ANEXO

VI PLAN REGIONAL SOBRE DROGAS DE CASTILLA Y LE覰 (2009-2013)

CAP蚑ULO I

An醠isis de la situaci髇

El consumo habitual de tabaco y de bebidas alcoh髄icas en Castilla y Le髇 se encuentra ligeramente por encima de los promedios de Espa馻, siendo m醩 acusada esta diferencia en el consumo de alcohol en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s. Por el contrario, el consumo de drogas ilegales y de tranquilizantes sin receta m閐ica es claramente inferior en la Comunidad Aut髇oma, observ醤dose unas diferencias menos marcadas en el consumo de cannabis.

La evoluci髇 del consumo de drogas durante el per韔do de vigencia del V Plan Regional sobre drogas ha sido claramente positiva, tanto en la poblaci髇 general como en la de estudiantes de 14 a 18 a駉s. En el conjunto de la poblaci髇 ha descendido considerablemente el consumo de todas las drogas analizadas, con la 鷑ica excepci髇 del consumo de opi醕eos, que aun siendo muy minoritario, puede estar aumentando. En estudiantes de 14 a 18 a駉s, tambi閚 desciende el consumo de drogas legales e ilegales, especialmente el consumo de tabaco, cannabis y coca韓a, lo que es particularmente significativo en el caso de estas dos 鷏timas drogas, al tratarse de las sustancias ilegales m醩 extendidas y cuyo consumo hab韆 crecido m醩 e ininterrumpidamente desde que se inicio la encuesta escolar en 1994.

Con las 鷑icas excepciones del consumo de tranquilizantes sin receta m閐ica, de los opi醕eos y de los inhalables vol醫iles, la frecuencia e intensidad de consumo del resto de las drogas en la poblaci髇 general es significativamente mayor en los hombres que en las mujeres. En el caso de las drogas legales, las diferencias intersexuales son menos acusadas para el tabaco que para las bebidas alcoh髄icas, siendo en ambas drogas mayor la diferencia en intensidad que en frecuencia de consumo. En las drogas ilegales tambi閚 existe un claro predominio masculino, sobre todo en el consumo de anfetaminas, coca韓a, alucin骻enos y drogas de s韓tesis. El consumo de cannabis es igualmente superior en los hombres que en las mujeres, observ醤dose para esta droga la menor diferencia entre sexos dentro de las sustancias ilegales en las que existen diferencias significativas.

En el caso de la poblaci髇 m醩 joven, la formada por los estudiantes de 14 a 18 a駉s, las diferencias intersexuales no reproducen el mismo patr髇 que en la poblaci髇 general. Para este grupo de poblaci髇 se constata la equiparaci髇 sexual en el consumo de buena parte de las drogas analizadas. Tan s髄o en fumar a diario, con un predominio femenino, y en el consumo de alucin骻enos y diario de bebidas alcoh髄icas, con un predominio masculino, se encuentran diferencias estad韘ticamente significativas.

Los grupos de edad de 20 a 29 a駉s y de 30 a 39 a駉s son en los que el consumo de drogas es m醩 frecuente. La poblaci髇 joven es la principal consumidora de tabaco, bebidas alcoh髄icas, cannabis, drogas de s韓tesis y alucin骻enos, mientras que la poblaci髇 adulta de 30 a 39 a駉s es la que presenta una mayor proporci髇 de personas que consumen tranquilizantes, coca韓a y opi醕eos. En adolescentes, son frecuentes las borracheras, los episodios intensos de consumo de alcohol en un espacio corto de tiempo y el consumo de cannabis, mientras que edades m醩 avanzadas son las que concentran una mayor proporci髇 de personas que beben a diario (personas de m醩 de 50 a駉s) y de grandes fumadores (personas de 40 a 49 a駉s).

El an醠isis de la situaci髇 actual se estructura en nueve apartados. Los cinco primeros se centran en el consumo de las principales drogas de abuso: alcohol, tabaco, cannabis, coca韓a y drogas de s韓tesis, mientras que el sexto se dedica a analizar el consumo de otras drogas. Dentro de cada uno de estos apartados se analiza la informaci髇 disponible que resulta m醩 relevante para comprender la evoluci髇 de los consumos y para la planificaci髇 de las actuaciones.

Los tres 鷏timos apartados se dedican a analizar otros temas de inter閟: policonsumo de drogas, caracter韘ticas de las personas drogodependientes en tratamiento, patrones de ocio de la poblaci髇 de estudiantes, y opiniones de la poblaci髇 general sobre las posibles actuaciones a desarrollar para hacer frente al problema del abuso y dependencia de las drogas en la Comunidad Aut髇oma.

Las principales fuentes de informaci髇 que se han utilizado para realizar el an醠isis de la situaci髇 han sido las encuestas peri骴icas sobre consumo de drogas a la poblaci髇 general (14-70 a駉s) y escolar (14-18 a駉s) de Castilla y Le髇; el Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci髇; la informaci髇 proporcionada por el Comisionado para el Mercado de Tabacos del Ministerio de Econom韆 y Hacienda; los datos suministrados por el SAITCyL (Sistema Auton髆ico de Informaci髇 sobre Toxicoman韆s) y la informaci髇 procedente del Sistema de Seguimiento del Plan Regional sobre Drogas, que incluye la Memoria anual y el Informe sobre tratamientos con sustitutivos opi醕eos.

1. BEBIDAS ALCOH覮ICAS

1.1. Percepci髇 del riesgo y aceptaci髇 social.

La percepci髇 del riesgo es un indicador indirecto de la evoluci髇 presente y futura del consumo de drogas. A mayor percepci髇 del riesgo menor frecuencia e intensidad de consumo, y viceversa.

En la poblaci髇 general la proporci髇 de personas que tienen una alta percepci髇 del riesgo asociada al consumo de bebidas alcoh髄icas se ha mantenido estabilizada entre los a駉s 2004 y 2008. La menor percepci髇 del riesgo se produce para el consumo de 1 � 2 consumiciones de alcohol al d韆, que es considerado bastante o muy peligroso para la salud por el 41,6% de las personas encuestadas, seguido a continuaci髇 por el consumo de 5 � 6 copas el fin de semana que es percibido de alto riesgo por el 62,4% de la poblaci髇 general.

A pesar de que m醩 del 90% de las personas de 14 a 70 a駉s consideren bastante o muy arriesgado para la salud consumir 5 � 6 consumiciones de alcohol cada d韆 o en un periodo breve de 2 horas, estas formas de consumo son relativamente frecuentes durante los fines de semana.

Para todas las frecuencias e intensidades de consumo estudiadas, la percepci髇 del riesgo es significativamente mayor en las mujeres que en los hombres, sobre todo en el caso del consumo de 1 � 2 copas cada d韆 o de 5 � 6 copas durante el fin de semana. Por edad, la distribuci髇 de personas que tienen una alta percepci髇 del riesgo es homog閚ea, salvo en el caso del consumo de 5 � 6 consumiciones durante el fin de semana, que crece claramente seg鷑 avanza la edad de los sujetos encuestados.

La percepci髇 del riesgo asociada al consumo de bebidas alcoh髄icas ha evolucionado muy positivamente desde el a駉 2004 en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s, aun as� sigue siendo considerablemente menor que en la poblaci髇 general para el consumo de 5 � 6 copas durante el fin de semana, que es considerado de alto riesgo por un 42,1% de las personas encuestadas, es decir, 20 puntos porcentuales menos que en la poblaci髇 general.

El alcohol sigue siendo la droga socialmente m醩 aceptada como consecuencia de una profunda y consolidada raigambre cultural. Prueba de ello es que a un escaso 25,7% de la poblaci髇 general le parece mal que otros consuman bebidas alcoh髄icas y a un 39,6% el consumo propio. Es significativo el alto grado de indiferencia (玪e da igual�) que suscita el consumo ajeno (44,4%), que es la opci髇 m醩 elegida por la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s. Analizando las respuestas en funci髇 del sexo, se aprecia que los hombres son significativamente m醩 tolerantes con el consumo de alcohol que las mujeres.

La actitud tolerante de la juventud hacia el consumo abusivo de bebidas alcoh髄icas ha disminuido algo en los 鷏timos a駉s. Seg鷑 el Informe 2008 sobre la Juventud en Espa馻 realizado por el Instituto de la Juventud entre j髒enes de 15 a 29 a駉s, la actitud tolerante hacia la conducta de emborracharse en espacios p鷅licos ha pasado de un 3,27 puntos en 2003 a 3,05 en 2007, en una escala de valoraci髇 de 1 a 10 en la que el m醲imo rechazo es uno y la m醲ima tolerancia es 10.

Otro dato indicativo de la tolerancia social ante al consumo de alcohol es que una tercera parte de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s de la Comunidad Aut髇oma perciben que sus padres les permiten consumir bebidas alcoh髄icas a pesar de ser menores de edad: un 16,9% en cualquier sitio y un 16% siempre que no las tomen en casa.

1.2. Demanda directa de bebidas alcoh髄icas.

Una forma directa de valorar el consumo de bebidas alcoh髄icas en la Comunidad Aut髇oma es acudir a los datos del Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Seg鷑 esta fuente de informaci髇, cuyos 鷏timos datos disponibles para su an醠isis corresponden al a駉 2006, el consumo per c醦ita de alcohol puro ha evolucionado positivamente en Castilla y Le髇, pasando de 9,72 litros de alcohol puro en 2004 a 8,73 litros en 2006, lo que representa un descenso del 10,2%. La evoluci髇 de este consumo seg鷑 el lugar en el que se produce ha sido dispar, ha descendido un 2,83% en los establecimientos de hosteler韆 y ha aumentado un 9,27% en los hogares de Castilla y Le髇.

Del an醠isis del tipo de bebida alcoh髄ica consumida se desprende que han descendido las compras de todo tipo de bebidas excepto de la cerveza, que ha pasado de 2,22 litros de alcohol puro per c醦ita en 2004 a 2,73 litros en 2006, lo que supone un aumento del 23%. Este patr髇 se mantiene tanto en los hogares como en los establecimientos de hosteler韆, con la 鷑ica excepci髇 en los primeros de un aumento del 29% en el consumo de vinos con denominaci髇 de origen, que ha pasado de 0,22 litros de alcohol puro per c醦ita en 2004 a 0,28 litros en 2006.

Todos estos datos son congruentes con los proporcionados por las encuestas poblacionales, en las que se detecta un descenso general del consumo principalmente debido a la ca韉a del mismo en las personas que consumen de forma habitual y abusiva bebidas alcoh髄icas.

En relaci髇 con el gasto destinado a la compra de bebidas alcoh髄icas en los hogares y establecimientos de hosteler韆, se ha pasado de 519.697.560 € en 2004 a 519.738.830 € en 2006, imput醤dose este ligero incremento del gasto al aumento del consumo de cerveza y al mayor coste de las bebidas de alta graduaci髇.

1.3. Penetraci髇 del consumo de alcohol en los hogares de Castilla y Le髇.

La penetraci髇 del consumo de bebidas alcoh髄icas en los hogares de Castilla y Le髇 es elevada si se tiene en cuenta que en el 34,8% de ellos nadie bebe, bien es cierto que este porcentaje se ha incrementado sensiblemente desde el a駉 2004 en el que la cifra se situaba en el 27,3%. En los hogares donde se consumen bebidas alcoh髄icas, generalmente son consumidas por pocos miembros de la familia, seg鷑 manifiestan el 35,4% de las personas encuestadas, y tan s髄o en un 16,9% de los hogares son consumidas por todos o por la mayor韆 de sus miembros.

Gran parte de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s percibe que sus padres y/o madres consumen habitualmente alcohol. El 40,1% manifiesta que su padre y su madre consumen bebidas alcoh髄icas todos los fines de semana, porcentaje que asciende al 73,3% cuando la respuesta se refiere al padre.

1.4. Frecuencia e intensidad del consumo de bebidas alcoh髄icas.

1.4.1. Frecuencias de consumo.

La mayor parte de la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 consume bebidas alcoh髄icas de forma ocasional, es decir, con una frecuencia inferior a una vez al mes, o de forma habitual o semanal.

El consumo ocasional de bebidas alcoh髄icas mantiene una tendencia ascendente estad韘ticamente significativa desde que se iniciaron las encuestas a la poblaci髇 general, pasando del 16,6% en 1989 al 40,3% en 2008. Por otra parte, el consumo habitual ha descendido de modo considerable en los 鷏timos cuatro a駉s, pasando del 51,8% en 2004 al 35,6% en 2008, siendo este 鷏timo porcentaje el m醩 bajo con diferencia de los registrados desde el a駉 1989. Tambi閚 es significativo que en los 鷏timos cuatro a駉s el porcentaje de personas que consumen habitualmente bebidas alcoh髄icas los fines de semana haya descendido del 49,8% al 31,7%, el de las que consumen habitualmente en d韆s laborables del 43,8% al 27,2% y el de las que beben a diario del 19,8% al 9,8%. En este 鷏timo caso tambi閚 se constata una tendencia a la baja estad韘ticamente significativa desde el a駉 1989.

Adem醩 de ser menor el n鷐ero de personas que consumen semanalmente bebidas alcoh髄icas, la cantidad de alcohol consumido por 閟tas tambi閚 ha descendido apreciablemente desde el a駉 2000, pasando de 32,7 gramos de alcohol absoluto al d韆 ese a駉, a 25,25 gramos de alcohol/ d韆 en 2004 y a 18,8 gramos de alcohol/d韆 en 2008. Como era de esperar, la cantidad de alcohol consumida es sensiblemente mayor durante los fines de semana (33 gramos de alcohol/d韆) que durante los d韆s laborables (16,7 gramos de alcohol/d韆).

Por lo que respecta a la poblaci髇 de estudiantes, se puede considerar que el 66,9% es consumidor actual de bebidas alcoh髄icas -las ha consumido en el 鷏timo mes-, proporci髇 sensiblemente inferior a la registrada en 2004, que fue del 74,4%. Tambi閚 ha descendido la prevalencia de personas que consumen bebidas alcoh髄icas todos los fines de semana, que ha pasado del 38,5% en 2004 al 32,5% actual.

1.4.2. Consumos de riesgo, intoxicaciones et韑icas y episodios intensos de consumo de alcohol.

Tomando como referencia la tipolog韆 de la OMS (28 UBE/semana en hombres y 17 UBE/semana en mujeres), en 2008, el 4,6% de la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 presentaba un consumo de riesgo de bebidas alcoh髄icas, porcentaje considerablemente inferior al registrado en los a駉s 2004 y 2000, que fue, respectivamente, del 12,2% y del 21,6%.

Por otro lado, el 14,7% de la muestra encuestada en 2008 admite que se hab韆 emborrachado en los 鷏timos 6 meses, cifra similar a la del a駉 1997, que fue del 15,8%, y notablemente inferior a la observada en los a駉s 2004 (19,6%) y 2000 (20,9%). Los episodios de embriaguez son frecuentes entre las personas que consumen habitualmente alcohol, como lo demuestra el hecho de que el 49,3% se haya emborrachado alguna vez en los seis meses previos a la encuesta. Esta circunstancia es mucho m醩 frecuente en el grupo de j髒enes de 14 a 29 a駉s que beben habitualmente, en los que m醩 de 85% de los hombres y entre el 75% y el 90% de las mujeres, seg鷑 la edad, se han embriagado en los seis 鷏timos meses.

Tambi閚 es digno de menci髇 que en 2008 el 17,6% de la poblaci髇 general reconoce haber tomado alguna vez en el 鷏timo mes 5 � m醩 bebidas alcoh髄icas en un per韔do breve de dos horas (binge drinking). Este consumo intensivo de alcohol es m醩 frecuente en j髒enes de 14 a 29 a駉s, en los que el 31,7% admite haber experimentado un episodio intenso de consumo de esta naturaleza.

En la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s, un 42,5% de quienes consumen actualmente bebidas alcoh髄icas admite haber ingerido 5 � m醩 consumiciones de alcohol en un espacio de 2 horas. Por otra parte, dos terceras partes (65%) se han emborrachado alguna vez en la vida y el 34,4% lo ha hecho en el 鷏timo mes, porcentajes similares a los de 2004, que fueron, respectivamente, del 59,2% y del 35%.

1.4.3. Bebedores problem醫icos.

Como en encuestas anteriores, tambi閚 se aplic� en 2008 el test Cage a la poblaci髇 general de Castilla y Le髇. Se considera que una persona presenta un consumo problem醫ico de alcohol cuando alcanza 2 o m醩 puntos en este test. Seg鷑 este criterio, se puede considerar que el 6,1% de la poblaci髇 general encuestada en 2008 es consumidora problem醫ica de alcohol. Este porcentaje se sit鷄 en un nivel ligeramente superior al de 1992, que fue del 5%, y sensiblemente inferior al registrado en 2000 (8,2%) y 2004 (7,2%), debido al descenso experimentado en las mujeres ya que en los hombres la prevalencia permanece estable. Entre los m醩 j髒enes la proporci髇 de bebedores problem醫icos es considerablemente superior, alcanzando el 11% para el rango de edad de 20 a 29 a駉s y el 9,5% en el de adolescentes de 14 a 19 a駉s.

1.4.4. Consumo de bebidas alcoh髄icas en funci髇 del sexo y de la edad.

En la poblaci髇 general, la frecuencia e intensidad del consumo de bebidas alcoh髄icas ha evolucionado positivamente en ambos sexos entre los a駉s 2004 y 2008. En todos los indicadores analizados el consumo est� significativamente m醩 extendido entre los hombres que entre las mujeres, con excepci髇 del consumo en ocasiones especiales en el que hay un predominio femenino. Las diferencias intersexuales en el consumo de alcohol son m醩 acusadas para los consumos m醩 frecuentes e intensos, mientras que son menores en la cantidad de alcohol consumido entre los m醩 j髒enes (14-19 a駉s). As� por ejemplo, el cociente de prevalencias hombre/mujer es de 1,19 para el consumo al menos una vez al mes, 1,76 para el consumo semanal y 2,88 para el consumo diario. En el caso de la intensidad de consumo, el cociente para el bebedor de riesgo es de 2,07, de 2,17 para los episodios intensos (binge drinking) y de 2,59 para el bebedor problem醫ico.

En la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s la frecuencia e intensidad de consumo de bebidas alcoh髄icas se encuentra equiparada en t閞minos generales entre ambos sexos. Tan s髄o se han encontrado diferencias estad韘ticamente significativas en la proporci髇 de abstemios en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes, que es mayor en los chicos, en la prevalencia de bebedores diarios, que tambi閚 es superior en los varones, y, en sentido opuesto, en la proporci髇 de intoxicaciones et韑icas alguna vez en la vida que es mayor en las chicas.

En funci髇 de la edad, el consumo de bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 presenta dos patrones bien diferenciados: los consumos de riesgo, intensos y problem醫icos de alcohol, fundamentalmente los fines de semana, son m醩 frecuentes entre los 20 y 29 a駉s, con extensi髇 tambi閚 a los 14-19 a駉s; mientras que los consumos diarios son mayoritarios a partir de los 50 a駉s. Por encima de los 29 a駉s el consumo habitual de bebidas alcoh髄icas disminuye con la edad, todo lo contrario que el consumo diario, que aumenta a medida que lo hace la edad de las personas encuestadas.

1.4.5. Continuidad en el consumo de bebidas alcoh髄icas.

La continuidad en el consumo de bebidas alcoh髄icas es muy elevada en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s, si bien es cierto que ha disminuido respecto al a駉 2004. En la actualidad, un 96,2% de quienes declaran haber consumido bebidas alcoh髄icas alguna vez en la vida reconocen que contin鷄n consumi閚dolas en el 鷏timo a駉 y un 78,5% en el 鷏timo mes. Cuando el an醠isis se realiza a partir del consumo en el 鷏timo a駉, se observa que el 81,5% de los estudiantes tambi閚 contin鷄n consumiendo alcohol en el 鷏timo mes y el 39,7% lo hacen todos los fines de semana.

1.5. Preferencia por las distintas bebidas alcoh髄icas.

En las 鷏timas d閏adas se ha producido una marcada transformaci髇 de las pautas de consumo de alcohol caracterizada por un aumento del consumo de cerveza y por la concentraci髇 de los consumos durante los fines de semana. En Castilla y Le髇 la cerveza sigue siendo la bebida m醩 frecuentemente consumida, en 2008 con un 25,2% de la poblaci髇 general encuestada, seguida por el vino, que es consumida por el 18,7%. Entre las bebidas de alta graduaci髇 alcoh髄ica, la m醩 consumida es el ron (6%), seguida por el whisky (5,7%), el orujo (4%) y la ginebra (2,3%). El resto de las bebidas se consumen de forma muy minoritaria por debajo de los porcentajes antes se馻lados. Este patr髇 de preferencias no experimenta grandes variaciones en funci髇 del sexo, si bien es cierto que las mujeres muestran menos preferencia que los hombres por el whisky y el orujo y m醩 por el vermut. Considerando al conjunto de las personas que consumen habitualmente alcohol, las cinco bebidas de consumo preferente son la cerveza (70,8%), el vino (52,6%), el ron (16,8%), el whisky (16,1%) y el orujo (11,1%).

1.6. Edad de inicio.

Las edades de inicio en el consumo de bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 de estudiantes de Castilla y Le髇 se encuentran estabilizadas en los 13 a駉s y medio para los primeros contactos con el alcohol y en los 15 a駉s para el inicio en el consumo semanal. El periodo cr韙ico para la generalizaci髇 del consumo de bebidas alcoh髄icas se sit鷄 entre los 15 y 16 a駉s: los 15 a駉s para experimentar con el alcohol, consumirlo habitualmente y experimentar las primeras borracheras, y los 16 a駉s para consumir todos los fines de semana y emborracharse habitualmente.

El consumo de bebidas alcoh髄icas aumenta de un modo muy importante con la edad. A los 14 a駉s el 34% de los estudiantes reconoce consumir alcohol habitualmente, mientras que a los 18 a駉s este porcentaje alcanza el 84,5%. Igualmente, un 12% de los estudiantes de 14 a駉s admite consumir todos los fines de semana y un 14% haberse emborrachado en los 鷏timos 30 d韆s; cifras que alcanzan el 54% y el 46%, respectivamente, a los 18 a駉s.

1.7. Consecuencias negativas del consumo de alcohol.

1.7.1. Encuestas poblacionales.

En la poblaci髇 general, un 3,3% de las personas encuestadas manifiesta que en el 鷏timo a駉 ha tenido una ri馻 o discusi髇 como consecuencia del consumo de alcohol, un 1,6% que se ha visto involucrado en una pelea por su causa y un 0,6% que ha sufrido un accidente de tr醘ico que precis� de atenci髇 m閐ica, en los tres casos se馻lados los problemas son m醩 frecuentes en los hombres que en las mujeres. Otros problemas atribuidos al consumo de alcohol en los que no se han encontrado diferencias en funci髇 del sexo son: faltar a clase (1%), no acudir a trabajar (0,8%), haber sido detenido por la polic韆 (0,4%) y sufrir un accidente laboral que precis� asistencia sanitaria (0,2%). En el caso de la poblaci髇 de estudiantes, un 7,7% admite haber participado en peleas despu閟 de haber consumido alcohol en las 6 horas previas, un 3,4% haber sufrido una accidente que requiri� atenci髇 m閐ica, un 1,4% haber sido detenido por la polic韆 y un 1,2% haber recibido asistencia m閐ica urgente.

1.7.2. Admisiones a tratamiento.

Otra forma de valorar las consecuencias negativas de la ingesta excesiva de bebidas alcoh髄icas es analizar el indicador de admisiones a tratamiento ambulatorio por consumo de sustancias psicoactivas, lo que permite evaluar una de las principales complicaciones del abuso de alcohol como es el s韓drome de dependencia alcoh髄ica. Seg鷑 los datos del Sistema de Informaci髇 sobre Toxicoman韆s de Castilla y Le髇 (SAITCyL), la proporci髇 de admisiones a tratamiento por abuso de alcohol ha aumentado en el per韔do 2004-2007, registrando su valor m韓imo en 2005 con el 22,3% del total de las admisiones a tratamiento, y el valor m醲imo en 2007 con el 25,4%.

El perfil de las personas atendidas se mantiene a lo largo del tiempo y se caracteriza por los siguientes rasgos:

• • Un 88,8% de las personas admitidas a tratamiento tiene la nacionalidad espa駉la, aunque se observa una tendencia creciente en el n鷐ero de inmigrantes, que va del 6,3% en 2004 al 10,1% en 2007.
• • Los hombres representan el 84,4% del total de las admisiones a tratamiento, lo que supone una raz髇 de 5,4 hombres por cada mujer.
• • El 84,2% de las personas en tratamiento reside en su casa, aunque hay que destacar que se duplica el porcentaje de individuos que refiere haber estado en prisi髇 o en centros de reforma.
• • Dispone de empleo el 46,4% de los pacientes, observ醤dose una mejora progresiva de la formaci髇 acad閙ica, de modo que en 2004 el nivel de estudios m醩 frecuente fueron los estudios primarios (41,5%) y, en 2007, los estudios secundarios (44,9%).
• • La edad media de las personas en tratamiento se encuentra en los 43 a駉s, sin que se hayan detectado cambios relevantes en el per韔do de tiempo analizado.
• • Las personas dependientes del alcohol atendidas en 2007 se iniciaron en el consumo de bebidas alcoh髄icas a los 16,7 a駉s, existiendo diferencias significativas en funci髇 del sexo, de forma que los hombres se inician en el consumo tres a駉s antes que las mujeres. Por otra parte, la edad media de inicio en el consumo problem醫ico de alcohol se sit鷄 en los 28,5 a駉s y el n鷐ero medio de a駉s de consumo de al iniciar tratamiento en los 26,2 a駉s.
• • Al analizar la patolog韆 relacionada con el consumo de alcohol, se observa que los trastornos mentales aparecen en primer lugar con una prevalencia m醲ima del 31,7% en 2006 y m韓ima del 24% en 2007. A continuaci髇 se sit鷄 la patolog韆 org醤ica asociada al alcoholismo, que oscila entre un valor m醲imo de 27,3% en 2005 y m韓imo del 16,6% en 2007. Por lo que respecta a las hepatitis, la prevalencia de la hepatitis B oscila entre 2,4% en 2004 y el 4,7% en 2006, y la de las hepatitis C, del 3,3% en 2005 al 6,4% en 2006.

1.7.3. Urgencias sanitarias.

Las urgencias sanitarias atendidas por la red p鷅lica asistencial en la que se incluyen los servicios de urgencias hospitalarias, de Atenci髇 Primaria y de Emergencias Sanitarias de Castilla y Le髇, tambi閚 ofrecen informaci髇 relevante para valorar los problemas ocasionados por el consumo excesivo de bebidas alcoh髄icas.

De los datos disponibles, el indicador m醩 sensible es el de urgencias hospitalarias relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas del SAITCyL. Seg鷑 este indicador, los episodios de urgencia por abuso de alcohol han aumentado el 7,7% en el periodo de tiempo comprendido entre los a駉s 2005 y 2007. En este periodo, la mayor韆 de los episodios ocurren en hombres (75,2% en 2007), requiriendo ingreso en el hospital entre el 2,0% en 2004 y el 8,1% en 2006 de todos los casos atendidos en urgencias por esta causa. Los fines de semana, de viernes a domingo, las urgencias relacionadas con el consumo de alcohol son un 35% m醩 frecuentes que el resto de la semana.

Al analizar las urgencias hospitalarias por edad, se comprueba que el grupo m醩 numeroso es el constituido por las personas de 30 y m醩 a駉s, que concentra el 64,7% de todas las urgencias. Este dato es relevante para relativizar la imagen social que asocia en exclusiva alcohol, j髒enes y urgencias sanitarias. Las diferencias de edad en funci髇 del sexo tambi閚 aqu� son significativas, de hecho en las mujeres el rango de edad m醩 representado es el de 14 a 29 a駉s con un 54,0% de las urgencias hospitalarias en 2007. La edad media de la totalidad de las personas que acuden a urgencias oscila entre los 33,8 a駉s en 2004 y los 38,8 a駉s en 2005, siendo esta edad 10 a駉s como promedio menor en las mujeres que en los hombres.

En relaci髇 con las urgencias sanitarias que son atendidas por los servicios de atenci髇 continuada de Atenci髇 Primaria, hay que se馻lar que en un estudio espec韋ico realizado en 2006 se constat� que s髄o un 1% de las consultas en las que se atiende a personas j髒enes de menos de 30 a駉s se registra como debida al abuso de alcohol, siendo el perfil de las personas atendidas similar al encontrado en las urgencias hospitalarias.

En el caso de las urgencias atendidas por el Servicio de Emergencias Sanitarias de Castilla y Le髇, la proporci髇 de casos debidos al abuso de bebidas alcoh髄icas tambi閚 se mueve en unas cifras muy bajas, que oscilan entre el 1,79% en 2004 y el 0,35% en 2007. De las urgencias por consumo de alcohol, las correspondientes a menores de 30 a駉s representan el 35,5% en el a駉 2004 y el 32,6% en el a駉 2007.

En la evaluaci髇 del V Plan Regional sobre Drogas se analiza la evoluci髇 y la prevalencia de otro tipo de problemas que son de inter閟 para caracterizar las consecuencias negativas del abuso de alcohol, como por ejemplo, la presencia de alcohol en conductores que son v韈timas de accidentes de tr醘ico.

1.8. Motivos para abandonar el consumo de bebidas alcoh髄icas.

Las principales razones que alega la poblaci髇 general para abandonar el consumo de bebidas alcoh髄icas son las relacionadas con la salud (34,2%) y la recomendaci髇 m閐ica (31,6%). En los hombres la principal raz髇 para abandonar el consumo es la recomendaci髇 m閐ica (36,7%), mientras que en las mujeres es el efecto pernicioso sobre la salud (42,1%).

1.9. Disponibilidad percibida.

El alcohol es con mucha diferencia la droga que la poblaci髇 escolar de Castilla y Le髇 percibe como m醩 disponible. El 93,7% de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s considera que es f醕il o muy f醕il conseguir bebidas alcoh髄icas, siendo significativo que un 87% de los que tienen 14 a駉s tenga esta percepci髇.

1.10. Alcohol y seguridad vial.

El binomio alcohol - conducci髇 es una combinaci髇 de alto riesgo para la seguridad vial. En 2008 se mantiene una tendencia descendente consolidada en la proporci髇 de personas que refiere haber conducido un veh韈ulo bajo los efectos del alcohol en el 鷏timo a駉, que ha pasado del 12,8% en 2000, al 6,4% en 2004 y al 4,5% en 2008. Tambi閚 se aprecia una tendencia a la baja en el porcentaje de personas que manifiestan haber sido pasajeras en el 鷏timo a駉 de un veh韈ulo conducido por alguien bajo los efectos del alcohol (16,3% en 2000, 8% en 2004 y 5,8% en 2008). Hay que significar que las diferencias por sexo de ambas conductas de riesgo son bastante acusadas y estad韘ticamente significativas, manteni閚dose los hombres por encima de las mujeres.

En la poblaci髇 de estudiantes, la proporci髇 de quienes refieren haber conducido bajo los efectos del alcohol (4,9%) es similar a la registrada en la poblaci髇 general, sin embargo, es muy superior el porcentaje de adolescentes que manifiesta haber viajado en un veh韈ulo conducido por alguien bajo sus efectos (22,9%).

2. TABACO.

2.1. Percepci髇 del riesgo y aceptaci髇 social.

Entre los a駉s 2004 y 2008 se mantiene estabilizada en la poblaci髇 general la percepci髇 del riesgo asociada a fumar de vez en cuando, mientras que baja ligeramente la asociada a fumar regularmente debido al descenso en los varones. El 45,3% considera bastante o muy peligroso para la salud fumar de vez en cuando (45,7% en 2004) y el 82,2% hacerlo habitualmente (85,7% en 2004).

La percepci髇 del riesgo asociada a la conducta de fumar tabaco es menor en los hombres que en las mujeres y entre los m醩 j髒enes (14-19 a駉s). No obstante, en la poblaci髇 de estudiantes, el 87,2% cree que fumar un paquete diario genera bastantes o muchos problemas para la salud, siendo esta cifra considerablemente superior a la del a駉 2004 (75,2%) y la m醩 alta de las registradas en la serie de encuestas escolares iniciada en el a駉 1994.

En relaci髇 con la tolerancia social, la opini髇 negativa de la poblaci髇 general hacia el consumo ajeno de tabaco es del 33,1% y hacia el consumo propio del 59,7%, cifras sensiblemente inferiores a las registradas en el a駉 2004, que fueron del 42,2% y del 64,6%, respectivamente, y similares a las observadas en el a駉 2000 (35,6% y 53,8%). Por otra parte, el rechazo a que se fume en los centros de trabajo (64,8%) y en lugares p鷅licos cerrados (70,3%) ha aumentado considerablemente respecto al a駉 2004 (45,8% y 58,9%, respectivamente), situ醤dose en unas cifras similares a las de los a駉s 1997 y 2000. En todos los casos el grado de aceptaci髇 social del consumo de tabaco es significativamente mayor en los hombres que en las mujeres.

Es significativo que menos de la mitad de la poblaci髇 general encuestada, en concreto el 49,1%, manifieste que no ha visto ning鷑 d韆 fumar tabaco en su centro de trabajo en el 鷏timo mes o en lugares p鷅licos en los que est� prohibido, como tambi閚 lo es que el 25,9% conteste que ha visto fumar en estos lugares todos o casi todos los d韆s. Por otra parte, el 55,8% de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s manifiesta que ha visto fumar al profesorado en el recinto educativo todos o casi todos los d韆s que ha ido a clase en el 鷏timo mes, mientras que el 25,3% ha visto fumando a otros estudiantes y el 49,7% a otras personas.

Seg鷑 los datos de un estudio realizado por el Instituto de la Juventud en 2007, la tolerancia de la poblaci髇 juvenil hacia la conducta de fumar en lugares p鷅licos ha disminuido de 3,68 puntos en 2003 a 2,85 puntos en 2007, en una escala de 1 a 10 en la que el m醲imo rechazo es uno y la m醲ima tolerancia es 10.

Por otra parte, como pone de manifiesto la encuesta escolar sobre drogas, la tolerancia social de los padres hacia el consumo de tabaco en sus hijos e hijas es mucho menor que para el alcohol. Un 67,3% de los estudiantes de 14 a 18 a駉s percibe que sus padres no le permiten en absoluto fumar, mientras que este porcentaje para el consumo de bebidas alcoh髄icas apenas llega al 48,3%.

2.2. Demanda directa de tabaco.

Los datos proporcionados por el Comisionado para el mercado de tabacos del Ministerio de Econom韆 y Hacienda relativos a las ventas legales de tabaco en estancos, establecimientos y dispositivos autorizados, muestran que en Castilla y Le髇 se ha producido un descenso en las ventas de los diferentes tipos de labores del tabaco, salvo en el caso del tabaco para liar que aumenta en un 56%, pudiendo ser uno de los motivos de este aumento la utilizaci髇 de esta labor para el consumo de derivados del cannabis. En el caso de las cajetillas de cigarrillos, que representan el 70% del total de las ventas, se ha reducido el n鷐ero de unidades en un 6,8%, pasando de las 236.607.059 en 2004 a las 220.614.964 en 2007.

Analizando las ventas anuales por habitante de 15 a 65 a駉s, se mantiene el descenso detectado a駉s atr醩, de modo que la venta per c醦ita de cajetillas de cigarrillos han pasado de 144,3 en 2004 a 132,3 en 2007, lo que supone un descenso del 8,3%. Por otra parte, tambi閚 desciende un 3,0% el consumo per c醦ita de cigarros, que pasa de 59,4 unidades a 57,6 en ese mismo per韔do de tiempo.

Debido a la subida de precios, el gasto destinado a la compra de labores del tabaco en la Comunidad Aut髇oma se ha incrementado en un 7% entre los a駉s 2004 y 2007, debido sobre todo al aumento del gasto en los dos 鷏timos a駉s de ese per韔do.

2.3. Frecuencia e intensidad de consumo.

En la poblaci髇 general la prevalencia de personas que fuman a diario desciende hasta el 31,5% en 2008, es decir, un 12,7% menos que en 2004 y un 29,1% menos que en 1989, siendo estad韘ticamente significativa la evoluci髇 a la baja registrada en los 鷏timos 20 a駉s. Este hecho determina que la proporci髇 actual de personas que no fuman (58,3%) sea pr醕ticamente el doble de quienes fuman a diario.

El descenso en el n鷐ero de personas que fuman habitualmente se constata en una menor penetraci髇 del h醔ito de fumar en los hogares de Castilla y Le髇. Mientras que en 2004 fumaba al menos una persona en el 63,1% de los hogares, en 2008 este porcentaje ha disminuido hasta el 55,2%. Esta misma evoluci髇 positiva se aprecia en la proporci髇 de hogares en las que nadie fuma, que ha pasado del 36,9% en 2004 al 44,8% en 2008.

El consumo medio de cigarrillos/d韆 entre las personas que fuman habitualmente se mantiene estable desde el a駉 1997 en torno a las 15-16 unidades. Como ocurr韆 en las encuestas de a駉s anteriores, los fumadores habituales de tabaco negro fuman una media diaria mayor de cigarrillos (18,43) que los que fuman tabaco rubio (14,81).

Por otro lado, los grandes fumadores, es decir, aquellos que fuman 20 o m醩 cigarrillos al d韆, representan el 12,7% de la poblaci髇 general. Con la 鷑ica salvedad del a駉 2004, esta prevalencia viene disminuyendo desde 1997. La evoluci髇 favorable se debe fundamentalmente a los hombres, ya que en el caso de las mujeres la proporci髇 de grandes fumadoras se mantiene pr醕ticamente estabilizada desde 1992 en torno al 9%-10%.

M醩 de un 49,9% de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s ha fumado alguna en la vida, proporci髇 que ha disminuido un 19,6% respecto al a駉 2004, aunque contin鷄 ligeramente por encima de la media nacional. Un 17,7% de los estudiantes fuma a diario, es decir, 4 puntos porcentuales menos que en el a駉 2004, y 2,9 puntos por encima del promedio estatal. Entre quienes fuman habitualmente, el consumo medio de cigarrillos/d韆 (8,1 unidades) es considerablemente inferior al de la poblaci髇 general.

Convivir con personas que fuman en el hogar hace m醩 probable que los estudiantes fumen. La prevalencia de estudiantes que fuman a diario y que viven en hogares en los que su padre o su madre fuma es del 24,5%, mientras que esta proporci髇 es s髄o del 13% en los estudiantes en los que ninguno de sus progenitores es fumador.

2.4. Ex fumadores e intentos de dejar de fumar.

A diferencia de lo observado en las encuestas a la poblaci髇 general de los a駉s 1997, 2000 y 2004, la proporci髇 de personas fumadoras que se han planteado seriamente dejar de fumar en los 鷏timos 6 meses ha pasado del 44,4% en 2004 al 40,7% en 2008, si bien es cierto que la cifra actual es muy superior a la de 1997 que fue del 28,2%. Tambi閚 ha descendido el porcentaje de los que ha intentado dejar de fumar en los 鷏timos 6 meses (23,2% en 2008; 29,4% en 2004 y 25,2% en 2000) y en el 鷏timo mes (22.0% en 2008 frente al 32,5% en 2004).

Asimismo, el porcentaje de ex fumadores, que se duplic� entre 1989 y 2000, ha continuado descendiendo en 2008 hasta el 16,5% (18,6% en 2004). Bien es cierto que el tiempo transcurrido desde que los ex fumadores dejaron de fumar se ha triplicado desde 1997 (78,9 meses en 2008 frente a 26,0 meses en 1997). El abandono del h醔ito tab醧uico sigue siendo significativamente m醩 frecuente en los hombres (18,9%) que en las mujeres (14%), y aumenta al hacerlo la edad de la poblaci髇 encuestada.

La evoluci髇 de estos indicadores en la poblaci髇 general quiz� est� indicando que actualmente el menor n鷐ero de fumadores puede estar constituido en mayor proporci髇 por personas con una alta dependencia de la nicotina que tienen m醩 dificultades o resistencias para dejar de fumar.

Un dato a tener muy en cuenta es que un 74,6% de la poblaci髇 de estudiantes de Castilla y Le髇 que fuman tienen intenci髇 de dejar el tabaco, 2 puntos porcentuales por encima del promedio nacional, y que el 43,6% ha intentado ya dejar de fumar.

Los principales motivos identificados en la poblaci髇 general para la cesaci髇 del h醔ito tab醧uico son: porque me sienta mal a la salud (45,0%), por recomendaci髇 m閐ica (15,5%) y por consejo de mis familiares directos (12,6%). Los efectos prejudiciales para la salud del h醔ito de fumar han sido la principal motivaci髇 desde que se hace esta pregunta, mientras que el consejo familiar es una raz髇 que se cita cada vez con mayor frecuencia en las sucesivas encuestas. Por sexo, las razones para dejar de fumar son bastantes similares, si bien es cierto que se detectan algunas diferencias. Los perjuicios del tabaco para la salud son la principal raz髇 para ambos sexos, en mayor medida para los hombres (50,9%) que para las mujeres (36,5%); por su parte, el consejo familiar es la segunda raz髇 en importancia en las mujeres (16%) y la tercera en los hombres (10,3%) y, al contrario, la recomendaci髇 m閐ica la segunda raz髇 en los hombres (17%) y la tercera en las mujeres (13,5%).

2.5. H醔ito de fumar en funci髇 del sexo y de la edad.

En la poblaci髇 general el h醔ito de fumar a diario sigue siendo significativamente m醩 frecuente entre los hombres (35,3%) que entre las mujeres (27,6%), observ醤dose una evoluci髇 positiva entre 2004 y 2008 en ambos sexos, sobre todo en las mujeres. Este predominio masculino se produce en todos los rangos de edad, excepto entre los 20 y 29 a駉s en los que existe una ligera superioridad femenina (41,2% en mujeres frente al 40,2% en hombres). Precisamente, a los 20-29 a駉s, se registra la mayor proporci髇 de personas que fuman habitualmente (40,7%), seguido de los 40-49 a駉s (38,0%) y de los 30-39 a駉s (33,4%).

Tambi閚 es significativamente mayor el consumo medio de cigarrillos/ d韆 en los hombres que fuman a diario (16,3 unidades/d韆 frente a 13,3 unidades/d韆) y la proporci髇 de grandes fumadores (16,0% frente a 9,3%). En el caso de los varones, la forma m醩 frecuente de consumo es fumar 20 � m醩 cigarrillos al d韆 (16,0%), mientras que en las mujeres este patr髇 no es tan claro, distribuy閚dose las formas m醩 frecuentes de consumo entre los 10-19 cigarrillos/d韆 (9,6%) y los 20 � m醩 cigarrillos/ d韆 (9,3%). Por edades, la magnitud de consumo es mayor en etapas medias de la vida, entre los 30 y 49 a駉s si se considera la cantidad de cigarrillos/d韆 fumados, y los 40-49 a駉s si se considera la prevalencia de grandes fumadores.

Por 鷏timo, el abandono de la dependencia del tabaco sigue siendo m醩 frecuente en los hombres (18,9%) que en las mujeres (14,0%), aumentando la proporci髇 de ex fumadores a medida que lo hace la edad.

Entre la poblaci髇 estudiantes de 14 a 18 a駉s, el h醔ito de fumar es significativamente superior en las mujeres (20,1%) que en los hombres (15,2%), predominio que se produce en todos los subgrupos de edad de este colectivo. Como aspecto positivo hay que se馻lar que la proporci髇 de fumadores diarios ha descendido desde el a駉 2004 tanto en los chicos como en las chicas, especialmente entre los primeros.

2.6. Edad de inicio.

En la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s las primeras experiencias con el tabaco se producen a los 13 a駉s, edad que se mantiene constante desde el a駉 1996, y el h醔ito de fumar entre aquellos que fuman a diario a los 14,2 a駉s. Hay dos edades cr韙icas en las que el consumo habitual de tabaco aumenta de forma notable, los 15 y los 18 a駉s.

El h醔ito de fumar aumenta de un modo significativo con la edad. A los 14 a駉s tan s髄o un 4,9% de la poblaci髇 escolar fuma a diario - aunque un 30,9% ya ha fumado alguna vez en la vida - mientras que a los 18 a駉s el porcentaje de estudiantes que fuma habitualmente se sit鷄 en el 32,1% y el de los que han experimentado con el tabaco en el 60%; cifras, no obstante, considerablemente inferiores a las que se registran con las bebidas alcoh髄icas en este mismo grupo de edad.

3. CANNABIS.

El cannabis, a pesar de ser una droga ilegal, presenta una percepci髇 del riesgo, un grado de aceptaci髇 social y unas frecuencias de consumo a lo largo de la vida y en el 鷏timo mes, que se aproximan a las drogas legales, especialmente al tabaco, otorg醤dole en cierta manera un estatus intermedio entre las drogas legales y las de comercio ilegal.

3.1. Percepci髇 del riesgo y aceptaci髇 social.

Tras varios a駉s de descenso progresivo de la proporci髇 de personas que consideran bastante o muy peligroso para la salud consumir cannabis, parece que esta tendencia se ha roto en 2008 en la poblaci髇 general, sobre todo en el caso del consumo regular. Actualmente, un 55,5% de las personas encuestadas considera de alto riesgo probar el cannabis y un 89,7% consumirlo de forma habitual. Para ambas frecuencias de consumo existen diferencias estad韘ticamente significativas por sexo, siendo mayor la percepci髇 del riesgo en las mujeres que en los hombres. Por otro lado, existe una relaci髇 directa entre edad y peligrosidad percibida, de modo que seg鷑 aumenta la edad tambi閚 se incrementa la percepci髇 del riesgo.

En la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s, tras un descenso continuado de la percepci髇 del riesgo desde 1994, tambi閚 se detecta este cambio de tendencia, incluso antes que en la poblaci髇 general para el consumo habitual de cannabis. Actualmente, pr醕ticamente la misma proporci髇 de personas en ambas poblaciones considera de alto riesgo consumir habitualmente derivados del cannabis, hecho que no se hab韆 producido nunca desde que se empez� a evaluar este indicador en la Comunidad Aut髇oma, que siempre hab韆 sido inferior en la poblaci髇 de estudiantes. El consumo habitual de cannabis es considerado problem醫ico por el 88,1% del alumnado, 12 puntos porcentuales m醩 que en el a駉 2004. La percepci髇 del riesgo es menor en los chicos que en las chicas, y al contrario de lo que ocurre en la poblaci髇 general, disminuye a medida que aumenta la edad, sobre todo a partir de los 17-18 a駉s.

Respecto a la aceptaci髇 social del consumo de cannabis, al 50,7% de la poblaci髇 general le parece mal el consumo ajeno y al 76,8% el consumo propio, mostr醤dose indiferentes el 34,7% y el 10,3%, respectivamente. En funci髇 del sexo se han encontrado diferencias estad韘ticamente significativas que indican que los hombres son m醩 tolerantes con el consumo de cannabis que las mujeres. Los datos antes rese馻dos dibujan un panorama en el que la tolerancia social existente hacia el consumo de c醤nabis se sit鷄 en un lugar intermedio entre el resto de las drogas ilegales y las drogas de comercio legal como el alcohol y el tabaco.

3.2. Frecuencia de consumo.

El cannabis contin鷄 siendo la droga ilegal m醩 frecuentemente consumida en Castilla y Le髇. Un 26,8% de la poblaci髇 general manifiesta que ha consumido cannabis alguna vez en la vida, lo que representa 7,8 puntos porcentuales menos que en 2004. Un 7,7% que lo ha hecho en el 鷏timo a駉, menos de la mitad que en 2004 en el que la prevalencia alcanz� la cifra m醩 alta con el 15,7%; y un 5,4% en el 鷏timo mes, 2,8 puntos porcentuales menos que cuatro a駉s antes, en el que de igual modo se alcanz� la prevalencia m醩 alta con el 8,2%. Parece pues que tras una prolongada fase expansiva, el consumo de cannabis en la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 puede estar contray閚dose, hasta el punto de alcanzar las prevalencias m醩 bajas desde que se iniciaron las encuestas a la poblaci髇 general en 1989.

En la poblaci髇 escolar tambi閚 se constata un importante descenso despu閟 de un crecimiento progresivo e ininterrumpido desde el a駉 1994. En este segmento de la poblaci髇, refieren haber consumido cannabis alguna vez en la vida el 37,4% (44,2% en 2004), en el 鷏timo a駉 el 30,5% (38,9% en 2004) y en el 鷏timo mes el 19,0% (24,3% en 2004); cifras todas ellas que se sit鷄n muy cerca de la media nacional, aunque ligeramente por encima de ella en el caso del consumo alguna vez en la vida y en el 鷏timo a駉.

En la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s el consumo de cannabis es m醩 frecuente en los hombres que en las mujeres, existiendo diferencias estad韘ticamente significativas por sexo en todas las frecuencias de consumo estudiadas. No ocurre lo mismo en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s en la que no se constatan diferencias con significaci髇 estad韘tica.

Tomando como referencia a la poblaci髇 general, se observa que el consumo de cannabis es m醩 frecuente en edades j髒enes (14-29 a駉s), sobre todo el consumo en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes, disminuyendo progresivamente a partir los 29 a駉s a medida que aumenta la edad de las personas encuestadas. Las mayores prevalencias de consumo se presentan en el rango de edad de 20 a 29 a駉s, con un 50,6% para el consumo alguna vez en la vida, un 18,8% para el consumo en los 鷏timos 12 meses y un 12,6% para el consumo en el 鷏timo mes. El consumo a lo largo de la vida es igualmente importante en los rangos de edad de 30-39 a駉s y de 14-19 a駉s, siendo frecuente tambi閚 en este 鷏timo grupo el consumo en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes.

Hasta el a駉 2004 el derivado del cannabis que m醩 frecuentemente se consum韆 en la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 era el hach韘. En 2008 parece que la situaci髇 ha cambiado, de forma que el consumo de marihuana supera ligeramente al de hach韘.

3.3. Continuidad en el consumo de cannabis.

Entre las personas de la poblaci髇 general que han consumido derivados del cannabis alguna vez en la vida, el 28,7% contin鷄 consumi閚dolos en los 鷏timos 12 meses y el 20,4% en los 鷏timos 30 d韆s. Por otra parte, entre los que admiten haber consumido cannabis en el ultimo a駉 la continuidad en el consumo en el 鷏timo mes es muy alta, la m醩 alta de todas las drogas ilegales, alcanzando el 71,2%.

En la poblaci髇 de estudiantes la continuidad en el consumo de cannabis es por lo general mucho mayor. De los estudiantes que han consumido derivados del cannabis alguna vez en la vida, el 88,1% contin鷄 haci閚dolo en el 鷏timo a駉 y el 55,2% en el 鷏timo mes. Si el an醠isis se hace tomando como referencia a los que han consumido en el 鷏timo a駉, el 62,8% contin鷄 haci閚dolo en los 30 d韆s previos a la encuesta. No obstante, en comparaci髇 con los datos del a駉 2004 se aprecia una evoluci髇 positiva en este indicador.

3.4. Edad de inicio.

Las primeras experiencias con el cannabis se producen a los 15 a駉s en la poblaci髇 de estudiantes de Castilla y Le髇, manteni閚dose estable esta edad, con ligeras oscilaciones, desde el a駉 1994. Las edades en las que se produce una mayor incorporaci髇 de nuevas personas consumidoras son los 15 y los 17 a駉s. Como ocurre con el alcohol y el tabaco, el consumo de cannabis crece de modo muy importante con la edad, a los 14 a駉s ha experimentado con esta droga el 15,6% de la poblaci髇 de estudiantes, mientras que a los 18 a駉s ya lo ha hecho el 59,2%. Por lo que respecta al consumo en el 鷏timo mes, la prevalencia de consumidores a los 14 a駉s es del 9,4% y a los 18 a駉s del 24,4%.

3.5. Consecuencias negativas del consumo de cannabis:

El 14,1% de la poblaci髇 general que ha consumido cannabis en el 鷏timo a駉 ha experimentado problemas por su causa, un 12% exclusivamente por el consumo de esta sustancia y un 2,1% por el consumo de cannabis y de otras drogas ilegales. Los problemas m醩 frecuentes por orden de importancia son: ri馻s o discusiones (9,9%), peleas (6,8%) y detenci髇 por la polic韆 (4,7%), entre los cuales s髄o en el caso de las peleas se observa un predominio masculino estad韘ticamente significativo.

Las consecuencias negativas inmediatas por el consumo de cannabis en estudiantes de 14 a 18 a駉s tambi閚 son relevantes. Un 10% admite que ha tenido problemas en casa o en el centro escolar debidos al consumo de cannabis, esa misma proporci髇 de estudiantes reconoce que ha consumido cannabis de forma repetida haciendo alguna actividad que pod韆 ponerle en peligro f韘ico, un 6,3% que ha tenido problemas con la ley y un 4,7% que ha tenido problemas con la familia o con sus amigos. De hecho, un 2,3% de la poblaci髇 escolar admite haber tenido problemas a menudo debido al consumo de cannabis, incluso, un 8,8% reconoce seguir consumi閚dolo a pesar de que su uso le causa problemas con la familia y con los amigos.

Un hecho a tener en cuenta es que el consumo de cannabis preocupa a una proporci髇 importante de la poblaci髇 de estudiantes. Concretamente, un 14,2% ha pensado en el 鷏timo a駉 que no puede controlar su consumo, un 13% admite que se ha preocupado o se ha puesto nervioso ante la posibilidad de que le falte un porro, un 16,9% se ha sentido preocupado por su consumo de cannabis y un 23,4% ha deseado poder dejarlo.

Un dato a tener en cuenta para valorar los efectos adversos del consumo de cannabis es que, seg鷑 el SAITCyL, el peso de los tratamientos por esta droga sobre el total de las admisiones a tratamiento ambulatorio por consumo de drogas ilegales, se ha incrementado en un 21% en tres a駉s, pasando de representar el 6,2% en 2004 al 7,5% en 2007, y que el 11,3% de las urgencias hospitalarias producidas en 2007 se han debido al consumo de derivados del cannabis; proporci髇 muy similar a las urgencias debidas al consumo de hero韓a (11,5%).

3.6. Disponibilidad percibida.

La disponibilidad percibida del cannabis se mantiene en unos porcentajes muy elevados tanto en la poblaci髇 general como en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s de Castilla y Le髇.

El 68,6% de la poblaci髇 escolar manifiesta que les resultar韆 f醕il o muy f醕il disponer de c醤nabis, habiendo disminuido esta proporci髇 en 4,5 puntos porcentuales respecto al a駉 2004. En la poblaci髇 general, el 90,5% (88,3% en 2004) considera que conseguir cannabis es muy f醕il o relativamente f醕il, sin que se observen diferencias significativas en funci髇 del sexo.

3.7. Cannabis y seguridad vial.

Por lo que respecta al consumo de cannabis y su impacto en la seguridad vial en la poblaci髇 general, es significativo que entre quienes han consumido esta droga en el 鷏timo a駉, el 18,3% reconozca haber conducido bajo sus efectos y el 28,5% haber montado en un veh韈ulo conducido por alguien con sus facultades alteradas por el cannabis. Ambos tipos de conducta son significativamente m醩 frecuentes entre los hombres que entre las mujeres y en el rango de edad de 20 a 29 a駉s.

4. COCA蚇A.

4.1. Percepci髇 del riesgo.

La proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que consideran bastante o muy peligroso para la salud consumir coca韓a se mantiene en unas cifras muy elevadas, tanto si se trata de probar esta droga (89,5%) como de consumirla regularmente (98,7%). En la poblaci髇 de estudiantes la percepci髇 del riesgo tambi閚 es alta, aunque ligeramente inferior a la registrada en la poblaci髇 general: el 89,1% del alumnado considera que el consumo ocasional de coca韓a puede ocasionar bastantes o muchos problemas y el 95,3% que los puede ocasionar consumirla regularmente. En ambas poblaciones la percepci髇 del riesgo es m醩 elevada en las mujeres que en los hombres, sobre todo en el caso de la poblaci髇 general.

4.2. Frecuencia de consumo.

La coca韓a es claramente la segunda droga ilegal m醩 frecuentemente consumida en Castilla y Le髇. De las personas de la poblaci髇 general que consumen esta droga y que informan del derivado que utilizan, el 100% refiri� consumir coca韓a en polvo (clorhidrato de coca韓a) y el 7,6% manifest� ser adem醩 consumidor de coca韓a base (crack), porcentaje este 鷏timo superior al del a駉 2000, que s髄o alcanz� el 0,9%.

En la poblaci髇 general, un 6,0% manifiesta que ha consumido coca韓a alguna vez en la vida, lo que significa un punto porcentual menos que en 2004; un 1,8% que lo ha hecho en el 鷏timo a駉 (2,9% en 2004); y un 0,9% que lo ha hecho en el 鷏timo mes (1,1% en 2004). En estudiantes de 14 a 18 a駉s, la proporci髇 de personas consumidoras de coca韓a alguna vez en la vida es del 4,4%, inferior a la registrada en el a駉 2004 (5,5%), y menor a la observada en la poblaci髇 general. La proporci髇 de individuos que han consumido en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes es, respectivamente, del 3,1% y del 1,7%, porcentajes tambi閚 inferiores a los de 2004 (5,0% y 2,3%), pero superiores a los que se registran en la poblaci髇 general. Estos datos permiten concluir que durante la vigencia del Plan Regional sobre Drogas las prevalencias de consumo de coca韓a han disminuido notablemente en ambas poblaciones.

En el conjunto de la poblaci髇 el consumo de coca韓a es significativamente mayor entre los hombres que entre las mujeres. No ocurre lo mismo en el caso de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s en la que no existen diferencias estad韘ticamente significativas en funci髇 del sexo.

Por rangos de edad, la mayor proporci髇 de personas consumidoras de coca韓a en la poblaci髇 general se concentra entre los 30 y 39 a駉s, seguida a continuaci髇 por los j髒enes de 20 a 29 a駉s.

4.3. Continuidad en el consumo de coca韓a.

En la poblaci髇 general de Castilla y Le髇, la continuidad en el consumo de coca韓a entre aquellas personas que la han consumido alguna vez en la vida es del 30,5% para el consumo en el 鷏timo a駉 y del 15,2% para el consumo en los 鷏timos 30 d韆s. Cuando se considera el consumo de coca韓a en los 鷏timos 12 meses, contin鷄n consumi閚dola en el 鷏timo mes el 50% de los sujetos encuestados, lo que representa la segunda continuidad m醩 alta entre las drogas ilegales para estas dos frecuencias de consumo.

En la poblaci髇 de estudiantes la continuidad en el consumo de coca韓a es considerablemente mayor que en la poblaci髇 general, habiendo evolucionado favorablemente desde el a駉 2004 en el caso de las personas que consumen alguna vez en la vida. En la 鷏tima encuesta escolar, el 68,9% de los estudiantes que han probado la coca韓a declaran continuar consumi閚dola en el 鷏timo a駉 y el 38,9% en el 鷏timo mes. Por otra parte, m醩 de la mitad de las personas que han consumido coca韓a en el 鷏timo a駉, en concreto el 56,5%, persiste en su consumo en el 鷏timo mes.

4.4. Edad de inicio.

En la poblaci髇 de estudiantes los primeros contactos con la coca韓a se producen a los 15,7 a駉s. Desde 1994 la edad de inicio en el consumo de esta droga se mantiene con oscilaciones entre los 15 a駉s de 1998 y los 16,2 a駉s de 2002.

El consumo de coca韓a aumenta de forma muy importante con la edad. A los 14 a駉s declaran que han consumido coca韓a alguna vez en la vida el 1,7% de los estudiantes, mientras que el 0,7% manifiesta que las ha consumido en el 鷏timo mes. Sin embargo, estos porcentajes son a los 18 a駉s del 12,8% y del 4,1%, respectivamente, es decir, entre 6 y 7 veces superiores. Es precisamente a los 18 a駉s cuando se produce el mayor crecimiento de personas consumidoras en todas las frecuencias analizadas.

4.5. Disponibilidad percibida.

El grado de facilidad o dificultad percibido para conseguir las distintas drogas, sobre todo si 閟tas son ilegales, puede influir en la probabilidad de su consumo o de que 閟te genere problemas.

El 67,4% de la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 considera f醕il o muy f醕il conseguir coca韓a, no existiendo diferencias estad韘ticamente significativas en funci髇 del sexo. En el caso de la poblaci髇 escolar de 14 a 18 a駉s son de esta opini髇 un porcentaje considerablemente inferior que se sit鷄 en el 42,4%. No obstante, esta proporci髇 ha aumentado de forma muy notable desde el a駉 1998 en el que un escaso 21,6% de los estudiantes consideraba f醕ilmente accesible esta droga.

5. DROGAS DE S蚇TESIS.

5.1. Percepci髇 del riesgo.

Probar las drogas de s韓tesis es considerado de alto riesgo por el 91,1% de la poblaci髇 general y por el 91,6% de la poblaci髇 de estudiantes, mientras que consumirlas de forma habitual es percibido como altamente peligroso por el 98,1% y el 96,5%, respectivamente. En la poblaci髇 general la percepci髇 del riesgo es significativamente mayor en las mujeres que en los hombres, aumentando con la edad para el consumo experimental y manteni閚dose estable en todos los rangos de edad en unas cifras muy altas para el consumo habitual. Desde que se eval鷄 este indicador en las encuestas a la poblaci髇 general y de estudiantes de Castilla y Le髇, la percepci髇 del riesgo relacionada con el consumo de drogas de s韓tesis ha aumentado, incluso a pesar de partir de unos porcentajes muy elevados de personas que las consideran de alto riesgo.

5.2. Frecuencia de consumo.

En 2008, un 3,1% de la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s manifiesta que ha consumido drogas de s韓tesis alguna vez en la vida, un 0,9% que lo ha hecho en el 鷏timo a駉 y un 0,1% en el 鷏timo mes. Existen diferencias estad韘ticamente significativas en funci髇 del sexo en la poblaci髇 general, siendo considerablemente m醩 frecuente el consumo en los hombres que en las mujeres. Por edad, la experimentaci髇 con estas drogas y el consumo en el 鷏timo a駉 es mayor en los rangos de edad de 20-29 a駉s y 30-39 a駉s, mientras que el consumo en el 鷏timo mes es m醩 alto entre los m醩 j髒enes (14-19 a駉s).

En la poblaci髇 de estudiantes, las prevalencias de consumidores de drogas de s韓tesis en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes son algo mayores que en la poblaci髇 general. Un 2,6% de los alumnos de 14 a 18 a駉s ha consumido drogas de s韓tesis alguna vez en la vida, un 1,6% en los 鷏timos 12 meses y un 0,8% en el 鷏timo mes, porcentajes todos ellos sensiblemente inferiores a la media nacional. No se aprecian diferencias estad韘ticamente significativas en funci髇 del sexo en la poblaci髇 de estudiantes.

La evoluci髇 temporal del consumo de drogas de s韓tesis en la Comunidad Aut髇oma, tanto en la poblaci髇 general como en la de estudiantes, presenta dos momentos diferenciados: hasta el comienzo de esta d閏ada el consumo creci� progresivamente, alcanzando las prevalencias m醩 altas entre los a駉s 2000 y 2002; a partir de este momento, la proporci髇 de consumidores ha ido descendiendo apreciablemente hasta alcanzar sus valores m醩 bajos en la actualidad.

5.3. Continuidad en el consumo de drogas de s韓tesis.

La persistencia en el consumo de drogas de s韓tesis es una de las m醩 bajas entre las drogas ilegales, de hecho estas sustancias presentan los valores m醩 bajos para la continuidad entre el consumo experimental y en el 鷏timo mes y entre el consumo en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes. En la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s, un 28,6% de los que han consumido estas drogas alguna vez en la vida contin鷄 consumi閚dolas en el 鷏timo a駉 y un escaso 3,9% en los 鷏timos 30 d韆s. En el caso de las personas que han consumido en el 鷏timo a駉, un reducido 13,6% persiste en su consumo en los 30 d韆s previos a la encuesta.

En la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s la continuidad en el consumo de drogas de s韓tesis es muy superior a la registrada en la poblaci髇 general. Adem醩, su evoluci髇 desde el a駉 2004 ha seguido un patr髇 distinto al observado en el cannabis y coca韓a, aumentando entre los que han probado las drogas de s韓tesis y disminuyendo entre aquellos que las han consumido en el 鷏timo a駉. Un 63,2% de quienes han consumido 閤tasis y otras drogas de s韓tesis alguna vez en la vida contin鷄n consumi閚dolas en el 鷏timo a駉 y un 32,2% en los 30 d韆s previos a la encuesta. De las personas que han consumido en el 鷏timo a駉 persisten en su consumo en el 鷏timo mes el 52,1%.

5.4. Edad de inicio.

La edad de inicio en el consumo de drogas de s韓tesis en la poblaci髇 de estudiantes es de 15,7 a駉s, pr醕ticamente igual en los chicos que en las chicas. Desde 1994 la edad de inicio en el consumo de drogas de s韓tesis se ha mantenido, con oscilaciones, alrededor de los 15,5 a駉s. El consumo experimental de estas drogas aumenta sensiblemente con la edad. A los 15 a駉s declaran haber consumido alguna vez en la vida el 2,5% de los estudiantes, mientras que a los 18 a駉s admiten haberlas probado el 7,6%.

5.5. Disponibilidad percibida.

A la mitad de la poblaci髇 general encuestada (50,6%) le resulta relativamente f醕il o muy f醕il conseguir drogas de s韓tesis. No existen diferencias significativas en funci髇 del sexo para el conjunto de la poblaci髇 pero si entre aquellos que las han probado, de modo que los varones consumidores consideran m醩 f醕il su obtenci髇 que las mujeres. En el caso de la poblaci髇 escolar, tan s髄o un 35,5% son de esta opini髇, si bien es cierto que la disponibilidad percibida de estas drogas es mayor en la actualidad que en 1994 y menor que en 2004, a駉 en el que se alcanz� el valor m醩 alto para este indicador.

6. OTRAS DROGAS.

En este apartado se analiza el consumo de tranquilizantes sin receta m閐ica y del resto de las drogas ilegales estudiadas: anfetaminas, alucin骻enos, opi醕eos e inhalables.

6.1. Percepci髇 del riesgo.

La proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que tienen una alta percepci髇 del riesgo asociada al consumo de anfetaminas y opi醕eos se mantiene en una cifras muy elevadas de alrededor del 90% para el consumo experimental, y entre el 98%-99% para el consumo habitual.

La poblaci髇 de estudiantes de Castilla y Le髇 se mueve en unos porcentajes similares a los de la poblaci髇 general, aunque ligeramente inferiores, para la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de opi醕eos, y entre el 61,2% y el 87,9%, respectivamente, para el consumo experimental y habitual de tranquilizantes.

Por sexo, se observa una percepci髇 del riesgo para el consumo de opi醕eos y anfetaminas significativamente mayor en las mujeres que en los hombres de la poblaci髇 general.

Por lo que respecta a la evoluci髇 temporal de este indicador, hay que destacar que desde el a駉 2004 ha aumentado sensiblemente la percepci髇 del riesgo relacionada con el consumo habitual de tranquilizantes y opi醕eos en la poblaci髇 de estudiantes.

6.2. Frecuencias de consumo.

6.2.1. Consumos alguna vez en la vida.

En la poblaci髇 general de 14 a 70 a駉s, las anfetaminas son la tercera sustancia ilegal que m醩 frecuentemente se consume a lo largo de la vida, apreci醤dose una tendencia descendente estad韘ticamente significativa en el consumo experimental de esta droga desde el a駉 1989. Un 3,4% de las personas encuestadas manifiesta que ha probado las anfetaminas, un 2,4% los alucin骻enos, un 1,3% los tranquilizantes sin receta m閐ica, un 1,2% los opi醕eos y un 0,4% los inhalables vol醫iles.

En el caso de la poblaci髇 escolar de 14 a 18 a駉s, el 6,4% ha consumido tranquilizantes sin receta m閐ica alguna vez en la vida, el 4,0% alucin骻enos, el 3,4% anfetaminas, el 2,5% inhalables y el 0,8% opi醕eos, prevalencias que como se puede ver son superiores a las registradas en la poblaci髇 general, con las 鷑icas excepciones de los opi醕eos y las anfetaminas.

6.2.2. Consumos en los 鷏timos 12 meses.

Por lo que se refiere al consumo en el 鷏timo a駉, un 0,8% de la poblaci髇 general se declara consumidora de anfetaminas, un 0,5% de tranquilizantes sin receta m閐ica y de alucin骻enos, un 0,4% de opi醕eos y un 0,1% de sustancias inhalables. Estas prevalencias, aun siendo tambi閚 minoritarias en la poblaci髇 de alumnos de 14 a 18 a駉s, son sensiblemente superiores a las observadas en la poblaci髇 general. Concretamente, un 4,5% de los estudiantes ha consumido en los 鷏timos 12 meses tranquilizantes sin receta m閐ica, un 2,5% anfetaminas, un 2,4% alucin骻enos, un 1,3% inhalables y un 0,8% opi醕eos.

6.2.3. Consumos en los 鷏timos 30 d韆s.

El consumo en el 鷏timo mes de las drogas analizadas en este apartado es muy minoritario, tanto en la poblaci髇 general como en la poblaci髇 de estudiantes, no superando en ning鷑 caso el 2% de las personas encuestadas.

En la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 el 0,4% admite haber consumido anfetaminas en los 鷏timos 30 d韆s, el 0,2% opi醕eos y el 0,1% alucin骻enos y tranquilizantes sin receta m閐ica. En 2008 no se ha encontrado a ning鷑 consumidor de inhalables vol醫iles en los 鷏timos 30 d韆s. Por lo que respecta a la poblaci髇 de estudiantes, las prevalencias son notablemente m醩 elevadas. Un 1,9% ha consumido anfetaminas en el 鷏timo mes, un 1,6% tranquilizantes sin receta m閐ica, un 1,3% alucin骻enos, un 0,7% inhalables y un 0,3% opi醕eos.

6.2.4. Consumos en funci髇 del sexo y de la edad.

En la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s se han encontrado diferencias significativas en funci髇 del sexo para los consumos experimental y en el 鷏timo a駉 de anfetaminas y alucin骻enos, en los que la proporci髇 de consumidores en los hombres es mayor que en las mujeres. Para el resto de las drogas y frecuencias de consumo las diferencias encontradas no alcanzan la significaci髇 estad韘tica.

Por lo que respecta a la edad, el consumo de las drogas analizadas en este apartado es m醩 frecuente en la juventud (20-29 a駉s) y en la primera etapa de la vida adulta (30-39 a駉s), con la 鷑ica salvedad del consumo de inhalables en los que tambi閚 se encuentra una alta proporci髇 de consumidores en t閞minos relativos entre los m醩 j髒enes (14-19 a駉s).

6.2.5. Evoluci髇 temporal de los consumos.

En general la evoluci髇 de los consumos de anfetaminas, alucin骻enos e inhalables ha sido favorable durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas, tanto en la poblaci髇 general como en la de estudiantes. En el caso de los tranquilizantes el consumo se ha reducido en la poblaci髇 general y se ha incrementado en la poblaci髇 de estudiantes, mientras que el consumo de opi醕eos parece que puede estar aumentado en ambas poblaciones, si bien es cierto que las prevalencias de consumo en la poblaci髇 general son ahora m醩 bajas que en 1989. Un dato significativo a tener en cuenta para interpretar la evoluci髇 de los consumos de opi醕eos en la poblaci髇 general, es que en el a駉 2008, a diferencia de lo ocurrido en encuestas anteriores, un 72,4% de las personas que consumen esta droga manifiesta consumir otros opi醕eos, de las cuales la inmensa mayor韆 son pacientes en tratamiento con metadona que se encuentran bajo control sanitario en un centro acreditado para el tratamiento de las drogodependencias.

Es digno de menci髇 que la proporci髇 de personas consumidoras de inhalables es actualmente la m醩 baja desde que se realizan encuestas peri骴icas a la poblaci髇 general y a la de estudiantes de 14 a 18 a駉s, como tambi閚 lo es la proporci髇 de consumidores experimentales de anfetaminas en ambas poblaciones y la prevalencia de estudiantes que han consumido esta droga en el 鷏timo a駉. En el caso de la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s, en 2008 se han alcanzado las prevalencias m醩 bajas de consumidores en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes de alucin骻enos y de tranquilizantes sin prescripci髇 m閐ica.

6.3. Continuidad en el consumo.

En el conjunto de la poblaci髇 de Castilla y Le髇, la continuidad en el consumo de drogas de comercio ilegal entre aquellas personas que las han probado y que contin鷄n consumi閚dolas en los 12 meses previos a la encuesta es, por orden de menor a mayor, del 20% para los inhalables, del 21,3% para los alucin骻enos, del 24,7% para las anfetaminas, del 33,3% para los opi醕eos y del 39,4% para los tranquilizantes. Cuando se analiza la continuidad en el consumo en el 鷏timo mes en aquellos que han probado estas drogas, los porcentajes son, en el mismo orden de menor a mayor, del 4,9% para los alucin骻enos, del 5,9% para los tranquilizantes, del 10% para los inhalables, del 10,6% para las anfetaminas y del 16,7% para los opi醕eos. Por 鷏timo, las proporciones de consumidores en el 鷏timo a駉 que contin鷄n consumiendo en el 鷏timo mes son del 15,4% para los tranquilizantes, del 23,1% para los alucin骻enos, del 42,9% para las anfetaminas, del 45,5% para los opi醕eos y del 50% para los inhalables.

En la poblaci髇 de estudiantes se ha analizado la continuidad en el consumo de anfetaminas y alucin骻enos, que en ambos casos son marcadamente superiores a las registradas en la poblaci髇 general y que han aumentado para los consumos m醩 recientes. De los estudiantes que han probado las anfetaminas y los alucin骻enos, el 75,0% y el 61,3%, respectivamente, persisten en su consumo en el 鷏timo a駉 y el 56,0% y 33,9% en el 鷏timo mes. Por lo que respecta a los consumidores en el 鷏timo a駉, el 100% contin鷄 consumiendo anfetaminas en los 鷏timos 30 d韆s y el 55,3% alucin骻enos.

6.4. Edades de inicio.

De las sustancias analizadas en este apartado, las que presentan una edad de inicio m醩 precoz en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s son los inhalables, con 12,8 a駉s. No obstante, esta edad hay que interpretarla con mucha cautela por ser muy escaso el n鷐ero de alumnos que admiten haber consumido inhalables, pudiendo, por tanto, experimentar importantes variaciones de una encuesta a otra. A continuaci髇 se sit鷄 la edad de inicio en el consumo de tranquilizantes (15,1 a駉s), seguida por la edad de inicio en el consumo de opi醕eos (15,5 a駉s), a la que resultan de aplicaci髇 las mismas precauciones que se han se馻lado para los inhalables. Poco antes de finalizar los 15 a駉s se sit鷄n los primeros contactos con las anfetaminas (15,8 a駉s) y con los alucin骻enos (15,9 a駉s).

En general, desde 1994, se ha producido un retraso en los primeros contactos con los opi醕eos, los tranquilizantes, los alucin骻enos y las anfetaminas. 趎icamente en el caso de los inhalables, con las precauciones antes se馻ladas, parece que se ha producido un ligero adelanto en la edad de inicio.

6.5. Disponibilidad percibida.

En la poblaci髇 general se produce un notable descenso en la accesibilidad percibida de los opi醕eos y de los alucin骻enos, existiendo diferencias significativas por sexo para esta 鷏tima droga, de forma que la disponibilidad percibida es mayor en los hombres que en las mujeres. En 2008, consideran que les resultar韆 f醕il o muy f醕il conseguir alucin骻enos un 41,6% de las personas encuestadas, 9,5 puntos porcentuales menos que en 2004, mientras que un 30,6% son de esta opini髇 cuando se les pregunta por los opi醕eos, es decir, 14,6 puntos porcentuales menos que cuatro a駉s antes.

En el caso de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s, la evoluci髇 de la disponibilidad percibida tambi閚 ha sido favorable para los tranquilizantes, anfetaminas y alucin骻enos, manteni閚dose en unas cifras similares para la obtenci髇 de opi醕eos. En concreto, un 60,4% de esta poblaci髇 manifiesta que les resultar韆 f醕il o muy f醕il conseguir tranquilizantes (71,2% en 2004), un 38,3% anfetaminas (44,4% en 2004), un 38,0% alucin骻enos (42,2% en 2004) y un 31,2% opi醕eos (30,5% en 2004).

6.6. Problemas relacionados con el consumo de drogas ilegales.

Considerando la totalidad de las personas que consumen drogas ilegales, excepto el cannabis que ya ha sido objeto de an醠isis por separado, un 5,2% de quienes las han consumido en el 鷏timo a駉 reconoce que ha tenido problemas por su causa. Un 4,2% refiere haberse visto involucrado en una ri馻 o discusi髇, un 3,7% ha faltado al trabajo, un 3,1% ha participado en una pelea y un 0,5% ha sufrido un accidente de tr醘ico o un accidente laboral, no apreci醤dose diferencias estad韘ticamente significativas en funci髇 del sexo.

Un indicador sensible a las consecuencias negativas ocasionadas por el consumo de sustancias psicoactivas son las urgencias hospitalarias. Si bien es cierto que la tasa de urgencias debidas al consumo de drogas ilegales ha descendido entre los a駉s 2005 y 2007, tanto en la poblaci髇 general como en la poblaci髇 de 14 a 30 a駉s, tambi閚 lo es que en la actualidad sigue siendo relevante, situ醤dose en 74,91 por 100.000 habitantes en las personas de m醩 de 15 a駉s y en 129,32 en la poblaci髇 de adolescentes y j髒enes. La proporci髇 de urgencias se distribuye por igual entre hombres y mujeres, suponiendo el 50% en ambos casos. Dejando de lado los hipn髏icos-sedantes y los tranquilizantes, que suponen, respectivamente, el 60,4% y el 16,8% de todas las urgencias por drogas ilegales en 2007, las sustancias de comercio ilegal que m醩 episodios ocasionan son la coca韓a (19,9%) y la hero韓a (11,5%). Un 65% de las urgencias se han resuelto en 2007 con alta m閐ica y un significativo 23,8% han necesitado de ingreso hospitalario: un 8% en el propio hospital y un 15,8% en otro centro hospitalario.

Otros de los problemas asociados al abuso de drogas son los accidentes de tr醘ico. En 2007 se tiene constancia de que en un 7,6% de los accidentes mortales de circulaci髇 producidos en Castilla y Le髇 los conductores hab韆n consumido drogas ilegales, siendo las m醩 consumidas la coca韓a y el cannabis.

Las consecuencias negativas derivadas de la dependencia de drogas ilegales se analizan de forma espec韋ica en el cap韙ulo de evaluaci髇 del V Plan Regional sobre Drogas.

7. POLICONSUMO DE DROGAS.

El Observatorio espa駉l sobre drogas considera policonsumidor de sustancias psicoactivas a aquellas personas que han tomado dos o m醩 drogas con una frecuencia semanal el caso de las bebidas alcoh髄icas y en el en el 鷏timo mes en el caso de las drogas ilegales. No se considera el consumo de tabaco para determinar esta condici髇. Utilizando este criterio, se puede considerar que el 4,2% de la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 encuestada en 2008 realiza un consumo m鷏tiple de drogas, proporci髇 sensiblemente inferior a la registrada en 2004, que fue del 6,9%. Esta reducci髇 se produce tanto en las mujeres (4,8% en 2004; 2,6% en 2008) como en los hombres (9% en 2004; 5,7% en 2008).

El policonsumo de drogas es mucho m醩 frecuente en la juventud o en los primeros a駉s de la vida adulta. Entre los 20 y 29 a駉s de edad son policonsumidores de drogas el 9,6%, el 7,9% de los comprendidos entre los 14 y 19 a駉s y el 6% de las personas de 30 a 39 a駉s, disminuyendo de forma muy considerable a partir de esta edad.

Siendo el perfil m醩 frecuente el del bebedor semanal, que ha fumado cannabis y consumido coca韓a en el 鷏timo mes y adem醩 es fumador (64,8% de los policonsumidores), seguido por un 16,2% de consumidores habituales de alcohol y fumadores de cannabis en el 鷏timo mes.

Entre los policonsumidores, las combinaciones m醩 frecuentes de drogas son, en primer lugar, el tabaco, las bebidas alcoh髄icas, el cannabis y la coca韓a, que son consumidas por el 64,8% de las personas con consumo m鷏tiple, y, en segundo lugar, alcohol y cannabis, que son consumidas por el 16,2%.

Un 96,2% de las personas que hacen un uso m鷏tiple de drogas consumen bebidas alcoh髄icas de forma habitual, un 88,6% cannabis, un 78,1% tabaco y un 74,3% coca韓a.

Siguiendo el mismo criterio del Observatorio espa駉l sobre drogas, un 20,3% de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s es policonsumidor de sustancias psicoactivas, el 20,7% de los chicos y el 19,9% de las chicas, lo que supone la equiparaci髇 sexual en este patr髇 de consumo de drogas al no existir diferencias estad韘ticamente significativas en funci髇 del sexo. El perfil m醩 frecuente de policonsumo es el de un consumidor de alcohol y cannabis en el 鷏timo mes, seguido del consumo de estas drogas m醩 fumar a diario.

8. CARACTER蚐TICAS DE LAS PERSONAS DROGODEPENDIENTES EN TRATAMIENTO.

Para analizar el problema del consumo de drogas ilegales otro aspecto fundamental es valorar la situaci髇, los perfiles y las pautas de consumo entre las personas drogodependientes en tratamiento. Parte de la informaci髇 disponible se describe aqu� y otra parte en la evaluaci髇 del V Plan, por lo que para tener una visi髇 completa de las caracter韘ticas de los usuarios de drogas ilegales hay que realizar una lectura conjunta de este punto y del cap韙ulo siguiente.

Como datos m醩 significativos se pueden se馻lar los siguientes:

Seg鷑 los datos del SAITCyL del a駉 2007, el n鷐ero de admisiones a tratamiento ambulatorio por consumo de drogas no institucionalizadas fue 1.862, lo que supone el 74,6% de todas las admisiones a tratamiento. Este porcentaje es tres puntos porcentuales inferior al registrado en 2004, lo que puede estar indicando un menor peso de las drogas ilegales en las demandas de tratamiento.

Si se analiza la tasa de drogodependientes admitidos a tratamiento por 100.000 habitantes, se observa que 閟ta desciende sensiblemente, pasando de 83,12 en 2004 a 68,3 en 2007. Esta reducci髇 es todav韆 mayor si el an醠isis se hace sobre el rango de edad de 15 a 44 a駉s (186,66 en 2004; 151,75 en 2007), lo que confirma el envejecimiento de las personas que consumen drogas ilegales que se encuentran en tratamiento. Aparte de este hecho, el perfil de las personas atendidas presenta pocas variaciones a lo largo del tiempo. Como rasgos m醩 destacados de este perfil se pueden se馻lar los siguientes correspondientes al a駉 2007:

• • Un 85,9% de las personas admitidas a tratamiento es var髇, predominio que se constata en todos los recursos asistenciales. La raz髇 hombre/mujer es de 5 a 1 en los centros ambulatorios y de 7 a 1 en las comunidades terap閡ticas y en las unidades de desintoxicaci髇 hospitalaria.
• • La edad media es de 33,7 a駉s, cuando en 2004 era de 32,1 a駉s. Este envejecimiento no s髄o se produce en los centros ambulatorios, sino que tambi閚 es apreciable en las unidades de desintoxicaci髇 hospitalaria, en las que la edad media ha pasado de 36,3 a駉s en 2004 a 38,2 a駉s en 2007 y en las comunidades terap閡ticas, donde ha pasado de 33,1 a駉s a 34,2 a駉s en ese mismo per韔do de tiempo.
• • La inmensa mayor韆 de los pacientes ha nacido en Espa馻 (90,8%), aunque se observa una tendencia creciente de personas en tratamiento que han nacido en otros pa韘es (6,6% en 2004; 8,6% en 2007), principalmente de Europa (5,8%) y de Am閞ica latina (1,7%).
• • El 74,9% de las personas consumidoras de drogas ilegales en tratamiento vive en su casa, el 43,6% est� desempleado y el 50.4% tiene estudios secundarios.
• • El inicio en el consumo de la droga principal que origina el tratamiento es a los 20,1 a駉s, mientras que la del consumo problem醫ico es poco tiempo despu閟, a los 21,5 a駉s. El n鷐ero medio de a駉s de consumo de la droga principal es, por tanto, de 13,6 a駉s, habiendo aumentado respecto a 2004 en el que fue de 12,1 a駉s. Esta misma evoluci髇 se detecta en las unidades de desintoxicaci髇 hospitalaria (15,7 a駉s en 2004; 16,9 a駉s en 2007) y en las comunidades terap閡ticas (14,3 a駉s en 2004; 14,6 a駉s en 2007).
• • Respecto a la droga principal que origina el tratamiento, hay que destacar el paulatino descenso de la hero韓a en las admisiones a tratamiento ambulatorio, que han pasado de representar el 54,9% en 2004 al 49,4% en 2007. De forma paralela se produce un progresivo aumento de la coca韓a, cuyo peso actual es del 31,5%, tres puntos porcentuales m醩 que en 2004. Hay que tener en cuenta adem醩 que a partir de 2003 se recoge la mezcla hero韓a-coca韓a como una nueva categor韆 de droga principal, que en 2007 supone el 8,3% de las admisiones a tratamiento.
• • En los 鷏timos a駉s el consumo simult醤eo de varias drogas suele ser frecuente en la poblaci髇 drogodependiente. En 2007, el 56,2% de los usuarios de sustancias ilegales consum韆n dos o m醩 drogas, frente al 61,1% de 2004. La combinaci髇 m醩 frecuente de drogas entre los policonsumidores es hero韓a y coca韓a (29,0%), seguida de coca韓a y alcohol (11,8%) y hero韓a, coca韓a y alcohol (4,1%).
• • La v韆 principal de consumo sigue siendo la fumada/inhalada (53,8%) y a continuaci髇 la esnifada (26,8%), habiendo aumentado su uso respecto a 2004 en el 51,5% y 24,5%, respectivamente. En 2007, la v韆 inyectada representa el 11%, frente al 17,7% del a駉 2004. Esta v韆 la han usado en los 鷏timos 6 meses el 9,8% de las personas drogodependientes, lo que supone dos puntos porcentuales m醩 que en 2004.

9. OTROS DATOS DE INTER蒘

9.1. Patrones de ocio.

El an醠isis de los patrones de ocio de la poblaci髇 escolar se realiza a trav閟 de la encuesta sobre consumo de drogas en estudiantes de Ense馻nzas Secundarias (ESTUDES). En la 鷏tima encuesta se han introducido modificaciones para homologar la recogida de informaci髇 a la que realiza el Observatorio europeo sobre las drogas y las toxicoman韆s, lo que determina que en la actualidad no se disponga de datos sobre los lugares de ocio a los que acuden los estudiantes y sobre las actividades que realizan en su tiempo libre.

No obstante, seg鷑 los datos del estudio realizado en 2007 por el Instituto de la Juventud, se puede constatar que los patrones de ocio a estas edades no han variado sustancialmente. Cuando se les pregunta por lo que hacen con m醩 frecuencia en su tiempo libre, las opciones mayoritarias son: salir y reunirse con amigos (92%), escuchar m鷖ica (92%), ver la televisi髇 (88%), usar el ordenador (74%), escuchar la radio (70%) e ir de compras (70%).

Cuando esta informaci髇 se completa pregunt醤doles por la frecuencia de salidas nocturnas, el 41% de los j髒enes espa駉les manifiesta que sale todos o casi todos los fines de semana, el 32% que lo hace una o dos veces al mes y el 28% que no sale nunca o casi nunca. Si en an醠isis se hace por grupos de edad, entre los adolescentes de 15 a 19 a駉s no salen el 27%, lo hacen una o dos veces al mes el 25% y salen todos o casi todos los fines de semana el 48%, lo que muestra que hay una cierta dicotom韆 entre los que no salen o lo hacen poco y los que salen mucho.

En relaci髇 con los significados m醩 relevantes que la juventud atribuye a salir por las noches, el 42% refiere que lo hace por rutina, el 29,5% porque la noche es el momento de y para la gente joven y el 23,4% porque durante la noche 玹e liberas m醩, te desinhibes�. Como se puede apreciar, para una parte significativa de la poblaci髇 encuestada la noche es un elemento simb髄ico importante de identidad juvenil.

Otro dato de inter閟 es la hora de regreso a casa, ya que diferentes estudios muestran que la probabilidad de consumir drogas aumenta a medida que avanza la noche. El estudio del INJUVE muestra que la mitad de la poblaci髇 joven que sale por la noche no regresa a casa antes de las 3:00 de la madrugada, mientras que el 20% lo hace m醩 tarde de las 6:00 madrugada. Por las noches, la falta de alternativas hace que la mayor韆 de las personas j髒enes prefieran acudir a lugares en los que la probabilidad de consumir drogas es elevada, por ejemplo: bares, pubs y cafeter韆s (77%) y tambi閚 a bailar en discotecas (60%).

Los datos de la encuesta ESTUDES muestran que un 10,1% de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s de Castilla y Le髇 no sale nunca por las noches, un 12,5% sale menos de una noche al mes, un 23,9% lo hace una o tres veces al mes y un 53,6% sale una o m醩 noches a la semana; porcentajes algo superiores a los observados por el INJUVE.

En relaci髇 con la hora de llegada a casa de los estudiantes de la Comunidad que salen por las noches, el 16,3% llega antes de las 24:00 horas, el 22,5% entre las 24:00 y las 2:00 de la madrugada, y el 61,2% despu閟 de las 2:00 de la madrugada, no existiendo diferencias significativas por sexos.

Comparando los datos con los obtenidos en el a駉 2004, la proporci髇 de escolares que llegan a casa antes de las 24:00 es actualmente 5,2 puntos superior, el porcentaje de los que llegan entre las 24:00 y las 2:00 horas es 8,5 puntos inferior, mientras que los que llegan despu閟 de las dos de la madrugada tienen ahora un mayor peso, 3,3 puntos porcentuales superior, existiendo diferencias estad韘ticamente significativas en esta evoluci髇. Estos datos quiz� est醤 mostrando una polarizaci髇 en los h醔itos nocturnos de la poblaci髇 adolescente, aumentando los que llegan m醩 pronto, que son los estudiantes de 14 y 15 a駉s; y los que llegan m醩 tarde, que son los de mayor edad (16-18 a駉s).

9.2. Valoraci髇 de posibles actuaciones para hacer frente al problema del abuso de drogas.

Desde el punto de vista de la planificaci髇 es importante conocer el estado de opini髇 de la poblaci髇 general sobre las diferentes actuaciones que se est醤 desarrollando para afrontar el problema del uso, abuso y dependencia de las drogas en la Comunidad Aut髇oma.

En el a駉 2008, de todas las opciones planteadas, las que son valoradas en mayor medida como muy importantes por la poblaci髇 general son las actuaciones de prevenci髇 en el 醡bito escolar y familiar. Un 88,4% de la poblaci髇 encuestada considera muy importante la educaci髇 sobre drogas en las escuelas, 11,3 puntos porcentuales m醩 que en 2004, y un 86% formar a los padres y madres para prevenir el consumo de drogas en sus hijos e hijas, 7,9 puntos m醩 que cuatro a駉s antes. A continuaci髇, son ampliamente valoradas como muy importantes medidas como la realizaci髇 de actuaciones para reducir los accidentes de tr醘ico relacionados con el consumo de alcohol y de otras drogas (83%) y la realizaci髇 de campa馻s que expliquen los riesgos derivados del consumo de drogas (74,2% y 6,5 puntos porcentuales m醩 que en 2004), siendo en todos los casos estad韘ticamente significativas las diferencias se馻ladas.

En el 醡bito de la asistencia e integraci髇 social de drogodependientes, las opciones valoradas en mayor medida como muy importantes por las personas encuestadas han sido el tratamiento voluntario para abandonar el consumo de drogas, por un 71,2%; la inserci髇 laboral de drogodependientes rehabilitados, por un 69,1%, con un aumento significativo de 11,4 puntos porcentuales respecto a la valoraci髇 de 2004; y la creaci髇 de consultas especializadas para fumadores y personas que abusan del alcohol (67%). En una proporci髇 menor, son valoradas tambi閚 como muy importantes la asistencia a fumadores y pacientes que abusan del alcohol en los centros de salud (61,4% y un significativo descenso de 6,3 puntos respecto a 2004) y el tratamiento obligatorio a los consumidores para dejar las drogas (52,5% en 2008 frente a 49,8% en 2004).

En el 醨ea de prevenci髇, un 59,7% de la poblaci髇 general valora como muy importante la promoci髇 de actividades nocturnas de ocio saludable, es decir, un significativo descenso de 6,7 puntos porcentuales desde el a駉 2004. Tambi閚 es significativo el descenso en la valoraci髇 del cumplimiento de la legislaci髇 sobre tabaco y alcohol, considerado como muy importante por el 59,5% de las personas encuestadas, 7,7 puntos porcentuales menos que en 2004.

Una minor韆 de personas consideran muy importantes medidas como: administraci髇 m閐ica de hero韓a a los consumidores que hayan fracasado en otros tratamientos (37,2%), legalizaci髇 del cannabis (27,2%) y, por 鷏timo, legalizaci髇 de todas las drogas, con una valoraci髇 del 17,9%. En el caso de la administraci髇 m閐ica de hero韓a y de la legalizaci髇 del c醤nabis, se ha producido un descenso estad韘ticamente significativo en estos cuatro a駉s de 8,7 y 4,8 puntos porcentuales, respectivamente.

10. CONCLUSIONES:

- La evoluci髇 del consumo de drogas durante los 鷏timos cuatro a駉s ha sido claramente positiva, tanto en la poblaci髇 general como en la poblaci髇 de estudiantes.

- En comparaci髇 con los promedios nacionales, el consumo de tabaco y de bebidas alcoh髄icas es ligeramente superior en Castilla y Le髇, especialmente el consumo de alcohol en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s. Sin embargo, el consumo de drogas ilegales y de tranquilizantes sin receta m閐ica es claramente inferior en la Comunidad Aut髇oma.

- En la poblaci髇 general de 14 a 70 a駉s el consumo de drogas legales e ilegales es superior en los hombres que en las mujeres. No ocurre lo mismo en la poblaci髇 de estudiantes en la que en general el consumo de drogas se encuentra equiparado entre ambos sexos.

- La juventud y los primeros a駉s de etapa adulta son los per韔dos de la vida en los que el consumo de drogas es m醩 frecuente. Las personas j髒enes de 20 a 29 a駉s son las principales consumidoras de tabaco, bebidas alcoh髄icas, cannabis, drogas de s韓tesis y alucin骻enos, mientras que la poblaci髇 adulta de 30 a 39 a駉s es la que presenta una mayor proporci髇 de individuos que consumen tranquilizantes, coca韓a y opi醕eos. Por otra parte, en la poblaci髇 adolescente son frecuentes las borracheras, los episodios intensos de consumo de alcohol en un espacio corto de tiempo y el consumo de cannabis.

- El consumo de bebidas alcoh髄icas se ha moderado considerablemente en los 鷏timos a駉s en la Comunidad Aut髇oma, lo que tiene su reflejo en un menor consumo per c醦ita de alcohol puro. Desde que se iniciaron las encuestas a la poblaci髇 general en 1989, desciende de forma significativa la proporci髇 de personas que consume diariamente alcohol, al tiempo que aumenta la de quienes lo hacen ocasionalmente. Por otra parte, la prevalencia de los consumidores habituales ha descendido en los 鷏timos cuatro a駉s hasta los niveles m醩 bajos desde que se registra este indicador. En la poblaci髇 de estudiantes tambi閚 se constata un descenso en la proporci髇 de bebedores actuales y de personas que consumen bebidas alcoh髄icas todos los fines de semana.

- Por lo que respecta a la magnitud del consumo de bebidas alcoh髄icas, la evoluci髇 tambi閚 ha sido muy positiva en la poblaci髇 general. Desde el a駉 2000 desciende de forma notable la proporci髇 de personas que presentan consumos de riesgo y problem醫icos de alcohol, as� como la de personas que se han emborrachado en los 鷏timos 6 meses.

- En la poblaci髇 general la prevalencia de personas que fuman a diario ha descendido de forma sostenida m醩 de un 29% en 20 a駉s, registr醤dose en 2008 la cifra m醩 baja desde que se eval鷄 este indicador. En el caso de la poblaci髇 escolar, el h醔ito de fumar ha descendido casi un 20% desde el a駉 2002. Tambi閚 disminuye desde 1997 la proporci髇 de grandes fumadores, debido en este caso a la reducci髇 en los varones. Todos estos datos tienen su reflejo en un apreciable descenso de la venta per c醦ita de cajetillas de cigarrillos y de cigarros puros, que son con mucho las dos principales labores del tabaco consumidas en Castilla y Le髇.

- La evoluci髇 negativa en los 鷏timos a駉s de las personas ex fumadoras y de las que se han planteado o han intentado seriamente dejar de fumar, puede estar indicando que actualmente el menor n鷐ero de fumadores puede estar constituido en mayor proporci髇 por personas con una alta dependencia de la nicotina que tienen m醩 dificultades o resistencias para dejar de fumar.

- Tras una prolongada fase expansiva, el consumo de cannabis y de coca韓a puede estar disminuyendo en Castilla y Le髇. En el caso del cannabis, en 2008 se han alcanzado las prevalencias m醩 bajas desde que se iniciaron las encuestas a la poblaci髇 general en 1989.

- La evoluci髇 temporal del consumo de drogas de s韓tesis en la Comunidad Aut髇oma dibuja dos momentos diferenciados: hasta el comienzo de la presente d閏ada el consumo creci� progresivamente hasta alcanzar las prevalencias m醩 altas entre el per韔do 2000-2002, a partir de ese momento, la proporci髇 de personas consumidoras ha ido descendiendo considerablemente hasta alcanzar sus valores m醩 bajos en la actualidad.

- El consumo de tranquilizantes sin receta m閐ica y del resto de las drogas ilegales (anfetaminas, alucin骻enos, opi醕eos e inhalables) presenta unas prevalencias bajas, especialmente en la poblaci髇 general y para la formas m醩 recientes de consumo. En el caso de la poblaci髇 de estudiantes, las prevalencias de consumo son considerablemente mayores que las encontradas en la poblaci髇 general.

- En t閞minos generales, la evoluci髇 de los consumos de anfetaminas, alucin骻enos e inhalables ha sido favorable durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas, tanto en la poblaci髇 general como en la de estudiantes. Desde 1989 se constata una tendencia descendente estad韘ticamente significativa en el consumo de anfetaminas a lo largo de la vida. Asimismo, el consumo de inhalables presenta en la actualidad las prevalencias m醩 bajas desde que se realizan encuestas peri骴icas a la poblaci髇 general y de estudiantes de Castilla y Le髇. Lo mismo se puede decir para el consumo en el 鷏timo a駉 y en el 鷏timo mes de alucin骻enos y de tranquilizantes sin prescripci髇 m閐ica en la poblaci髇 general.

- En el caso de los tranquilizantes el consumo se ha reducido en la poblaci髇 general y se ha incrementado en la poblaci髇 de estudiantes, mientras que el consumo de opi醕eos parece que puede estar aumentado en ambas poblaciones, si bien es cierto que las prevalencias de consumo en la poblaci髇 general son ahora m醩 bajas que en 1989.

- En consonancia con la evoluci髇 de las prevalencias de los consumos de drogas, la proporci髇 de policonsumidores de sustancias psicoactivas ha descendido considerablemente en los 鷏timos cuatro a駉s.

- Persiste el envejecimiento de las personas que consumen drogas ilegales que se encuentran en tratamiento, as� como el peso progresivamente menor de la hero韓a como droga principal y, en su lugar, el mayor peso de la coca韓a y del consumo asociado de hero韓a y coca韓a.

- Los primeros contactos con las drogas legales e ilegales en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s se mantienen estabilizados desde el a駉 2004 en edades tempranas.

- Desde 2004 la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de drogas legales e ilegales ha aumentado de forma muy considerable en la poblaci髇 de estudiantes, mientras que en la poblaci髇 general no experimenta grandes variaciones.

- M醩 de la mitad de la poblaci髇 escolar de 14 a 18 a駉s de la Comunidad Aut髇oma sale una o m醩 noches a la semana, mientras que casi una cuarta parte no sale nunca o lo hace menos de una vez al mes. Entre los que salen, m醩 del 60% regresa a casa despu閟 de las dos de la madrugada, con el consiguiente mayor riesgo de consumir drogas al permanecer durante m醩 tiempo fuera del hogar.

- En general, las drogas m醩 consumidas son las que se perciben m醩 accesibles. La poblaci髇 general percibe m醩 f醕il la obtenci髇 de cannabis, coca韓a y drogas de s韓tesis que la poblaci髇 de estudiantes, no existiendo grandes diferencias para la obtenci髇 de alucin骻enos y opi醕eos. Desde 2004, la disponibilidad percibida ha evolucionado positivamente en el caso de las anfetaminas, alucin骻enos, tranquilizantes y 閤tasis, especialmente en el caso de estas dos 鷏timas drogas en la poblaci髇 de estudiantes. No ocurre lo mismo con la coca韓a, que actualmente se percibe m醩 f醕ilmente accesible que hace cuatro a駉s.

- Existe una elevada sinton韆 entre la valoraci髇 que hace la poblaci髇 general sobre las medidas que considera m醩 importantes para afrontar el problema del consumo de drogas en la Comunidad Aut髇oma y las actuaciones que se priorizan por las Administraciones P鷅licas de Castilla y Le髇 en el marco del Plan Regional sobre drogas.

CAP蚑ULO II

Evaluaci髇 del V Plan Regional sobre Drogas de Castilla y Le髇

La evaluaci髇 de objetivos es un aspecto cr韙ico del proceso de planificaci髇. A trav閟 de la evaluaci髇 se puede valorar la efectividad y eficiencia de las acciones desarrolladas, reconducir las intervenciones que no hayan tenido los resultados esperados e identificar puntos cr韙icos y nuevas necesidades sobre las que plantear actuaciones innovadoras. La evaluaci髇 es, en definitiva, un proceso sistem醫ico de an醠isis y reflexi髇 que permite aprender de la experiencia acumulada.

Por otra parte, la evaluaci髇 de las pol韙icas p鷅licas se ha convertido en las sociedades democr醫icas desarrolladas en un requisito insoslayable de la acci髇 de la Administraci髇 para rendir cuentas a la sociedad sobre la gesti髇 de los recursos p鷅licos.

En el campo de las drogodependencias la evaluaci髇 no puede olvidar que el consumo de drogas es un fen髆eno din醡ico, en evoluci髇 constante y con cierto car醕ter c韈lico en su expresi髇 y en los problemas que lleva aparejados. Su complejidad determina, por otro lado, que al menos en prevenci髇 los resultados se pueden obtener a medio y a largo plazo.

El V Plan sobre Drogas de Castilla y Le髇 plantea como objetivo estrat間ico para el a駉 2010: 獶isminuir la mortalidad, morbilidad y los problemas sociales m醩 directamente relacionados con el abuso de drogas �. Este objetivo estrat間ico se concreta a su vez en seis objetivos generales que abordan los siguientes aspectos de las drogodependencias:

• - Reducir las prevalencias de consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales.
• - Reducir los da駉s asociados al consumo de drogas.
• - Potenciar la participaci髇 social, as� como la coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional.
• - Promover la formaci髇, investigaci髇 y evaluaci髇 en materia de drogodependencias.

Para cada objetivo se han fijado una serie indicadores y fuentes de informaci髇 que permitan valorar su grado de consecuci髇.

Para la evaluaci髇 del V Plan Regional sobre drogas se han utilizado los 鷏timos datos disponibles, analizando, siempre que ha sido posible, la evoluci髇 de los indicadores entre los a駉s 2004 y 2008.

1. VALORACI覰 GENERAL

Para la evaluaci髇 del objetivo estrat間ico se han utilizado los datos disponibles del Instituto Nacional de Estad韘tica correspondientes al a駉 2006. En conjunto, este objetivo que se fija para el a駉 2010, muestra una tendencia positiva hacia su consecuci髇.

De los seis objetivos generales, cinco se han alcanzado en su totalidad y uno al 75%.

Por lo que se refiere a los veintis閕s objetivos espec韋icos:

• - Se han conseguido en su totalidad quince, lo que representa el 57,7%.
• - Se han alcanzado parcialmente, entre el 75% y el 99%, tres, lo que supone el 11,5%.
• - Se han conseguido entre el 50% y el 74%, cuatro, lo que significa el 15,4%.
• - Se ha logrado entre un 25% y un 49%, uno, lo que supone el 3,8%.
• - Y no se han alcanzado, tres, lo que representa el 11,5% de los objetivos espec韋icos planteados.

Por otro lado, de los 148 indicadores establecidos se han podido valorar con calidad 114 (77%). El principal motivo por el que no se han podido valorar los 34 indicadores restantes ha sido la p閞dida de datos y su no comparabilidad en la poblaci髇 escolar por las modificaciones introducidas en 2006 en la encuesta ESTUDES para converger con el resto de la Uni髇 Europea en la recogida de informaci髇 en esta poblaci髇. Otro motivo ha sido la existencia de un elevado porcentaje de datos desconocidos, lo que ha dificultado la interpretaci髇 de algunos indicadores.

En total, de los indicadores valorados se han cumplido noventa y uno, es decir, el 79,8%, frente a un 20,2% (23 indicadores) que no han evolucionado positivamente.

2.- VALORACI覰 POR OBJETIVOS

2.1. Objetivo estrat間ico.

• En 2010, disminuir� la mortalidad, morbilidad y los problemas sociales m醩 directamente relacionados con el abuso de drogas. Para realizar una valoraci髇 adecuada de este tipo de objetivos es necesario disponer de tiempo suficiente para poder establecer su evoluci髇, debido a que la mortalidad y la morbilidad relacionada con el consumo de drogas son indicadores con mucha estabilidad. Hay que advertir, asimismo, que las modificaciones en la morbimortalidad est醤 influidas por m鷏tiples factores, siendo complejo extraer conclusiones sobre las posibles causas que determinan su evoluci髇.

  Del an醠isis de los indicadores seleccionados para valorar este objetivo se puede considerar que en general se ha conseguido, habida cuenta que evolucionan positivamente el 69% de ellos, tal y como se indica en la siguiente tabla. Hay que destacar, no obstante, que el 醨ea donde menos logros se han conseguido ha sido la de problemas sociales.

  

2.1.1. Mortalidad:

Mortalidad atribuible al tabaco en la poblaci髇 de 35 y m醩 a駉s.

Seg鷑 la informaci髇 disponible hasta el a駉 2006, y utilizando la metodolog韆 basada en los riesgos relativos obtenidos del Cancer Prevention Study I, y los datos de prevalencia de consumo habitual y ocasional de tabaco de la Encuesta sobre consumo de drogas a la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 realizada cada cuatro a駉s, la proporci髇 de muertes atribuibles al tabaco sobre la mortalidad total muestra un ligero descenso, pasando de un 15% en 2004 a un 14,7% en 2006. Si el periodo de tiempo de an醠isis es m醩 largo, el descenso en la mortalidad es m醩 acusado, alcanzando los 2,4 puntos porcentuales desde el a駉 2000.

En funci髇 del sexo, este descenso es apreciable tanto en hombres como en mujeres. En varones, las muertes atribuibles al tabaco descienden del 22,3% en 2004 al 22% en 2006, mientras que en mujeres lo hacen del 7% al 6,8% en ese mismo per韔do de tiempo.

Hay que destacar que el descenso de la mortalidad, entre los a駉s 2004 y 2006, se debe principalmente a la disminuci髇 que tiene lugar en el grupo de entre 35 y 64 a駉s, lo que tiene una importante repercusi髇 por ser el rango de menor edad y donde mayor impacto se produce en a駉s potenciales de vida perdidos.

En relaci髇 con el peso de las diferentes causas de muerte atribuibles al tabaco que se utilizan para calcular la tasa de mortalidad, se aprecia una estabilidad de las diferentes patolog韆s, teniendo en cuenta eso s� el descenso observado entre los a駉s 2000 y 2004 en los varones por enfermedades cardiovasculares y el descenso de la categor韆 de otros tumores malignos en las mujeres que se mantiene de forma progresiva desde el a駉 2000.

Si se analiza el peso de las diferentes causas de muerte en la mortalidad atribuible al tabaco, se observa que las enfermedades cardiovasculares han descendido en 6 puntos porcentuales entre los a駉s 2000 y 2006, aunque en este 鷏timo a駉 se detecta un peque駉 aumento en relaci髇 con los dos a駉s anteriores. El peso de las enfermedades respiratorias se mantiene estable, mientras que la evoluci髇 del c醤cer de pulm髇 ha sido negativa en el periodo 2000-2006, en el que se ha registrado un aumento de 5 puntos porcentuales, si bien es cierto que con una tendencia a la estabilizaci髇. De igual modo, se detecta un mayor peso de otros tumores malignos en la mortalidad atribuible al tabaco.

Mortalidad atribuible al consumo de alcohol.

La mortalidad relacionada con el consumo de alcohol se ha calculado seg鷑 el m閠odo propuesto por Shultz JM, publicado en el MMWR de 1990. Entre los a駉s 2004 y 2006 se detecta un mantenimiento de la mortalidad por esta causa, que ha representado un 4,3% en 2004 y un 4,2% en 2006.

En relaci髇 con el sexo, la mortalidad atribuible al consumo de bebidas alcoh髄icas se mantiene estable en las mujeres en el 2,9%, mientras que en los hombres se detecta una ligera mejor韆 marcada por un descenso del 5,6% en 2004 al 5,3% en 2006. No obstante, si se toman como referencia periodos de observaci髇 m醩 largos, como corresponde a fen髆enos de lenta evoluci髇, se detecta una tendencia descendente en ambos sexos y m醩 marcada para el conjunto de la poblaci髇. As� por ejemplo, entre los a駉s 2000 y 2006, la mortalidad atribuible al consumo de alcohol en toda la poblaci髇 ha pasado del 4,7% al 4,2%, en los hombres del 6% al 5,3% y en las mujeres del 3,2% al 2,9%.

En relaci髇 con el tipo de causa de la muerte, las neoplasias malignas (c醤cer de labio, boca y faringe, c醤cer de es骹ago, c醤cer de est髆ago, c醤cer de h韌ado y v韆s y c醤cer de laringe) representan el 34,1% de las muertes atribuibles al alcohol en el a駉 2006, seguidas por los accidentes no intencionados (20,2%) y las enfermedades cardiovasculares (17,5%). En los hombres el mayor el peso recae en las neoplasias malignas (40%) y en los accidentes no intencionados (20,1%), mientras que en las mujeres, en las enfermedades cardiovasculares (32,1%), neoplasias malignas (22,3%) y en los accidentes no intencionados (20,4%). Es importante destacar que el peso de los accidentes no intencionados en las muertes atribuibles por alcohol tiene un importante impacto sobre la poblaci髇 joven y, por consiguiente, en los a駉s potenciales de vida perdidos.

Si se analiza la tendencia de la distribuci髇 por causas de muerte, se observa que se mantiene el peso de las diferentes causas, aumentando ligeramente los accidentes no intencionados y descendiendo las enfermedades digestivas, debido en ambos casos a las variaciones ocurridas en las mujeres.

Mortalidad por reacci髇 aguda a sustancias psicoactivas en la poblaci髇 entre 15 y 39 a駉s.

Este indicador se monitoriza a trav閟 del SAITCyL, que a partir del a駉 2005 ha mejorado la cobertura de recogida de informaci髇 cubriendo toda la Comunidad Aut髇oma, lo que permite hacer referencia a las tasas totales para Castilla y Le髇.

En el per韔do 2004-2007 se ha pasado de una tasa de mortalidad de 2,46 por 100.000 habitantes en el a駉 2004 a 2,17 en el a駉 2007. Si el an醠isis se realiza mediante la metodolog韆 propuesta por el Observatorio Europeo de las drogas y las toxicoman韆s (OEDT), utilizando los datos de las estad韘ticas de mortalidad del INE (C骴igos CIE10:F11, F12, F14, F16, F19, X42, X62, Y12), se observa tambi閚 un descenso importante, pasando de una tasa de mortalidad de 1,29 por 100.000 habitantes en 2004 a 1,07 en 2006.

Ambos m閠odos indican que se mantiene la evoluci髇 positiva de este indicador, que tiene una relaci髇 directa con el tipo de drogas preferentemente consumidas en la actualidad y con la v韆 de consumo utilizada.

En funci髇 del sexo, las muertes por reacci髇 aguda a sustancias psi- coactivas siguen siendo mucho mayores en los hombres que en las mujeres, oscilando el peso de los varones entre un 86,2% del a駉 2004 (muertes totales 29) y un 90,6% del a駉 2007 (muertes totales 32). Por su parte, la edad media se mueve entre los 35,5 a駉s y los 38,3 a駉s, siendo destacable que no se haya producido ninguna muerte por esta causa en menores de edad.

Por lo que respecta al tipo de drogas consumidas por los fallecidos, las de uso m醩 frecuente son los opi醕eos, la coca韓a y las benzodiacepinas. El policonsumo de sustancias psicoactivas es muy frecuente entre los fallecidos por reacci髇 aguda, oscilando desde un m醲imo del 80,6% en el a駉 2007 hasta un m韓imo del 75% en 2006. Es significativa la presencia de metadona en una proporci髇 importante de los policonsumidores fallecidos, que var韆 desde el 27,6% en 2004 hasta el 29% en 2007. Tambi閚 es interesante destacar que en las personas fallecidas en las que hay evidencia de consumo m鷏tiple de hero韓a, metadona y coca韓a, el peso de esta 鷏tima droga es el m醩 importante, estando presente en el 69% de los casos en el a駉 2004 y en el 74,19% en 2007.

Muertes por SIDA en usuarios de drogas por v韆 intravenosa en el rango de edad de 15 a 39 a駉s.

En relaci髇 con la mortalidad por SIDA en personas j髒enes, se ha realizado una estimaci髇 utilizando la misma metodolog韆 que propone el Observatorio Espa駉l sobre drogas y manejando los 鷏timos datos disponibles de la Estad韘tica de Mortalidad (c骴igos CIE 10: I-006, I-007). Del an醠isis de la informaci髇 se desprende que la mortalidad por SIDA en j髒enes de 15 a 39 a駉s desciende de forma muy importante y progresiva, pasando de una tasa de 2,31 por 100.000 habitantes en 2004 a una de 1,05 en 2006. Esta evoluci髇 muestra como la infecci髇 por VIH/Sida est� adoptando un patr髇 de enfermedad cr髇ica gracias a la eficacia de los tratamientos antirretrovirales.

Proporci髇 de conductores muertos por accidentes de tr醘ico con presencia de alcohol y de otras drogas en el organismo.

Este indicador se valora a trav閟 de las pruebas realizadas por el Instituto Nacional de Toxicolog韆 a personas fallecidas en accidentes de circulaci髇. Entre los a駉s 2004 y 2007 la proporci髇 de fallecidos con restos de alcohol en su organismo ha disminuido un 9,8%. No ocurre lo mismo con la proporci髇 de fallecidos en los que se detectan restos de drogas ilegales, que en ese mismo periodo de tiempo ha aumentado un 16,9%, si bien es cierto que esta 鷏tima variaci髇 puede deberse al escaso n鷐ero de casos registrados (18 en 2007).

El perfil de las personas fallecidas por accidentes de circulaci髇 en Castilla y Le髇 en las que se detectan sustancias psicoactivas es el de un var髇, menor de 30 a駉s, conductor de un autom髒il, que sufre un accidente durante el fin de semana, y en el que se detecta alcohol, solo o en combinaci髇 con otras drogas.

Proporci髇 de accidentes laborales mortales en los que se detecta consumo de alcohol y de otras drogas.

Este indicador no se ha analizado por carecer de datos fiables para su valorar su evoluci髇.

2.1.2. Morbilidad.

Morbilidad relacionada con el consumo de alcohol.

El c醠culo de la morbilidad se ha realizado a partir de la informaci髇 proporcionada por el Sistema de registro CMBD (Conjunto m韓imo b醩ico de datos) que los hospitales p鷅licos de Castilla y Le髇 notifican a la Gerencia Regional de Salud. Los datos se han calculado a partir de la proporci髇 de altas hospitalarias en las que la dependencia alcoh髄ica aparece como diagn髎tico principal o secundario y en las que adem醩 aparece alguna de las categor韆s de la CIE 10 relacionadas con patolog韆s que son usadas para el c醠culo de la mortalidad atribuible al consumo de bebidas alcoh髄icas.

Las altas relacionadas con las citadas categor韆s diagn髎ticas se han mantenido estables en un 11% del total de las altas hospitalarias producidas durante los a駉s 2004, 2005 y 2006, pasando de 2.111 altas relacionadas con el alcohol en 2004 a 2.258 en 2006. La estabilidad en este indicador indica que no ha habido una mejora en relaci髇 con la morbilidad relacionada con el consumo de bebidas alcoh髄icas.

Si el an醠isis se realiza en funci髇 del sexo, se observa que los varones presentan como promedio una morbilidad hospitalaria relacionada con el consumo de alcohol 14 puntos superior a la de las mujeres.

Otro indicador que se puede utilizar para valorar la morbilidad relacionada con el consumo de alcohol es el peso de esta sustancia en los episodios de urgencias hospitalarias que se notifican al SAITCyL. La tasa de urgencias se calcula a partir de los episodios recogidos en las provincias de Le髇, Palencia y Valladolid. El an醠isis de este indicador se realiza a partir del a駉 2005, que es cuando se estabiliza su monitorizaci髇 al mejorarse el sistema de recogida de informaci髇 e incorporarse el Hospital R韔 Carri髇 de Palencia a la red de centros notificadores. La tasa de incidencia para el total de la poblaci髇 mayor de 15 a駉s se ha elevado, pasando de un valor de 142,68 por 100.000 habitantes en 2005 a 153,17 en 2007. Lo mismo ocurre para el rango de edad de 14 a 30 a駉s, que evoluciona negativamente desde una tasa de 231,55 por 100.000 habitantes en 2005 a 260,28 en 2007.

Morbilidad relacionada con el tabaco.

Para el c醠culo de la morbilidad relacionada con el consumo de tabaco se hace la captura de informaci髇 a trav閟 del CMBD. Se recogen los casos en los que el diagn髎tico principal (motivo de ingreso) es una categor韆 CIE 10 relacionada con el tabaco de las que se utilizan para valorar la mortalidad atribuible a su consumo, y en los que adem醩 aparece fumador en el diagn髎tico secundario.

El peso de las altas hospitalarias relacionadas con el tabaco experimenta un ligero descenso en el per韔do de an醠isis, pasando de representar el 16,1% (7.964 altas) de todas las altas producidas en 2004 al 15,5% (5.394 altas) en 2006, lo que representa un descenso del 3,7% y, por tanto, una evoluci髇 positiva de este indicador.

Si se realiza el an醠isis por sexo, los varones presentan en 2006 una morbilidad relacionada con el consumo de tabaco 15 puntos superior a la de las mujeres.

Morbilidad relacionada con el consumo de drogas ilegales.

Uno de los objetivos de la intervenci髇 con las personas que abusan y dependen de las drogas ilegales es mejorar sus niveles de salud mediante la reducci髇 de la prevalencia e incidencia de las principales enfermedades infecciosas asociadas al consumo de estas sustancias, principalmente por v韆 inyectada.

Una primera aproximaci髇 para valorar este indicador es analizar la evoluci髇 de las urgencias hospitalarias relacionadas con el consumo de drogas ilegales que se notifican al SAITCyL. Para el c醠culo de las tasas se valoran los datos de las tres provincias en las que se recoge informaci髇: Le髇, Palencia y Valladolid. Por las razones expuestas al comentar la morbilidad relacionada con el consumo de alcohol, el periodo de an醠isis de este indicador es el comprendido entre los a駉s 2005 y 2007. En ese periodo de tiempo la tasa de urgencias hospitalarias debidas al consumo de drogas ilegales ha evolucionado favorablemente tanto en la poblaci髇 general como en la poblaci髇 de adolescentes - j髒enes. En la poblaci髇 mayor de 15 a駉s, la tasa por 100.000 habitantes ha pasado de 96,43 en 2005 a 74,91 en 2007, mientras que en el rango de edad de 14 a 30 a駉s ha pasado de 163,89 a 129,32.

Prevalencia de la infecci髇 por VIH en toxic髆anos que inician tratamiento por primera vez.

La evoluci髇 de la prevalencia de VIH en toxic髆anos admitidos a tratamiento por primera vez confirma el descenso de la infecci髇 detectado ya en la evaluaci髇 del IV Plan Regional sobre drogas. Seg鷑 los datos del SAITCyL, se ha pasado de una prevalencia del 5% en 2004 al 4,2% en 2007. Si el periodo de an醠isis se ampl韆 hasta el a駉 2000, el descenso acumulado es de 5 puntos porcentuales, lo que supone una reducci髇 de la prevalencia del 54,3% en siete a駉s.

Incidencia estimada de SIDA en drogodependientes.

La incidencia estimada de casos de Sida se calcula sobre el total de drogodependientes admitidos a tratamiento. La evoluci髇 de este indicador no mejora y se mantiene estabilizada, con oscilaciones, en torno al 1,8% (1,76% en 2004 frente a 1,83% en 2007).

Prevalencia de hepatitis y tuberculosis en drogodependientes.

Analizando los datos disponibles sobre la prevalencia de los distintos tipos de hepatitis en las personas admitidas a tratamiento por primera vez, se desprende que entre los a駉s 2004 y 2007 la evoluci髇 de este indicador ha sido positiva. En el caso de las hepatitis A y C, la prevalencia ha disminuido un 31%, mientras que en el caso de la hepatitis B lo ha hecho un 19%. Si el an醠isis se realiza sobre toda la poblaci髇 drogodependiente admitida a tratamiento, la evoluci髇 tambi閚 es positiva. Hay que advertir, no obstante, que la evoluci髇 favorable de este indicador hay que interpretarla con cautela, ya que la proporci髇 de casos desconocidos es muy elevada algunos a駉s.

En el caso de drogodependientes en tratamiento con sustitutivos opi醕eos, tambi閚 se detecta una tendencia descendente en la prevalencia de hepatitis, pasando de un 61,4% en el a駉 2004 a un 53,8% en el a駉 2007.

En relaci髇 con la tuberculosis, tanto en drogodependientes que inician tratamiento por primera vez como en la totalidad de los casos admitidos a tratamiento, los datos disponibles apuntan a una disminuci髇 de la prevalencia de la enfermedad, pero al tener algunos a駉s m醩 de un 60% de casos desconocidos, no es posible valorar la evoluci髇 real de la enfermedad, y por tanto, el indicador no es evaluable en esta poblaci髇.

Prevalencia de infecciones de transmisi髇 sexual y de trastornos mentales.

Este indicador no es posible valorarlo debido al alto porcentaje de casos desconocidos que hay para sus dos categor韆s, que algunos a駉s supera el 60%.

2.1.3. Problemas sociales.

Proporci髇 de personas que admite haber tenido ri馻s y/o peleas en los 鷏timos 12 meses como consecuencia del consumo de drogas.

La informaci髇 sobre este indicador se obtiene de la encuesta a la poblaci髇 de 14 a 70 a駉s que se realiza cada cuatro a駉s por el Observatorio sobre abuso de drogas de Castilla y Le髇. Entre los a駉s 2004 y 2008 la evoluci髇 de la proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que admite haber tenido ri馻s y/o peleas como consecuencia del consumo de drogas no ha sido en general positiva. Analizando el indicador por el tipo de droga consumida, se observa que en el caso del cannabis la evoluci髇 ha sido negativa, increment醤dose la proporci髇 en 2,3 puntos porcentuales en cuatro a駉s (7,6% en 2004 frente a un 9,9% en 2008). En el caso de las bebidas alcoh髄icas la proporci髇 se mantiene estabilizada en una cifra muy baja que se sit鷄 ligeramente por encima del 3% (3,1% en 2004 frente a un 3,3% en 2008).

Proporci髇 de personas que declara haber sido detenida por los cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado en los 鷏timos 12 meses por consumo de drogas.

A partir de la misma fuente de informaci髇 utilizada para valorar el indicador anterior, se observa que la evoluci髇 de este problema social ha sido dispar: aumenta ligeramente en el caso del consumo de cannabis y disminuye algo para el consumo de alcohol, registr醤dose en ambas drogas unos porcentajes muy bajos de personas detenidas. En el primer caso, la proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que refiere haber sido detenida como consecuencia del consumo de cannabis pasa del 3,3% en 2004 al 4,7% en 2008. Por lo que se refiere al consumo de bebidas alcoh髄icas, el porcentaje baja del 1,3% en 2004 al 0,4% en 2008.

No es posible analizar la evoluci髇 de ambos indicadores en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s al no ser comparable la informaci髇 disponible, ya que en la encuesta realizada por el Observatorio Espa駉l sobre drogas en 2004 la pregunta se refer韆 a la existencia de estos problemas alguna vez en la vida y en la siguiente encuesta el periodo de referencia era los 鷏timos 12 meses.

Proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que reconoce haber faltado a clase y/o haber experimentado dificultades en los estudios por consumo de drogas.

Este indicador no es posible valorarlo debido a las modificaciones introducidas por el Observatorio espa駉l sobre drogas en la encuesta a estudiantes de Ense馻nza Secundaria y en la que a partir del a駉 2004 se eliminan las preguntas sobre las consecuencias sociales a las que se refiere el indicador.

Proporci髇 de la poblaci髇 general que en los 鷏timos 12 meses reconoce haber faltado al trabajo un d韆 entero o m醩 tiempo por consumo de drogas.

La evoluci髇 de este indicador ha sido positiva tanto para el consumo de cannabis como para el consumo de alcohol. En el primer caso, el absentismo laboral ha descendido 1,5 puntos porcentuales, pasando del 3,1% en 2004 al 1,6% en 2008. La misma tendencia se registra en el absentismo laboral debido al consumo de alcohol, que desciende 1,5 puntos al pasar del 2,3% en 2004 al 0,8% en 2008.

Prevalencia de drogodependientes socialmente excluidos atendidos en dispositivos asistenciales especializados.

Este indicador se valora a trav閟 de la informaci髇 proporcionada por los centros de emergencia social. Entre 2004 y 2007 se puede considerar que el n鷐ero de casos atendidos por estos centros ha evolucionado positivamente, ya que el primer a駉 recibieron atenci髇 622 drogodependientes en los tres centros de emergencia social existentes, y tres a駉s despu閟, con un centro m醩 que inicio sus actividades en 2006, la cifra era pr醕ticamente igual (662 casos).

Proporci髇 de drogodependientes en tratamiento que tiene problemas pendientes con la Administraci髇 de Justicia.

Para la valoraci髇 de este indicador se utilizan dos fuentes de datos, por un lado, la proporci髇 de drogodependientes en tratamiento en tres tipos de recursos asistenciales (centros de d韆, unidades de desintoxicaci髇 hospitalaria y comunidades terap閡ticas) que tiene problemas pendientes con la justicia y, por otro lado, la proporci髇 de drogodependientes que se benefician de alternativas a la privaci髇 de libertad en centros espec韋icos de primer nivel, centros de asistencia ambulatoria, centros de d韆 y comunidades terap閡ticas. En el primer caso, la evoluci髇 ha sido negativa entre los a駉s 2004 y 2007, aumentando las personas drogodependientes en tratamiento que tienen problemas pendientes con la Administraci髇 de Justicia en 4 puntos porcentuales (23,2% en 2004; 27,2% en 2007), sobre todo debido al mayor n鷐ero de pacientes con este perfil que ingresan en comunidades terap閡ticas.

En el segundo caso, la proporci髇 de drogodependientes con cumplimientos alternativos a la privaci髇 de libertad ha descendido un punto porcentual, pasando del 5,7% en 2004 al 4,7% en 2007. Hay que destacar que las medidas alternativas m醩 utilizadas son la suspensi髇 de la pena; la libertad condicional, especialmente en centros espec韋icos de asistencia ambulatoria a drogodependientes; y el tercer grado penitenciario, en este 鷏timo caso en comunidades terap閡ticas.

Tasa de desempleo en drogodependientes en tratamiento.

A trav閟 del indicador de admisiones a tratamiento del SAITCyL se valora la tasa de desempleo en la poblaci髇 drogodependiente. En el per韔do comprendido entre los a駉s 2004 y 2007 esta tasa ha descendido 4,5 puntos porcentuales. En 2004 la proporci髇 de parados entre las personas drogodependientes en tratamiento era del 48,1% y tres a駉s despu閟 del 43,6%.

2.2. Objetivos generales.

• Objetivo general 1: Reducir la prevalencia de consumidores habituales, abusivos y de riesgo de bebidas alcoh髄icas.
  • 2.2.1. Valoraci髇 global del objetivo general 1. Este objetivo general se eval鷄 a trav閟 de 11 indicadores que se desglosan a continuaci髇 y de los cuales se han podido valorar 9. En el 100% de los indicadores evaluados la evoluci髇 ha sido positiva, raz髇 por la cual se considera que el objetivo se ha conseguido en su totalidad.

    

    • Prevalencia de consumo semanal de bebidas alcoh髄icas. Este indicador se valora a trav閟 de los datos de la Encuesta sobre consumo de drogas a la poblaci髇 general de Castilla y Le髇. Durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas la prevalencia de personas que consumen semanalmente bebidas alcoh髄icas ha descendido considerablemente, un 31,3%, pasando del 51,8% en 2004 al 35,6% en 2008.

      Este descenso se produce de forma m醩 pronunciada en las mujeres, donde la prevalencia desciende un 41,7%, pasando del 44,1% en 2004 al 25,7% en 2008. En los hombres el descenso de la prevalencia ha sido del 23,8%, pasando del 59,2% en 2004 al 45,1% en 2008.

      La evoluci髇 del consumo semanal de bebidas alcoh髄icas en adolescentes se realiza con los datos obtenidos por la encuesta a la poblaci髇 general en el rango de edad de 14 a 19 a駉s, ya que los datos proporcionados por la encuesta escolar no pueden ser analizados debido a las modificaciones introducidas en el cuestionario en el a駉 2006. En este rango de edad se ha producido el descenso m醩 pronunciado (47,2%), pasando la prevalencia de bebedores semanales del 63,1% en 2004 al 33,3% en 2008.

      Hay que advertir, no obstante, que ca韉as tan acusadas registradas por encuestas poblacionales peri骴icas hay que interpretarlas con cautela, pues si bien la tendencia descendente parece clara, la intensidad de la misma se debe confirmar en encuestas posteriores.

    • Prevalencia de consumo diario bebidas alcoh髄icas. Este indicador se valora a trav閟 de los datos proporcionados por la encuesta sobre consumo de drogas a la poblaci髇 general de Castilla y Le髇 y de la encuesta ESTUDES a la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s. En ambas poblaciones la prevalencia de personas que consumen a diario bebidas alcoh髄icas ha evolucionado positivamente. En la poblaci髇 general el descenso ha sido del 50,5%, desde una prevalencia del 19,8% en 2004 hasta el 9,8% en 2008. En la poblaci髇 de estudiantes el descenso ha sido del 35,3%, pasando del 3,4% en 2004 al 2,2% en 2006/07.

      En funci髇 del sexo de las personas encuestadas, el descenso en la poblaci髇 general ha sido m醩 acentuado en las mujeres, en las que ha alcanzado el 67,9% (15,6% en 2004; 5% en 2008), que en los hombres, en los que esta reducci髇 se ha situado en el 40% (24% en 2004; 14,4% en 2008). La misma tendencia se observa en la poblaci髇 de estudiantes, en la que la prevalencia de bebedores diarios ha descendido un 75% en las chicas (2% en 2004; 0,5% en 2006/07) y un escaso 17% en los chicos (4,7% en 2004; 3,9% en 2006/07).

      El descenso de la proporci髇 de personas que consumen a diario bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 general de Castila y Le髇 se confirma en la encuesta domiciliaria que cada dos a駉s realiza el Observatorio Espa駉l sobre drogas. Seg鷑 esta encuesta, la prevalencia en los 鷏timos a駉s ha pasado del 15,4% en 2005 al 10,1% en el a駉 2007/08, descendiendo, por tanto, un 34,4% en ese per韔do de tiempo.

    • Proporci髇 de personas que reconocen haberse emborrachado al menos una vez en los 鷏timos seis meses. Valorando los datos de la poblaci髇 general -referida a los 鷏timos 6 meses- y de la poblaci髇 de estudiantes -referida a los 鷏timos 30 d韆s-, la evoluci髇 de este indicador ha sido positiva, con un descenso de las intoxicaciones et韑icas recientes en la poblaci髇 general del 25% (19,6% en 2004; 14,7% en 2008) y del 1,7% en la poblaci髇 escolar (35% en 2004; 34,4% en 2006/07).

      En funci髇 del sexo, y considerando la poblaci髇 general, el descenso es equivalente en ambos sexos: 26,5% en los hombres y 26,2% en las mujeres. Esta tendencia no se repite en la poblaci髇 escolar, en la que las intoxicaciones et韑icas en los 鷏timos 30 d韆s descienden un 13,5% en los chicos (37,0% en 2004; 32,0% en 2006/07) y aumentan un 11,9% en las chicas (32,8% en 2004; 36,7% en 2006/07).

    • Prevalencia de consumo de riesgo de bebidas alcoh髄icas. La evoluci髇 de este indicador en la poblaci髇 general ha sido positiva, produci閚dose una reducci髇 de la prevalencia de bebedores de riesgo del 62,3%, que ha pasado del 12,2% en 2004 al 4,6% en 2008. En funci髇 del sexo, la evoluci髇 ha sido mejor en las mujeres, en las que la prevalencia se ha reducido un 75,4% (12,2% en 2004; 3,0 en 2008), que en los hombres, en los que esta reducci髇 ha sido del 48,8% (12,1% en 2004; 6,2% en 2008).

      En la poblaci髇 escolar no puede valorarse este indicador debido a los cambios introducidos en la encuesta EDADES en el a駉 2006.

    • Prevalencia de consumo abusivo de bebidas alcoh髄icas. Seg鷑 los criterios establecidos por la Direcci髇 General de Salud P鷅lica del Ministerio de Sanidad y Consumo, se considera bebedor abusivo a aquel que tiene un consumo superior a 60 gramos de alcohol absoluto al d韆 en los hombres y de 50 gramos al d韆 en las mujeres. En funci髇 de este criterio, la prevalencia de este tipo de bebedores ha descendido un 71,2%, pasando del 5,2% en 2004 al 1,5% en 2008. La prevalencia en las mujeres es menor y ha evolucionado mejor (5,4% en 2004; 0,1% en 2008) que en los hombres (5,1% en 2004; 2,8% en 2008).

      Aunque el descenso registrado en este indicador es importante, hay que interpretar con cautela la intensidad del cambio, ya que el n鷐ero de casos que declaran este tipo de consumos es bajo (37) y, por tanto, el riesgo de inestabilidad de los datos es elevado.

      En la poblaci髇 escolar no ha podido ser evaluado este indicador como consecuencia de los cambios introducidos en 2006 en la encuesta EDADES por el Observatorio espa駉l sobre drogas.

    • Prevalencia de consumo problem醫ico de bebidas alcoh髄icas seg鷑 el test CAGE. La evoluci髇 de este indicador ha sido positiva entre los a駉s 2004 (7,2%) y 2008 (6,1%), detect醤dose un descenso del 15,3% en la prevalencia de personas con consumo problem醫ico de bebidas alcoh髄icas.

      En funci髇 del sexo, la evoluci髇 positiva s髄o se ha registrado en las mujeres, en las que la prevalencia ha disminuido 2,3 puntos porcentuales, pasando del 5,7% en 2004 al 3,4 en 2008. En cambio, en los hombres la prevalencia permanece estable en el 8,8%.

  • 2.2.2. Valoraci髇 de los objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 1. La valoraci髇 de los 6 objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 1 se realiza a trav閟 de 17 indicadores, 11 de los cuales han tenido una evoluci髇 positiva y 4 no han podido ser valorados. En funci髇 de los indicadores que han sido evaluados, el porcentaje de 閤ito de los objetivos espec韋icos ha sido del 84,6%.

    

    • • Elevar la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de alcohol. En la poblaci髇 general, la evoluci髇 de la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de bebidas alcoh髄icas no ha sido uniforme en los 鷏timos cuatro a駉s. Ha mejorado algo para el consumo de 5 � 6 copas a diario y durante el fin de semana, mientras que ha disminuido para el consumo diario de 1 � 2 copas. En el caso del consumo de 5 � m醩 copas todos los d韆s, la percepci髇 del riesgo se mantiene en unos niveles muy altos, por encima del 94%, aumentando incluso un 0,4% entre los a駉s 2004 y 2008. Tambi閚 aumenta un 1,1% la proporci髇 de personas que considera de alto riesgo tomarse 5 � 6 copas los fines de semana (61,7% en 2004; 62,4% en 2008). Por el contrario, ha descendido un 5,5% el porcentaje de encuestados que considera bastante o muy peligroso para la salud el consumo de 1 � 2 copas todos los d韆s, pasando del 44% en 2004 al 41,6% en 2008.

      En la poblaci髇 de estudiantes la percepci髇 del riesgo ha aumentado un 28% para el consumo intenso en fin de semana (32,9% en 2004; 42,1% en 2006/07), y un 45,9% para el consumo diario de bebidas alcoh髄icas (36,2% en 2004; 52,8% en 2006/07).

      En la poblaci髇 general, la proporci髇 de encuestados a los que les parece mal que otras personas consuman bebidas alcoh髄icas ha descendido un 45,8% en cuatro a駉s, pasando del 47,4% en 2004 al 25,7% en 2008. Si lo que se analiza es el consumo propio, la evoluci髇 tambi閚 ha sido negativa, disminuyendo un 33,1% el porcentaje de personas a las que les parece mal (59,2%en 2004; 39,6% en 2008).

    • • Reducir la aceptaci髇 social del alcohol en madres y padres, adolescentes y en la poblaci髇 general. La proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que perciben que sus madres y padres les proh韇en tajantemente consumir alcohol y la de aquellos que rechazan consumir bebidas alcoh髄icas diariamente o varias veces durante el fin de semana no se ha podido valorar como consecuencia de los cambios introducidos en 2006 en el cuestionario de la encuesta EDADES que realiza el Observatorio espa駉l sobre drogas.

      En la poblaci髇 general, la proporci髇 de encuestados a los que les parece mal que otras personas consuman bebidas alcoh髄icas ha descendido un 45,8% en cuatro a駉s, pasando del 47,4% en 2004 al 25,7% en 2008. Si lo que se analiza es el consumo propio, la evoluci髇 tambi閚 ha sido negativa, disminuyendo un 33,1% el porcentaje de personas a las que les parece mal.

    • • Disminuir la accesibilidad percibida a las bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 de adolescentes. La proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que considera f醕il o muy f醕il conseguir bebidas alcoh髄icas se encuentra estabilizada en una cifras muy altas, que van desde el 95,6% en 2004 al 93,7% en 2006/07. Por tanto, la accesibilidad percibida al alcohol no mejora en los 鷏timos dos/tres a駉s.
    • • Aumentar las conductas de ocio saludable en adolescentes y j髒enes. La costumbre de salir habitualmente las noches de los fines de semana ha mejorado sensiblemente en la poblaci髇 de estudiantes. En concreto la proporci髇 de alumnos que sale una o m醩 noches a la semana se ha reducido un 12,3%, pasando de un 61,1% en 2004 a un 53,6% en 2006/07.

      Por otra parte, el porcentaje de estudiantes de 14 a 18 a駉s que regresa a casa antes de las 24:00 horas cuando sale por las noches ha aumentado en 5,2 puntos porcentuales. En 2004 ten韆 este comportamiento el 11,1% de las personas encuestadas y en 2006/07 el 16,3%. Hay que significar que esta es una variable mediadora importante, ya que cuanto mayor es el tiempo que los adolescentes est醤 fuera de casa durante la noche, mayor es el consumo.

      No se ha podido valorar, en cambio, por las razones ya explicadas, la proporci髇 de estudiantes que acude a discotecas, bares, pubs o fiestas los fines de semana ni la de aquellos que participa en a actividades art韘ticas o culturales.

    • • Retrasar la edad de inicio en el consumo de alcohol en adolescentes. La edad de inicio en el consumo de bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 de estudiantes de Secundaria ha evolucionado positivamente en los 鷏timos tres a駉s. En ese periodo de tiempo, los primeros contactos con el alcohol se han retrasado en un mes, pasando de los 13,5 a駉s en 2004 a los 13,6 a駉s en 2006/07. Esta diferencia aunque es peque馻 es estad韘ticamente significativa.
    • • Facilitar el abandono del abuso de alcohol y de la dependencia alcoh髄ica por medio de distintos servicios asistenciales y programas de integraci髇 sociolaboral. Entre los a駉s 2004 y 2007, la proporci髇 de altas terap閡ticas en personas dependientes del alcohol ha mejorado en distintos servicios asistenciales espec韋icos. A nivel ambulatorio han aumentado un 2,1%, mientras que a nivel residencial lo han hecho en un 8,6% en las comunidades terap閡ticas y en un 6% en los centros residenciales de rehabilitaci髇 de alcoh髄icos.
• Objetivo general 2: Reducir la prevalencia del consumo habitual de tabaco.
  • 2.2.3. Valoraci髇 global del objetivo 2. Este objetivo se ha evaluado tanto en la poblaci髇 general como en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s. En ambos casos la prevalencia ha evolucionado positivamente durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas. En la poblaci髇 general, el descenso de la prevalencia de fumadores diarios ha sido del 12,7%, pasando del 36,1% en 2004 al 31,5% en 2008. En la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s, la proporci髇 de personas que fuman a diario ha disminuido el 16,1%, de forma que en 2004 era del 21,1% y en 2006/07 del 17,7%. Por tanto, se considera que este objetivo se ha conseguido al 100%.

    Analizando las prevalencias en funci髇 del sexo, se observa que en la poblaci髇 general el descenso ha sido de 5,6 puntos porcentuales en las mujeres y de 3,5 puntos porcentuales en los hombres. En el caso de la poblaci髇 escolar, la evoluci髇 es a la inversa: desciende m醩 en los chicos (5,2 puntos porcentuales) que en las chicas (1,8 puntos).

  • 2.2.4. Valoraci髇 de los objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 2. La valoraci髇 de los 4 objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 2 se realiza a trav閟 de 9 indicadores, de los cuales 4 han evolucionado favorablemente y 2 no han podido ser valorados. En funci髇 de los indicadores que han sido evaluados, el porcentaje de 閤ito de los objetivos espec韋icos ha sido del 57,1%.

    

    • • Elevar la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de tabaco. En la poblaci髇 general, la proporci髇 de personas que considera bastante o muy peligroso para la salud el consumo habitual de tabaco ha descendido un 4,1% (85,7% en 2004; 82,2% en 2008), si bien es cierto que la cifra sigue siendo muy elevada en la actualidad.

      Por el contrario, esta evoluci髇 ha sido positiva en la poblaci髇 de estudiantes, en la que la proporci髇 de alumnos que considera de alto riesgo fumarse un paquete de cigarrillos al d韆 ha aumentado un 16% (75,2% en 2004; 87,2% en 2006/07).

    • • Reducir la aceptaci髇 social del consumo de tabaco. La proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que perciben que sus madres y padres les proh韇en tajantemente fumar tabaco y la de aquellos que rechazan fumar a diario no han podido ser valoradas debido a que ambas preguntas han sido eliminadas en 2006 en la encuesta EDADES que realiza bienalmente el Observatorio espa駉l sobre drogas.

      Por lo que se refiere a la poblaci髇 general, la proporci髇 de encuestados a los que les parece mal que otras personas fumen tabaco ha descendido un 21,6%, pasando del 42,2% en 2004 al 33,1% en 2008. En cuanto a la aceptaci髇 social del consumo de tabaco en el centro de trabajo y en lugares p鷅licos cerrados, la evoluci髇 ha sido positiva, aumentando la proporci髇 de personas a las que les parece mal que se fume en estos lugares. En concreto, el rechazo social a que se fume en el centro de trabajo ha aumentado un 41,5% (45,8% en 2004; 64,8% en 2008) y a que se fume en lugares p鷅licos cerrados en un 19,4% (58,9% en 2004; 70,3% en 2008).

    • • Retrasar la edad de inicio en el consumo de tabaco en adolescentes. La edad de inicio en el consumo de tabaco en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s se ha reducido en 3 meses, pasando de los 13,3 a駉s en 2004 a los 13 a駉s en 2006/07. Esta diferencia aunque es peque馻 es estad韘ticamente significativa.
    • • Facilitar el abandono de la dependencia del tabaco por medio de distintos programas y servicios asistenciales. Para valorar este indicador 鷑icamente se dispone de informaci髇 del programa de deshabituaci髇 tab醧uica realizado en la Comunidad Aut髇oma por la Asociaci髇 Espa駉la Contra el C醤cer. En este programa, el porcentaje de altas terap閡ticas ha mejorado un 9%, pasando del 58,9% en el a駉 2004 al 64,2% en el a駉 2007.
• Objetivo general 3: Reducir la prevalencia de los consumidores de drogas ilegales, en especial de cannabis y de drogas psicoestimulantes.
  • 2.2.5. Valoraci髇 global del objetivo general 3. Para evaluar el objetivo general 3 se han utilizado los 8 indicadores que se detallan a continuaci髇 y que han podido ser valorados en su totalidad. Se han alcanzado las previsiones de todos los indicadores, por tanto, se considera que el objetivo se ha conseguido al 100%.

    

    • • Prevalencia de consumo de cannabis en el 鷏timo mes. Este indicador se valora con los datos de la encuesta a la poblaci髇 general y los datos de la encuesta escolar que se refieren al consumo en el ltimo mes�.

      Seg鷑 la encuesta a la poblaci髇 general de Castilla y Le髇, se observa un descenso de la prevalencia en el consumo de cannabis en el 鷏timo mes del 34,1% (8,2% en 2004; 5,4% en 2008). En funci髇 del sexo, el descenso en la prevalencia de consumo en los 鷏timos cuatro a駉s es algo menor en los hombres (30,8%) que en las mujeres (38,2%).

      En la poblaci髇 de estudiantes tambi閚 se observa un descenso de la prevalencia del 21,8% (24,3% en 2004; 19,0% en 2006/07). Seg鷑 el sexo de las personas encuestadas, el descenso s髄o se produce en los chicos (34,3%), mientras que en las chicas no se observan variaciones.

    • • Prevalencia de consumo de drogas de s韓tesis en el 鷏timo mes. En la poblaci髇 general se registra un descenso del 90% en la prevalencia de personas que han consumido drogas de s韓tesis en el 鷏timo mes, pasando del 1,0% en 2004 al 0,1% en 2008. Por lo que respecta a la poblaci髇 de estudiantes, la proporci髇 de individuos que manifiestan haber consumido en el 鷏timo mes tambi閚 ha descendido un 20,0%, pasando del 1,0% en 2004 al 0,8% en 2006/07.

      Hay que advertir que en ambas poblaciones el n鷐ero de personas identificadas como consumidoras es bajo y que peque馻s variaciones en 閟te generan grandes cambios porcentuales.

    • • Prevalencia de consumo de coca韓a en el 鷏timo mes. En la poblaci髇 general se observa un descenso del 18,2% en la proporci髇 de personas que han consumido coca韓a en el 鷏timo mes (1,1% en 2004; 0,9% en 2008), mientras que en la poblaci髇 de estudiantes este descenso es del 26,1% (2,3 en 2004; 1,7 en 2006/07).
    • • Prevalencia de consumo de otras drogas en el 鷏timo mes. El consumo del resto de las drogas ilegales (opi醕eos, anfetaminas, alucin骻enos y sustancias vol醫iles) y de tranquilizantes sin receta m閐ica se ha considerado de forma conjunta dado el escaso n鷐ero de personas consumidoras en el 鷏timo mes que se identifican en las sucesivas encuestas. Siguiendo este criterio, el 1,2% de la poblaci髇 general encuestada en 2004 admiti� haber consumido al menos una de estas drogas, mientras que esta proporci髇 disminuy� hasta del 0,6% en 2008, lo que supone un descenso del 50%.

    En la poblaci髇 de estudiantes el descenso ha sido del 17%, pasando la prevalencia de consumidores actuales de estas drogas del 5,3% en 2004 al 4,4% en 2006/07).

  • 2.2.6. Valoraci髇 de los objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 3. La valoraci髇 de los 6 objetivos relacionados con el objetivo general 3 se realiza a trav閟 de 27 indicadores, de los cuales 17 han tenido una evoluci髇 positiva y 4 no han podido ser valorados. Por tanto, en funci髇 de los indicadores que han sido evaluados, el porcentaje de 閤ito en el logro de los objetivos espec韋icos se sit鷄 en el 73,9%.

    

    • • Elevar la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de drogas ilegales. La proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que considera que el consumo habitual de drogas ilegales puede suponer bastantes o muchos problemas para la salud es muy elevada y aun as� ha aumentado ligeramente en todos los casos en los 鷏timos cuatro a駉s. Por drogas, se ha incrementado un 4,7% para el cannabis (85,7% en 2004; 89,7% en 2008); un 0.4% para las drogas de s韓tesis (98,7% en 2004; 99,1% en 2008:); un 0,2% para la coca韓a (98,5% en 2004; 98,7% en 2008); un 0,4% para la hero韓a (98,7% en 2004; 99,1% en 2008) y 0,1% para las anfetaminas (98,3% en 2004; 98,4% en 2008).

      En la poblaci髇 de estudiantes la percepci髇 del riesgo relacionada con el consumo habitual de drogas ilegales tambi閚 ha aumentado en todas las sustancias analizadas, y en mayor medida que en la poblaci髇 general al partir de unas cifras m醩 bajas. En el caso del cannabis la mejora ha sido del 15,8% (2004: 76,1% en 2004; 88,1% en 2006/07); en las drogas de s韓tesis del 9,5% (2004: 88,1% en 2004; 96,5% en 2006/07); en la coca韓a del 7,1% (89,0% en 2004; 95,3% en 2006/07); en la hero韓a del 9,3% (88,1% en 2004; 96,3% en 2006/07) y en los tranquilizantes del 8,9% (80,7% en 2004; 87,9% en 2006/07).

    • • Reducir la aceptaci髇 social del cannabis y de las drogas psicoestimulantes. En la poblaci髇 general, la proporci髇 de personas a las que le parece mal el consumo ajeno de cannabis no ha evolucionado positivamente en los 鷏timos cuatro a駉s, de hecho, ha disminuido ligeramente, un 2,3%, pasando del 51,9% en 2004 al 50,7% en 2008.

      En la poblaci髇 de estudiantes, la proporci髇 de alumnos de 14 a 18 a駉s que rechaza consumir cannabis, coca韓a y drogas de s韓tesis alguna vez en la vida y habitualmente, no ha podido ser valorada por las modificaciones introducidas en la encuesta ESTUDES en 2006.

    • • Disminuir la accesibilidad percibida a las drogas ilegales. La accesibilidad percibida a las drogas ilegales en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s ha mejorado durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas. El porcentaje de alumnos que considera f醕il o muy f醕il conseguir drogas ilegales ha disminuido un 6,2% en el caso del cannabis (73,1% en 2004; 68,6% en 2006/07); un 18,4% en las drogas de s韓tesis (43,5% en 2004; 35,5% en 2006/07); y un 17,5% para el resto de las drogas ilegales (73,2% en 2004; 60,4% en 2006/07). S髄o el caso de la coca韓a la accesi bilidad percibida ha empeorado, aumentando un 3,9% (40,8% en 2004; 42,4% en 2006/07).
    • • Aumentar las conductas de ocio saludable en adolescentes y j髒enes. Salir habitualmente las noches de los fines de semana se ha reducido sensiblemente en la poblaci髇 de estudiantes. La proporci髇 de alumnos que sale una o m醩 noches a la semana se ha reducido un 12,3%, pasando de un 61,1% en 2004 a un 53,6% en 2006/07. Por otra parte, el porcentaje de estudiantes de 14 a 18 a駉s que regresa a casa antes de las 24:00 horas cuando sale por las noches ha aumentado en 5,2 puntos porcentuales. En 2004 ten韆 este comportamiento el 11,1% de las personas encuestadas y en 2006/07 el 16,3%.

      Por las razones ya expuestas, no se ha podido valorar la proporci髇 de estudiantes que acude a discotecas, bares, pubs o fiestas los fines de semana ni la de aquellos que participa en a actividades art韘ticas o culturales.

    • • Retrasar la edad de inicio en el consumo de cannabis y drogas psicoestimulantes en adolescentes. Aunque las variaciones son peque馻s, se puede considerar que la edad de inicio en el consumo de drogas ilegales ha evolucionado negativamente. S髄o en el caso de las drogas de s韓tesis la evoluci髇 ha sido favorable. Analizando los datos por drogas, se observa que los primeros contactos con el cannabis se han adelantado 2 meses, pasando de los 15,1 a駉s en 2004 a los 14,9 a駉s en 2006/07; con la coca韓a se han adelantado 4 meses, desde los 16,1 a駉s en 2004 a los 15,7 a駉s en 2006/07; con las drogas de s韓tesis se han retrasado 1 mes (15,6 a駉s en 2004; 15,7 a駉s en 2006/07) y con el resto de las drogas ilegales se han adelantado como promedio 3 meses (15,5 a駉s en 2004; 15,2 a駉s en 2006/07).
    • • Facilitar el abandono de la dependencia de las drogas ilegales por medio de distintos centros y servicios asistenciales. Para determinar las altas terap閡ticas en distintos centros y servicios asistenciales se utilizan como fuentes de informaci髇 el Sistema auton髆ico de informaci髇 sobre toxicoman韆s de Castilla y Le髇 y la Memoria del Plan Regional sobre drogas. Las altas terap閡ticas en los centros de asistencia ambulatoria a drogodependientes (CAD) han aumentado un 2,1% entre los a駉s 2004 y 2007; se mantienen estabilizadas con tendencia al alza en las unidades de desintoxicaci髇 hospitalaria, aumentan un 5,5% en las comunidades terap閡ticas y disminuyen un 15,8% en los centros de d韆.
• Objetivo general 4: Reducir los da駉s asociados al consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales. La evaluaci髇 de este objetivo general, al no tener indicadores directos, se realiza a trav閟 de la valoraci髇 de los objetivos espec韋icos.
  • 2.2.7. Valoraci髇 de los objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 4. La evaluaci髇 de los 3 objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 4 se realiza a trav閟 de 10 indicadores, 6 de los cuales han evolucionado positivamente y 2 no han podido ser valorados. En funci髇 de los indicadores que han sido evaluados, el porcentaje de 閤ito en el logro de los objetivos espec韋icos se sit鷄 en el 75%.

    

    • • Reducir los accidentes de tr醘ico asociados al consumo de alcohol y otras drogas. La proporci髇 de alcoholemias positivas en controles preventivos realizados a personas que conducen veh韈ulos a motor ha evolucionado favorablemente, descendiendo un 29,4% entre los a駉s 2004, en el que representaban el 1,7% de todas las pruebas realizadas, y el a駉 2007, en el que el porcentaje de positivos ha sido del 1,2%. Por el contario, la proporci髇 de alcoholemias positivas en controles realizados por accidentes de circulaci髇 ha aumentado un 24,3%, pasando del 3,7% de todas las pruebas realizadas en 2004, al 4,6% de las realizadas en 2007. Este aumento puede ser debido al mayor n鷐ero de controles de este tipo realizados por las autoridades como consecuencia de las pol韙icas activas de reducci髇 de accidentes de tr醘ico que est醤 desarrollando las diferentes administraciones en los 鷏timos a駉s.
    • • Evitar la exposici髇 de la poblaci髇 al aire contaminado por humo de tabaco en lugares cerrados. El progreso en la consecuci髇 de este objetivo se puede evaluar a trav閟 de la aprobaci髇 de normas restrictivas y de las actuaciones desarrolladas para velar por su cumplimiento.

      En el a駉 2005, la Junta de Castilla y Le髇, anticip醤dose a la Ley 28/2005 de medidas sanitarias frente al tabaquismo, aprueba un Plan de Acci髇 para el establecimiento de lugares libres de humo de tabaco en todos los edificios dependientes de la Administraci髇 Auton髆ica. Posteriormente, la ley aprobada en diciembre de ese a駉 es desarrollada en Castilla y Le髇 mediante el Decreto 54/2006, de 24 de agosto.

      Por otro lado, a trav閟 de la encuesta sobre consumo de drogas a la poblaci髇 general realizada en 2008, se ha valorado hasta que punto la poblaci髇 percibe que la normativa se est� cumpliendo o no. A la pregunta de 縞on qu� frecuencia se ha visto fumar en los 鷏timos 30 d韆s en los centros de trabajo o en los lugares prohibidos?, el 49,1% de las personas encuestadas contesta que no ha visto fumar ning鷑 d韆, frente al 50,9% que s� ha visto fumar, un 25,9% de los cuales manifiesta que lo ha visto todos los d韆s.

    • • Prevenir conductas de riesgo relacionada con el consumo de drogas, en especial la utilizaci髇 de la v韆 intravenosa, la pr醕tica de reutilizar y compartir utensilios de inyecci髇, el consumo m鷏tiple de drogas y las relaciones sexuales sin protecci髇. Por lo que se refiere al uso de la v韆 intravenosa, la proporci髇 de inyectores entre la totalidad de los drogodependientes en tratamiento ha mejorado sensiblemente, descendiendo un 37,9% entre los a駉s 2004 y 2007 (17,7% en 2004; 11% en 2008).

      Cuando se valora la proporci髇 de personas que consumen drogas que acuden por primera vez a tratamiento y que han utilizado la v韆 inyectada en los seis meses previos, se observa, asimismo, un descenso del 38,6%, pasando de una prevalencia del 8,3% en 2004 al 5,1% en 2007.

      En la poblaci髇 general la prevalencia de policonsumidores de sustancias psicoactivas desciende un 39,1% (6,9% en 2004; 4,2% en 2008). Esta reducci髇 es del 45,8% en las mujeres (4,8% en 2004; 2,6% en 2008) y del 36,7% en los hombres (9% en 2004; 5,7% en 2008).

      En la poblaci髇 escolar de 14 a 18 a駉s tambi閚 disminuye el poli- consumo de drogas en un 16,8%, pasando del 24,4% en 2004 al 20,3% en 2006/07. En funci髇 del sexo, la evoluci髇 del policonsumo es divergente: disminuye casi 10 puntos porcentuales en los chicos, situ醤dose en el 20,7% en 2006/07, mientras que en las chicas aumenta 2 puntos hasta situarse en el 19,9%, lo que corrobora una vez m醩 que se est� produciendo una equiparaci髇 en las conductas de riesgo de la poblaci髇 joven de ambos sexos.

      No han podido ser evaluados por falta de fuentes fiables de informaci髇 la prevalencia de reutilizaci髇 de jeringuillas y uso compartido de utensilios de inyecci髇 entre las personas drogodependientes que utilizan la v韆 intravenosa para consumir drogas y la proporci髇 de drogodependientes infectados por el VIH y/o hepatitis B que utiliza preservativos en sus relaciones sexuales.

• Objetivo general 5: Potenciar la participaci髇 social y la coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional. Se considera que se ha logrado este objetivo general al haber evolucionado positivamente los tres objetivos espec韋icos a 閘 vinculados.
  • 2.2.8. Valoraci髇 de los objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 5. La valoraci髇 de estos objetivos espec韋icos se realiza a trav閟 del n鷐ero de comisiones y grupos de trabajo formalmente constituidos, del n鷐ero de reuniones anuales celebradas, de los convenios y acuerdos formalizados y de los documentos t閏nicos aprobados como consecuencia de la coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional. En todos los objetivos se produce una mejora de la situaci髇 inicial al haberse creado nuevas estructuras de participaci髇, coordinaci髇 y cooperaci髇 y al haber potenciado las ya existentes. De igual modo, la situaci髇 de partida mejora al haber aumentado el n鷐ero de entidades colaboradoras con el Plan Regional sobre Drogas.
    • • Fomentar la coordinaci髇 y cooperaci髇 entre Departamentos de la Administraci髇 Auton髆ica.

      Durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas se han constituido o han funcionado las siguientes estructuras estables de coordinaci髇 y cooperaci髇 interdepartamental:

      • - Comisi髇 Regional y comisiones territoriales para la promoci髇 de la salud en los centros escolares. La Comisi髇 Regional se constituy� en 2006 y est� formada por representantes de las Consejer韆 de Educaci髇, Sanidad y de Familia e Igualdad de Oportunidades. Por su parte, las Comisiones Territoriales, constituidas en 2007, est醤 integradas por representantes de la Delegaci髇 Territorial de la Junta de Castilla y Le髇, de la Direcci髇 Provincial de Educaci髇, del Servicio Territorial de Sanidad y Bienestar Social, del Departamento Territorial de Familia e Igualdad de Oportunidades y de la Gerencia de Atenci髇 Primaria. En el marco de estas comisiones se ha aprobado el Modelo de prevenci髇 del consumo de drogas en el 醡bito escolar, el Modelo de formaci髇 del profesorado para el desarrollo de los programas acreditados de prevenci髇 escolar y la Gu韆 para la promoci髇 de la salud en los centros docentes de Castilla y Le髇. La Comisi髇 Regional se re鷑e al menos una vez al a駉.
      • - Observatorio Regional para la convivencia escolar de Castilla y Le髇, creado en 2006 como 髍gano colegiado de car醕ter consultivo del que forma parte el Comisionado Regional para la Droga, y cuya finalidad es conocer, analizar y evaluar la situaci髇 de la convivencia en los centros docentes y proponer y desarrollar actuaciones de prevenci髇 e intervenci髇 en relaci髇 con la mejora del clima escolar. Desde este 髍gano se han incluido los programas de prevenci髇 escolar como una actuaci髇 con impacto positivo sobre la convivencia escolar y se est� estudiando la repercusi髇 del uso y abuso de drogas por parte de la poblaci髇 de estudiantes en el fen髆eno de la violencia escolar. El Observatorio se re鷑e al menos dos veces al a駉.
      • - Comisi髇 de seguimiento de la Estrategia para la Seguridad Vial de Castilla y Le髇. En esta comisi髇, constituida en 2005, est� representado el Comisionado Regional para la Droga junto con representantes de otros centros directivos de la Administraci髇 Auton髆ica con competencias en la materia. En su seno se impulsan y valoran, entre otras actuaciones, las relacionadas con la reducci髇 de los accidentes de tr醘ico asociados al consumo de alcohol y de otras drogas. La Comisi髇 se re鷑e al menos dos veces al a駉.
      • - Consejo de Direcci髇 del Plan Sociosanitario y Comisiones de 羠ea de Salud para la atenci髇 sociosanitaria. Estas estructuras tienen la finalidad de coordinar a nivel regional y local las actuaciones de diferentes Departamentos de la Junta de Castilla y Le髇 para la atenci髇 sociosanitaria de los ciudadanos m醩 necesitados, entre los que se encuentran muchos drogodependientes.
      • - Comisi髇 Interconsejer韆s para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Desde 2001 forma parte de este 髍gano de coordinaci髇 el Comisionado Regional para la Droga. En la comisi髇, que se re鷑e al menos una vez al a駉, se eval鷄n y programan actuaciones dirigidas a conseguir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y para hacer frente a la violencia de g閚ero, considerando el uso y abuso de drogas como uno de los factores relacionados con sus objetivos.
      • - Grupo de trabajo entre el Comisionado Regional para la Droga y la Direcci髇 T閏nica de Atenci髇 Primaria de Sacyl, con el objetivo de dise馻r e impulsar el Servicio de deshabituaci髇 tab醧uica en Atenci髇 Primaria y de actualizar y potenciar el Servicio de atenci髇 al bebedor de riesgo. En el marco de estos grupos de trabajo se han consensuado los protocolos de actuaci髇 para ambos servicios y se han editado materiales de apoyo para los profesionales y para los usuarios. El grupo de trabajo se re鷑e al menos dos veces al a駉.
      • - Grupo de trabajo entre el Comisionado Regional para la Droga, la Gerencia de 羠ea de Zamora de Sacyl (Atenci髇 especializada y Atenci髇 Primaria) y la Asociaci髇 Espa駉la Contra el C醤cer. Constituido en 2006, este grupo de trabajo ha elaborado una Gu韆 de gesti髇 integrada de procesos asistenciales de tratamiento del tabaquismo, para la que ha mantenido una media de 5 reuniones anuales, adem醩 de un contacto permanente por v韆 electr髇ica.
    • • Potenciar la coordinaci髇 y cooperaci髇 con otras Administraciones P鷅licas.

      Durante el per韔do 2005-2008 se han creado y mantenido los siguientes 髍ganos de coordinaci髇 y cooperaci髇 en Castilla y Le髇:

      • - Consejo Rector y comisi髇 t閏nica de la Red de Planes sobre Drogas de Castilla y Le髇. Ambos 髍ganos se han constituido en 2004. En la actualidad forman parte de ellos 22 Corporaciones Locales, 14 Ayuntamientos de m醩 de 20.000 habitantes y 8 Diputaciones Provinciales, lo que supone tres entes locales m醩 que a comienzos de 2005. En el Consejo Rector se acuerdan anualmente las prioridades de actuaci髇 y los criterios de financiaci髇 de la Administraci髇 Auton髆ica a las Corporaciones Locales en materia de drogodependencias. El Consejo se re鷑e al menos una vez al a駉. La comisi髇 t閏nica apoya el funcionamiento del Consejo Rector, abordando aspectos relacionados con la recogida de informaci髇, elaboraci髇 de normas, criterios de intervenci髇, necesidades de formaci髇 y dise駉 de programas y actuaciones. Como promedio, la comisi髇 se re鷑e al menos tres veces al a駉.
      • - Comisi髇 de seguimiento para la rehabilitaci髇 e integraci髇 social de drogodependientes con problemas jur韉ico-penales. Compuesta por un representante de la Consejer韆 de Familia e Igualdad de Oportunidades, de la Fiscal韆 General del Estado, del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo Regional de la Abogac韆 de Castilla y Le髇. Esta comisi髇 se crea en el marco de un convenio de colaboraci髇 firmado en el a駉 2005, con el objetivo de mejorar la comunicaci髇, coordinaci髇 y cooperaci髇 de los distintos 髍ganos e instituciones de la Administraci髇 de Justicia y del Sistema de asistencia e integraci髇 social del drogodependiente de Castilla y Le髇.
      • - Comisi髇 de coordinaci髇, apoyo y seguimiento de proyectos de cooperaci髇 transfronteriza en materia de drogodependencias con el Distrito Centro de Portugal. Esta comisi髇 se enmarca en la Iniciativa comunitaria Interreg III-A y de ella forman parte, adem醩 del Comisionado Regional para la Droga, la Sub-Regi鉶 de Sa鷇e da Guarda y el Instituto da Droga e da Toxicodependencia de Portugal.
    • • Fomentar la participaci髇 social y la coordinaci髇 y cooperaci髇 con las instituciones y entidades privadas. Con el fin de promover la participaci髇 social, Castilla y Le髇 cuenta desde 1997 con el Consejo asesor en materia de drogodependencias. Este 髍gano consultivo ha modificado su composici髇 en 2008 como consecuencia de la aprobaci髇 de la Ley 3/2007, de 7 de marzo, por la que se modifica la Ley 3/1994, de 29 de marzo, de prevenci髇 asistencia e integraci髇 social de drogodependientes de Castilla y Le髇. El Consejo se re鷑e al menos una vez al a駉.

      Asimismo se constituy� en 1997, como resultado de un convenio marco de coordinaci髇 entre sus miembros, la Comisi髇 regional para la prevenci髇 y el tratamiento de las drogodependencias en el 醡bito laboral, 髍gano de participaci髇 y coordinaci髇 con los agentes sociales y econ髆icos de la Comunidad Aut髇oma, compuesta por representantes de CC.OO., U.G.T., CECALE y la Consejer韆 Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y Le髇. Se re鷑e al menos una vez al a駉 y su vigencia es indefinida.

      Por otra parte, el n鷐ero y la diversidad de las entidades p鷅licas y privadas que colaboran establemente en el desarrollo de la pol韙ica sobre drogas de Castilla y Le髇 ha aumentado durante la vigencia del V Plan Regional sobre Drogas.

      Tambi閚 ha aumentado durante la vigencia del V Plan Regional sobre drogas, el n鷐ero y la diversidad de las entidades p鷅licas y privadas que colaboran establemente en su desarrollo.

• Objetivo general 6: Promover la formaci髇, investigaci髇 y evaluaci髇 en materia de drogodependencias. El objetivo general 6 se eval鷄 a trav閟 de los objetivos espec韋icos con 閘 relacionados.
  • 2.2.9. Valoraci髇 de los objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 6. La valoraci髇 de los 4 objetivos espec韋icos relacionados con el objetivo general 6 se ha realizado a trav閟 de 11 indicadores, todos los cuales han evolucionado positivamente. Por tanto, se considera que este objetivo general y sus correspondientes objetivos espec韋icos se ha conseguido al 100%.

    

    • • Contribuir al fomento de la investigaci髇 aplicada en materia de drogodependencias. El n鷐ero de investigaciones realizadas directamente por el Comisionado Regional para la Droga o en colaboraci髇 con entidades que participan en el Plan Regional sobre Drogas se ha duplicado entre los a駉s 2004 y 2007, pasando en de 5 estudios el primer a駉 a 10 estudios en 2007. Un aspecto a destacar es la progresiva realizaci髇 de estudios dirigidos a la elaboraci髇 y validaci髇 de instrumentos de evaluaci髇, tanto en el campo de la prevenci髇 como de la asistencia, as� como la realizaci髇 de investigaciones evaluativas, de forma que, mientras en el a駉 2004 todos los estudios fueron descriptivos, en los a駉s 2006 y 2007 dos estudios cada a駉 pertenecen a esta nueva tipolog韆.
    • • Desarrollar y mantener sistemas de informaci髇 r醦idos, sencillos y fiables. Para valorar este objetivo se ha establecido el criterio de que el Observatorio sobre abuso de drogas de Castilla y Le髇 disponga de los datos anuales de los sistemas de informaci髇 en el primer semestre del a駉 siguiente. Al inicio del V Plan Regional sobre Drogas s髄o se dispon韆 de datos en ese periodo de tiempo para elaborar la Memoria anual del Plan, pero no para el resto de los sistemas de informaci髇. La situaci髇 ha mejorado ostensiblemente en 2008 al contar tambi閚 con los datos para la explotaci髇 de los indicadores clave del SAITCyL (admisiones a tratamiento, urgencias hospitalarias, mortalidad y tratamientos con sustitutivos opi醕eos) en el primer trimestre del a駉, por lo que el objetivo se ha cumplido al 100%. Hay que destacar que para mejorar la recogida de informaci髇 de estos indicadores clave se ha reforzado la formaci髇 de los profesionales que obtienen los datos y se ha mejorado el apoyo inform醫ico de los mismos.

      El n鷐ero anual de publicaciones editadas por el Plan Regional y por los Planes Locales sobre drogas se ha incrementado en un 50%, pasando de 14 en 2004 a 21 en 2007. La mayor parte de estas publicaciones se han dirigido a mejorar las actuaciones de los profesionales o a difundir informaci髇 relevante entre la poblaci髇 diana.

    • • Evaluar programas y servicios del Plan, en especial antes de su instauraci髇 generalizada.

      Todos los programas de prevenci髇 del consumo de drogas que se est醤 desarrollando en la actualidad en Castilla y Le髇 han tenido una evaluaci髇 previa del proceso de implantaci髇, que en la mayor parte de los casos ha originado mejoras en los contenidos de los mismos. Entre los a駉s 2004 y 2008 se han instaurado los siguientes programas nuevos de prevenci髇:

      • - Programas de prevenci髇 extraescolar: 縏e Apuntas? y 縑ivir el momento?.
      • - Adaptaci髇 a Castilla y Le髇 del programa de prevenci髇 familiar Alfil.
      • - Programa de prevenci髇 selectiva/indicada en el medio escolar Galilei.
      • - Taller de reducci髇 de los accidentes de tr醘ico relacionados con el consumo de alcohol y cannabis en Bachillerato y ciclos formativos.

      Adem醩, se ha evaluado el impacto de los siguientes programas: Alfil, taller de reducci髇 de los accidentes de tr醘ico relacionados con el consumo de alcohol y cannabis y programa D閐alo.

      En el 醨ea asistencial se han evaluado los siguientes programas y servicios antes de su implantaci髇 definitiva:

      • - Servicios de atenci髇 al bebedor de riesgo y de deshabituaci髇 tab醧uica en Atenci髇 Primaria.
      • - Procesos de asistencia a drogodependientes en los centros ambulatorios (CAD), para lo que se ha elaborado una Gu韆 de gesti髇 de procesos y procedimientos asistenciales en este tipo de centros.
      • - Procesos de asistencia a drogodependientes en centros residenciales, con la elaboraci髇 de una Gu韆 de gesti髇 de procesos y procedimientos asistenciales para comunidades terap閡ticas y centros residenciales de rehabilitaci髇 de alcoh髄icos.

      En el 醨ea de integraci髇 social, a partir de la evaluaci髇 de las intervenciones, as� como de las necesidades y problemas existentes, se ha desarrollado un Modelo de integraci髇 sociolaboral de drogodependientes de Castilla y Le髇 y una Gu韆 de procesos para los profesionales que intervienen en este 醡bito.

      Se considera por tanto que se ha logrado este objetivo al haberse constituido la evaluaci髇 de los programas y servicios en una acci髇 plenamente integrada en Plan regional sobre drogas.

    • • Realizar actividades de formaci髇 continuada de profesionales y mediadores clave. Para evaluar este objetivo se han considerado los cursos planificados y realizados directamente por el Comisionado Regional para la Droga. Del total de los 36 cursos planificados durante el periodo 2004-2008 se han desarrollado 28, lo que supone un cumplimiento de las acciones formativas planificadas de cerca del 78%.

      La proporci髇 de profesionales de los Planes Locales sobre Drogas y de los centros espec韋icos de asistencia a drogodependientes que participan al menos una vez al a駉 en actividades de formaci髇 no se ha podido evaluar por carecer de datos fiables y suficientes sobre el n鷐ero de profesionales y personas voluntarias que colaboran en los mismos. En su lugar se ha utilizado el n鷐ero absoluto de profesionales y no profesionales que han participado en los cursos de formaci髇 organizados en el marco del Plan Regional sobre Drogas. Durante la vigencia del Plan se han formado 299 t閏nicos de los Planes Locales sobre drogas y 259 pertenecientes la red asistencial, a los que hay que a馻dir 199 mediadores para la prevenci髇 y asistencia a drogodependientes.

      Para evaluar la adecuaci髇 y satisfacci髇 con las actividades de formaci髇 realizadas se han considerado los cursos organizados por el Comisionado Regional para la Droga. Seg鷑 las encuestas de satisfacci髇 y adecuaci髇 realizadas, que han cubierto el 93% de los cursos impartidos, el 70% de los participantes han manifestado un grado de satisfacci髇 alto o muy alto, mientras que en un 7% la satisfacci髇 se ha situado en un rango intermedio.

CAP蚑ULO III

Objetivos

Objetivo Estrat間ico

• En 2016, disminuir� la mortalidad, morbilidad y los problemas sociales m醩 directamente relacionados con el abuso y dependencia de las drogas. Con el horizonte puesto en el a駉 2013, se plantean los siguientes objetivos generales y espec韋icos:

Objetivo general 1

• Reducir la prevalencia de consumo de bebidas alcoh髄icas, tabaco y drogas ilegales.

Objetivos espec韋icos:

• 1.1. Elevar la percepci髇 del riesgo asociada al consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales.
• 1.2. Reducir la aceptaci髇 social del alcohol, tabaco, cannabis y drogas psicoestimulantes.
• 1.3. Disminuir la accesibilidad percibida a las distintas drogas en la poblaci髇 adolescente.
• 1.4. Retrasar la edad de inicio en el consumo de drogas en adolescentes.
• 1.5. Facilitar el abandono del abuso y dependencia de las drogas, as� como la integraci髇 social de las personas drogodependientes, mediante programas y servicios asistenciales eficaces, accesibles y de calidad.

Objetivo general 2

• Reducir los riesgos y los da駉s para la salud y para la sociedad derivados del consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales.

Objetivos espec韋icos:

• 2.1. Reducir los accidentes de tr醘ico relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas.
• 2.2. Reducir la exposici髇 de la poblaci髇 al aire contaminado por humo de tabaco en lugares cerrados.
• 2.3. Evitar los da駉s y las alteraciones provocadas en el desarrollo infantil por el consumo de drogas en el padre y/o en la madre.
• 2.4. Prevenir los comportamientos de alto riesgo en las personas que consumen drogas, en especial los episodios intensos de consumo de alcohol, la utilizaci髇 de la v韆 intravenosa, el consumo m鷏tiple de drogas y las relaciones sexuales sin protecci髇.

Objetivo general 3

• Potenciar la participaci髇 social y optimizar la coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional.

Objetivos espec韋icos:

• 3.1. Fomentar la coordinaci髇 y cooperaci髇 entre Consejer韆s y Centros Directivos de la Administraci髇 Auton髆ica.
• 3.2. Potenciar la coordinaci髇 y cooperaci髇 con otras Administraciones P鷅licas, en especial con las Corporaciones Locales de Castilla y Le髇.
• 3.3. Promover la participaci髇 social, as� como la coordinaci髇 y cooperaci髇 con las instituciones y entidades privadas.
• 3.4. Fomentar la cooperaci髇 transfronteriza con Portugal.

Objetivo general 4

• Promover la formaci髇, investigaci髇 y evaluaci髇 en materia de drogodependencias.

Objetivos espec韋icos:

• 4.1. Contribuir al fomento de la investigaci髇 aplicada en materia de drogodependencias para ampliar la base de conocimientos sobre el consumo de drogas y sus consecuencias, as� como sobre su prevenci髇 y tratamiento.
• 4.2. Desarrollar y consolidar sistemas de informaci髇 r醦idos, sencillos y fiables basados en las nuevas tecnolog韆s.
• 4.3. Promover el intercambio de informaci髇 fiable y pertinente que soporte las pol韙icas p鷅licas sobre drogas.
• 4.4. Potenciar la evaluaci髇 continua de programas y servicios, en especial antes de su implantaci髇 generalizada.
• 4.5. Estimular y mejorar la formaci髇 continuada de los profesionales que intervienen en drogodependencias, as� como de las personas que colaboran voluntariamente en la misma.

CAP蚑ULO IV

Principios estrat間icos

• Intersectorialidad. El VI Plan Regional sobre Drogas aborda de forma intersectorial y multifactorial el uso, abuso y dependencia de las drogas en la Comunidad Aut髇oma mediante la coordinaci髇 de esfuerzos y recursos de distintos sectores que incidan en los factores sociales, educativos, culturales, sanitarios y econ髆icos que favorecen la aparici髇 y el mantenimiento del problema.
• Integralidad. De igual modo, el Plan adopta un planteamiento estrat間ico integral, multidisciplinar y equilibrado entre la reducci髇 de la demanda y la reducci髇 de la oferta, dirigiendo sus actuaciones a todas las sustancias psicoactivas capaces de generar dependencia, poniendo un especial 閚fasis en el consumo de bebidas alcoh髄icas, tabaco, cannabis y drogas psicoestimulantes.
• Niveles de riesgo. Desde el Plan se tienen en cuenta los distintos niveles de riesgo que se derivan de los diferentes tipos de consumo de drogas, entre ellos el consumo experimental, el consumo habitual, las formas problem醫icas o peligrosas, el policonsumo de drogas y el consumo en determinadas circunstancias o periodos de la vida, como son la primera adolescencia, el embarazo, al realizar ciertas actividades profesionales o cuando se van a conducir veh韈ulos a motor.
• Corresponsabilidad. La intervenci髇 sobre las condiciones favorecedoras del consumo de drogas y sobre sus consecuencias concierne a toda la sociedad, y de un modo muy especial a los poderes p鷅licos, cada uno de los cuales ha de ser corresponsable de actuar en su 醡bito de competencia, todo ello sin perjuicio de que las actuaciones se desarrollen en coordinaci髇 y colaboraci髇 con las entidades e instituciones privadas.
• Participaci髇 social. Teniendo presente que el problema del uso, abuso y dependencia de las drogas afecta e involucra a toda la sociedad, la participaci髇 activa de la comunidad a trav閟 de sus instituciones y grupos organizados en el dise駉, ejecuci髇 y evaluaci髇 de las intervenciones es un principio fundamental.
• Accesibilidad. La problem醫ica relacionada con el consumo de drogas puede prevenirse y tratarse con mayores probabilidades de 閤ito si las personas afectadas pueden contar con un acceso f醕il, sin barreras burocr醫icas ni geogr醘icas, a los servicios m醩 apropiados para atender sus necesidades.
• Coordinaci髇 y cooperaci髇. La coordinaci髇 y cooperaci髇 entre las instituciones es un requisito b醩ico para conseguir una actuaci髇 eficaz frente al uso indebido de drogas, adem醩 de ser una condici髇 indispensable para evitar acciones inconexas y para gestionar con eficiencia los recursos disponibles.
• Descentralizaci髇. El principio de descentralizaci髇, responsabilidad y autonom韆 en la gesti髇 preside todas las actuaciones del VI Plan Regional sobre Drogas. Siempre que las circunstancias lo permitan, se persigue acercar lo m醩 posible la toma de decisiones y la soluci髇 de los problemas a los ciudadanos, de modo que la responsabilidad de las actuaciones recaiga en la instituci髇 m醩 cercana y que est� en mejores condiciones de llevarla a cabo.
• Equidad. A trav閟 de este principio el Plan aspira a garantizar la igualdad efectiva de todos los ciudadanos en el acceso a los diferentes programas y servicios, prestando una especial atenci髇 a las desigualdades por 醡bito de residencia, pa韘 de procedencia, etnia y condici髇 socioecon髆ica.
• Perspectiva de g閚ero. Hombres y mujeres asumen diferentes riesgos y comportamientos ligados al consumo de drogas, lo que origina diferentes necesidades de intervenci髇. En este sentido, el Plan incorpora la responsabilidad de hacer efectiva la perspectiva de g閚ero en los objetivos a conseguir y en la planificaci髇 y desarrollo de las actuaciones a realizar.
• Normalizaci髇. Un principio estrat間ico del Plan es utilizar con car醕ter preferente la oferta general de recursos educativos, sociales, sanitarios, culturales, recreativos, de empleo, etc. que existen en la comunidad. Este principio no es 骲ice para que en ocasiones sean necesarios servicios y programas espec韋icos que sirvan de puente para el real y efectivo acceso de la persona drogodependiente a la oferta de recursos normalizados.
• Prioridad de la prevenci髇. Considerando las repercusiones y los costes humanos, sanitarios y sociales que se derivan del abuso y dependencia de las drogas, as� como las dificultades existentes para superar la adicci髇, la prevenci髇 tiene un car醕ter prioritario dentro del Plan Regional sobre drogas.
• Consideraci髇 de la evidencia. La adopci髇 de medidas y la selecci髇 y apoyo de programas y actuaciones se realizar� considerando la evidencia cient韋ica disponible y criterios de efectividad y eficiencia.
• Evaluaci髇. La evaluaci髇 sistem醫ica de programas, servicios y actuaciones guiar� el desarrollo del Plan como forma de validar y mejorar la calidad de las intervenciones existentes o en desarrollo.
• Anticipaci髇. El conocimiento y an醠isis permanente de los factores que influyen en el consumo de drogas y sus consecuencias, as� como el de las pol韙icas desarrolladas y sus resultados, servir� de base para detectar con anticipaci髇 los desaf韔s que debe afrontar el Plan Regional sobre Drogas, revisando y adaptando con flexibilidad sus programas operativos para adaptarlos a las exigencias cambiantes del momento.

CRITERIOS DE ACTUACI覰

Se presentan a continuaci髇 un conjunto de criterios que rigen y orientan las actuaciones del presente Plan Regional sobre Drogas. Estos criterios son el resultado de los avances cient韋icos que se han producido en la comprensi髇 del abuso de drogas y sus consecuencias y de las mejores pr醕ticas para evitar y reducir sus efectos. En este apartado tienen reflejo los criterios incluidos en la Ley 3/1994, de 29 de marzo, modificada por la Ley 3/2007, de 7 de marzo, de prevenci髇, asistencia e integraci髇 social de drogodependientes de Castilla y Le髇. Asimismo, la experiencia acumulada desde 1988 con la aplicaci髇 de los cinco anteriores Planes Regionales sobre Drogas tambi閚 tiene presencia en los criterios que se enumeran a continuaci髇.

1. CRITERIOS DE PREVENCI覰 DEL CONSUMO DE DROGAS

• Prevenci髇 basada en la evidencia. La prevenci髇 debe basar sus actuaciones en modelos te髍icos y programas cient韋icamente contrastados. En consonancia con lo anterior, el presente Plan aboga por la realizaci髇 de programas acreditados de prevenci髇 en los que la fundamentaci髇 te髍ica, la evaluaci髇 y la validaci髇 emp韗ica de las intervenciones sean elementos nucleares de una forma de hacer prevenci髇 basada en la evidencia disponible.
• Planificaci髇. Los programas preventivos deben ser el resultado de una acci髇 planificada, que sea sistem醫ica en sus actuaciones y permanente en el tiempo. La prevenci髇 del consumo de drogas es una tarea sostenida y a largo plazo en la que no deben tener cabida, por su insuficiencia, las acciones improvisadas y puntuales. Por su parte, la planificaci髇 trata de evitar que la prevenci髇 se convierta en una 玜ctividad a ciegas� fruto de la intuici髇 o del voluntarismo.
• Niveles de prevenci髇. Cada individuo, familia, grupo o comunidad presenta un distinto perfil de riesgo frente al abuso de drogas, por lo que es un error pensar que para todos ellos resulta eficaz la misma acci髇 preventiva. La investigaci髇 y la pr醕tica demuestran que hay distintos grados de riesgo y de vulnerabilidad frente al abuso y dependencia de las drogas. De hecho, se distinguen distintos niveles de prevenci髇, de modo que con los grupos en situaci髇 de mayor riesgo los esfuerzos preventivos deben empezar antes y ser m醩 intensos, duraderos y profesionalizados.
• Combinaci髇 de estrategias preventivas. La prevenci髇 del consumo de drogas debe combinar de forma equilibrada, coordinada y coherente acciones diversas de reducci髇 y control de la oferta, con acciones de reducci髇 de la demanda. Cuando las medidas propuestas choquen con usos y costumbres ampliamente arraigados y generalizados en la sociedad, es necesario que vayan precedidas de una conveniente informaci髇 y sensibilizaci髇 que prepare a la comunidad para su aceptaci髇 y para la colaboraci髇 en las mismas.
• Efectos sin閞gicos de la prevenci髇. Las actuaciones preventivas deben garantizar que los individuos, en particular aquellos que se encuentran en mayor situaci髇 de riesgo, reciban m鷏tiples y simult醤eas influencias preventivas en distintos 醡bitos (escuela, familia, espacios de ocio y tiempo libre, medios de comunicaci髇, etc.). Con esta forma combinada de actuar prevenci髇 se persigue que las intervenciones se refuercen mutuamente a fin de lograr un mayor impacto y mantenimiento de los efectos preventivos.
• Prevenci髇 con la comunidad. La prevenci髇 comunitaria, es decir, aquella en la que una comunidad se moviliza, con participaci髇 de diversas instituciones y grupos relevantes de la misma para desplegar un conjunto de actuaciones consensuadas, programadas y coherentes entre s� para alcanzar unos objetivos comunes, es la forma m醩 evolucionada y eficaz de hacer prevenci髇.
• 蒼fasis en el consumo de alcohol, tabaco, c醤nabis. El alcohol, el tabaco y el c醤nabis son las drogas cuyos consumos est醤 m醩 extendidos en Castilla y Le髇. Las formas precoces de consumo de estas drogas desempe馻n una funci髇 facilitadora para el consumo habitual de las mismas y de otras drogas ilegales. Por tanto, la prevenci髇 del consumo de alcohol, tabaco y c醤nabis se constituye en una de las m醲imas prioridades del Plan Regional sobre Drogas.
• Destinatarios principales. La prevenci髇 del consumo de drogas debe ser una acci髇 anticipatoria que se dirija preferentemente a los grupos sociales m醩 susceptibles (preadolescentes, adolescentes y j髒enes) y a los individuos m醩 vulnerables por una mayor exposici髇 a factores de riesgo (hijos e hijas de drogodependientes, menores en situaci髇 de des- protecci髇 o menores infractores, mujeres que ejercen la prostituci髇, poblaci髇 reclusa, personas socialmente excluidas, etc.).
• 羗bitos de intervenci髇. Debido al car醕ter global y transversal que caracteriza las pol韙icas sobre drogas, y con el fin de conseguir una acci髇 preventiva eficaz, es preciso dirigir preferentemente las actuaciones a una serie de 醡bitos con un claro potencial preventivo (educativo, familiar, laboral, comunitario, industria del ocio y del entretenimiento, medios de comunicaci髇 y 醡bito de la seguridad vial y ciudadana), contando con los profesionales y no profesionales que forman parte de ellos y que cumplen funciones clave de mediaci髇.
• Perspectiva objetiva de la juventud. La sociedad suele tener una visi髇 parcial y frecuentemente negativa de la juventud en la que se resaltan las conductas socialmente m醩 conflictivas y problem醫icas. Estas conductas muchas veces son un reflejo del mundo adulto y otras son comportamientos minoritarios. La juventud es heterog閚ea y tiene un gran potencial, existiendo muchos j髒enes con estilos de vida saludables que son invisibles ante la opini髇 p鷅lica. Es por tanto necesario adoptar una perspectiva m醩 objetiva al analizar a la poblaci髇 juvenil, destacando los valores y conductas positivas de muchos de sus miembros.
• Mediadores para la prevenci髇. La acci髇 preventiva no debe ser una tarea exclusiva de especialistas en prevenci髇, m醩 bien al contrario, deben ser las personas que est醤 en contacto cotidiano con la poblaci髇 diana a la que se dirigen los programas (profesorado, padres y madres, representantes sindicales, profesionales de la salud y de los servicios sociales, etc.), y en la que adem醩 ejercen un papel de liderazgo, las que protagonicen las acciones de prevenci髇.

2. CRITERIOS DE DISMINUCI覰 DE LOS RIESGOS Y DE REDUCCI覰 DE LOS DA袿S

• Voluntariedad y responsabilidad en la toma de decisiones. Muchos usuarios de drogas no quieren o no pueden abandonar el consumo, lo cual no debe ser un obst醕ulo para intentar disminuir los riesgos y reducir los da駉s asociados al mismo. Los programas de intervenci髇 en este 醡bito deben aceptar la voluntariedad de las personas para abandonar el consumo de drogas y para elegir libre y responsablemente la modalidad de intervenci髇 que consideren m醩 adecuada para sus necesidades.
• Responsabilidad preventiva en las intervenciones. En el terreno de la disminuci髇 de los riesgos y de la reducci髇 de los da駉s hay que diferenciar las actuaciones dirigidas a las personas drogodependientes de las que se dirigen a los consumidores de drogas en situaci髇 de riesgo pero que a鷑 no son drogodependientes. En este 鷏timo grupo se deben considerar y controlar los riesgos impl韈itos de universalizar las intervenciones, ya que su realizaci髇 sobre todo tipo de consumidores puede llevar a legitimar, banalizar e incluso promover impl韈itamente los consumos de ciertas sustancias, especialmente en menores de edad y en personas con consumos incipientes.
• Acercamiento, flexibilidad y baja exigencia. Para la reducci髇 de los da駉s en drogodependientes es preciso actuar desde una 髉tica de flexibilidad y baja exigencia que se ajuste a las necesidades de cada individuo. Una m醲ima de estos programas y de los que se destinan a personas con consumos de riesgo, debe ser acercarse all� donde est� el problema, es decir, a los lugares en los que se encuentran o se desenvuelven las personas que consumen drogas (espacios recreativos, lugares de tr醘ico y consumo de drogas, zonas de prostituci髇, juzgados, centros penitenciarios, etc.).
• M醲ima cobertura. Con la aceptaci髇 del usuario, la calidez en el trato, la flexibilidad y la escucha activa, lo que pretenden los programas de disminuci髇 de los riesgos y de reducci髇 de los da駉s es ganar la confianza de la persona drogodependiente y de la consumidora de riesgo y problem醫ica de drogas, para establecer/mantener contacto con el mayor n鷐ero posible de ellas, en especial con aquellas que se mantienen al margen de los centros de tratamiento y de los Sistemas de Salud y de Acci髇 Social.
• Objetivos de la intervenci髇. Los programas de disminuci髇 de los riesgos y de reducci髇 de los da駉s deben estar inspirados por el principio de la progresi髇 en los objetivos de la intervenci髇. Este principio supone que todo programa debe aspirar a unos objetivos m醩 ambiciosos. El primero de estos objetivos es mantener vivo y lo m醩 sano posible al consumidor de drogas y el mayor, y m醩 ambicioso, conseguir la abstinencia y la participaci髇 activa y aut髇oma del consumidor en la sociedad sin necesidad de recurrir al uso de sustancias psicoactivas.

  Asimismo, el impacto del abuso de drogas en terceras personas y en la comunidad tambi閚 debe ser objeto de los programas de disminuci髇 de los riegos y de reducci髇 de los da駉s, ya que este tipo de intervenciones permiten reducir la incidencia de enfermedades infectocontagiosas importantes como la infecci髇 por VIH/SIDA, las hepatitis o la tuberculosis; mejorar la convivencia ciudadana; disminuir las muertes y las lesiones producidas por los accidentes laborales y de tr醘ico donde el consumo de drogas est� involucrado, o evitar las alteraciones provocadas en el desarrollo infantil por el consumo paterno de drogas.

3. CRITERIOS DE ASISTENCIA A DROGODEPENDIENTES

• Diversificaci髇, flexibilidad, especializaci髇 y profesionalizaci髇 de la oferta terap閡tica. La heterogeneidad de la poblaci髇 drogodependiente, la complejidad y variedad de los problemas y necesidades que presentan, as� como su resistencia a ponerse en tratamiento, sobre todo si los recursos y programas terap閡ticos no cumplen sus expectativas, hace necesario que la oferta asistencial se diversifique, flexibilice, especialice y profesionalice. La profesionalizaci髇 de los centros y servicios asistenciales debe hacerse desde una perspectiva multidisciplinar, sin que ello suponga marginar a las personas ex drogodependientes y a los no profesionales de la comunidad, dado el importante papel que juegan en los recursos y programas terap閡ticos.
• Detecci髇 e intervenci髇 precoz. Los importantes da駉s ocasionados por la dependencia de las distintas drogas y el peor pron髎tico derivado de la cronificaci髇 de la adicci髇, hace necesario que la red de asistencia al drogodependiente oriente sus intervenciones a la mayor precocidad posible en la detecci髇, diagn髎tico e inicio del tratamiento.
• Individualizaci髇 del tratamiento y continuidad del proceso asistencial. Cada drogodependiente requiere un plan individualizado de tratamiento que atienda de forma integral y con continuidad asistencial a las necesidades, demandas y problemas que concurren en cada caso, lo que en muchos casos supone arbitrar medidas efectivas de coordinaci髇 de diferentes centros, servicios y programas asistenciales implicados. En este plan, los objetivos y las intervenciones terap閡ticas deben estar individualizados, dicho de otro modo, no debe ser la persona drogodependiente la que se adapte al tratamiento, sino el tratamiento el que se adapte a ella. En este proceso de personalizaci髇 terap閡tica hay que prestar una especial atenci髇 a las necesidades especiales de la poblaci髇 reclusa, de menores, minor韆s 閠nicas, mujeres, pacientes con comorbilidad psiqui醫rica, etc.
• Complementariedad. La abstinencia en el consumo de drogas y su mantenimiento debe ser el objetivo 鷏timo y principal de todos los programas asistenciales, sin embargo, este objetivo no debe ser un obst醕ulo para mejorar la calidad de vida de la persona drogodependiente que persiste en su decisi髇 de seguir consumiendo drogas. Los programas libres de drogas y los programas de reducci髇 de los da駉s son complementarios entre s�. Dicho de otra forma, todos los programas asistenciales, sea cual sea su nivel de exigencia, deben apuntar siempre a objetivos m醩 ambiciosos, el mayor de los cuales es la abstinencia y la integraci髇 social del drogodependiente; del mismo modo que todos los programas deben orientarse a minimizar los da駉s originados por el consumo de drogas.
• Trabajo en red. La individualizaci髇 de los tratamientos supone aceptar que en muchos casos la recuperaci髇 de la persona drogodependiente requiere una combinaci髇 coordinada de diferentes recursos asistenciales. Cada recurso no es por si s髄o una soluci髇 al problema, sino un elemento necesario pero no suficiente de un proceso terap閡tico complejo del que forma parte. En definitiva, que para intervenir eficazmente con drogodependientes es preciso trabajar en red y que los centros, servicios y programas que forman parte de la misma, utilicen un lenguaje com鷑, intercambien informaci髇 y compartan unos objetivos y un estilo de trabajo basado en la coordinaci髇 de actuaciones y en el desempe駉 de las funciones espec韋icas que a cada uno le han sido atribuidas.
• Gesti髇 por procesos. Los centros espec韋icos que formen parte del Sistema de asistencia a drogodependientes de Castilla y Le髇 deben implantar la gesti髇 por procesos para desarrollar su funci髇 asistencial, protocolizando sus procedimientos diagn髎ticos y terap閡ticos m醩 habituales y las actuaciones a desarrollar con poblaciones de drogodependientes con necesidades especiales, de forma se evitar醤 ineficiencias derivadas de actuaciones discontinuas y a veces poco fundamentadas.

4.- CRITERIOS DE INTEGRACI覰 SOCIAL

• Interdependencia. La integraci髇 social del drogodependiente no debe entenderse como la 鷏tima fase de un proceso secuencial de intervenci髇 que viene a continuaci髇 del alta terap閡tica en un programa de tratamiento. Muy por el contrario, tratamiento e integraci髇 social son elementos interdependientes de un mismo proceso, de modo que la integraci髇 social comienza en el mismo momento de iniciarse el tratamiento y 閟te no termina hasta que culmina la inserci髇 social. Por tanto, la incorporaci髇 social hay que concebirla como un proceso individual y gradual, que se inicia, discurre y termina con el tratamiento, y en el que las actuaciones de inserci髇 social refuerzan y sirven de base para avanzar en los logros terap閡ticos, es decir, ambas actuaciones se refuerzan mutuamente.
• Atenci髇 integral y coordinada. En la intervenci髇 con drogodependientes el objetivo no es 鷑ica ni exclusivamente el abandonar el consumo de drogas, sino abordar en paralelo otros problemas o circunstancias que afectan al drogodependiente: precariedad econ髆ica, desarraigo social, laboral y/o familiar, situaci髇 judicial, y en general, la ruptura de v韓culos sociales integradores. Se hace por tanto necesaria una atenci髇 integral y coordinada que tenga en cuenta el acceso y disfrute de derechos sociales b醩icos (vivienda, prestaciones sociales, empleo, educaci髇, etc.) y que, adem醩, tenga en cuenta los distintos perfiles de las personas, no s髄o desde las carencias, sino, sobre todo, desde sus potencialidades y capacidades, lo que exige diversidad de recursos, coordinaci髇 y acompa馻miento.
• Intervenci髇 sobre la comunidad. La integraci髇 social de drogodependientes no s髄o requiere una intervenci髇 sobre los distintos planos de la persona, sino tambi閚 en el entorno social que rodea al individuo.

  No es infrecuente que el medio social rechace o recele del drogodependiente rehabilitado o en proceso de rehabilitaci髇. Este recelo est� muy influido por una determinada percepci髇 social de las personas que dependen de las drogas, seg鷑 la cual se percibe al drogodependiente como una amenaza, como alguien frente al que es preciso adoptar precauciones o protegerse.

  La intervenci髇 sobre el medio social, al menos sobre el m醩 cercano al drogodependiente, es indispensable. Con frecuencia una labor de mediaci髇 que demuestre fehacientemente los progresos de la persona en tratamiento es necesaria, como tambi閚 lo es una tarea de reestructuraci髇 de ideas preconcebidas. La persona dependiente de las drogas debe ser visible para la comunidad y para las distintas administraciones, de modo que su condici髇 sea considerada expresamente como una causa importante de exclusi髇 social que deber ser valorada y atendida. En suma, es preciso avanzar en una 髉tica en la que se conciba el problema de la drogodependencia como una responsabilidad compartida tanto por la persona como por el entorno social.

• Individualizaci髇. La poblaci髇 drogodependiente es un conjunto heterog閚eo de individuos en el que es posible encontrar subgrupos relativamente similares entre s�, pero al mismo tiempo notablemente distintos de otros. Por este motivo la integraci髇 social debe plantearse de forma individualizada y dirigida a alcanzar una variada gama de objetivos. En otras palabras, no se puede pretender que a todas las personas con problemas de drogodependencia les resulte indicada la misma intervenci髇 y que con todas se puedan alcanzar las mismas cotas de integraci髇 social.

  De igual forma que para el 醨ea asistencial hay una gran diversidad de objetivos de intervenci髇 y programas de distinto nivel de exigencia, este planteamiento debe adoptarse tambi閚 para la integraci髇 social. En los casos de alta exclusi髇 el objetivo debe ser detener el proceso de marginaci髇, impidiendo que se rompan los escasos lazos sociales que a鷑 mantiene la persona con grupos o actividades socialmente normalizadas. Por desgracia, cuando la marginaci髇 es extrema y muy prolongada en el tiempo el proceso de resocializaci髇 est� lleno de dificultades. En estos casos, antes de que el deterioro sea dif韈ilmente reversible, se debe atender las necesidades b醩icas del individuo e intentar fortalecer los lazos prosociales que a鷑 perduran. Logrado esto, el objetivo debe ser intentar avanzar progresivamente hacia una situaci髇 de mayor integraci髇 social.

  Como regla general la integraci髇 sociolaboral de muchos drogodependientes requiere una intervenci髇 en dos fases:

  • Fase de compensaci髇. En una primera fase, que se puede denominar de compensaci髇, la persona dependiente de las drogas consolida su abstinencia, se estabiliza en un estilo de vida prosocial y compensa los d閒icits que la historia de adicci髇 le ha ocasionado. En esta fase el drogodependiente se sit鷄 en condiciones reales, y no s髄o te髍icas, de acceder y desenvolverse con soltura en la oferta de recursos y oportunidades generales de integraci髇 social que existen en la comunidad. Es frecuente que esta fase recaiga en recursos y programas espec韋icos para drogodependientes, o al menos que sean 閟tos los que coordinen y hagan un estrecho seguimiento del proceso de inserci髇. Los recursos y programas espec韋icos para drogodependientes siempre deben ser una medida transitoria, un puente, para acceder a los recursos normalizados y para desarrollar de un modo intensivo los aspectos actitudinales y comportamentales necesarios para la inserci髇 social. Por tanto, estos recursos espec韋icos no pueden convertirse en situaciones protegidas con car醕ter definitivo ni siquiera por periodos muy prolongados de tiempo.
  • Fase de normalizaci髇. En una segunda etapa, a la que se podr韆 denominar de normalizaci髇, el grado de supervisi髇 se va desvaneciendo poco a poco hasta que el ex drogodependiente llega a participar de forma activa y aut髇oma en la vida social de su comunidad.
• Inserci髇 laboral en el proceso de integraci髇 social. No cabe duda de que la incorporaci髇 al mundo laboral o el mantenimiento del puesto de trabajo es un elemento clave en el proceso de integraci髇 social de la persona drogodependiente. En nuestra sociedad el trabajo favorece la inserci髇 social en cuanto que supone un camino privilegiado hacia la autonom韆 econ髆ica y personal, as� como una oportunidad de interactuar y participar en grupos y ambientes sociales distintos de los que son propios del submundo de la marginaci髇 y de la dependencia de las drogas. No obstante, la inserci髇 laboral siendo relevante no es lo 鷑ico importante, es decir, puede considerarse una condici髇 necesaria, pero no suficiente en el proceso de integraci髇 social en el que tambi閚 hay que abordar otras 醨eas (familiar, educativa, social, jur韉ico-penal, recreativa, etc.).

CAP蚑ULO V

L韓eas estrat間icas y actuaciones clave

La Ley 3/1994, de 29 de marzo, de prevenci髇, asistencia e integraci髇 social de drogodependientes de Castilla y Le髇, modificada por la Ley 3/2007, de 7 de marzo, establece que el Plan Regional sobre Drogas es el instrumento estrat間ico para la planificaci髇, ordenaci髇 y coordinaci髇 de las actuaciones que en materia de drogas se lleven a cabo en la Comunidad Aut髇oma.

El uso, abuso y dependencia de las drogas es un problema en evoluci髇 constante que necesita una acci髇 p鷅lica planificada sostenida a largo plazo, y en la que el Plan Regional sobre drogas consolide los logros alcanzados por los planes anteriores e incorpore las medidas correctoras y las nuevas actuaciones que sean necesarias para dar respuesta a los desaf韔s que plantea un fen髆eno complejo y cambiante como 閟te.

El presente Plan se plantea como una pol韙ica integral que incida de forma congruente sobre los principales determinantes y consecuencias del consumo de drogas en la Comunidad Aut髇oma, y en el que las diferentes instituciones p鷅licas y privadas implicadas desplieguen una acci髇 coordinada para alcanzar una serie de objetivos jerarquizados que se relacionan entre s�.

Desde el Plan Regional sobre drogas se considera que la intervenci髇 en drogodependencias es una tarea social colectiva en la que resulta imprescindible la implicaci髇 activa de la sociedad y de las instituciones y organizaciones que la conforman y la vertebran.

En consonancia con lo anterior, el VI Plan Regional sobre Drogas se apoya en tres pilares fundamentales:

• 1. El consenso.
• 2. La coordinaci髇 y colaboraci髇 con todas las instituciones p鷅licas y entidades privadas que intervienen en drogodependencias, y muy especialmente con las Corporaciones Locales y las entidades privadas sin 醤imo de lucro de Castilla y Le髇, promoviendo el intercambio de informaci髇 y de las mejores pr醕ticas.
• 3. La anticipaci髇 a los problemas futuros, reforzando las medidas educativas de prevenci髇, as� como los sistemas de informaci髇 y la promoci髇 de investigaciones de calidad en materia de drogodependencias.

Dado que los objetivos del Plan est醤 interrelacionados no siempre es posible establecer l韓eas de acci髇 exclusivas para cada una de ellos. Algunas actuaciones clave que contribuyen a alcanzar un objetivo tambi閚 permiten avanzar en el logro de otros. Esta es la raz髇 por la que en el Plan Operativo en ocasiones una misma actuaci髇 se refleja en m醩 de un objetivo en el que es importante para su consecuci髇.

Para la propuesta de las actuaciones clave se ha tenido en cuenta la evidencia cient韋ica disponible en la actualidad, la revisi髇 de diferentes estrategias y planes, tanto a nivel nacional como internacional, la experiencia acumulada con la aplicaci髇 de los sucesivos planes y de un modo muy especial, la evaluaci髇 del V Plan Regional sobre drogas. Como resultado de todo ello se establecen las siguientes l韓eas estrat間icas de actuaci髇:

• 1. Prevenci髇 del consumo de drogas.
• 2. Regulaci髇 y control de la oferta.
• 3. Disminuci髇 de los riesgos y reducci髇 de los da駉s asociados al uso y abuso de drogas.
• 4. Asistencia e integraci髇 social de drogodependientes.
• 5. Formaci髇, investigaci髇 y sistemas de informaci髇.
• 6. Participaci髇 social, coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional.

L蚇EA ESTRAT蒅ICA 1: PREVENCI覰 DEL CONSUMO DE DROGAS

La prevenci髇 es la principal prioridad del VI Plan Regional sobre drogas, concediendo una especial atenci髇 a j髒enes y adolescentes y al consumo de bebidas alcoh髄icas, tabaco, c醤nabis y drogas psicoestimulantes.

En materia de prevenci髇 del consumo de drogas, el Plan se propone afrontar los siguientes desaf韔s, prestando una especial atenci髇 a las zonas rurales:

• - Promover una amplia conciencia social sobre la importancia de los problemas, los da駉s y los costes personales y sociales ocasionados por el consumo de drogas, sobre la posibilidad real de evitarlos, y sobre la importancia de un fuerte respaldo social a las pol韙icas eficaces de intervenci髇.
• - Estimular la acci髇 coordinada y sin閞gica de la comunidad para la prevenci髇 a nivel local.
• - Generalizar la aplicaci髇 de las mejores pr醕ticas en prevenci髇 mediante la evaluaci髇 y la transferencia de tecnolog韆, garantizando la influencia de los programas en la poblaci髇 diana a la que se dirigen, aumentando la cobertura y la continuidad de las actuaciones y el apoyo de la comunidad a las mismas.
• - Promover la realizaci髇 de programas de prevenci髇 basados en la evidencia cient韋ica, priorizando las actuaciones dirigidas a los menores de edad y a las personas que se encuentran en una situaci髇 de mayor vulnerabilidad para abusar y depender de las drogas.
• - Ampliar los beneficiarios de los programas de prevenci髇, reforzando las actuaciones en el 醡bito educativo con nuevas intervenciones dirigidas a los estudiantes de mayor edad.
• - Impulsar las intervenciones preventivas en el 醡bito laboral.

  Para afrontar estos desaf韔s, el Plan Regional sobre drogas desarrollar� las siguientes actuaciones clave dentro de la l韓ea estrat間ica de prevenci髇 del consumo de drogas:

  • • Desarrollo de medidas convergentes de sensibilizaci髇 social sobre la magnitud de los da駉s producidos por el abuso de drogas y sobre la importancia de que la comunidad respalde activamente las actuaciones eficaces de prevenci髇.
  • • Aplicaci髇 de programas acreditados de prevenci髇 escolar, preferentemente en el grupo de edad comprendido entre los 10 y 16 a駉s.
  • • Ampliaci髇 de la oferta ya existente de prevenci髇 en centros escolares con la realizaci髇 de programas acreditados para alumnos de mayor edad o expuestos a un mayor riesgo (Formaci髇 Profesional, Cualificaci髇 Profesional Inicial y ciclos educativos equivalentes).
  • • Desarrollo de programas acreditados de prevenci髇 familiar a nivel universal, selectivo e indicado en todas las provincias de la Comunidad Aut髇oma.
  • • Realizaci髇 de programas acreditados de prevenci髇 extraescolar que incidan en los mismos factores de riesgo y de protecci髇 que los programas escolares y familiares.
  • • Implantaci髇 de un programa interactivo de prevenci髇 del consumo de drogas en j髒enes y adolescentes mediante la utilizaci髇 de las nuevas tecnolog韆s de la informaci髇 y la comunicaci髇.
  • • Aplicaci髇 de nuevos programas de prevenci髇 dirigidos a menores de alto riesgo, como por ejemplo: hijos e hijas de drogodependientes, adolescentes con dificultades de adaptaci髇 social, menores en situaci髇 de desprotecci髇 o menores infractores.
  • • Desarrollo de programas estructurados de prevenci髇 en estudiantes universitarios en los que se contemple la disminuci髇 de los riesgos asociados al consumo de drogas cuando sea necesario.
  • • Aplicaci髇 de programas de prevenci髇 en escuelas taller y casas de oficio para adolescentes y j髒enes de 16 a 25 a駉s.
  • • Desarrollo de programas de prevenci髇 en los centros de trabajo, priorizando las actuaciones en sectores productivos con una mayor concentraci髇 o incidencia de factores de riesgo y con impacto en terceras personas.
  • • Adaptaci髇 de los programas acreditados de prevenci髇 a las caracter韘ticas singulares de los principales colectivos de inmigrantes.
  • • Implantaci髇 de iniciativas estructuradas de prevenci髇 comunitaria en las que se combinen de forma coordinada acciones locales de sensibilizaci髇, movilizaci髇 y participaci髇 de la comunidad; programas acreditados de prevenci髇 escolar, familiar y extraescolar; y actividades de colaboraci髇 con centros sanitarios y de servicios sociales, medios de comunicaci髇, asociaciones de vecinos, sectores de hosteler韆, comercio y de la industria del ocio, as� como con agentes de la seguridad ciudadana.

L蚇EA ESTRAT蒅ICA 2: REGULACI覰 Y CONTROL DE LA OFERTA

La reducci髇 de la demanda a trav閟 de las medidas preventivas y las actuaciones de regulaci髇 y control de la promoci髇, venta y consumo de drogas legales, deben combinarse de una forma equilibrada, coordinada y coherente.

Una forma importante de influir sobre la aceptaci髇 social del consumo de bebidas alcoh髄icas y tabaco, y de reducir la legitimaci髇 social que reciben a trav閟 de la publicidad y de diferentes formas de promoci髇, es garantizar un alto grado de cumplimiento de la legislaci髇 vigente. Muchos adolescentes y j髒enes consideran que consumir alcohol, tabaco y c醤nabis es algo normal, y que por ello sus padres y los poderes p鷅licos toleran su consumo a pesar de estar prohibido o de estar sometido a importantes restricciones.

Como necesario complemento de las medidas de prevenci髇 a trav閟 de la reducci髇 de la demanda, y considerando los aspectos diferenciales que concurren en las zonas rurales, se realizar醤 las siguientes acciones clave de regulaci髇 y control dentro del 醡bito de competencias de la Comunidad Aut髇oma:

• • Realizaci髇 de actuaciones de vigilancia del cumplimiento de la legislaci髇 vigente en materia de drogas mediante la acci髇 coordinada de los distintos 髍ganos de inspecci髇 y control competentes, prestando una especial atenci髇 al acceso de los menores de edad al tabaco y a las bebidas alcoh髄icas y a las pr醕ticas comerciales que pueden influir en el abuso de alcohol en la poblaci髇 joven.
• • Refuerzo de la coordinaci髇 y cooperaci髇 entre las estructuras encargadas de vigilar el cumplimiento de la legislaci髇 vigente y las responsables de la prevenci髇 y reducci髇 de los da駉s.
• • Desarrollo de actuaciones de sensibilizaci髇 e informaci髇 dirigidas a responsables municipales de los Ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes y a otros agentes implicados sobre el cumplimiento de la Ley 3/1994, de 29 de marzo, de prevenci髇, asistencia e integraci髇 social de drogodependientes de Castilla y Le髇, modificada por la Ley 3/2007, de 7 de marzo.
• • Promoci髇 de acuerdos de autorregulaci髇 con los sectores implicados (productores, publicistas y medios de comunicaci髇) para la introducci髇 de buenas pr醕ticas de comunicaci髇 comercial y de comportamientos socialmente responsables en materia de bebidas alcoh髄icas.
• • Formalizaci髇 de acuerdos con el sector de hosteler韆, comercio y del ocio y el entretenimiento para la adopci髇 de protocolos de actuaci髇 y comportamientos socialmente responsables de venta y consumo de alcohol, tabaco y otras drogas en sus establecimientos.

L蚇EA ESTRAT蒅ICA 3: DISMINUCI覰 DE LOS RIESGOS Y REDUCCI覰 DE LOS DA袿S ASOCIADOS AL USO Y ABUSO DE DROGAS.

Con las personas que consumen drogas y que no quieren o no pueden abandonar su consumo, es necesario desarrollar una variada gama de actuaciones que disminuyan los riesgos y reduzcan da駉s en el propio usuario, en sus familias, en terceras personas y en la comunidad en su conjunto.

Dentro de esta l韓ea estrat間ica de actuaci髇, adem醩 de los programas de reducci髇 de los da駉s en personas drogodependientes, tambi閚 se van a desarrollar programas de disminuci髇 de los riesgos en consumidores habituales de drogas desde una 髉tica de detecci髇 precoz e intervenci髇 temprana que evite los riesgos, el agravamiento o un mayor deterioro derivado del consumo continuado de sustancias psicoactivas.

Tanto en uno como en otro caso, los programas de disminuci髇 de los riesgos como los de reducci髇 de los da駉s no s髄o pretenden informar y educar sobre los problemas asociados al consumo de drogas y sobre la forma de evitarlos, proporcionando los medios o prestaciones necesarias para conseguirlo, sino tambi閚 establecer contacto con los usuarios en su propio medio, ganar su confianza y derivarlos, siempre que sea posible y necesario, al sistema de asistencia e integraci髇 social del drogodependiente para recibir tratamiento especializado.

Como desaf韔s del Plan en materia de reducci髇 de los da駉s se establecen los siguientes:

• - Reducir los accidentes de tr醘ico relacionados con el consumo de alcohol y de otras drogas, particularmente en j髒enes.
• - Afrontar el consumo m鷏tiple de drogas con fines recreativos en espacios de fiesta y zonas de ocio.
• - Promover las intervenciones de reducci髇 de los da駉s durante el embarazo y el periodo de lactancia.
• - Modificar los comportamientos sexuales de las personas que abusan de las drogas en entornos de ocio y de las que ejercen la prostituci髇.
• - Reducir los da駉s sociales y sanitarios en drogodependientes cr髇icos, especialmente en aquellos que se encuentran en situaci髇 de marginalidad o de exclusi髇 social.

  En consonancia con lo expuesto anteriormente, dentro de esta l韓ea estrat間ica se impulsar醤, mantendr醤 o incorporar醤 las siguientes actuaciones clave:

  • • Desarrollo de actuaciones de sensibilizaci髇, informaci髇, educaci髇, promoci髇 del transporte alternativo y de la conducci髇 sin riegos, dispensaci髇 responsable de bebidas alcoh髄icas y controles de alcoholemia en puntos selectivos de las ciudades o de las carreteras para reducir los accidentes de tr醘ico relacionados con el consumo de alcohol y de otras drogas.
  • • Desarrollo de programas m髒iles de disminuci髇 de los riesgos y de reducci髇 de los da駉s en espacios recreativos durante los fines de semana y en acontecimientos festivos especiales.
  • • Implantaci髇 de protocolos de actuaci髇 en el sistema regional de salud para que las mujeres se abstengan del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas durante el periodo de gestaci髇 y de lactancia.
  • • Formaci髇 de profesionales de los servicios sanitarios de urgencias y emergencias e implantaci髇 de procedimientos de intervenci髇 r醦ida para evitar muertes por sobredosis u otros da駉s, as� como para la detecci髇 y derivaci髇 de pacientes drogodependientes a la red de asistencia especializada y de j髒enes que abusan de las drogas a programas de prevenci髇.
  • • Formaci髇 de agentes de la Polic韆 local y de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado para hacer frente a situaciones en las que es necesaria una intervenci髇 r醦ida para evitar muertes por sobredosis u otros da駉s.
  • • Vacunaci髇 de drogodependientes en centros de tratamiento y prisiones.
  • • Realizaci髇 de programas de intercambio de jeringuillas en la comunidad y en centros penitenciarios.
  • • Detecci髇 y control de la tuberculosis en drogodependientes en los CAD y en prisiones.
  • • Atenci髇 a necesidades b醩icas de las personas drogodependientes a trav閟 de servicios de emergencia social.
  • • Realizaci髇 de talleres de sexo m醩 seguro y de consumo de menor riesgo en centros de atenci髇 a drogodependientes.

L蚇EA ESTRAT蒅ICA 4: ASISTENCIA E INTEGRACI覰 SOCIAL DE DROGODEPENDIENTES.

Castilla y Le髇 cuenta con una diversificada, profesionalizada y consolidada red de asistencia al drogodependiente que atiende con flexibilidad, eficacia y sin soportar listas de espera a alcoh髄icos, fumadores y personas dependientes de las drogas ilegales. Una vez alcanzado este objetivo, se pretende ahora mejorar la calidad de la red asistencial, avanzando en la detecci髇 precoz y en la intervenci髇 temprana; en la normalizaci髇 e individualizaci髇 de los tratamientos y en la coordinaci髇 de los diferentes recursos asistenciales implicados, especialmente entre los centros espec韋icos de asistencia a drogodependientes y la red de asistencia psiqui醫rica, para garantizar la complementariedad y continuidad de los procesos asistenciales.

Por otro lado, existen personas dependientes de las drogas con caracter韘ticas especiales: drogodependientes cr髇icos, pacientes con patolog韆 dual, mujeres que ejercen la prostituci髇, inmigrantes, menores infractores y drogodependientes con problemas jur韉ico-penales, a los que se dispensar� una atenci髇 particular desde el Plan y cuyas necesidades singulares ser醤 tenidas en cuenta a la hora de planificar y organizar la oferta de servicios asistenciales.

Como desaf韔s en materia de asistencia e integraci髇 social se establecen los siguientes:

• - Disponer de servicios asistenciales de calidad, que realicen tratamientos integrales especializados, diversificados y ajustados a las caracter韘ticas, necesidades y demandas de cada drogodependiente, lo que debe traducirse en una mayor satisfacci髇 de pacientes, profesionales de la red y responsables de la gesti髇 de la misma.
• - Facilitar el acceso y la atenci髇 de las personas drogodependientes en los servicios generales de salud y de atenci髇 social existentes en la Comunidad.
• - Reforzar el papel de la atenci髇 primaria de salud en el diagn髎tico precoz del consumo y dependencia de las drogas, as� como en el tratamiento y seguimiento de la dependencia del alcohol y del tabaco y de la patolog韆 som醫ica relacionada con el consumo de drogas.
• - Reforzar la coordinaci髇 y cooperaci髇 entre los centros espec韋icos de asistencia a drogodependientes y la red de salud mental y asistencia psiqui醫rica para el tratamiento integral de drogodependientes afectados de patolog韆 dual.
• - Adaptar la oferta terap閡tica a las necesidades singulares de la mujer drogodependiente.
• - Detectar y proporcionar tratamiento especializado a inmigrantes drogodependientes, facilitando su acceso a programas y servicios que simult醤eamente atiendan sus necesidades sociales y de salud.
• - Reforzar la coordinaci髇 de los recursos generales y espec韋icos destinados a la integraci髇 social y laboral del drogodependiente, potenciando la oferta de programas y servicios para las personas que abandonan las instituciones penitenciarias.

  Dentro de esta l韓ea estrat間ica ser醤 actuaciones prioritarias del Plan Regional sobre drogas las siguientes:

  • • Implantaci髇 de la gesti髇 por procesos en los centros espec韋icos de asistencia ambulatoria y en los centros residenciales de rehabilitaci髇 de drogodependientes, protocolizando los procedimientos cl韓icos m醩 habituales y las actuaciones a desarrollar con poblaciones con necesidades especiales, como son los pacientes con patolog韆 dual, la mujer drogodependiente y los inmigrantes.
  • • Aprobaci髇 de una norma que renueve los requisitos para la acreditaci髇 de los centros integrados en la Red de Asistencia al Drogodependiente de Castilla y Le髇.
  • • Generalizaci髇 de las unidades o consultas espec韋icas de referencia a nivel especializado para el tratamiento del tabaquismo en todas las 羠eas de Salud, con el fin de garantizar la continuidad de las intervenciones y la adecuaci髇 de las mismas al perfil del fumador.
  • • Implantaci髇 de protocolos para incrementar la motivaci髇 de los trabajadores con problemas de dependencia de las drogas para iniciar tratamiento, que contemplen procedimientos de seguimiento para que no se produzca su desvinculaci髇 del medio laboral y que faciliten la reinserci髇 tutelada de estas personas en dicho medio desde una perspectiva que minimice el riesgo de reca韉a.
  • • Promoci髇 de las intervenciones breves de deshabituaci髇 tab醧uica y ante el abuso de alcohol en los servicios de salud laboral.
  • • Refuerzo de la profesionalizaci髇 y el papel de las asociaciones de alcoh髄icos rehabilitados en la detecci髇, atenci髇 y ayuda mutua de las personas que padecen dependencia alcoh髄ica.
  • • Consolidaci髇 del modelo regional para la integraci髇 social y laboral de drogodependientes de Castilla y Le髇 e incorporaci髇 de la gesti髇 por procesos en las entidades p鷅licas y privadas sin 醤imo de lucro que intervienen en este campo con planes, programas y servicios espec韋icos.
  • • Realizaci髇 de programas espec韋icos de formaci髇 prelaboral y de formaci髇 profesional ocupacional de drogodependientes en tratamiento con una baja empleabilidad, con especial atenci髇 a los que procedan de establecimientos penitenciarios.
  • • Establecimiento de forma expresa en las normas reguladoras de prestaciones sociales, laborales y de formaci髇 promulgadas por la Administraci髇 Auton髆ica y Local de Castilla y Le髇, que la condici髇 de ex drogodependiente es una condici髇 de riesgo de exclusi髇 social.
  • • Promoci髇 de las empresas de econom韆 social para la inserci髇 laboral de drogodependientes.

El objetivo 鷏timo de esta l韓ea estrat間ica es disponer de una variada gama de recursos asistenciales de alta calidad que facilite el abandono del consumo de drogas, tanto legales como ilegales, mediante tratamientos integrales que se ajusten a las caracter韘ticas, necesidades y demandas de cada paciente. Para ello, los centros, servicios y programas que forman parte del sistema de asistencia e integraci髇 social del drogodependiente de Castilla y Le髇 estar醤 sujetos a criterios de calidad, eficiencia y de evaluaci髇 continua de sus resultados, basando la toma de decisiones en la evidencia cient韋ica y en sistemas objetivos de evaluaci髇.

En el terreno de la asistencia e integraci髇 social de drogodependientes se distinguen cinco grandes ejes de intervenci髇 cuyas actuaciones clave son las siguientes:

• Tratamiento del abuso de alcohol y del alcoholismo.
  • • Realizaci髇 de intervenciones m韓imas o breves en pacientes que abusan del alcohol a trav閟 de un servicio de atenci髇 al bebedor de riesgo en Atenci髇 Primaria.
  • • Implantaci髇 de un protocolo de intervenciones breves frente al abuso de alcohol en el 醡bito laboral.
  • • Tratamiento ambulatorio del alcoholismo en los Equipos de Salud Mental de Distrito, UTA, Centros espec韋icos de asistencia ambulatoria (CAD) y Centros de d韆.
  • • Tratamiento hospitalario del alcoholismo en Unidades de desintoxicaci髇 hospitalaria y en Unidades de Hospitalizaci髇 Psiqui醫rica.
  • • Tratamiento residencial del alcoholismo en Centros de rehabilitaci髇 de alcoh髄icos y en Comunidades terap閡ticas para drogodependientes.
  • • Apoyo al tratamiento del alcoholismo desde asociaciones de ayuda mutua.
  • • Implantaci髇 de un protocolo de intervenciones breves frente al abuso de alcohol en el 醡bito laboral.
• Tratamiento del tabaquismo.
  • • Implantaci髇 de la gesti髇 de procesos en el tratamiento del tabaquismo como medio para mejorar su eficiencia y reducir su variabilidad.
  • • Realizaci髇 de consejo sanitario antitabaco e intervenci髇 m韓ima sistematizada a trav閟 del servicio de deshabituaci髇 tab醧uica de Atenci髇 Primaria.
  • • Implantaci髇 de un protocolo de consejo sanitario antitabaco en el 醡bito laboral.
  • • Tratamiento individual y de grupo de la dependencia del tabaco a trav閟 de servicios ambulatorios de tratamiento del tabaquismo.
  • • Tratamiento intensivo y multicomponente de la dependencia del tabaco a trav閟 de unidades o consultas de referencia de tratamiento del tabaquismo.
  • • Atenci髇 y asesoramiento personalizado al fumador a trav閟 de servicios de ayuda a distancia para dejar de fumar.
• Tratamiento de la dependencia de las drogas ilegales.
  • • Tratamiento de personas dependientes de las drogas ilegales a trav閟 de centros espec韋icos de asistencia ambulatoria (CAD).
  • • Tratamiento de personas dependientes de las de drogas ilegales a trav閟 de centros de d韆.
  • • Desintoxicaci髇 de personas drogodependientes en unidades hospitalarias.
  • • Tratamiento integrado de personas drogodependientes con trastornos mentales asociados en recursos altamente especializados en patolog韆 dual.
  • • Tratamiento residencial de personas dependientes de las de drogas ilegales a trav閟 de comunidades terap閡ticas.
• Atenci髇 a drogodependientes con problemas jur韉ico - penales.
  • • Asistencia jur韉ica y orientaci髇 legal a drogodependientes.
  • • Atenci髇 a drogodependientes detenidos a trav閟 de servicios de orientaci髇 y asesoramiento en Juzgados y calabozos.
  • • Tratamiento de drogodependientes a trav閟 de servicios asistenciales en centros penitenciarios.
  • • Tratamiento residencial de menores infractores drogodependientes en centros p鷅licos de socializaci髇 y reforma.
• Integraci髇 social y laboral de alcoh髄icos y otros drogodependientes.
  • • Implantaci髇 de la figura del tutor del proceso de inserci髇 social en el Sistema de asistencia e integraci髇 social del drogodependiente de Castilla y Le髇.
  • • Formaci髇 acad閙ica a trav閟 de cursos reglados, formaci髇 cultural y entrenamiento en habilidades para la vida en centros de tratamiento.
  • • Formaci髇 prelaboral y en t閏nicas de b鷖queda de empleo en centros de tratamiento.
  • • Formaci髇 profesional ocupacional de drogodependientes rehabilitados o en proceso de rehabilitaci髇 en profesiones consideradas yacimientos de empleo.
  • • Formaci髇 para el empleo de drogodependientes rehabilitados potenciando su inclusi髇 en escuelas taller, casas de oficios, talleres de empleo y programas del FSE.
  • • Mantenimiento del puesto de trabajo y apoyo tutelado para la reincorporaci髇 al mismo de trabajadores rehabilitados dentro de los programas de intervenci髇 en drogodependencias en el 醡bito laboral.
  • • Orientaci髇 e intermediaci髇 laboral de drogodependientes rehabilitados a trav閟 de programas y servicios dirigidos a personas con dificultades especiales para acceder al mercado laboral.
  • • Inserci髇 laboral a trav閟 de distintas f髍mulas, autoempleo y empleo protegido incluido.
  • • Orientaci髇, apoyo psicosocial y seguimiento del afectado y de su familia a trav閟 de los centros espec韋icos de primer nivel para drogodependientes.
  • • Soporte residencial a trav閟 de distintas f髍mulas: pisos, centros espec韋icos de reinserci髇, residencias y casas de acogida.

L蚇EA ESTRAT蒅ICA 5: FORMACI覰, INVESTIGACI覰, EVALUACI覰 Y SISTEMAS DE INFORMACI覰.

La formaci髇 de profesionales y mediadores, junto con el aumento del conocimiento sobre el fen髆eno de las drogodependencias y sobre la eficacia de los distintos programas e intervenciones, son factores transversales clave para la toma de decisiones y para la mejora y el 閤ito de las actuaciones previstas en las cuatro l韓eas estrat間icas anteriores.

Castilla y Le髇 cuenta con una variada gama de sistemas de informaci髇 y con la realizaci髇 peri骴ica de estudios e investigaciones que proporcionan datos fiables sobre las prevalencias de consumo de drogas; perfiles de las personas consumidoras; actitudes, creencias y percepciones de distintos grupos sociales; n鷐ero y caracter韘ticas de las personas admitidas a tratamiento o atendidas en los servicios de urgencias; morbilidad y mortalidad relacionada con el abuso de drogas y datos sobre las actuaciones, de prevenci髇, asistencia, integraci髇 social y de otra 韓dole previstas en el Plan Regional sobre drogas.

La recogida de informaci髇 y el impulso de esta l韓ea intervenci髇 se realizar� a trav閟 del Observatorio sobre abuso de drogas de Castilla y Le髇, desarrollando cuatro grandes ejes de actuaci髇:

• • Fomento de la investigaci髇 aplicada, especialmente en los aspectos menos explorados, en colaboraci髇 con el Observatorio Espa駉l sobre Drogas y las Universidades de Castilla y Le髇.
• • Seguimiento continuo del uso, abuso y dependencia de las drogas en la Comunidad Aut髇oma, centrando el inter閟 en la detecci髇 de nuevos fen髆enos y patrones de consumo de reciente aparici髇, as� como en la necesidad de nuevos recursos o de adaptaci髇 de los ya existentes.
• • Evaluaci髇 de programas y servicios para la mejora continua de la calidad de las actuaciones, prestando una especial atenci髇 a la validaci髇 de las nuevas intervenciones con car醕ter previo a su implantaci髇 y a la satisfacci髇 de los colectivos de usuarios y profesionales de la red asistencial.
• • Formaci髇 continuada de profesionales y mediadores clave que intervienen en drogodependencias, teniendo en cuenta para ello sus demandas y las necesidades detectadas para el desarrollo y la mejora de las actuaciones previstas en el Plan.

Como actuaciones preferentes del Observatorio sobre abuso de drogas de Castilla y Le髇 se impulsar醤, realizar醤 o se colaborar� para el desarrollo de las siguientes:

• • Vigilancia de la magnitud, patrones y consecuencias del consumo de drogas en la Comunidad Aut髇oma, con especial atenci髇 a las zonas rurales.
• • Conocimiento de las actitudes y creencias de la poblaci髇 en relaci髇 con el consumo de drogas.
• • Realizaci髇 de estudios espec韋icamente dise馻dos para cubrir necesidades detectadas por el Plan y para validar servicios, programas y materiales existentes o en desarrollo.
• • Valoraci髇 del grado de satisfacci髇 de los usuarios con los programas de prevenci髇 y con la red asistencial.
• • Detecci髇 de los problemas sociales y de salud en los inmigrantes que abusan o dependen de las drogas.
• • Identificaci髇 de las diferencias sociales y de g閚ero que influyen en el abuso y dependencia de las drogas y en la accesibilidad y resultados obtenidos por los diferentes programas y servicios.
• • Recopilaci髇 y an醠isis de la informaci髇 disponible sobre las circunstancias y la influencia del consumo de drogas en los accidentes de tr醘ico.
• • Mejora de los sistemas de informaci髇 con los que cuenta actualmente el Plan y establecimiento de otros nuevos que proporcionen informaci髇 de calidad, especialmente de las actuaciones desarrolladas en el marco de la Red de Planes sobre Drogas.
• • Desarrollo de actuaciones de formaci髇 continua de profesionales, mediadores clave y voluntarios, con una especial incidencia en la capacitaci髇 de docentes, sanitarios y personal de los servicios sociales; t閏nicos de los Planes Locales sobre drogas; delegados sindicales, miembros de los comit閟 de empresa y de los servicios de prevenci髇 de riesgos laborales; profesionales de la informaci髇 y de la comunicaci髇; mediadores universitarios; empresarios y profesionales de la industria del ocio y del entretenimiento; agentes de la Polic韆 local y de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado; responsables de asociaciones de vecinos y de otras entidades ciudadanas, profesionales de la red de asistencia al drogodependiente y funcionarios de instituciones penitenciarias.
• • Elaboraci髇, edici髇 y difusi髇 de resultados, informes y publicaciones peri骴icas que hagan f醕ilmente accesible la documentaci髇 e informaci髇 disponible a todos los actores implicados en la ejecuci髇 del Plan.

Por lo que se refiere a los sistemas, procedimientos y fuentes de informaci髇 de los que se valdr� el Observatorio para el cumplimiento de sus funciones se destacan los siguientes:

• • Encuestas peri骴icas a distintos grupos de poblaci髇.
• • Estudios e investigaciones sobre prioridades o sobre aspectos y necesidades concretas que hayan sido detectadas.
• • Registro de drogodependientes en tratamiento.
• • Sistema auton髆ico de informaci髇 sobre toxicoman韆s.
• • Sistema de seguimiento del Plan Regional sobre Drogas.
• • An醠isis de datos e informaci髇 procedente de estad韘ticas oficiales y de organismo p鷅licos y privados sobre aspectos relevantes para la evaluaci髇 y seguimiento del Plan (Instituto Nacional de Toxicolog韆, Direcci髇 General de Tr醘ico, Registro Regional de SIDA, estad韘ticas de mortalidad y de morbilidad hospitalaria, Panel de consumo alimentario, Comisionado para el mercado de tabacos, etc.).

L蚇EA ESTRAT蒅ICA 6: PARTICIPACI覰 SOCIAL, COORDINACI覰 Y COOPERACI覰 INSTITUCIONAL.

Al igual que en la l韓ea estrat間ica anterior, la participaci髇 social, as� como la coordinaci髇 y cooperaci髇 interinstitucional, son factores transversales clave para el 閤ito del Plan Regional sobre Drogas.

La participaci髇 social a nivel regional se canalizar� a trav閟 del Consejo Asesor en materia de drogodependencias, y a nivel local a trav閟 de las comisiones locales de coordinaci髇 constituidas en el seno de los Planes Municipales y Provinciales sobre Drogas, de conformidad con lo dispuesto en la Ley 3/1994, de 29 de marzo, modificada por la Ley 3/2007, de 7 de marzo.

Por otra parte, la coordinaci髇 y cooperaci髇 entre Administraciones P鷅licas y la iniciativa social para la intervenci髇 en drogodependencias se articular� en cinco planos complementarios:

• Coordinaci髇 y cooperaci髇 a nivel de la Junta de Castilla y Le髇.

  Como Consejer韆s, Centros Directivos y Organismos Aut髇omos m醩 directamente implicados se establecer醤 o mantendr醤 l韓eas estables de coordinaci髇 y cooperaci髇 con los siguientes Departamentos de la Administraci髇 Auton髆ica:

  • • Consejer韆 de Educaci髇: Direcci髇 General de Planificaci髇, Ordenaci髇 e Inspecci髇 Educativa, Direcci髇 General de Formaci髇 Profesional, Direcci髇 General de Calidad, Innovaci髇 y Formaci髇 del Profesorado y Direcci髇 General de Universidades e Investigaci髇.
  • • Consejer韆 de Sanidad: Direcci髇 General de Salud P鷅lica e Investigaci髇, Desarrollo e Innovaci髇 y Gerencia Regional de Salud.
  • • Consejer韆 de Familia e Igualdad de Oportunidades: Direcci髇 General de la Mujer, Direcci髇 General de Familia, Instituto de la Juventud y Gerencia de Servicios Sociales.
  • • Consejer韆 de Econom韆 y Empleo: Direcci髇 General de Econom韆 Social, Direcci髇 General de Trabajo y Prevenci髇 de Riesgos Laborales y Servicio P鷅lico de Empleo de Castilla y Le髇.
  • • Consejer韆 de Fomento: Direcci髇 General de Carreteras e Infraestructuras.
  • • Consejer韆 de la Presidencia: Direcci髇 General de Comunicaci髇.
• Coordinaci髇 y cooperaci髇 con la Administraci髇 Local de Castilla y Le髇. La coordinaci髇 y cooperaci髇 con los Ayuntamientos de m醩 de 20.000 habitantes y con las Diputaciones Provinciales de la Comunidad Aut髇oma se articular� a trav閟 de la Red de Planes sobre Drogas de Castilla y Le髇.
• Coordinaci髇 y Cooperaci髇 con el Poder Judicial y con la Administraci髇 General del Estado.

  Como Departamentos y Organismos m醩 directamente implicados del Poder Judicial y de la Administraci髇 General del Estado se establecer醤 o mantendr醤 l韓eas estables de coordinaci髇 y cooperaci髇 con los siguientes:

  • • Consejo General del Poder Judicial.
  • • Ministerio de Justicia: Fiscal韆 General del Estado.
  • • Ministerio de Sanidad y Consumo: Delegaci髇 del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas y Direcci髇 General de Salud P鷅lica.
  • • Ministerio del Interior: Secretar韆 General de Instituciones Penitenciarias, Direcci髇 General de Tr醘ico e Instituto Nacional de Toxicolog韆.
• Coordinaci髇 y cooperaci髇 transfronteriza.

  La cooperaci髇 transfronteriza con Portugal en materia de drogodependencias se realizar� a trav閟 de las siguientes instituciones:

  • • Ministerio de S醬de: Adminstra鏰o Regional de Saude do Centro - Sub-Regi鉶 de Sa鷇e da Guarda y Adminstra鏰o Regional de Saude do Norte - Sub-Regi鉶 de Sa鷇e de Bragan鏰.
  • • Instituto da Droga e da Toxicodep阯dencia, IDT.IP.
• Coordinaci髇 y cooperaci髇 con la iniciativa social. Durante la vigencia del VI Plan Regional sobre Drogas se mantendr醤 cauces estables de coordinaci髇 y de cooperaci髇 con la iniciativa social mediante convenios y subvenciones, especialmente con las entidades privadas sin 醤imo de lucro y con los agentes sociales y econ髆icos de la Comunidad.

CAP蚑ULO VI

Sistema de Asistencia e Integraci髇 Social del Drogodependiente (SAISDE)

La Ley 3/1994, de 29 de marzo, de Prevenci髇, Asistencia e Integraci髇 Social de Drogodependientes de Castilla y Le髇, modificada por la Ley 3/2007, de 7 de marzo, establece las caracter韘ticas fundamentales del Sistema de Asistencia e Integraci髇 Social del Drogodependiente (SAISDE). En el art韈ulo 16 de la citada Ley, se estipula que el SAISDE se estructura, al menos, en tres niveles b醩icos de intervenci髇, atribuyendo al Plan Regional sobre Drogas la tarea de desarrollar detalladamente el Sistema, con indicaci髇 del circuito terap閡tico, la jerarquizaci髇 de recursos, las condiciones de acceso y derivaci髇 de drogodependientes, as� como la inclusi髇 de niveles complementarios de intervenci髇.

El Sistema que se presenta a continuaci髇 incluye tres grandes subsistemas de utilizaci髇 p鷅lica a trav閟 de los cuales se articula una oferta asistencial suficiente y de calidad para el tratamiento de los problemas derivados del abuso y dependencia del alcohol, del tabaco y de las drogas ilegales. Los tres subsistemas incorporan centros y servicios generales, especializados y espec韋icos del Sistema de Salud y de Acci髇 Social de Castilla y Le髇, complementados con recursos privados debidamente acreditados. Muchos de esos centros y servicios forman parte de m醩 de un subsistema. Por ello, y para una mayor claridad expositiva, se describen una sola vez, integrados en su correspondiente nivel, y con indicaci髇 de las funciones concretas que se les atribuyen en cada subsistema.

PRIMER NIVEL

El primer nivel es la principal puerta de entrada al sistema y sus recursos son los m醩 accesibles y los que menos exigencias plantean al drogodependiente de entre todos los que forman parte de la red asistencial. Sus principales cometidos son la detecci髇, captaci髇, motivaci髇 y derivaci髇 de drogodependientes a los servicios especializados para iniciar tratamiento y la atenci髇 de las necesidades sociales y sanitarias b醩icas de la persona drogodependiente y de su familia. Los recursos que forman parte de este nivel pertenecen a dos categor韆s bien diferenciadas: recursos generales del nivel de Atenci髇 Primaria de Salud y de Acci髇 Social y recursos espec韋icos con programas de atenci髇 al drogodependiente con distinto nivel de exigencia.

La configuraci髇 de este nivel por centros y servicios, con indicaci髇 de la accesibilidad, demarcaci髇 territorial, principales derivaciones y funciones asignadas a cada uno de ellos, es la siguiente:

• • Equipos de Atenci髇 Primaria de Salud (E.A.P.S.). Acceso: Directo y por derivaci髇 del resto de los recursos del primer nivel.

  Demarcaci髇 territorial: Zona B醩ica de Salud.

  Funciones:

  • - Diagn髎tico precoz de problemas de abuso y dependencia de las drogas, en especial del alcohol y del tabaco.
  • - Informaci髇 y orientaci髇 sobre recursos y posibilidades de tratamiento.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de casos al segundo nivel para iniciar o continuar tratamiento.
  • - Consejo sanitario antitabaco e intervenci髇 m韓ima sistematizada en pacientes que fuman habitualmente.
  • - Intervenci髇 m韓ima o breve en pacientes que abusan del alcohol.
  • - Educaci髇 sanitaria para disminuir el riesgo y reducir los da駉s relacionados con el consumo de drogas.
  • - Prevenci髇, control y seguimiento, en estrecha colaboraci髇 con el nivel especializado del Sistema de Salud, de la patolog韆 som醫ica asociada al consumo de drogas.

  Derivaciones: A los centros espec韋icos de primer nivel y a los recursos especializados de tratamiento del segundo nivel.

• • Centros de Acci髇 Social (CEAS). Acceso: Directo y por derivaci髇 del resto de los recursos del primer nivel.

  Demarcaci髇 territorial: Zona B醩ica de Acci髇 Social.

  Funciones:

  • - Informaci髇 y orientaci髇 sobre recursos y posibilidades de tratamiento.
  • - Detecci髇 precoz de personas con problemas de drogodependencias.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de casos al segundo nivel para iniciar tratamiento.
  • - Atenci髇 a la problem醫ica social del drogodependiente y de su familia.
  • - Apoyo al proceso de integraci髇 social.

  Derivaciones: A los centros espec韋icos de primer, a los recursos especializados de tratamiento del segundo nivel y a las consultas espec韋icas de tratamiento del tabaquismo.

• • Centros Espec韋icos de Primer Nivel (CEPN). Los centros espec韋icos de primer nivel est醤 gestionados en su mayor parte por asociaciones de alcoh髄icos rehabilitados y por asociaciones de ayuda mutua a personas dependientes de las drogas ilegales. Son el dispositivo de referencia en el primer nivel y a 閘 deben derivarse los casos m醩 complejos, menos motivados y, en definitiva, todos aquellos, que por sus caracter韘ticas o necesidades, desborden las posibilidades de intervenci髇 del resto de los recursos del primer nivel.

  Acceso: Directo y por derivaci髇 del resto de los recursos del Sistema, en particular del primer nivel.

  Demarcaci髇 territorial: Provincia o menor.

  Funciones:

  • - Informaci髇 y orientaci髇 sobre recursos y posibilidades de tratamiento.
  • - Detecci髇 precoz y captaci髇, preferentemente activa, de personas con problemas de dependencia del alcohol y de las drogas ilegales.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de casos al segundo nivel para iniciar tratamiento.
  • - Apoyo psicosocial al tratamiento ambulatorio especializado.
  • - Educaci髇 sanitaria para disminuir el riesgo y reducir los da駉s relacionados con el consumo de drogas.
  • - Asesoramiento jur韉ico y orientaci髇 legal.
  • - Apoyo y asesoramiento a la familia y al entorno afectivo de la persona drogodependiente.
  • - Coordinaci髇, apoyo y desarrollo del programa individualizado de integraci髇 social, en colaboraci髇 con los recursos generales y especializados.

  Principales derivaciones: A los recursos especializados de tratamiento del segundo nivel.

• • Servicios de orientaci髇, asesoramiento y motivaci髇 en el 醡bito laboral. Los servicios de referencia a nivel auton髆ico de orientaci髇, asesoramiento y motivaci髇 de drogodependientes en el 醡bito laboral est醤 gestionados por las organizaciones sindicales m醩 representativas de Castilla y Le髇.

  Acceso: Directo o por derivaci髇 de delegados sindicales y de servicios de prevenci髇 de riesgos laborales.

  Demarcaci髇 territorial: Comunidad Aut髇oma.

  Funciones:

  • - Informaci髇 y orientaci髇 sobre recursos y posibilidades de tratamiento.
  • - Detecci髇 precoz y captaci髇 de trabajadores con problemas de abuso y dependencia del alcohol, tabaco y drogas ilegales.
  • - Apoyo jur韉ico y mediaci髇 en los posibles conflictos laborales.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de trabajadores que fuman y/o que abusan del alcohol a intervenciones m韓imas o breves de consejo sanitario.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de trabajadores dependientes de las drogas ilegales a centros y servicios espec韋icos del segundo nivel asistencial para iniciar tratamiento.
  • - Seguimiento de la situaci髇 laboral y del tratamiento seguido por el trabajador drogodependiente.
  • - Apoyo tutelado para la reincorporaci髇 al puesto laboral del trabajador drogodependiente rehabilitado.

  Principales derivaciones: A los Equipos de Atenci髇 Primaria de Salud y a los centros y servicios de tratamiento especializado del segundo nivel asistencial.

• • Servicios de ayuda a distancia para dejar de fumar. Estos servicios se dirigen a personas fumadoras con una baja dependencia de la nicotina que no pueden o no quieren acudir a programas presenciales de tratamiento del tabaquismo. Se basan en una metodolog韆 de ayuda a distancia realizada por un profesional especializado en el tratamiento del tabaquismo mediante la cual el fumador recibe informaci髇 y asesoramiento, as� como consejos y t閏nicas para dejar de fumar y mantenerse abstinente. Asimismo, desde la unidad central de gesti髇 del servicio se realiza un seguimiento de la evoluci髇 del paciente.

  Acceso: Directo. Demarcaci髇 Territorial: Comunidad Aut髇oma o menor.

  Funciones:

  • - Informaci髇 y asesoramiento en materia de tabaquismo y sobre recursos y posibilidades de tratamiento.
  • - Valoraci髇 diagn髎tica del fumador.
  • - Consejo antitabaco y consejo terap閡tico personalizado.
  • - Seguimiento programado del proceso de deshabituaci髇 tab醧uica.
  • - Apoyo al fumador para mantenerse sin fumar.

  Principales derivaciones: Al Servicio de deshabituaci髇 tab醧uica de Atenci髇 Primaria y a los servicios especializados de tratamiento del tabaquismo.

• • Servicios de Orientaci髇 y Asesoramiento a drogodependientes en Juzgados (SOAD). Acceso: Directo.

  Demarcaci髇 territorial: Audiencias Provinciales.

  Funciones:

  • - Informaci髇 y orientaci髇 sobre recursos y posibilidades de tratamiento.
  • - Detecci髇 y captaci髇 de personas con problemas de drogodependencias.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de casos para iniciar tratamiento.
  • - Orientaci髇 legal al drogodependiente y a su familia.
  • - Asesoramiento en materia de drogodependencias a jueces, magistrados, fiscales y otros profesionales de la Administraci髇 de Justicia.

  Principales derivaciones: A los Centros espec韋icos de primer nivel y a los recursos especializados de tratamiento del segundo nivel.

• • Unidades m髒iles.

  Las unidades m髒iles de atenci髇 a drogodependientes son veh韈ulos polivalentes, de acceso por lo general directo, que desempe馻n las siguientes funciones:

  • - Realizaci髇 de tratamientos con sustitutivos opi醕eos.
  • - Toma de muestras y realizaci髇 de pruebas diagn髎ticas.
  • - Cura de heridas leves por el consumo de drogas por v韆 intravenosa o por otras circunstancias.
  • - Primeros auxilios en casos como desmayos, crisis, fracturas o accidentes.

  Principales derivaciones: A los CEPN y a los recursos especializados de tratamiento del segundo nivel.

• • Servicios de emergencia social. Su finalidad b醩ica es conectar y acoger a la poblaci髇 drogodependiente, en especial aquella que presenta graves problemas de marginalidad y que es m醩 resistente a establecer relaci髇 con el SAISDE, intentando atender sus necesidades b醩icas, mejorar su calidad de vida y, si es posible, ponerla en contacto con otros recursos de mayor exigencia del la red asistencial.

  Acceso: Su accesibilidad y flexibilidad son m醲imas y su grado de exigencia es bajo.

  Demarcaci髇 territorial: Variable, pudiendo ser provincial o menor dependiendo del tipo de servicio de que se trate.

  Entre sus funciones se pueden destacar las siguientes:

  • - Suministro de preservativos, jeringuillas y otros 鷗iles de consumo.
  • - Servicios de higiene personal y lavander韆.
  • - Espacios de estancia y descanso, con la posibilidad de incluir zona de dormitorio en algunos casos.
  • - Suministro de comidas y bebidas.
  • - Suministro de diversa informaci髇 鷗il, en especial sobre recursos asistenciales para drogodependientes.
  • - Educaci髇 sanitaria destinada a reducir los da駉s asociados al consumo de drogas.
  • - Atenci髇 sanitaria y a consultas de diversa 韓dole: jur韉icas, sociales, laborales, etc, sirviendo de nexo de uni髇 entre la persona drogodependiente y el Sistema de Salud y de Acci髇 Social.

  Principales derivaciones: A los CEPN, al nivel de Atenci髇 Primaria del Sistema de Salud y de Acci髇 Social y a los recursos especializados de tratamiento del segundo nivel.

SEGUNDO NIVEL

El segundo nivel del sistema es el eje sobre el que se vertebra buena parte del proceso de asistencia al drogodependiente a trav閟 de equipos ambulatorios interdisciplinarios, que son los encargados de dise馻r y desarrollar planes individualizados de tratamiento especializado. Estos planes requieren con frecuencia la coordinaci髇 y utilizaci髇 de otros dispositivos asistenciales del sistema. Los recursos ambulatorios de referencia para el tratamiento de la dependencia de las drogas ilegales, en los que recae de un modo especial esta funci髇, son los centros espec韋icos de asistencia ambulatoria a drogodependientes (CAD).

La oferta de tratamiento del segundo nivel se caracteriza por su diversidad y globalidad, ya que en ella tienen cabida de una forma integral intervenciones sanitarias, psicol骻icas y sociolaborales. Igualmente, es caracter韘tico de este nivel la flexibilidad de acceso y de enfoque terap閡tico; de hecho, en el caso de las drogas ilegales, conviven tratamientos con sustitutivos de distinto nivel de exigencia y programas libres de drogas.

Los recursos que forman parte de este nivel presentan un diferente grado de especializaci髇 en drogodependencias, pudiendo agruparse de acuerdo con este criterio del siguiente modo:

• - Recursos especializados de car醕ter general: Equipos de Salud Mental de Distrito (ESMD).
• - Recursos espec韋icos para el tratamiento de las drogodependencias: CAD, UTAS, servicios de tratamiento del tabaquismo, unidades o consultas espec韋icas de tratamiento del tabaquismo, centros de d韆 para drogodependientes y servicios asistenciales en centros penitenciarios.

El acceso, demarcaci髇 territorial, principales derivaciones y funciones asignadas a cada uno de los recursos de este nivel son los que se presentan a continuaci髇:

• • Centros espec韋icos de asistencia ambulatoria a drogodependientes (CAD). Son el recurso de referencia en el segundo nivel para el tratamiento de la dependencia de las drogas ilegales. A los CAD se deben derivar los casos m醩 complejos, menos motivados y, en definitiva, todos aquellos, que por sus caracter韘ticas o necesidades, desborden las posibilidades de intervenci髇 del resto de los recursos del segundo nivel.

  Acceso: Directo o por derivaci髇 de los recursos del primer y segundo nivel.

  Demarcaci髇 territorial: 羠ea de Salud.

  Principales funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, desintoxicaci髇 y deshabituaci髇 ambulatoria de drogodependientes, incluida la realizaci髇 de tratamientos con sustitutivos opi醕eos.
  • - Educaci髇 y consejo sanitario destinado a disminuir los riesgos y reducir los da駉s asociados al consumo de drogas.
  • - Realizaci髇 de curas y atenciones sanitarias b醩icas.
  • - Prevenci髇 de enfermedades infectocontagiosas y seguimiento, en estrecha colaboraci髇 con el Sistema de Salud de Castilla y Le髇, de la patolog韆 org醤ica y de los trastornos mentales asociados al consumo de drogas.
  • - Coordinaci髇, apoyo y desarrollo del programa individualizado de integraci髇 social, en colaboraci髇 con los recursos generales y especializados.

  Principales derivaciones: A los CEPN, a los dispositivos asistenciales del tercer nivel y a los recursos generales y especializados de integraci髇 sociolaboral.

• • Unidades para el tratamiento del alcoholismo (UTA). A la UTA se deben derivar los casos de dependencia del alcohol m醩 complejos, menos motivados y, en definitiva, todos aquellos, que por sus caracter韘ticas o necesidades, desborden las posibilidades de intervenci髇 del resto de los recursos del segundo nivel.

  Acceso: Por derivaci髇 de los Equipos de Salud Mental de Distrito y de las Unidades de Hospitalizaci髇 Psiqui醫rica.

  Demarcaci髇 Territorial: 羠ea de Salud.

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, desintoxicaci髇 y deshabituaci髇 ambulatoria de pacientes con dependencia alcoh髄ica.
  • - Tratamiento de los trastornos mentales asociados a la dependencia del alcohol.
  • - Coordinaci髇, apoyo y desarrollo del programa individualizado de integraci髇 social, en colaboraci髇 con los recursos generales y especializados.

  Principales derivaciones: A las Asociaciones de Alcoh髄icos Rehabilitados, a las Unidades de Hospitalizaci髇 Psiqui醫rica, a los centros residenciales de rehabilitaci髇 de alcoh髄icos y a los recursos generales y especializados de integraci髇 sociolaboral.

• • Servicios especializados de tratamiento del tabaquismo. Acceso: Directo y por derivaci髇 de los Equipos de Atenci髇 Primaria de Salud y de los servicios de ayuda a distancia para dejar de fumar.

  Demarcaci髇 Territorial: Provincia o menor.

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica del fumador.
  • - Realizaci髇 de terapia individual y de grupo para dejar de fumar.

  Derivaciones: A las unidades o consultas espec韋icas de tratamiento del tabaquismo a trav閟 de los Equipos de Atenci髇 Primaria.

• • Unidades o consultas espec韋icas de tratamiento del tabaquismo. A estas unidades o consultas de referencia, que pueden ser intra o extra hospitalarias, deben derivarse las personas fumadoras que por sus caracter韘ticas o necesidades (alta dependencia de la nicotina, fracasos previos en la consolidaci髇 de la abstinencia de fumar, problemas graves de salud relacionados con el uso del tabaco y/o con trastornos mentales asociados, as� como mujeres embarazadas o en per韔do de lactancia) desborden las posibilidades de intervenci髇 del resto de los recursos de tratamiento del tabaquismo del primer y segundo nivel.

  Acceso: Por derivaci髇 de los Equipos de Atenci髇 Primaria de Salud o de otras consultas de atenci髇 especializada.

  Demarcaci髇 Territorial: 羠ea de Salud.

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica y tratamiento intensivo multicomponente, psicol骻ico y farmacol骻ico, con independencia de que los medicamentos no est閚 financiados por el Sistema Nacional de Salud, tanto a nivel individual como grupal.
• • Centros de d韆 para drogodependientes. Acceso: Directo y por derivaci髇 de los recursos del primer y segundo nivel.

  Demarcaci髇 Territorial: Provincia.

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, deshabituaci髇 y rehabilitaci髇 de drogodependientes en r間imen intermedio, incluida la realizaci髇 de tratamientos con sustitutivos opi醕eos.
  • - Educaci髇 y consejo sanitario destinado a disminuir los riesgos y reducir los da駉s asociados al consumo de drogas.
  • - Prevenci髇 de enfermedades infectocontagiosas y seguimiento, en estrecha colaboraci髇 con el Sistema de Salud de Castilla y Le髇, de la patolog韆 org醤ica y de los trastornos mentales asociados al consumo de drogas.
  • - Coordinaci髇, apoyo y desarrollo del programa individualizado de integraci髇 social, en colaboraci髇 con los recursos generales y especializados.
  • - Formaci髇 prelaboral y capacitaci髇 profesional para drogodependientes en tratamiento con baja empleabilidad.

  Principales derivaciones: A los recursos del tercer nivel y a los recursos generales y especializados de integraci髇 sociolaboral.

• • Equipos de Salud Mental de Distrito (ESMD). Acceso: Por derivaci髇 de los Equipos de Atenci髇 Primaria de Salud y de las Unidades de Hospitalizaci髇 Psiqui醫rica.

  Demarcaci髇 Territorial: Distrito Psiqui醫rico

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, desintoxicaci髇 y deshabituaci髇 de drogodependientes, especialmente de aquellos que presentan dependencia alcoh髄ica.
  • - Tratamiento de los trastornos mentales del drogodependiente.
  • - Atenci髇 ambulatoria a las urgencias psiqui醫ricas provocadas por el abuso y dependencia de las drogas.

  Principales derivaciones: A los CEPN, en especial a los espec韋icos para pacientes con dependencia alcoh髄ica; a las UTAS; a los CAD y a los recursos del tercer nivel.

• • Servicios asistenciales en centros penitenciarios

  Ofrecen una variada gama de prestaciones asistenciales, algunas de ellas espec韋icas, a la poblaci髇 de reclusos drogodependientes. Entre sus funciones se pueden destacar las siguientes:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, desintoxicaci髇 y deshabituaci髇 en el propio centro penitenciario, ya sea en r間imen ambulatorio/centro de d韆 o en m骴ulo terap閡tico.
  • - Tratamientos con sustitutivos opi醕eos.
  • - Motivaci髇 y derivaci髇 de casos para iniciar o continuar tratamiento fuera de la prisi髇.
  • - Educaci髇 sanitaria destinada a disminuir los riesgos y reducir los da駉s asociados al consumo de drogas.
  • - Prevenci髇 de enfermedades infectocontagiosas y seguimiento de la patolog韆 org醤ica y de los trastornos mentales asociados al consumo de drogas.
  • - Realizaci髇 de programas de reinserci髇 social, incluida formaci髇 prelaboral y formaci髇 profesional ocupacional de la poblaci髇 reclusa drogodependiente, en colaboraci髇 con los recursos comunitarios de integraci髇 social.

  Principales derivaciones: A los recursos especializados de tratamiento del segundo y tercer nivel, as� como a los recursos comunitarios de integraci髇 social.

TERCER NIVEL

El tercer nivel del SAISDE est� constituido por recursos espec韋icos con un alto nivel de especializaci髇 para el tratamiento en r間imen residencial de las drogodependencias. A todos los dispositivos que forman parte de este nivel se accede por derivaci髇 de centros o servicios de tratamiento especializado. Este nivel asistencial est� integrado por los siguientes recursos:

• • Unidades de Desintoxicaci髇 Hospitalaria (UDH). Acceso: Por derivaci髇 de los recursos del segundo nivel.

  Demarcaci髇 Territorial: Comunidad Aut髇oma.

  Funci髇: Desintoxicaci髇 hospitalaria de drogodependientes.

  Derivaciones: Devoluci髇 de casos a los recursos del segundo nivel que enviaron el paciente a la unidad.

• • Unidades de patolog韆 dual Acceso: Por derivaci髇 de los ESMD y de los CAD.

  Demarcaci髇 territorial: Comunidad Aut髇oma.

  Funciones: Tratamiento integrado de la descompensaci髇 cl韓ica aguda de pacientes con patolog韆 psiqui醫rica y drogodependencia.

  Derivaciones: Devoluci髇 de casos a los recursos del segundo nivel que enviaron el paciente a la unidad.

• • Comunidades terap閡ticas para drogodependientes (CTD) Acceso: Por derivaci髇 de los recursos del segundo nivel.

  Demarcaci髇 Territorial: Comunidad Aut髇oma.

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, desintoxicaci髇, deshabituaci髇 y rehabilitaci髇 de drogodependientes en r間imen residencial, incluida la realizaci髇 de tratamientos con sustitutivos opi醕eos.
  • - Educaci髇 y consejo sanitario destinado a disminuir los riesgos y reducir los da駉s asociados al consumo de drogas.
  • - Prevenci髇 de enfermedades infectocontagiosas y seguimiento, en estrecha colaboraci髇 con el Sistema de Salud de Castilla y Le髇, de la patolog韆 org醤ica y de los trastornos mentales asociados al consumo de drogas.
  • - Realizaci髇 de curas y atenciones sanitarias b醩icas.
  • - Seguimiento de la situaci髇 familiar, judicial y de la problem醫ica social de las personas en tratamiento.
  • - Formaci髇 prelaboral y profesional ocupacional para drogodependientes en tratamiento con baja empleabilidad.
  • - Soporte residencial temporal a drogodependientes en tratamiento.
  • - Coordinaci髇 con recursos externos para asegurar la cobertura de las necesidades sociales del paciente tras su salida de la comunidad.

  Derivaciones: Devoluci髇 de casos a los recursos del segundo nivel que enviaron el paciente a la comunidad.

• • Centros residenciales para la rehabilitaci髇 del alcoh髄icos (CRA) Acceso: Por derivaci髇 de los recursos del segundo nivel y de las Unidades de Hospitalizaci髇 Psiqui醫rica.

  Demarcaci髇 Territorial: Comunidad Aut髇oma

  Funciones:

  • - Evaluaci髇 diagn髎tica, desintoxicaci髇, deshabituaci髇 y rehabilitaci髇 de drogodependientes en r間imen residencial.
  • - Educaci髇 y consejo sanitario destinado a disminuir los riesgos y reducir los da駉s asociados al consumo de alcohol y de otras drogas.
  • - Prevenci髇 de enfermedades infectocontagiosas y seguimiento, en estrecha colaboraci髇 con el Sistema de Salud de Castilla y Le髇, de la patolog韆 org醤ica y de los trastornos mentales asociados al consumo de drogas.
  • - Realizaci髇 de curas y atenciones sanitarias b醩icas.
  • - Seguimiento de la situaci髇 familiar, judicial y de la problem醫ica social de las personas en tratamiento.
  • - Formaci髇 prelaboral y profesional ocupacional para drogodependientes en tratamiento con baja empleabilidad.
  • - Soporte residencial temporal a los alcoh髄icos en tratamiento.
  • - Coordinaci髇 con recursos externos para asegurar la cobertura de las necesidades sociales del paciente tras su salida de la comunidad.

  Derivaciones: Devoluci髇 de casos a los recursos del segundo nivel que enviaron el paciente al CRA.

• • Unidades de Hospitalizaci髇 Psiqui醫rica (UHP) Acceso: Directo, por v韆 de los servicios hospitalarios de urgencias, y por derivaci髇 de los Equipos de Salud Mental de Distrito.

  Demarcaci髇 Territorial: 羠ea de Salud

  Funciones:

  • - Desintoxicaci髇 hospitalaria de pacientes alcoh髄icos.
  • - Atenci髇 a las urgencias psiqui醫ricas relacionadas con el abuso y dependencia del alcohol y otras drogas.

  Derivaciones: A los recursos especializados del segundo nivel y a los centros residenciales para la rehabilitaci髇 de alcoh髄icos.

CAP蚑ULO VII

Evaluaci髇

La evaluaci髇 del VI Plan Regional sobre drogas, a realizar por el Observatorio sobre abuso de drogas de Castilla y Le髇, se plantea a dos niveles. Por un lado, una evaluaci髇 continua con el fin de conocer los progresos que se produzcan en la consecuci髇 de las metas operativas y, por otro lado, una evaluaci髇 final mediante una serie de indicadores clave con los que valorar el grado de cumplimiento de los objetivos del Plan.

Mediante un seguimiento anual del Plan se pretende detectar desviaciones en las acciones clave y en las metas operativas previstas, introduciendo las medidas correctoras oportunas que permitan avanzar en la consecuci髇 de los objetivos. Asimismo, se contempla la identificaci髇 de nuevas necesidades o de problemas emergentes que requieran adaptaciones o nuevas actuaciones en las diferentes l韓eas estrat間icas del Plan.

Las fuentes de informaci髇 para evaluar el impacto y los resultados del Plan cuentan con la estandarizaci髇 y validaci髇 suficiente como para garantizar el suministro de datos fiables y objetivamente verificables con los que valorar la evoluci髇 de los distintos indicadores seleccionados. Dichas fuentes y su dependencia institucional son las siguientes:

• • Fuentes de car醕ter nacional:
  • 1. Instituto Nacional de Estad韘tica:
    • - Encuesta de morbilidad hospitalaria.
    • - Estad韘ticas de defunciones seg鷑 causa de muerte.
    • - Encuesta nacional de salud.
    • - Registro de defunciones seg鷑 causa de muerte.
  • 2. Observatorio Espa駉l sobre Drogas. Delegaci髇 del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas:
    • - Encuesta domiciliaria sobre alcohol y drogas en Espa馻 (EDADES).
    • - Encuesta estatal sobre uso de drogas en estudiantes de ense馻nzas secundarias (ESTUDES).
  • 3. Instituto Nacional de Toxicolog韆:
    • - Registro de muertes por accidentes de tr醘ico.
  • 4. Instituto Nacional de la Juventud:
    • - Informe sobre la juventud.
  • 5. Secretar韆 General de Instituciones Penitenciarias:
    • - Registro anual de intervenciones en drogodependientes en centros penitenciarios.
• • Fuentes de car醕ter regional:
  • 1. Observatorio sobre abuso de drogas de Castilla y Le髇:
    • - Registro de drogodependientes en tratamiento (admisiones a tratamiento ambulatorio por consumo de sustancias psicoactivas, pacientes en tratamiento con sustitutivos opi醕eos y pacientes en tratamiento en comunidades terap閡ticas o centros residenciales de rehabilitaci髇 de alcoh髄icos).
    • - Sistema auton髆ico de informaci髇 sobre toxicoman韆s (urgencias hospitalarias directamente relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas y muertes por reacci髇 aguda tras el consumo de sustancias psicoactivas).
    • - Encuesta a drogodependientes en tratamiento.
    • - Memoria anual del Plan Regional sobre drogas.
  • 2. Direcci髇 General de Salud P鷅lica e Investigaci髇, Desarrollo e Innovaci髇:
    • - Registro regional de SIDA.
  • 3. Gerencia de Servicios Sociales:
    • - Registro de menores en protecci髇 y reforma.
    • - Sistema de atenci髇 a usuarios de servicios sociales (SAUSS). Ingreso m韓imo de reinserci髇 (IMI).
  • 4. Gerencia Regional de Salud:
    • - Registro del conjunto m韓imo b醩ico de datos para las altas hospitalarias. CMBD.
    • - Cartera de servicios de Atenci髇 Primaria.
    • - Emergencias Sanitarias de Castilla y Le髇.
  • 5. Direcci髇 General de Tr醘ico:
    • - Estad韘ticas de controles de alcoholemia.

A continuaci髇 se enumeran los indicadores que est� previsto utilizar para la evaluaci髇 del Plan, especificando el tipo de objetivos que van a evaluar. Los indicadores se han catalogado en funci髇 de si valoran objetivos de proceso o de resultado. Se clasifican como indicadores de proceso, si valoran acciones necesarias para conseguir los resultados previstos, y como indicadores de resultado, si miden los cambios que se quieren obtener, teniendo en cuenta que los resultados pueden ser a corto plazo (CP), intermedios (IM) y finales o de impacto. Esta clasificaci髇 tambi閚 permite valorar los indicadores en funci髇 de la importancia de los mismos.

La relaci髇 de indicadores no es r韌ida ni est� definitivamente cerrada. La experiencia en evaluaciones previas muestra que en ocasiones es necesario incorporar nuevos indicadores o introducir ligeras variaciones en los previstos para adaptarse a las exigencias y limitaciones que impone la realidad.

En la siguiente tabla se resumen los diferentes indicadores para cada objetivo, as� como el tipo de indicador de que se trata:

1. Evaluaci髇 del objetivo estrat間ico:

Mortalidad: Indicadores de resultados finales o de impacto.

• 1. Tasa de mortalidad atribuible al consumo de tabaco.
• 2. Tasa de mortalidad atribuible al consumo de bebidas alcoh髄icas.
• 3. Tasa de mortalidad por reacci髇 aguda a sustancias psicoactivas.
• 4. Proporci髇 de muertes por SIDA en usuarios de drogas por v韆 intravenosa.
• 5. Proporci髇 de conductores muertos por accidentes de tr醘ico en los que se detecta alcohol.
• 6. Proporci髇 de conductores muertos por accidentes de tr醘ico en los que se detectan otras drogas.

Morbilidad: Indicadores de resultados finales o de impacto.

• 1. Proporci髇 de altas hospitalarias ocasionadas por cirrosis y otras enfermedades de etiolog韆 alcoh髄ica.
• 2. Proporci髇 de altas hospitalarias ocasionadas por c醤cer de es骹ago, cavidad orofar韓gea, laringe y pulm髇, EPOC y otras patolog韆s ocasionadas por el tabaco.
• 3. Prevalencia de VIH en la poblaci髇 drogodependiente que inicia tratamiento por primera vez.
• 4. Incidencia estimada de Sida en la poblaci髇 drogodependiente.
• 5. Prevalencia de hepatitis A en la poblaci髇 drogodependiente que inicia tratamiento por primera vez.
• 6. Prevalencia de hepatitis B en la poblaci髇 drogodependiente que inicia tratamiento por primera vez.
• 7. Prevalencia de hepatitis C en la poblaci髇 drogodependiente que inicia tratamiento por primera vez.
• 8. Prevalencia de tuberculosis en la poblaci髇 drogodependiente.
• 9. Prevalencia de infecciones de transmisi髇 sexual (ITS) en la poblaci髇 drogodependiente.
• 10. Prevalencia de patolog韆 dual en la poblaci髇 drogodependiente.

Problemas sociales relacionados con el abuso de drogas: Indicadores de resultados intermedios.

• 1. Proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y de la poblaci髇 general que admite haber tenido ri馻s y/o peleas, en los 鷏timos 12 meses, relacionadas con el consumo de drogas (2 indicadores).
• 2. Proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y de la poblaci髇 general que admite haber sido detenida por las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, en los 鷏timos 12 meses, como consecuencia del consumo de drogas (2 indicadores).
• 3. Proporci髇 de la poblaci髇 de drogodependientes en tratamiento que tiene problemas pendientes con la Administraci髇 de Justicia.
• 4. Proporci髇 de desempleados en la poblaci髇 drogodependiente que se encuentra en tratamiento ambulatorio.
• 5. Proporci髇 de la poblaci髇 de drogodependientes en tratamiento ambulatorio que vive en alojamientos inestables o precarios.
• 6. Proporci髇 de la poblaci髇 de drogodependientes en tratamiento ambulatorio que son analfabetos.

2.- Evaluaci髇 de los objetivos generales:

Objetivo general 1.- Prevalencia de consumo de bebidas alcoh髄icas.

• 1. (IM) Prevalencia de personas con consumo diario de bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 escolar y en la poblaci髇 general (2 indicadores).
• 2. (IM) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes que reconoce haberse emborrachado al menos una vez en los 鷏timos 30 d韆s.
• 3. (IM) Proporci髇 de personas en la poblaci髇 general que reconocen haberse emborrachado al menos una vez en los 鷏timos seis meses.
• 4. (IM) Prevalencia en la poblaci髇 general de personas con consumo de riesgo de bebidas alcoh髄icas.
• 5. (IM) Prevalencia en la poblaci髇 general de personas con consumo problem醫ico de bebidas alcoh髄icas seg鷑 el test CAGE.
• 6. (CP) Tasa de incidencia por 100.000 habitantes de urgencias hospitalarias ocasionadas por el consumo de bebidas alcoh髄icas en el grupo de 14 a 30 a駉s de edad y en mayores de 30 a駉s (2 indicadores).
• 7. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y de la poblaci髇 general que considera que consumir 1 � 2 ca馻s/copas cada d韆 puede suponer bastantes o muchos problemas (2 indicadores).
• 8. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y de la poblaci髇 general que considera que consumir 5 � 6 ca馻s/copas cada fin de semana puede suponer bastantes o muchos problemas (2 indicadores).
• 9. (CP) Proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que considera que consumir 5 � 6 ca馻s/copas en 2 horas puede suponer bastantes o muchos problemas.
• 10. (IM) Edad de inicio en el consumo de bebidas alcoh髄icas en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s.
• 11. (CP) Proporci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que perciben que sus padres y madres les proh韇en tajantemente consumir bebidas alcoh髄icas.
• 12. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que considera f醕il o muy f醕il conseguir bebidas alcoh髄icas.
• 13. (IM) Proporci髇 de altas terap閡ticas en programas y servicios asistenciales espec韋icos (CAD, centros de d韆, CRA) (3 indicadores).

Objetivo general 1.- Prevalencia de consumo de tabaco.

• 1. (IM) Prevalencia de personas que fuman a diario en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y en la poblaci髇 general (2 indicadores).
• 2. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes y de la poblaci髇 general que se ha planteado seriamente en dejar de fumar.
• 3. (CP) Proporci髇 de personas de la poblaci髇 general que ha intentado dejar de fumar en los 鷏timos 6 meses y en el 鷏timo mes (2 indicadores).
• 4. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y de la poblaci髇 general que considera que fumar a diario puede suponer bastantes o muchos problemas (2 indicadores).
• 5. (IM) Edad de inicio en el consumo de tabaco en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s.
• 6. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que percibe que sus padres y madres les proh韇en tajantemente fumar tabaco.
• 7. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que rechaza fumar a diario.
• 8. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 general a la que le parece mal que otras personas fumen.
• 9. (IM) Proporci髇 de altas terap閡ticas en programas y servicios asistenciales espec韋icos (servicios de tratamiento del tabaquismo, unidades o consultas espec韋icas de tratamiento del tabaquismo) (2 indicadores).

Objetivo general 1.- Prevalencia de consumo de drogas ilegales.

• 1. (IM) Prevalencia de personas que han consumido en el 鷏timo a駉 cannabis, coca韓a, drogas de s韓tesis y otras drogas ilegales en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y en la poblaci髇 general (8 indicadores).
• 2. (CP) Tasa de incidencia por 100.000 habitantes en personas mayores de 15 a駉s de urgencias hospitalarias ocasionadas por el consumo de drogas ilegales.
• 3. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s y de la poblaci髇 general que considera que el consumo alguna vez en la vida de cannabis, coca韓a, drogas de s韓tesis y otras drogas ilegales puede suponer bastantes o muchos problemas (8 indicadores).
• 4. (IM) Edad de inicio en el consumo de cannabis, coca韓a y drogas de s韓tesis en la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s (3 indicadores).
• 5. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 general a la que le parece mal que otras personas consuman cannabis.
• 6. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que considera f醕il o muy f醕il conseguir drogas ilegales (4 indicadores).
• 7. (CP) Proporci髇 de altas terap閡ticas en programas y servicios asistenciales espec韋icos (CAD, centros de d韆, UDH y comunidad terap閡tica) (4 indicadores).

Objetivo general 2.- Reducci髇 de los da駉s y de los riesgos.

• 1. (CP) Proporci髇 de alcoholemias positivas en controles por accidentes de circulaci髇.
• 2. (CP) Proporci髇 de alcoholemias positivas en controles preventivos a conductores.
• 3. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 general a la que le parece mal que se fume en el trabajo.
• 4. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 general a la que le parece mal que se fume en lugares p鷅licos cerrados.
• 5. (CP) Proporci髇 de hogares en los que nadie fuma, en la poblaci髇 general y de estudiantes de 14 a 18 a駉s (2 indicadores).
• 6. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que ha observado fumar tabaco dentro del recinto del centro escolar.
• 7. (CP) Proporci髇 de la poblaci髇 general que ha observado fumar tabaco en lugares prohibidos.
• 8. (P) N鷐ero de mujeres embarazadas y en periodo de lactancia a las que se ha ofrecido consejo sanitario para no fumar y no consumir alcohol.
• 9. (P) N鷐ero de familias que han participado en programas de prevenci髇 selectiva.
• 10. (IM) Prevalencia de inyectores entre las personas drogodependientes en tratamiento.
• 11. (IM) Proporci髇 de personas drogodependientes que acuden por primera vez a tratamiento y que han utilizado la v韆 inyectada en los seis meses previos.
• 12. (CP) Prevalencia de reutilizaci髇 de jeringuillas y uso compartido de utensilios de inyecci髇 entre las personas drogodependientes que utilizan la v韆 intravenosa para consumir drogas.
• 13. (CP) Proporci髇 de personas drogodependientes infectados por el VIH y/o hepatitis B que utiliza preservativos en sus relaciones sexuales.
• 14. (IM) Prevalencia de policonsumo o consumo de dos o m醩 drogas (excluido el tabaco).
• 15. (IM) Prevalencia de la poblaci髇 de estudiantes de 14 a 18 a駉s que en los 鷏timos 30 d韆s han consumido 5 � m醩 ca馻s/copas de alcohol en un periodo de 2 horas.
• 16. (IM) Porcentaje de la poblaci髇 general de menos de 30 a駉s que ha tenido relaciones sexuales sin protecci髇 como consecuencia del consumo de drogas.

Objetivo general 3.- Participaci髇 social, coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional.

• 1. (P) Porcentaje de comisiones, grupos de trabajo y l韓eas estables de colaboraci髇 creadas sobre las previstas.
• 2. (CP) N鷐ero de acuerdos y documentos t閏nicos aprobados como consecuencia de la coordinaci髇 y cooperaci髇 institucional.
• 3. (P) N鷐ero de entidades privadas que colaboran de forma estable en el desarrollo del Plan Regional sobre Drogas de Castilla y Le髇.
• 4. (P) N鷐ero medio anual de reuniones realizadas por los 髍ganos de coordinaci髇 y participaci髇 social.

Objetivo general 4.- Formaci髇, investigaci髇 y evaluaci髇.

• 1. (CP) N鷐ero anual de estudios e investigaciones realizadas en el marco del Plan Regional sobre Drogas.
• 2. (P) Utilizaci髇 de plataformas basadas en las nuevas tecnolog韆s para el intercambio de informaci髇.
• 3. (CP) Proporci髇 de programas con evaluaci髇 del proceso antes de su generalizaci髇.
• 4. (CP) Proporci髇 de informes peri骴icos realizados y difundidos en el siguiente a駉.
• 5. (P) N鷐ero anual de publicaciones editadas, comunicaciones a congresos o art韈ulos publicados por el Plan Regional y los Planes Locales sobre drogas.
• 6. (P) Proporci髇 de cursos de formaci髇 realizados sobre el n鷐ero total de cursos planificados.
• 7. (CP) Proporci髇 de profesionales de los Planes Locales sobre drogas y de la red de asistencia al drogodependiente que participan en actividades de formaci髇.
• 8. (CP) Puntuaci髇 media en las encuestas de satisfacci髇 y adecuaci髇 de las actividades de formaci髇 a las necesidades de los participantes.

CAP蚑ULO VIII

Financiaci髇

Para el desarrollo del Plan Regional sobre Drogas, los Departamentos, Centros Directivos y organismos aut髇omos dependientes de las Administraciones P鷅licas, con competencias en materia de drogodependencias, contar醤 con recursos humanos, materiales y financieros adecuados.

La financiaci髇 de las actuaciones en el periodo 2009-2013 se ajustar� a los objetivos, criterios, l韓eas estrat間icas y actuaciones clave previstas en el Plan, as� como a la demostraci髇, mediante la evaluaci髇, de la calidad de las intervenciones y de su eficacia para alcanzar los objetivos establecidos. Por otra parte, y para una mejor y m醩 transparente gesti髇 de los fondos disponibles, se hace necesaria la singularizaci髇 de los diferentes cr閐itos que las Administraciones P鷅licas de Castilla y Le髇 destinen espec韋icamente a la intervenci髇 en drogodependencias.

La Consejer韆 de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y Le髇 destinar� como m韓imo 53 millones de euros en el periodo comprendido entre los a駉s 2009 y 2013 para contribuir de forma espec韋ica al desarrollo del VI Plan Regional sobre Drogas, consign醤dose anualmente, seg鷑 las previsiones del Plan y las necesidades detectadas, en el subprograma 413A01 - Intervenci髇 en drogodependencias de los Presupuestos de la Comunidad de Castilla y Le髇.

El objetivo de dichos cr閐itos ser� garantizar el mantenimiento de los programas y servicios espec韋icos que se vienen desarrollando y que han demostrado su eficacia y viabilidad, as� como el adecuado sostenimiento de los nuevos programas y servicios que est� previsto crear o implantar en aplicaci髇 del Plan.