La AP de Baleares ha condenado a dos funcionarios de Instituciones Penitenciarias a un total de 28 años y cuatro meses de cárcel por urdir actividades ilegales en el centro penitenciario de Palma entre 2002 y 2008.
En concreto, el tribunal impone 16 años de prisión a Antonio C.O. por delitos de atentado, continuado de cohecho, abuso de funciones y revelación de secretos, pues, valiéndose de su condición en la cárcel, se erigió en el líder de un grupo de funcionarios del centro quienes, "guiados por el ánimo de lucro de enriquecerse ilícitamente" y ejercer un "poder de control y dominio sobre los internos y el resto de funcionarios", comenzó a desplegar las anteriores actividades irregulares.
Asimismo, la Sala condena a 12 años y cuatro meses de privación de libertad a Mario F.L. por un ilícito continuado de cohecho, abuso de funciones y amenazas, pues, en competencia con el anterior acusado, desplegó unas actuaciones similares para rivalizar con el grupo organizado por aquel.
Alcohol y drogas para los internos a cambio de dinero
La sentencia detalla como, en multitud de ocasiones y de forma continuada, Antonio C.O. hacía llegar a los reclusos alcohol, cocaína y heroína a sabiendas de que se trataba de género prohibido, todo ello a cambio de dinero que pedía y que le entregaban en la calle familiares o amigos de los internos. A una de las reclusas, en tercer grado, le propuso además ir a su domicilio valiéndose de su cargo en prisión para mantener relaciones sexuales y ofrecerle cocaína, asegurándole que podría cambiar su analítica al volver a prisión.
De forma paralela, la sentencia señala que también Antonio P.M., bien por dinero o bien para granjearse favores sexuales, hizo llegar a los internos alcohol y sustancias estupefacientes, siendo dos de ellos los destinatarios más frecuentes, consciente de que estaba prohibido.
Es más, la resolución apunta cómo este acusado, al sentir "una gran fijación sentimental" hacia uno de los internos, con la finalidad de que la novia de éste rompiera con él, le envió seis cartas, con un remitente simulado, que contenía expresiones como "afilando el cuchillo de trinchar pavos estoy, tardo tanto en escribir como en comer, vas a acabar como los judíos en Alemania, con el pelo rapado al cero". A otro recluso le propuso, aprovechando su posición, mantener relaciones sexuales aunque fue rechazado.
Reproche del Tribunal
"La corrupción es despreciable desde todos los puntos de vista, pero si hay algo que repugna es que la cometa un miembro de un cuerpo de una Administración pública", en este caso de Instituciones Penitenciarias, que "tiene como fin primordial la reeducación y la reinserción de los sentenciados a penas", tiene a su cargo "una labor asistencial y de ayuda a los internos y por eso mismo tiene la obligación legal -y moral- de ser honrado y honesto", subraya la sentencia en sus fundamentos jurídicos.
Unos hechos por los que la magistrada ponente del tribunal, Francisca Ramis, hace "expresa repudia" ante la conducta de los acusados, quienes "haciendo una clara. patente y grosera dejación de sus obligaciones como funcionarios, se lucraron y se beneficiaron a costa de los internos y reclusos que estaban bajo su cuidado o custodia, abusaron de su dominio y se aprovecharon de ellos en beneficio propio, fuera puramente crematístico (dinero) o de otros (sexual)".
"Sin duda causaron un grave perjuicio no sólo a los internos que, en atención a su adicción, debilidad emocional y falta de libertad, y sobre todo miedo y temor, accedieron a sus pretensiones", incide la Sala, aseverando que esa "perversidad e inocuidad" a través de esa "trama corrupta" debe tener "su reflejo penológico puesto que sin duda repercutió y traicionó el crédito de Instituciones Penitenciarias". (EUROPA PRESS)