El pasado 28 de junio se realizó la primera convocatoria de examen de acceso a la abogacía en España, convocado por la la Resolución de 3 de junio de 2014, de la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia.
Se trata de una nueva modalidad para el ejercicio profesional que, después de una postergada entrada en vigor, y nada exenta de polémica, reunió a unos 300 aspirantes en Madrid. Pese a la oposición de diversos grupos y a las constantes críticas por su única plaza de realización, el examen salió adelante; no obstante, una vez finalizada la prueba, los comentarios apuntaron hacían una nueva víctima: las preguntas y sus respuestas.
“El examen modelo que publicó el Ministerio lo había mirado con detenimiento. Me parecía relativamente sencillo después de haber cursado un máster y dar un último repaso. Cuando vi el examen oficial me pregunte en qué se parecía al modelo. Las preguntas me parecían muy rebuscadas y muchas de las respuestas, cuanto menos, cuestionables”. Así de tajante se mostraba Esther López Martín, una de las participantes en la convocatoria oficial, cuando se le preguntaba sobre este asunto. Y añadía: “Creo que esa sensación de que el examen había sido difícil se debió, no a una falta de preparación, sino a la sorpresa de que no se correspondía con lo que nos dijeron sobre él desde el Ministerio y, sobre todo, a la relatividad de las preguntas”.
Coinciden con ella otros de los aspirantes, quienes también reconocieron que al enfrentarse al examen oficial, se dieron cuenta de que las preguntas provisionales que el propio Ministerio de Justicia había publicado en la página dedicada a esta convocatoria no se correspondían con las que tuvieron que responder el pasado 28 de junio.
López Martín, una de las alumnas del Máster Universitario de Acceso a la Abogacía que ofrece Wolters Kluwer en conjunto con la Universidad Francisco de Vitoria, considera que se sentía preparada para superar una prueba como esta con el programa que siguió. “El máster me pareció adecuado para la preparación del examen; de hecho, muchas preguntas de los test que realizábamos en el máster aparecieron en el modelo de la prueba”. Y por eso se sorprendió tanto, al igual que sus compañeros, cuando dieron vuelta la primera página del examen oficial.
Internet también se ha hecho eco de estas críticas, tanto en medios especializados en el ámbito jurídico como también en foros y perfiles en redes sociales, donde los aspirantes a superar el reciente examen como otros que tendrán que hacerlo en el futuro, han manifestado su desacuerdo con la extensión de la prueba, así como con su forma de calificación, con la estructura de preguntas, su falta de claridad e, incluso, con ciertas partes del contenido que han calificado de inadecuado, donde “ninguna de las respuestas ofrecidas era correcta”.
Respecto al llamado MIR de la abogacía, López Martín sostenía que “la superación de un examen oficial para proceder a la colegiación no me parece desproporcionada, si consistiera en unas preguntas básicas que todo estudiante de derecho debe saber contestar; pero no cuando el examen está orientado, a mi parecer, a hacer una criba”. Por eso, Wolters Kluwer Formación ha aprovechado su experiencia en el ámbito de la educación a distancia para diseñar una herramienta que facilitará este camino hacia el ejercicio de la profesión a sus futuros alumnos del Máster de Acceso a la Abogacía: un simulador del examen oficial que servirá no solo como práctica esencial, sino que también permitirá trabajar con una herramienta dinámica, comprensiva y en constante evolución, para la adecuada preparación de sus estudiantes ante los posibles escenarios del examen.
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