El documento sobre política de juventud, presentado en Bruselas por la Comisión Europea, recoge la intención de rebajar la elevada tasa de desempleo que afecta a las personas de entre 15 y 24 años, situada en torno al 18 por ciento.
Con esa finalidad, se considera prioritario que los países redoblen sus esfuerzos para combatir el abandono escolar temprano, problema que afecta a cerca de uno de cada seis jóvenes en la Unión y que multiplica las dificultades de acceder al mercado laboral.
En términos globales, los jóvenes entre 15 y 29 años representaban en 2006 casi el 40% del total de desempleados de la Unión Europea de 27 miembros. La población entre 25 y 29 años sufre menos la incidencia del paro y la media europea de situa en el 10, 1%. Además, los jóvenes son la población activa más afectada por el trabajo temporal y la precariedad. En el caso de España casi el 65% de los jóvenes entre los 15 y los 24 años tienen este tipo de relación contractual.
La Comisión alerta también de que uno de cada seis jóvenes europeos sigue abandonando los estudios prematuramente y destaca la necesidad de invertir más, tanto a nivel europeo como nacional, y en una fase más temprana en la educación y la sanidad de los jóvenes y mejorar el periodo de transición de la fase de estudio a la vida laboral.
Para el comisario responsable de Educación, Ján Figel, si se tiene en cuenta el envejecimiento acelerado de la población europea y la disminución del número de trabajadores jóvenes, la UE tendrá que redoblar esfuerzos para crear mejores condiciones para que los jóvenes puedan desarrollar sus capacidades y participar más activamente en la sociedad.
Por su parte, Vladimir Spidla, comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades, reclamó eliminar los obstáculos "estructurales" que impiden a los jóvenes acceder al mercado laboral, reforzar la formación continua y mejorar los sistemas de formación profesional en los Estados del sur y en los nuevos Estados miembros.
Otra dificultad que quiere afrontar la Comisión es el largo periodo que los jóvenes en paro tardan en encontrar trabajo, que en la mayoría de casos supera los seis meses.