Instrumento de Ratificación de la Convención sobre municiones en racimo, hecho en Dublín el 30 de mayo de 2008.

Ficha:
  • Órgano JEFATURA DEL ESTADO
  • Publicado en BOE núm. 68 de
  • Vigencia desde 01 de Agosto de 2010
Versiones/revisiones:
(1)

Declaraciones:

BÉLGICA:

Declaración efectuada en el momento de la firma:

La firma es igualmente vinculante para la región de Valonia, la región de Flandes y la región de la capital Bruselas.

SANTA SEDE:

En el momento de la ratificación Declaración:

«Al ratificar la Convención sobre municiones en racimo, la Santa Sede desea animar a toda la comunidad internacional para que actúe con resolución a favor de un auténtico desarme y de las negociaciones sobre el control de armamento, así como del fortalecimiento del derecho humanitario internacional, reafirmando el valor preeminente e inherente de la dignidad humana, la centralidad del ser humano, y las «consideraciones elementales de humanidad», todos los cuales son elementos que constituyen la base del derecho humanitario internacional.

La Santa Sede considera que la Convención sobre municiones en racimo es un importante paso en la protección de los civiles, durante los conflictos y después de los mismos, de los efectos indiscriminados de este tipo inhumano de armas. La nueva Convención es un logro notable para el multilateralismo en el desarme, que se fundamenta en la cooperación constructiva entre actores gubernamentales y no gubernamentales y en el vínculo entre derecho humanitario y derechos humanos.

La Santa Sede desea subrayar los puntos siguientes:

La Santa Sede reconoce el principio de solidaridad entre Estados, los organismos de las Naciones Unidas, las organizaciones internacionales, el Comité internacional de la Cruz Roja y la sociedad civil, quienes, mediante la acción colectiva, han sostenido el proceso que ha conducido a la adopción de la Convención. La Santa Sede considera la aplicación de la Convención un reto jurídico y humanitario para el futuro próximo. Una aplicación eficaz se deberá basar en la cooperación constructiva de todos los actores gubernamentales y no gubernamentales y deberá reforzar el vínculo entre desarme y desarrollo. Ello se podrá conseguir mediante la orientación de los recursos humanos y materiales hacia el desarrollo, la justicia y la paz, que son los medios más eficaces para fomentar la seguridad internacional y un orden internacional pacífico.

De conformidad con su propia naturaleza, con su misión particular y con la condición específica del Estado de la Ciudad del Vaticano, y conforme a su práctica internacional, la Santa Sede, mediante el acto solemne de la ratificación, expresa su compromiso de trabajar con el objetivo de un orden internacional pacífico en el que la dignidad humana y los derechos fundamentales se respeten en su integridad.»

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