su propiedad; de aqu� el precepto que establece que quien adquiera el establecimiento mercantil hipotecado, en virtud de ejecuci髇 tendr� el car醕ter de arrendatario del local en los t閞minos previamente establecidos en la escritura de constituci髇 de la hipoteca. De esta suerte, a quien en su propio local ejerce la industria o el comercio se le ofrecen dos posibilidades de garant韆: la hipoteca inmobiliaria sobre la finca y la mobiliaria sobre el establecimiento.

El segundo requisito es una simple aplicaci髇 del precepto general seg鷑 el cual s髄o los bienes enajenables son susceptibles de hipoteca.

La dif韈il cuesti髇 de la extensi髇 objetiva de la hipoteca de establecimiento mercantil ha dado lugar a las m醩 arduas deliberaciones. Tras un detenido estudio de la naturaleza de los diversos elementos de la empresa, de las legislaciones que han regulado su prenda o hipoteca y de las variadas posiciones de la ciencia jur韉ica, se ha resuelto el problema a base de la siguiente distinci髇: Primero, extensi髇 necesaria de la hipoteca, comprende el derecho de arrendamiento del local y sus instalaciones fijas y permanentes. Segundo, extensi髇 normal de la hipoteca: Comprende los derechos de propiedad intelectual e industrial y el utillaje del establecimiento, elementos a los cuales se extiende la hipoteca, salvo que por pacto sean excluidos de ella. Tercero, extensi髇 convencional: en virtud de pacto expreso podr� extenderse la hipoteca a las mercader韆s y materias primas. Cuarto, extensi髇 por subrogaci髇: la hipoteca se extiende a las indemnizaciones concedidas o debidas al titular del establecimiento, como en los supuestos normales, con la especial regulaci髇 de una fuente de posible indemnizaci髇: la del propietario al arrendatario, conforme a la Ley de Arrendamientos Urbanos, para la determinaci髇 de la cual se da al acreedor una intervenci髇 que, sin disminuir los derechos de aqu閘 tiende a salvaguardar la eficacia de la garant韆.

El problema que mayores dificultades ofrece es, sin duda alguna, el de las mercader韆s y materias primas. Entre dos soluciones extremas -la de la legislaci髇 francesa, que excluye estos elementos de la hipoteca, y que tiene la ventaja de su simplicidad, pero el inconveniente de eliminar de la hipoteca una importante fuente de riqueza y de garant韆, y la propugnada por un sector doctrinal, de incluirlas, neutralizando su constante movilidad por un sistema de subrogaci髇 real, que ofrece el grav韘imo problema de las deudas procedentes de suministro de mercader韆s y materias primas y el no menos importante de las repercusiones de la hipoteca sobre el cr閐ito del comerciante-, se ha adoptado una posici髇 intermedia: quedan fuera de la hipoteca, normalmente, pero se pueden sujetar a ella en virtud de pacto expreso de acreedor y deudor, siempre que pertenezcan al hipotecante y su precio de adquisici髇 est� totalmente satisfecho, regul醤dose, para el caso de existir el pacto, el alcance de la subrogaci髇 real. Con esta soluci髇, se ampl韆 la posibilidad de cr閐ito sobre estos elementos, que pueden, en muchos casos, presentar un valor econ髆ico muy superior al del establecimiento; no se disminuye la capacidad crediticia del comerciante para la adquisici髇 de nuevas mercader韆s, al respetarse los cr閐itos de los suministradores, mediante el requisito del total pago del precio para que las mercader韆s queden afectas a la hipoteca, y el alcance de 閟ta se limita a una obligaci髇 de mantener el volumen pactado, para el cumplimiento de la cual se concede al acreedor la facultad de inspecci髇 y la de dar por vencida la obligaci髇 si dicho volumen disminuyere dentro de ciertos l韒ites, dejando a salvo las normales fluctuaciones del comercio, y respetando la norma -fundamental para la vida mercantil- del art韈ulo 85 del C骴igo de Comercio.

De los preceptos que regulan la extensi髇 de la hipoteca se deduce que quedan excluidos de ella los elementos inmateriales del establecimiento; as� ocurre con la organizaci髇 y la clientela, elementos de muy dif韈il o imposible sujeci髇 a las normas de una hipoteca.

Otra cuesti髇 que provoca graves dificultades en la hipoteca de establecimiento mercantil es la de precisar las relaciones entre el acreedor, el hipotecante y el propietario de la finca. Dos aspectos ofrecen estas relaciones la posici髇 de las partes durante la vigencia de la hipoteca y la repercusi髇 sobre 閟ta de la extinci髇 del arrendamiento.

Para resolver el primer aspecto, se ha partido de un doble supuesto. El propietario de la finca puede haber consentido la hipoteca o no. Si la ha consentido, habr� de atenerse a lo estipulado en la escritura y, en su defecto, cuando se limit� a dar su consentimiento posteriormente, se enumeran las repercusiones que para 閘 puede tener la hipoteca, dirigidas fundamentalmente a disminuir los supuestos de extinci髇 del arrendamiento para asegurar la mayor estabilidad de aqu閘la, y se le conceden ciertas ventajas econ髆icas y jur韉icas que, sin ser demasiado gravosas para el hipotecante, sirven de compensaci髇 a las limitaciones que la hipoteca produce en su posici髇 de propietario. En el caso de no haber intervenido 閟te en la escritura, ni consentido ulteriormente la hipoteca, sus derechos no deben sufrir alteraci髇 alguna por la constituci髇 de 閟ta, raz髇 por la cual la Ley respeta todos los que le concede la Ley de Arrendamientos Urbanos.

Para el supuesto de extinci髇 del arrendamiento y las posibles indemnizaciones que el propietario haya de abonar al inquilino, se establece la necesidad de notificar al propietario la constituci髇 de la hipoteca. Tal notificaci髇 es indispensable como medio de evitar que aqu閘, desconociendo la existencia del gravamen, y, por tanto, de buena fe, pague su indemnizaci髇 al arrendatario, quien, silenciando la existencia de la carga, podr韆 hacer ilusorio el derecho del acreedor. El propietario, una vez notificado, sufre algunas limitaciones impuestas por la naturaleza de las cosas y por el principio de la buena fe. As� ocurre con la obligaci髇 que se le impone de no entregar, sin consentimiento del acreedor o resoluci髇 judicial, las indemnizaciones que correspondan al arrendatario, y de comunicar a aqu閘 las notificaciones prevenidas en el art韈ulo 102 de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Fuera de esto, la extinci髇 del arrendamiento produce la de la hipoteca. Sin embargo, con el fin de asegurar en lo posible la estabilidad de 閟ta, se consignan algunas reglas especiales, como son: Primera, la facultad del acreedor de abonar las rentas impagadas por el deudor, establecida expresamente para evitar toda duda, aunque en definitiva es una simple aplicaci髇 del art韈ulo 1.158 del C骴igo Civil. Segunda, la subrogaci髇 real preceptuada para el caso de resoluci髇 del arrendamiento por derribo del edificio, sustituyendo el arrendamiento por este derecho en la ejecuci髇 de la hipoteca. Tercera, la declaraci髇 de nulidad de la renuncia del arrendamiento por el arrendatario durante la subsistencia de la hipoteca, problema 閟te discutid韘imo y que se ha resuelto de conformidad con la regla general del art韈ulo cuarto del C骴igo Civil.

Hipoteca de autom髒iles, vagones y tranv韆s

Las normas que regulan la hipoteca de autom髒iles -palabra que se emplea en la Ley en un sentido amplio, comprensivo de todos los veh韈ulos de motor asimilados a aqu閘los por la legislaci髇 vigente- tienen por finalidad:

Extender todo lo posible la publicidad, llev醤dola, no s髄o al Registro de Hipotecas, sino adem醩 al Registro administrativo correspondiente y al permiso de circulaci髇.

Garantizar la conservaci髇 del veh韈ulo hipotecado, mediante la obligaci髇 de asegurarlo contra toda clase de riesgos, por ser 閟tos mucho m醩 frecuentes en tales bienes que en los dem醩 susceptibles de hipoteca.

Facilitar el derecho de persecuci髇 mediante la prohibici髇, que cuenta con precedentes en la legislaci髇 comparada de que el veh韈ulo hipotecado sea trasladado a territorio extranjero, haciendo ilusorios los derechos del acreedor.

Hipoteca de aeronaves

En la hipoteca de aeronaves se han tenido presentes los actuales proyectos para la regulaci髇 jur韉ica de las mismas. En ellos se inspiran las normas sobre extensi髇 y distribuci髇 de la hipoteca, prelaci髇 de cr閐itos, hipoteca de aeronaves en construcci髇, etc. De acuerdo tambi閚 con dichos precedentes, se asimila en gran parte esta hipoteca a la de buques y se lleva su inscripci髇 al Registro Mercantil.

Hipoteca de maquinaria industrial

El objeto de hipoteca mobiliaria que m醩 dificultades ha suscitado para su admisi髇 ha sido la maquinaria industrial. La diferente situaci髇 y destino en que puede encontrarse, y su m醩 dif韈il perseguibilidad, han sido los problemas m醩 graves que ha habido que resolver. Del segundo hay referencia en otro lugar de esta exposici髇.

La primera cuesti髇 se ha resuelto a base de una distinci髇:

La maquinaria industrial puede hallarse: en tiendas o almacenes abiertos al p鷅lico y dedicados a la venta de aqu閘las, o en f醔ricas e industrias como elemento de trabajo o de producci髇.

En el primer caso, las m醧uinas tienen la cualidad de mercader韆s, est醤 destinadas a la venta y su comprador gozar� de la prescripci髇 instant醤ea establecida por el citado art韈ulo 85 del C骴igo de Comercio. En consecuencia, resulta imposible el derecho de persecuci髇. Por este motivo, la maquinaria cuando se halle en esta situaci髇 no es susceptible de hipoteca. Puede, como mercanc韆, quedar sujeta a la que se constituya sobre establecimiento industrial o mercantil en que se fabrique o venda, en la cual se deja a salvo, seg鷑 se ha expuesto anteriormente, la aplicaci髇 de las normas mercantiles en caso de venta. Lo que no puede ser objeto directo de una hipoteca.

En el segundo caso, en que la m醧uina aparece como un elemento de producci髇 o de trabajo, ha sido admitida su hipoteca. Se ha estudiado detenidamente con arreglo a qu� criterio hab韆 de calificarse la maquinaria como industrial para ser susceptible de hipoteca. Se ha tenido en cuenta el destino a un fin industrial y la afecci髇 efectiva a una determinada industria. El primero es un dato de car醕ter objetivo y la afecci髇 es un dato econ髆ico y jur韉ico, que, adem醩 de presuponer el destino, implica la efectiva caracterizaci髇 de la m醧uina como elemento de trabajo o de producci髇. Los conceptos son an醠ogos a los del n鷐ero quinto del art韈ulo 334 del C骴igo Civil, pero referidos, no a bienes inmuebles, sino a industrias; por esto ser� indiferente para la hipoteca mobiliaria que la finca en que se haya hecho la instalaci髇 sea o no propiedad del due駉 de las m醧uinas; basta que sea suya la industria a que estas 鷏timas est閚 afectadas.

De este modo la maquinaria industrial puede hallarse sujeta a hipoteca de tres maneras diferentes: a hipoteca mobiliaria, como objeto directo y aut髇omo de ella, conforme al cap韙ulo V del t韙ulo primero; a hipoteca de establecimiento mercantil, como consecuencia de la extensi髇 de esta 鷏tima, de acuerdo con el cap韙ulo II del t韙ulo primero y a hipoteca inmobiliaria, cuando concurran los requisitos exigidos por el art韈ulo 111 de la Ley Hipotecaria.

Hipoteca de propiedad intelectual e industrial

La hipoteca de estos derechos es de m醩 f醕il desenvolvimiento que la de los dem醩 bienes, por su car醕ter esencialmente formal, por su perfecta adecuaci髇 a la vida registral y por ser, en su esencia, objeto de regulaci髇 en nuestro Derecho positivo. Los requisitos de la hipoteca se establecen de conformidad con las reglas generales de la hipoteca mobiliaria; sus efectos, de acuerdo con las normas vigentes que regulan estas propiedades especiales y la publicidad, se ha centralizado, estableciendo en Madrid el Registro de hipotecas de la propiedad intelectual e industrial, con lo cual se ha facilitado su desenvolvimiento al poner en relaci髇 este Registro 鷑ico con los Registros administrativos.

La prenda sin desplazamiento de posesi髇

Se ha explicado anteriormente el criterio sobre la naturaleza de los derechos reales de prenda e hipoteca. Es consustancial con la hipoteca la publicidad registral; con la prenda, la publicidad posesoria.

La admisi髇 de la prenda sin desplazamiento de posesi髇, a pesar de los escr鷓ulos de orden doctrinal y pr醕tico que se presentaban, obliga a exponer los fundamentos que se han tenido en cuenta y que han sido objeto de una profunda meditaci髇.

Seg鷑 queda indicado, para la divisi髇 de prenda e hipoteca y para la determinaci髇 de las cosas muebles susceptibles de esta 鷏tima forma de garant韆, se ha seguido la distinci髇 entre cosas muebles susceptibles de identificaci髇 registral y cosas muebles que no lo son. Estas 鷏timas son las que, en principio, deben ser los objetos propios de la prenda com鷑 con desplazamiento posesorio. Mas la extraordinaria variedad de la naturaleza f韘ica y del destino de las cosas muebles dificulta, o m醩 bien imposibilita, la sumisi髇 de todas a un tratamiento unitario.

Entre las cosas muebles no susceptibles de identificaci髇 registral -al menos de una perfecta identificaci髇- existen algunas que, bien por ser instrumentos del trabajo propios del deudor -ganados, elementos agr韈olas, por ejemplo-, bien por exigir cuidados y atenciones especiales -ganados no destinados al trabajo, sino a la producci髇 y reproducci髇-, o por su car醕ter futuro -cosecha esperada-, o por otras consideraciones, no admiten o lo hacen con dificultad el desplazamiento posesorio. Estas cosas muebles no son susceptibles de hipotecar por su imperfecta identificaci髇 registral; tampoco lo son de prenda com鷑 por la imposibilidad f韘ica, jur韉ica o econ髆ica de su desplazamiento al acreedor o a un tercero.

La m醩 grave consideraci髇 que se present� al contemplar este supuesto fue la de que en el caso de limitar las formas de la garant韆 real mueble a la hipoteca y a la prenda com鷑, se dejaban fuera de la posibilidad de ser objeto de garant韆 real a estos bienes inmuebles, soluci髇 que no se pod韆 aceptar impunemente. En primer t閞mino, desde un punto de vista hist髍ico, en este grupo se encuentran las primeras normas que aparecieron en la doctrina cient韋ica, en intentos legislativos de m醩 de medio siglo de antig黣dad y en la legislaci髇 positiva de la garant韆 mueble sin desplazamiento. En segundo lugar se privaba de la posibilidad de cr閐ito -o se obligaba a acudir al cr閐ito en condiciones moral y jur韉icamente reprobables- a un amplio sector de la agricultura y la ganader韆, que constituyen una de las m醩 cuantiosas fuentes de la riqueza espa駉la. Por 鷏timo, se dejaba incompleta la labor de la Ley y se creaba un importante vac韔 legislativo, suprimiendo algunos supuestos de garant韆 real, existentes en el Derecho actual, sin crear formas adecuadas en sustituci髇 de las suprimidas.

Era, pues, necesaria la admisi髇 de la garant韆 real sobre estas cosas muebles. Mas ello planteaba la dif韈il cuesti髇 de la previa determinaci髇 de la naturaleza y de su catalogaci髇 entre la prenda y la hipoteca.

No es la hipoteca mobiliaria la forma adecuada para esta garant韆. La posici髇 respecto de la hipoteca ha sido la de admitirla 鷑icamente en los casos en que la publicidad registral pudiera otorgar al acreedor una seguridad plena y eficaz. La publicidad que para este grupo de cosas muebles se puede conseguir es evidentemente d閎il, y, por la propia naturaleza de las cosas, no podr韆 desenvolver sus efectos ni en la forma de la publicidad inmobiliaria, ni en la que la Ley regula para la hipoteca mobiliaria.

Tampoco era posible crear una figura jur韉ica nueva, con propia denominaci髇 o sin ella, que apareciere como un derecho real de garant韆 entre la prenda y la hipoteca. Esta soluci髇 hubiera sido poco prudente y tal vez de poca eficacia en la realidad de abandonar la instituci髇 a las dificultades de 韓dole doctrinal, jurisprudencial y pr醕tica que lleva consigo toda novedad legislativa.

En nuestro Derecho positivo, los casos actualmente regulados lo son bajo la forma de prenda, sin que en ellos se acuse m醩 vacilaci髇 de tipo doctrinal que la de la Ley de 5 de diciembre de 1941, que a馻di� los art韈ulos 玝is� al C骴igo Civil. Por otra parte la terminolog韆 hoy vigente de prenda sin desplazamiento ofrece la ventaja de ser la usual, f醕ilmente comprensible por los particulares y por los organismos y funcionarios que han de aplicar la Ley. Por 鷏timo, la configuraci髇 de este derecho como prenda permite su f醕il engranaje en los preceptos que sobre prelaci髇 de cr閐itos contienen los C骴igos Civil y de Comercio, mientras que la creaci髇 de un derecho nuevo hubiera obligado a una revisi髇 y modificaci髇 de tales normas.

La regulaci髇 de la prenda sin desplazamiento se ha hecho siguiendo fundamentalmente los precedentes del Derecho positivo vigente, especialmente el Real Decreto de prenda agr韈ola de 22 de septiembre de 1917 y los art韈ulos 玝is� del C骴igo Civil, sin m醩 alteraciones que las que se han estimado necesarias para modernizar y dar actualidad a aquellas disposiciones y para dotar a la instituci髇 de la mayor eficacia jur韉ica posible.

Subsisten las formas de prenda agr韈ola y ganadera, a馻di閚dose supuestos de prenda industrial o comercial y de objetos muebles con individualidad propia, bien sea 閟ta a base de determinadas caracter韘ticas o derivadas de la importancia art韘tica o hist髍ica de los objetos pignorados. Se regula la inscripci髇 de la prenda, su extensi髇 y los derechos y obligaciones de las partes; y se establecen procedimientos ejecutivos r醦idos y sencillos para hacer efectivos los cr閐itos garantizados.

En la regulaci髇 de la prenda se han tenido en cuenta los juicios adversos a la ficci髇 del dep髎ito en cosa propia, que han sido objeto de especial estudio, y se ha considerado que esta figura no es propiamente un dep髎ito, sino una especial situaci髇 del deudor, an醠oga en algunos puntos a la del tercero depositario, pero siempre distinta con arreglo a la naturaleza de las cosas. Sin embargo, se ha mantenido la ficci髇 del dep髎ito, por ser tradicional en nuestro Derecho y por ser el medio quiz� m醩 expresivo de determinar dos aspectos de excepcional importancia en la prenda sin desplazamiento: la singular relevancia que en ella tiene la persona del deudor y la m醩 en閞gica responsabilidad de 閟te por actos que dificulten o impidan el ejercicio de los derechos del acreedor. Se sujeta al deudor a todas las obligaciones y responsabilidades civiles y penales inherentes a la cualidad de depositario.

Otras formas de garant韆 real mobiliaria

Existen otras formas de garant韆 real sobre bienes muebles, que no han sido recogidas en la Ley en atenci髇 a la especialidad de las mismas; as� ocurre con la prenda aceitera, regulada por el Decreto de 29 de noviembre de 1935 y Ordenes de 6 y 17 de enero de 1936; la prenda industrial, regulada por Ley de 17 de mayo de 1940, y la prenda de resguardos de almacenes de dep髎itos o warrant, regulada por el art韈ulo 194 del C骴igo de Comercio y el t韙ulo II del Real Decreto de 22 de septiembre de 1917.

El Registro

El problema de la publicidad ha sido resuelto a base de la creaci髇 de un Registro de hipoteca mobiliaria y prenda sin desplazamiento.

Este Registro, como es obligado, tiene car醕ter jur韉ico, depende del Ministerio de Justicia y de la Direcci髇 General de los Registros y del Notariado, y queda a cargo de los Registradores de la Propiedad, si bien en cuanto a la hipoteca de aeronaves se llevar� en los Registros Mercantiles, de conformidad con la asimilaci髇 establecida a la hipoteca naval.

Ha sido objeto de meditaci髇 el alcance que deber韆 darse al nuevo Registro, en el sentido de si ser韆 procedente establecer un sistema de Registro de Propiedad que, al modo de la propiedad inmueble, recogiera toda la historia jur韉ica de los bienes, incluso las transmisiones de dominio de los mismos, o un sistema de Registro de grav醡enes, limitado a las finalidades de esta Ley. Aunque, en principio, se ha estimado que el sistema m醩 completo hubiera sido el primero, se ha desistido de 閘 en atenci髇 a las dificultades pr醕ticas de su adaptaci髇; toda vez que exigir韆 un cambio total y absoluto en el sistema de transmisi髇 de propiedades y contrataci髇 de esta clase de bienes. Por esta raz髇 se ha regulado solamente un Registro de grav醡enes, si bien se estima procedente hacer constar el criterio favorable al Registro de la Propiedad de los bienes muebles, al menos para algunos de ellos, como los establecimientos mercantiles y los autom髒iles.

El Registro de grav醡enes podr� establecerse con un doble contenido: o limitado a las hipotecas o referido tambi閚 a otros grav醡enes, es decir, como Registro de hipotecas 鷑icamente o como Registro de cargas en general. Se ha estudiado esta cuesti髇 desde el punto de vista de los embargos, que son los supuestos m醩 frecuentes.

Los embargos posteriores a la hipoteca es evidente que deben ser anotados en este Registro, pues la preferencia de la hipoteca sobre ellos y la consiguiente liquidaci髇 de cargas y grav醡enes, en caso de ejecuci髇, exige el conocimiento de los embargos posteriores, para evitar que sean ilusorios los derechos de los acreedores embargantes. Tambi閚 se han declarado anotables los embargos que se hagan sobre los bienes susceptibles de hipoteca mobiliaria y de prenda sin desplazamiento aunque no se hallen hipotecados. El fundamento est� en el precepto seg鷑 el cual se proh韇e la hipoteca y la prenda sin desplazamiento sobre los bienes que estuvieren embargados, en cuyo caso, si se constituyere, ser� nula. Mas, para garant韆 del acreedor, es necesario arbitrar un medio por el cual pueda conocer la posible existencia de aquellas afecciones judiciales, distinto de la obligada declaraci髇 del deudor. Este medio no puede ser otro que la anotaci髇 de los embargos.

De este modo, anotado un embargo, si posteriormente se constituye una hipoteca, carecer� 閟ta de toda efectividad y no ser� inscribible. Asimismo ocurrir� en la prenda. No obstante, si se hubiere decretado aqu閘 por la Autoridad judicial, pero no se hubiere llevado al Registro tanto la hipoteca como la prenda ser醤 v醠idas y gozar醤 de rango preferente a ese embargo no acogido a su debido tiempo a la publicidad registral. La anotaci髇 no altera, pues, la naturaleza del embargo, ni a馻de nuevos derechos, privilegios o garant韆s a favor del acreedor; se limita a asegurarle frente a posibles grav醡enes posteriores que de otro modo se antepondr韆n a 閘.

La organizaci髇 del Registro ha ofrecido pocas dudas y dificultades. El sistema de Registro sobre la base de bienes (principio de especialidad) s髄o es aconsejable para los susceptibles de hipoteca mobiliaria y no rige para los que pueden ser objeto de prenda sin desplazamiento que requieren una organizaci髇 basada en el contrato y deben someterse a reglas que dimanan de su misma naturaleza y de su f醕il movilidad.

Para el Registro se establecen en la Ley las bases fundamentales de la organizaci髇, la competencia, la calificaci髇 y la publicidad, las cuales habr醤 de ser desarrolladas con la necesaria minuciosidad en disposiciones ulteriores.

Procedimientos Ejecutivos

Complemento necesario de la Ley son las disposiciones de car醕ter procesal contenidas en el T韙ulo IV, en el cual se regulan los procedimientos de ejecuci髇 aplicables para la efectividad de los cr閐itos garantizados.

Siguiendo la pauta de la Ley Hipotecaria, se han admitido tres procedimientos: Ejecutivo ordinario, Judicial sumario y Extrajudicial. Las l韓eas fundamentales de la regulaci髇 son an醠ogas a las de dicha Ley, si bien imprimiendo mayor rapidez y brevedad a los tr醡ites y suprimiendo algunos en atenci髇 a la diferente naturaleza de los bienes.

Se han proyectado tambi閚 normas especiales para la ejecuci髇 en los casos en que el gravamen recaiga sobre autom髒iles o establecimientos mercantiles. Las de estos 鷏timos dirigidas a mantener la unidad de los objetos a que se extiende la hipoteca y a salvaguardar el derecho de preferencia para adquisici髇 de local que al propietario concede la Ley de Arrendamientos Urbanos.

Disposiciones Adicionales

Por 鷏timo, comprende la Ley algunas disposiciones adicionales encaminadas a aclarar algunos puntos concretos, y una final derogatoria, para dejar sin efecto la Ley de 1941, que introdujo los art韈ulos 1.863 玝is� al 1.873 玝is� del C骴igo Civil y derogar determinados preceptos del Real Decreto de 22 de septiembre de 1917. Tal es, a grandes rasgos, la Ley elaborada. La Ley de 5 de diciembre de 1941 orden� que una disposici髇 reglamentaria completara sus preceptos. Los obst醕ulos para adaptar los art韈ulos 玝is� del C骴igo Civil a nuestro ordenamiento jur韉ico com鷑, y la necesidad de regular algunos casos, de dif韈il encaje en aquel cuerpo legal y afectados por disposiciones o proyectos posteriores a aquella Ley, aconsejaron redactar esta Ley, en que se trata de reglar en la vida espa駉la la garant韆 mueble sin desplazamiento. Muchos problemas habr� que resolver en el porvenir sobre esta materia. Pero a la complejidad que tiene por su propia naturaleza no se pod韆n a馻dir nuevas dificultades, y se ha tratado de simplificar su ordenaci髇 en el mayor grado posible. El tiempo y la aplicaci髇 de la Ley determinar� si con 閟ta se ha conseguido la finalidad apetecida; encauzar y resolver una necesidad sentida en la pr醕tica, defendida por la doctrina y abordada, hasta ahora sin positivos resultados, en anteriores intentos legislativos.

En su virtud, y de conformidad con la propuesta elaborada por las Cortes Espa駉las, dispongo: