Los europeos que heredan propiedades en un país de la UE que no es el suyo suelen terminar asfixiados por la burocracia. El derecho sucesorio difiere de un país a otro y muchas veces no queda claro cuál se debe aplicar.
Intentar avanzar por este laberinto puede llevar mucho tiempo y salir caro. Algunos herederos acaban hartos y llegan a abandonar sus propiedades en otro país.
Ahora la Comisión propone simplificar los derechos de herencia transfronterizos. Según el proyecto, las personas que vivan en un país que no es el suyo podrán optar por hacer ejecutar sus testamentos de acuerdo con la legislación de éste.
De no ser así, se aplicará la legislación del país en que residía el fallecido a todas sus propiedades, incluso a las que pudiera tener en cualquier otro país de la UE.
El objetivo es acabar con las contradicciones entre sentencias de tribunales de varios países de la UE referentes a una misma propiedad. Una sola autoridad, en el país de la residencia o en el país de origen, será la que se ocupe de la totalidad de la herencia.
La Comisión propone asimismo establecer un certificado que permita a herederos y albaceas demostrar fácilmente su situación en otro país. Actualmente, los países de la UE no siempre reconocen los documentos sucesorios de otro país.
Cada año, en la UE, unas 450.000 herencias incluyen algún elemento internacional. El valor total de ese patrimonio se calcula en 120.000 millones de euros.
El Comisario de Justicia, Jacques Barrot, afirma que la normativa propuesta ofrece mayor seguridad y flexibilidad jurídicas:
"Es imprescindible que los ciudadanos y los profesionales del Derecho comprendan y, hasta cierto punto, puedan elegir las normas que se aplicarán a la totalidad de los bienes constitutivos de una sucesión, independientemente de dónde estén situados".
La medida no afectará a los impuestos de sucesión, que seguirán rigiéndose por el derecho nacional, lo mismo que las cuestiones referentes al reparto de las herencias.