Los denominados contratos inteligentes o smart contracts constituyen una de las recientes figuras tecnológicas que mayor interés jurídico está despertando. En los últimos años se ha venido hablando mucho de ellos pero ¿es un futurible o es algo que ya se está extendiendo entre los profesionales del mundo jurídico?
Para Cristina Retana, directora de Innovación y de Contenidos de LA LEY, la tecnología blockchain que permite «programar» smart contracts o contratos inteligentes es una realidad desde el punto de vista tecnológico, pero que todavía no se está utilizando en el día a día de las asesorías jurídicas. «Se siguen utilizando los métodos tradicionales de contratación. La falta de regulación normativa creo que afecta a esta falta de uso generalizado».
Uno de los documentos más interesantes que se han publicado a este respecto es el elaborado para la Comisión Europea por Thibault Schrepel, profesor de la Universidad de Amsterdam y del Centro CodeX de la Universidad de Stanford. Su informe «Smart Contracts and the Digital Single Market Through the Lens of a “Law + Technology” Approach» (Los contratos inteligentes y el Mercado Único Digital – Una aproximación a través del enfoque derecho + tecnología), en el que se realiza un detallado análisis de las características de esta figura, acompañado de una serie de propuestas para su regulación.
Para Retana, se están dando los pasos para mejorar, gracias a la tecnología, pero todavía hay mucho que hacer: «lo importante es que hay gran concienciación y muchas tareas manuales que la tecnología puede ayudar a automatizar total o parcialmente. Siempre la labor humana apoyada con la tecnología tendrá mejores resultados que si actúa sólo el ser humano y claramente, se evitarán más errores y se minimizarán los riesgos jurídicos».
La llegada de los fondos Next Generation, puede suponer un apoyo importante para dar el paso hacia la digitalización y automatización documental, aunque ya antes, desde la pandemia, los profesionales jurídicos se han empezado a dar cuenta que no podían seguir trabajando como antes, con procesos en papel. A este respecto, la directora de Innovación y de Contenidos de LA LEY comenta que «las subvenciones pueden ayudar a comenzar este proceso. Nosotros mismos tenemos una herramienta, www.contractbox.es que puede ser adquirida con una subvención AceleraPyme de este tipo». «En cualquier caso, hay que tener en cuenta que es muy importante el cambio cultural en la forma de trabajar y hacer las cosas y que se requiere una decisión de cambio, soportada y apoyada por la dirección», afirma.
¿Son fiables los smart contracts?
La pregunta que siempre está en el aire cuando hablamos de smart contract es su fiabilidad. Los abogados gestionan grandes volúmenes de documentos en poco tiempo y los cambios normativos y jurisprudenciales son continuos, por lo que hay un riesgo enorme de cometer errores manuales o que se despiste algún cambio legal. Todo ello con graves consecuencias desde el punto de vista jurídico.
Retana lo tiene claro: «los smart contract son completamente fiables. Son programas informáticos en sí mismos, que se "auto ejecutan sin intermediarios cuando se vayan cumpliendo ciertas condiciones y al estar registrados de forma distribuida y compartida, prácticamente no es posible alterarlos de forma fraudulenta».
Gestión eficaz del ciclo de vida de los contratos
Pero, ¿qué aspectos son importantes para una gestión eficaz del ciclo de vida de los contratos? Según Cristina Retana, «actualmente, si no usas un sistema como ContractBox, toda la fase de elaboración y negociación se realiza mediante sucesivos envíos por mail, donde puedes perderte en las diferentes modificaciones. Lo cual se complica cuando hay varias personas que participan y además no tienes trazabilidad de nada de lo que ha ocurrido. La tecnología es el medio pero no el fin, lo importante es el cambio de procesos y de cultura para asegurar que el flujo se realiza digitalmente en su integridad», concluye.
Todos los metadatos de un contrato (fecha de firma, las partes firmantes o su duración, entre otros) pueden ser utilizados para gestionarlos más adecuadamente, gracias a sistemas de «cuadros de mando» o alertas de vencimiento o tareas pendientes de hacer por un usuario concreto. «Gestionar el ciclo de vida de un contrato con un software permite tener un control completo del estado de cada documento en cualquier momento, dejar trazabilidad de todo lo que ha ocurrido en la vida de ese documento y vigilar la vida del contrato con posterioridad a su firma hasta su extinción», comenta Cristina Retana al respecto.
Además, añade, «claramente la gestión de casos o asuntos por un abogado tiene muchas similitudes a la gestión de un proyecto, en el que son importantes los plazos, los costes, la involucración de diferentes personas o áreas de una compañía, donde hay entregables a clientes, negociación, validación o seguimiento. Hay que conocer los datos, para analizarlos y poder mejorar el trabajo del departamento legal. Eso sólo se consigue con herramientas de apoyo a la «abogacía virtual» gestionando «proyectos» que van a ser una realidad muy pronto y van a permitir que las áreas legales más digitalizadas, estén optimizadas en sus recursos y sean mucho más seguras.
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