A partir del 1 de enero de 2011 los estonios empezarán a utilizar el euro. Gracias a una información generalizada y a una buena planificación el cambio de la corona estonia al euro será más fluido.

Con las últimas campañas publicitarias se ha pretendido evitar la confusión sobre los tipos de conversión para que los compradores sepan cuánto están gastando y no sean víctimas de vendedores poco honrados.

En noviembre, los ciudadanos recibieron folletos con información útil y dos prácticas tarjetas de plástico: en cada una de ellas se observa, por una cara, un esquema de la conversión corona-euro, y por la otra, una descripción de los detalles que impiden la falsificación de los billetes.

Desde el 1 de diciembre, los ciudadanos pueden obtener en los bancos juegos de monedas para empezar a familiarizarse con la nueva divisa.

Además, en el mes de agosto se invitó a comerciantes, instituciones financieras y gobiernos locales a firmar un acuerdo en el que se comprometían a no subir sus precios después del cambio al euro sin una buena razón.

Durante las dos primeras semanas, las coronas estonias y los euros estarán en circulación simultáneamente y, una vez transcurrido ese plazo, el euro será la única moneda de curso legal. Para facilitar la transición, el 1 de julio de 2010 los comerciantes empezaron a indicar los precios en ambas divisas y seguirán haciéndolo hasta el 20 de junio de 2011.

Un comité gubernamental de protección de los consumidores controlará las empresas y los precios, y divulgará cualquier información sobre infracciones graves de las normas.

Estonia se incorporó a la UE en 2004 y su entusiasmo en emprender reformas económicas le ha valido el sobrenombre de «el tigre báltico». Su economía es sumamente flexible y, aunque no es inmune a la crisis, ha demostrado su habilidad de actuación y ajuste con un tipo de cambio fijo durante casi dos décadas.

Pero la adopción del euro no es el final del camino. Como miembro número 17 de la eurozona, Estonia deberá aplicar políticas sobre deuda y déficit presupuestario que apoyen el crecimiento económico, la creación de empleo y una tasa de inflación estable.

Otras recientes adhesiones a la zona euro son Eslovenia, que adoptó el euro en 2007, Chipre y Malta en 2008, y Eslovaquia en 2009.