Ley 10/2008, de 10 de julio, del libro cuarto del C骴igo civil de Catalu馻, relativo a las sucesiones

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Sumario

El Presidente de la Generalidad de Catalu馻

Sea notorio a todos los ciudadanos que el Parlamento de Catalu馻 ha aprobado y yo, en nombre del Rey y de acuerdo con lo que establece el art韈ulo 65 del Estatuto de autonom韆 de Catalu馻, promulgo la siguiente

LEY

Pre醡bulo

I Principios y sistem醫ica

La presente ley, siguiendo el plan de codificaci髇 del derecho civil catal醤 trazado por la Ley 29/2002, de 30 de diciembre, primera ley del C骴igo civil de Catalu馻, aprueba el libro cuarto del C骴igo civil, dedicado al derecho de sucesiones. Pese a lo establecido por el art韈ulo 6 de dicha ley, no lo hace por medio de modificaciones de adici髇, supresi髇 o nueva redacci髇 de las normas vigentes, sino de un texto alternativo 韓tegro, que evita las dificultades inherentes a una refundici髇 posterior.

Como es sabido, el derecho catal醤 hab韆 sido ya codificado en este 醡bito, con vocaci髇 de completud, por la Ley 40/1991, de 30 de diciembre, del C骴igo de sucesiones por causa de muerte en el derecho civil de Catalu馻. La ley que ahora se aprueba sigue la huella de este c骴igo precedente y conserva sus fundamentos, su dise駉 institucional b醩ico e, incluso, la redacci髇 de numerosos art韈ulos. Sin embargo, se ha aprovechado la oportunidad que ofrec韆 la incorporaci髇 de su contenido al libro cuarto del C骴igo civil para actualizar un n鷐ero significativo de instituciones y preceptos y, en algunas materias, para realizar reformas de una cierta profundidad. Es preciso no olvidar, en este sentido, que, a pesar de que el C骴igo de sucesiones era un texto relativamente reciente, con diecis閕s a駉s de vigencia, una parte sustancial de su articulado proced韆 de la Compilaci髇 de 1960 o del Proyecto de compilaci髇 de 1955, cuerpos legales anquilosados por las circunstancias del momento hist髍ico en que se redactaron.

Los trabajos de actualizaci髇 abordados por la presente ley han partido del reconocimiento de la alta calidad t閏nica del C骴igo de sucesiones y de su utilidad contrastada en la pr醕tica. Su revisi髇, por lo tanto, responde solo al designio de adecuar su contenido a las transformaciones de la econom韆, la sociedad y las familias en los 鷏timos decenios y de aprovechar la experiencia profesional y jurisdiccional acumulada para enmendar o suprimir reglas dudosas, suplir alguna carencia y facilitar su aplicaci髇 extrajudicial. Dado todo esto, el libro cuarto presenta a la vez novedades de naturaleza t閏nica y otras que reflejan decisiones de pol韙ica jur韉ica con una clara repercusi髇 social. Estas 鷏timas se hallan, sobre todo, en la remodelaci髇 integral del sistema de pactos sucesorios, la reconsideraci髇 de los derechos sucesorios en la sucesi髇 intestada entre c髇yuges o convivientes, la modificaci髇 de las reglas de c醠culo de la leg韙ima, la regulaci髇 de nueva planta de la cuarta viudal y la supresi髇 de las reservas.

El libro cuarto respeta la estructura del C骴igo de sucesiones con dos cambios de orden sistem醫ico. El t韙ulo I del C骴igo de sucesiones, de disposiciones generales, se desdobla en dos t韙ulos y el segundo pasa a ser el t韙ulo VI del nuevo libro cuarto, relativo a la adquisici髇 de la herencia, que incluye las reglas sobre aceptaci髇 y repudiaci髇, derecho de acrecer, comunidad hereditaria, partici髇, colaci髇 y protecci髇 del derecho hereditario. Esta reordenaci髇 sistem醫ica, que tiene un precedente en el Proyecto de compilaci髇 de 1955, se ajusta al orden temporal de las fases en que se desarrolla el fen髆eno sucesorio. En segundo lugar, el t韙ulo III del C骴igo de sucesiones, sobre los testamentos, pasa a ser el t韙ulo II del libro cuarto, con la voluntad de reflejar la centralidad de la sucesi髇 testamentaria, mientras que el t韙ulo II del C骴igo de sucesiones, sobre los heredamientos, pasa a constituir el nuevo t韙ulo III, que incluye los pactos sucesorios y las donaciones por causa de muerte. A pesar de la preferencia de la sucesi髇 contractual como fundamento de la vocaci髇 sucesoria, ha prevalecido en este punto, como raz髇 para anteponer la sucesi髇 testamentaria, su muy superior frecuencia estad韘tica. Aparte de los t韙ulos mencionados, el t韙ulo IV del nuevo libro se dedica a la sucesi髇 intestada, y el t韙ulo V comprende las dem醩 atribuciones sucesorias determinadas por la ley, o sea, la leg韙ima y la cuarta viudal.

En el plano sustantivo, el libro cuarto mantiene los principios sucesorios del derecho catal醤 tal y como estaban plasmados en el C骴igo de sucesiones: los principios de necesidad de heredero, de universalidad del t韙ulo de heredero, de incompatibilidad de t韙ulos sucesorios, de prevalencia del t韙ulo voluntario y de perdurabilidad del t韙ulo sucesorio. Estos principios, que distinguen el derecho catal醤 de sucesiones de otros muchos ordenamientos, han funcionado razonablemente bien en la praxis sucesoria y no se ha considerado oportuna su alteraci髇. Por otra parte, como es sabido, el mismo sistema establece, cuando existen razones que lo justifican, las excepciones o modulaciones pertinentes.

Desde una perspectiva formal, es preciso destacar la reducci髇 de disposiciones que pod韆n considerarse superfluas, demasiado detallistas e incluso reiterativas, sobre todo con relaci髇 a los fideicomisos. As�, se ha pasado de los 396 art韈ulos del C骴igo de sucesiones a los 377 del libro cuarto. Tambi閚 se ha adaptado la presentaci髇 de los preceptos a las exigencias de la t閏nica legislativa actual, mediante la divisi髇 de los art韈ulos en apartados y la introducci髇 de r鷅ricas, inexistentes en el C骴igo de sucesiones. En cuanto a la redacci髇 de los textos, finalmente, se han eliminado arca韘mos, se ha procurado una redacci髇 m醩 directa y se ha puesto cuidado en armonizar la terminolog韆 t閏nica con la utilizada en los libros primero, tercero y quinto del C骴igo civil y en los dem醩 proyectos de ley en curso.

II Disposiciones generales

El t韙ulo I del libro cuarto, que contiene las disposiciones generales de la sucesi髇 por causa de muerte, mantiene sustancialmente el derecho vigente con alguna modificaci髇 t閏nica y sistem醫ica. Las variantes sistem醫icas m醩 remarcables son el desplazamiento del p醨rafo segundo del art韈ulo 1 del C骴igo de sucesiones, que pasa a ser el nuevo art韈ulo 463-1, situado en el cap韙ulo dedicado a la comunidad hereditaria; el desplazamiento de la regla contenida en la segunda frase del p醨rafo segundo del art韈ulo 4, que pasa al art韈ulo 425-4.1, relativo a la sustituci髇 vulgar, con una formulaci髇 diferente; la introducci髇 del art韈ulo 411-8, sobre reservas y reversiones legales, que constata su supresi髇 en el derecho catal醤; la inclusi髇 en el cap韙ulo sobre capacidad sucesoria, como supuestos de inhabilidad, de las prohibiciones de disponer que establec韆 el art韈ulo 147 del C骴igo de sucesiones, y la reordenaci髇 del r間imen de la indignidad sucesoria, que se trata conjuntamente con el de la inhabilidad para suceder.

Entre las novedades sustantivas, es remarcable la regulaci髇, en el supuesto de herencia yacente, de las consecuencias que produce la aceptaci髇 de alguno de los coherederos, si existen otros que no se han pronunciado aun. En este caso, se entiende que la situaci髇 de yacencia se extingue y el libro cuarto opta por atribuir la administraci髇 ordinaria de la herencia a quienes aceptan, a la espera de que el resto tambi閚 lo haga o se frustren los llamamientos. En materia de capacidad sucesoria, es preciso destacar la norma que redefine y ampl韆 las causas de indignidad, en particular extendi閚dola a quienes cometen delitos de lesiones graves, contra la libertad, de torturas, contra la integridad moral 玦ncluidos los delitos de violencia familiar y de g閚ero� o contra la libertad y la indemnidad sexuales, siempre y cuando sean v韈timas de los mismos el causante u otras personas de su n鷆leo familiar. Tambi閚 se ampl韆 el supuesto de indignidad por causa de impago de prestaciones econ髆icas impuestas en procesos matrimoniales, que en el libro cuarto comprende los casos de comisi髇 de delitos contra los derechos y deberes familiares, incluyendo, por lo tanto, casos de incumplimiento de deberes de custodia, sustracci髇 de menores u otras formas de abandono de familia diferentes del impago de pensiones al c髇yuge, el exc髇yuge o los hijos. Finalmente, es digno de menci髇, con relaci髇 a la inhabilidad sucesoria, la adici髇 de un apartado al precepto que regula sus causas, mediante el cual se limita la posibilidad de que las personas que prestan servicios asistenciales, residenciales o an醠ogos al causante, en virtud de una relaci髇 contractual, sean favorecidas en su sucesi髇. El libro cuarto no ha optado por inhabilitar a estas personas, entendiendo que una regla tan dr醩tica podr韆 dar lugar a situaciones injustas, pero, a fin de reducir el riesgo de captaci髇 de la voluntad, ha parecido oportuno exigir, en estos casos, que la disposici髇 se realice en testamento notarial abierto.

III La sucesi髇 testada

a) Formas testamentarias

El t韙ulo II del libro cuarto tiene por objeto la sucesi髇 testada y se inicia con un cap韙ulo sobre los testamentos, codicilos y memorias testamentarias, en el que se regulan los tipos de testamentos y dem醩 actos que pueden contener disposiciones de 鷏tima voluntad, los requisitos de capacidad para atorgarlos, su contenido, sus formalidades y las reglas generales a las que se sujeta la interpretaci髇 de las disposiciones que contienen.

Respecto a las formas testamentarias, la novedad m醩 relevante, aunque con una trascendencia pr醕tica muy limitada, es la decisi髇 de suprimir el testamento ordinario ante p醨roco. De esta forma, los tipos de testamentos que pueden otorgarse en aplicaci髇 del derecho catal醤 se reducen a dos: el notarial, en las modalidades de testamento abierto y testamento cerrado, y el hol骻rafo. Se mantiene vigente, por tanto, la prohibici髇 de los testamentos otorgados exclusivamente ante testigos, sin perjuicio de los casos en que se les pueda reconocer validez de acuerdo con las normas del derecho internacional privado.

El otorgamiento de testamentos y codicilos sigue sujeto a los requisitos de capacidad, contenido y forma vigentes. El libro cuarto precisa los supuestos en que intervienen facultativos en el acto de otorgamiento del testamento a fin de certificar que el testador tiene suficiente capacidad y lucidez para hacerlo, distinguiendo entre si el testador est� incapacitado judicialmente o no lo est�. En el primer caso, la presencia de los facultativos, que deben ser aceptados por el notario, es inexcusable; en el segundo, los facultativos intervienen si el notario, que debe apreciar la capacidad del testador, lo considera pertinente.

En cuanto al contenido de los actos sucesorios, se flexibiliza, ampli醤dolo, el objeto de las memorias testamentarias, que pueden contener disposiciones que no excedan del 10% del activo hereditario, en vez del 5% que establec韆 el art韈ulo 123 del C骴igo de sucesiones. Finalmente, el libro cuarto tambi閚 recoge la facultad de designar y modificar, en testamento o en codicilo, los beneficiarios de seguros de vida o de otros instrumentos de ahorro o previsi髇, tal y como a menudo se hace en la pr醕tica. Naturalmente, esta facultad tambi閚 puede ejercerse por otros medios establecidos por la ley o por el contrato, y, dado que la designaci髇 testamentaria de beneficiario no es un acto de disposici髇 por causa de muerte, no es preciso revocarla en un testamento ulterior, sino que puede hacerse tambi閚 por cualquier otro medio admitido en derecho.

b) Nulidad e ineficacia de los testamentos y de las disposiciones testamentarias

Las normas sobre ineficacia de los testamentos y de las disposiciones testamentarias, contenidas en el cap韙ulo II del t韙ulo II, son objeto de una nueva sistematizaci髇 y reformulaci髇, m醩 de acuerdo con los principios de la dogm醫ica jur韉ica moderna. El cap韙ulo comienza con un precepto en el que se expone el conjunto de las causas de nulidad de los testamentos. Este precepto atribuye rango legal a la doctrina jurisprudencial, particularmente relevante en los testamentos hol骻rafos, que evita su nulidad cuando falta la expresi髇 de la fecha y del lugar, siempre y cuando estos datos puedan acreditarse de alguna otra forma. Se fija un plazo general de caducidad de cuatro a駉s para las acciones de nulidad, que se unifica con los plazos de otras acciones de impugnaci髇 tambi閚 sujetas a caducidad, como la de preterici髇 err髇ea. Se establece, en sustituci髇 de los p醨rafos segundo y tercero del art韈ulo 128 del C骴igo de sucesiones, una regla que impide el ejercicio de la acci髇 de nulidad a las personas que, conociendo la posible causa de nulidad, admiten la validez de la disposici髇 testamentaria, la ejecutan voluntariamente o renuncian al ejercicio de la acci髇.

Se pone un cuidado especial en esclarecer el derecho vigente en materia de revocaci髇 y compatibilidad entre testamentos, as� como en todo lo relativo a las consecuencias de la ineficacia de los testamentos. En este sentido, se precisan las consecuencias generales de la nulidad y caducidad de un testamento respecto al testamento anterior y las consecuencias de la nulidad parcial. En materia de revocaci髇, se prev� la posibilidad de otorgar un testamento meramente revocatorio, en cuyo caso la sucesi髇 se defiere aplicando el orden de sucesi髇 establecido para la sucesi髇 intestada.

El cap韙ulo se cierra con la actualizaci髇 del art韈ulo 132 del C骴igo de sucesiones, que presum韆 revocadas las disposiciones ordenadas a favor del c髇yuge en algunos casos de crisis matrimonial. El nuevo precepto elude formular la norma como una presunci髇 de revocaci髇 y la configura como un supuesto de ineficacia sobrevenida, si bien salva las disposiciones hechas a favor del c髇yuge o el conviviente cuando del contexto del negocio sucesorio resulta que el testador la habr韆 ordenado igualmente en caso de crisis familiar ulterior. Por otra parte, la superaci髇 del sistema causalista en la regulaci髇 del acceso a la separaci髇 matrimonial y al divorcio justifica que el precepto haya optado por una definici髇 objetiva de los presupuestos de aplicaci髇 de la norma: basta con la ruptura efectiva de la convivencia, incluso por separaci髇 de hecho, o la interposici髇 de una demanda en proceso matrimonial, siempre y cuando posteriormente no haya habido reanudaci髇 de la convivencia o reconciliaci髇, para hacer valer la ineficacia de las disposiciones otorgadas a favor del c髇yuge o el conviviente. El mismo sistema se ha seguido en otros tipos de atribuciones sucesorias: en concreto, en materia de pactos sucesorios, en la sucesi髇 intestada y en la cuarta viudal.

c) Instituci髇 de heredero y disposiciones fiduciarias

Se mantiene el principio tradicional de necesidad de instituci髇 de heredero en los testamentos, con las excepciones, bastante conocidas, del testamento con nombramiento de albacea universal y del otorgado en aplicaci髇 del derecho de Tortosa, en el que es posible repartir toda la herencia en legados. Siguiendo el derecho vigente, se mantienen las reglas interpretativas e integradoras de la voluntad del testador en diversos supuestos de instituci髇 de heredero que lo requieren por su complejidad, incertidumbre o designaci髇 gen閞ica de los favorecidos.

La condici髇, el plazo y el modo, que el C骴igo de sucesiones regulaba en un mismo cap韙ulo referido a las modalidades en la designaci髇 de los sucesores, tienen un nuevo tratamiento sistem醫ico. Por una parte, el r間imen jur韉ico de la condici髇 tiene una secci髇 propia dentro del cap韙ulo de la instituci髇 de heredero, a cuyas normas remite posteriormente el cap韙ulo de los legados, en todo lo que es de aplicaci髇 tambi閚 a los legados condicionales. Por otra parte, el r間imen jur韉ico de las disposiciones hechas a plazo se desarrolla con relaci髇 a los legados, dada la prohibici髇 de aponer plazos a la instituci髇 de heredero. Finalmente, el modo sucesorio se configura como una disposici髇 sucesoria m醩 y, por ello, se desplaza a un cap韙ulo espec韋ico a continuaci髇 de los legados.

En materia de condici髇, el libro cuarto delimita de forma m醩 completa las facultades del heredero condicional, de quien el C骴igo de sucesiones se limitaba a decir que pod韆 solicitar la posesi髇 provisional de la herencia. El libro cuarto expl韈ita c髆o se ejercen las facultades de administraci髇 de la herencia mientras la condici髇 est� pendiente de cumplimiento y permite a los coherederos que ya hayan aceptado la herencia practicar su partici髇, dejando en administraci髇 los bienes asignados a la cuota del heredero condicional. Finalmente, con relaci髇 a la tipolog韆 legal de las condiciones, es destacable la norma, de nueva redacci髇, que declara ineficaz la condici髇 de no impugnar el testamento o de no promover litigios sucesorios, condici髇 que aparece con una cierta frecuencia en los actos de 鷏tima voluntad, pero que erosiona la seguridad jur韉ica y coarta inadmisiblemente el acceso a la tutela judicial.

En cuanto a las disposiciones fiduciarias, se mantiene el r間imen vigente de la instituci髇 de heredero por fiduciario y de los herederos y legatarios de confianza, con cambios leves dirigidos a simplificar la redacci髇 de los preceptos y a armonizarlos con el resto del libro cuarto. En este sentido, por ejemplo, se extiende el ejercicio de la facultad de elegir heredero o de distribuir la herencia a la persona que conviv韆 con el causante en uni髇 estable de pareja, siguiendo la t髇ica de equiparaci髇 entre el c髇yuge y el conviviente que se hace en todo el derecho de sucesiones. Tambi閚 se explica por esta voluntad de armonizar textos la reducci髇 del plazo otorgado al heredero de confianza para practicar inventario, que pasa de un a駉 a seis meses, contados desde el conocimiento de la delaci髇, tal y como se pide tambi閚 al heredero que quiere disfrutar del beneficio de inventario y al que quiere detraer las cuartas por raz髇 de fideicomiso o de exceso de legados.

d) Sustituciones hereditarias

Las sustituciones vulgar, pupilar y ejemplar mantienen la regulaci髇 tradicional, con pocos cambios significativos aparte de enmiendas de estilo. Con relaci髇 a la sustituci髇 vulgar, se aclara la cuesti髇, que pod韆 considerarse dudosa teniendo en cuenta lo que establec韆 el art韈ulo 4 del C骴igo de sucesiones, relativa al momento en que se produce la delaci髇 a favor del sustituto vulgar si se frustra el llamamiento preferente. La 鷑ica novedad en las sustituciones pupilares y ejemplares 玜l margen del desplazamiento sistem醫ico de la norma sobre el derecho a leg韙ima en la herencia del sustituido, que, a pesar de que puede aplicarse a ambas sustituciones, en el libro cuarto se coloca en la secci髇 relativa a la pupilar� es la modificaci髇 de las reglas de designaci髇 de sustitutos en la sustituci髇 ejemplar. Siguiendo un criterio adecuado a la realidad social contempor醤ea, se fija un orden de posibles sustitutos, pero se introducen cambios en cuanto a las personas que pueden efectivamente serlo: en primer lugar, se incluyen no solo los descendientes del incapaz, sino tambi閚 su c髇yuge o conviviente en uni髇 estable, y, en segundo lugar, antes de que entre cualquier extra駉, se incluyen todos los parientes consangu韓eos del incapaz dentro del cuarto grado y no, como hasta ahora, los descendientes del testador, que podr韆 ser que no fuesen parientes del sustituido. Adem醩, se permite que el causante ordene la sustituci髇, prescindiendo de las prelaciones mencionadas, a favor de las personas que hayan ejercido la tutela del incapaz o que hayan asumido y cumplido deberes de atenci髇 personal hacia este.

e) Fideicomisos

En materia de fideicomisos, se ha abordado una revisi髇 a fondo de la normativa con el fin de simplificarla y adaptarla a la realidad social. El n鷐ero de art韈ulos dedicados a los fideicomisos, que eran casi una quinta parte de las disposiciones del C骴igo de sucesiones, se ha reducido significativamente. Los art韈ulos derogados, en la medida en que no se opongan al nuevo derecho, se incorporan a la tradici髇 jur韉ica catalana. Debe hacerse menci髇 de la reformulaci髇 de la norma que establece los l韒ites de los fideicomisos. Esta norma parte de la base que no es deseable, dadas las exigencias de una econom韆 de mercado moderna y la funci髇 social de los recursos econ髆icos, que los bienes sean amortizados por m醩 de una generaci髇. Por ello, el libro cuarto ha puesto mucho cuidado en buscar un equilibrio entre la voluntad del testador y las exigencias pr醕ticas del mundo contempor醤eo. Los fideicomisos pueden ordenarse a favor de personas vivas o, si se pretende llamar a personas no nacidas en el momento de la apertura de la sucesi髇, a favor de un 鷑ico sustituto. Esta regla no se aplica a los fideicomisos familiares, en cuyo caso se permite el llamamiento de dos generaciones, entendiendo como primera la de los hijos o sobrinos del fideicomitente.

En cuanto a los efectos que produce el fideicomiso mientras est� pendiente, se establecen medidas para permitir la disposici髇 de bienes fideicomisos si se garantiza la eficacia del fideicomiso. As� se hace, en concreto, a imagen de la regla aplicable al usufructo de dinero, respeto al dinero, valores o dem醩 activos financieros integrados en el fideicomiso, de los cuales el fiduciario puede disponer libremente si ha prestado una fianza suficiente para restituir su valor. Para el caso en que queden sujetos al fideicomiso acciones o participaciones, el libro cuarto establece tambi閚 qu� derechos corresponden al fiduciario y qu� efectos produce la suscripci髇 de nuevas acciones en ampliaciones de capital, la emisi髇 de acciones liberadas y la enajenaci髇, en su caso, de los derechos de suscripci髇 preferente. Destaca, finalmente, la simplificaci髇 de la regulaci髇 de los fideicomisos de residuo y la sustituci髇 preventiva de residuo. Se mantiene el principio de subrogaci髇 real, como regla de defecto, y se suprime la exigencia de reservar una cuarta inversa.

f) Legados y modos sucesorios

En materia de legados, se sistematiza la extensa y cuidadosa normativa del anterior C骴igo de sucesiones, que recuper� la del Proyecto de compilaci髇 de 1955, y se introducen algunas disposiciones para satisfacer las necesidades del tr醘ico. Se determina con precisi髇 el r間imen del legado de dinero, activos financieros, acciones y participaciones sociales, as� como el alcance del legado de inmuebles con relaci髇 a los muebles que contienen. Tambi閚 se abordan algunos casos de subrogaci髇 de objetos legados por otros bienes y, en cuanto a la delaci髇 y aceptaci髇 de los legados, se especifica la independencia de cada legado como disposici髇 a t韙ulo particular. El libro cuarto mantiene la instituci髇 de la cuarta falcidia o cuota hereditaria m韓ima, como contenido econ髆ico m韓imo del t韙ulo hereditario, si bien se simplifica la normativa. Se mantiene tambi閚 la posibilidad de reducir los legados si son excesivos.

Las disposiciones modales se regulan en un cap韙ulo propio, enfatizando su car醕ter diferenciado de la condici髇 y el plazo. Se modifica el art韈ulo que trata del cumplimiento del modo, que otorga legitimaci髇 a asociaciones y fundaciones para exigir el cumplimiento de modos con finalidades de inter閟 general. Se limita tambi閚 la duraci髇 de las prohibiciones de disponer, que se circunscribe a la vida de una persona o a treinta a駉s, y se faculta a la persona afectada a solicitar la autorizaci髇 judicial para disponer si sobreviene una causa justa.

g) Albaceas

El r間imen del albaceazgo se mantiene sustancialmente inalterado, excepto en cuanto al sistema de retribuci髇. Partiendo del respeto a la voluntad del causante, el libro cuarto atribuye al albacea universal una remuneraci髇, por defecto, del 5% del valor del activo hereditario l韖uido, en vez del 10% anterior, y se mantiene para el contador partidor la del 2% del valor del propio activo o de los bienes objeto de partici髇. Adem醩, se establece que los honorarios profesionales del albacea, en su caso, deben imputarse a este porcentaje. Se fija un plazo m醲imo para el cumplimiento del encargo, que es de treinta a駉s o el plazo de duraci髇 m醲ima de los fideicomisos, si se establece por referencia a la vida de varias personas. Se ha aprovechado la reforma, finalmente, para incluir la norma sobre destino de herencias a sufragios o a los pobres en el cap韙ulo del albaceazgo, dado que la finalidad de la sucesi髇, en estos casos, es el cumplimiento de un encargo de destino y no la atribuci髇 de bienes por t韙ulo sucesorio.

IV Pactos sucesorios

El r間imen de los pactos sucesorios es, sin duda, la innovaci髇 m醩 importante que presenta el libro cuarto respecto al anterior C骴igo de sucesiones. El derecho catal醤 ha conocido tradicionalmente los pactos sucesorios en forma de donaci髇 universal o heredamiento. Estos pactos, como es sabido, eran el veh韈ulo de transmisi髇 intergeneracional de los patrimonios familiares, de base t韕icamente agraria, por medio de la instituci髇 de heredero 鷑ico convenida en cap韙ulos matrimoniales. Pese a la importancia hist髍ica de los heredamientos, su regulaci髇, anclada en una realidad socioecon髆ica y una concepci髇 de las relaciones familiares propias de otra 閜oca, resultaba m醩 鷗il para interpretar cap韙ulos matrimoniales antiguos que como instrumento de planificaci髇 sucesoria. A partir de esta premisa, sin renunciar al bagaje conceptual heredado de la tradici髇 jur韉ica catalana en torno a los heredamientos, el libro cuarto regula los pactos sucesorios de una forma mucho m醩 abierta y flexible.

En esta l韓ea de m醩 apertura, deben destacarse dos rasgos del nuevo sistema de sucesi髇 contractual. Por una parte, en cuanto al contenido del t韙ulo sucesorio, los pactos sucesorios no se limitan ya a la instituci髇 de heredero o heredamiento, sino que admiten tambi閚, conjuntamente con el heredamiento o aisladamente, la realizaci髇 de atribuciones particulares, equivalentes a los legados en la sucesi髇 testamentaria. Por otra parte, la sucesi髇 contractual se desliga de su contexto matrimonial: si bien los pactos pueden continuar haci閚dose en cap韙ulos matrimoniales, eso ya no es un requisito esencial, porque no deben otorgarse necesariamente entre c髇yuges o futuros c髇yuges, ni tampoco entre los padres o dem醩 familiares y los hijos que se casan. Entre el mantenimiento del esquema tradicional y la apertura de los pactos a cualesquiera contratantes, el libro cuarto ha optado por una soluci髇 intermedia prudente: los pactos solo pueden otorgarse con el c髇yuge o conviviente, con la familia de este o con la familia propia, dentro de un cierto grado de parentesco por consanguinidad o afinidad. Esta regla tiene en cuenta el mayor riesgo de los contratos sucesorios entre no familiares, pero a la vez es suficientemente abierta para amparar los pactos que a veces se estipulan con ocasi髇 de la transmisi髇 de empresas familiares, en los que pueden llegar a intervenir varias generaciones de parientes en l韓ea recta y otros miembros de la familia extensa.

La restricci髇 legal en cuanto al grupo de personas que pueden convenir pactos sucesorios no rige para ser favorecido. Los pactos pueden contener disposiciones a favor de terceras personas, pero estas no adquieren ning鷑 derecho hasta la muerto del causante. De esta forma se permite, por ejemplo, que el padre y la madre pacten, entre ellos dos, que la herencia sea para un o unos hijos determinados, aunque no tengan el consentimiento de estos, y, m醩 adelante, si las circunstancias lo aconsejan, convengan un nuevo pacto sucesorio para instituir a otro hijo o a otra persona.

Las disposiciones generales de la secci髇 primera del cap韙ulo dedicado a los pactos sucesorios se ocupan, adem醩 de definir los pactos y determinar a sus otorgantes y posibles favorecidos, de regular la capacidad para otorgarlos, su objeto, forma y publicidad y sus modalidades de ineficacia. El tipo b醩ico de pacto sucesorio impl韈ito en el libro cuarto es un pacto con causa gratuita, en el que pueden imponerse cargas al favorecido, como por ejemplo la de cuidar a un otorgante que tenga la condici髇 de causante de la sucesi髇 y prestarle asistencia, as� como la de hacer constar la finalidad que se pretende alcanzar con el otorgamiento del pacto. Eso no impide que las partes puedan causalizar el pacto de modo diferente, dada la libertad de configuraci髇 del contenido que les da el libro cuarto. Esta hibridez causal se pone de relieve en la regulaci髇 de las causas de revocaci髇 de los pactos, que provienen de la dogm醫ica de los actos sucesorios, de las donaciones y de los contratos. En concreto, los pactos pueden revocarse por indignidad del favorecido, por las causas pactadas expresamente en el contrato, por incumplimiento de cargas, por imposibilidad de cumplimiento de la finalidad esencial o por un cambio sustancial, sobrevenido e imprevisible de las circunstancias fundamentales. Esta multiplicidad de fundamentos de revocaci髇 ha exigido tambi閚 que se especifiquen sus consecuencias en cada caso, teniendo en cuenta si existen disposiciones correspectivas o si alguna de las partes ha cumplido obligaciones o cargas que hayan enriquecido al otro otorgante.

A continuaci髇, el libro cuarto regula los diferentes tipos de atribuciones que pueden hacerse en un pacto sucesorio, o sea, los heredamientos y las atribuciones particulares. El heredamiento, siguiendo el derecho compilado, puede ser simple o cumulativo y puede pactarse con car醕ter mutual. Debe hacerse notar tambi閚 la admisi髇 del llamado heredamiento preventivo, que puede revocarse unilateralmente por medio de un testamento o un pacto sucesorio posterior. Las disposiciones preventivas son, en principio, indistinguibles de las testamentarias, pero a veces pueden acompa馻r 鷗ilmente otras disposiciones irrevocables otorgadas en un mismo instrumento. Aparte de eso, el libro cuarto establece que, si el testador no lo dispensa, la revocaci髇 unilateral de una disposici髇 preventiva debe notificarse a los dem醩 otorgantes del pacto, como requisito de eficacia. Este rasgo permite conferir a los pactos sucesorios, si se dise馻n adecuadamente, la funcionalidad propia de los testamentos mancomunados.

V Sucesi髇 intestada

El derecho anterior al libro cuarto en materia de sucesi髇 intestada, contenido en los art韈ulos 322 a 349 del C骴igo de sucesiones, proced韆 de la Ley 9/1987, de 25 de mayo, de sucesi髇 intestada, la cual, a su vez, se hab韆 inspirado en la Ley de sucesi髇 intestada de 7 de julio de 1936, aunque no compartiese todos sus principios. El libro cuarto sigue el hilo de esta tradici髇 y respeta los rasgos b醩icos del anterior sistema, si bien introduce algunos cambios t閏nicos y otros, m醩 trascendentes, de pol韙ica jur韉ica.

Las principales innovaciones que presenta el libro cuarto afectan a la sucesi髇 intestada en las relaciones de pareja. Por una parte, se reconocen derechos sucesorios al conviviente en uni髇 estable de pareja en plan de igualdad con el c髇yuge viudo, siempre y cuando la convivencia haya perdurado hasta el momento de la muerte del otro miembro de la pareja y con independencia de que se trate de una pareja heterosexual u homosexual. Se pone fin, pues, al sistema asim閠rico de reconocimiento de derechos sucesorios en las uniones estables de pareja, que los otorgaba solo a las uniones homosexuales. La apertura del matrimonio a las parejas homosexuales vac韆 de sentido el trato diferencial de las relaciones de pareja en funci髇 de la orientaci髇 sexual de los convivientes; por ello, se elimina la dualidad de reg韒enes. Pero el libro cuarto, como se ha dicho antes, va m醩 lejos y, con car醕ter general, asimila los derechos sucesorios de los convivientes a los de los c髇yuges, entendiendo que, a efectos de la sucesi髇 por causa de muerte, lo que es relevante es la existencia de una comunidad de vida estable y los lazos de afecto entre quienes conviven como pareja, y no el car醕ter institucional del v韓culo que los une.

Por otra parte, en este mismo 醡bito de los derechos sucesorios en las relaciones de pareja, debe destacarse la mejora de la posici髇 del c髇yuge viudo, que se extiende, como hemos dicho, al conviviente superviviente de una uni髇 estable, cuando concurre a la sucesi髇 intestada con descendientes. La pr醕tica anterior a la aprobaci髇 de la presente ley pon韆 de manifiesto que la soluci髇 usufructuaria, reflejada en el modelo tradicional del usufructo capitular de regencia, a pesar de tener la ventaja de otorgar una posici髇 personal y econ髆ica s髄ida al viudo, puede presentar disfunciones en la gesti髇 de patrimonios de base urbana, financiera o empresarial, lo cual hace aconsejable establecer la opci髇 de conmutar el derecho de usufructo universal por el usufructo de la vivienda familiar, si pertenec韆 al difunto, y una cuarta parte al韈uota de la herencia, una vez descontado el valor del usufructo mencionado. Esta facultad de conmutaci髇, que el viudo o conviviente tiene durante el a駉 siguiente a la apertura de la sucesi髇, mejora sensiblemente la posici髇 de este en la sucesi髇 intestada, como tambi閚 la refuerza el hecho de que estos usufructos, tanto el universal como el que recae sobre la vivienda, tengan car醕ter vitalicio y no se pierdan por el hecho de contraer un nuevo matrimonio o iniciar una nueva convivencia.

El libro cuarto introduce modulaciones de nota en el r間imen de sucesi髇 intestada en el caso de adopci髇. En primer lugar, dispone que el parentesco por adopci髇 produce los mismos efectos sucesorios que el parentesco por consanguinidad, y eso, en coordinaci髇 con la modificaci髇 del art韈ulo 127.1.� del C骴igo de familia, implica el establecimiento de derechos sucesorios ab intestato entre el adoptado y sus descendientes y el adoptante y toda su familia, incluidos los t韔s, primos, sobrinos y dem醩 parientes colaterales. La adopci髇 crea v韓culos familiares indistinguibles de los que genera la procreaci髇 natural, lo cual ha conducido progresivamente a la convicci髇 social que es preciso equiparar la filiaci髇 natural y la adoptiva en todos los sentidos. Sin embargo, existen supuestos de adopci髇 que, sin perjuicio de la equiparaci髇 de efectos acabada de mencionar, merecen un tratamiento singular. Es el caso de la adopci髇 de los hijos del c髇yuge o del conviviente y de la llamada adopci髇 intrafamiliar, en la cual un hijo hu閞fano es adoptado por un pariente dentro del cuarto grado. En ambos supuestos, el libro cuarto mantiene derechos sucesorios ab intestato entre la persona adoptada y sus abuelos, o ulteriores ascendientes, de la rama familiar que ha quedado desplazada como consecuencia de la adopci髇 por el nuevo c髇yuge o conviviente del otro progenitor o de la adopci髇 del hu閞fano por un pariente colateral de la familia del otro progenitor. En estos casos, tambi閚 se mantienen los derechos sucesorios ab intestato entre los hermanos por naturaleza, que no deben verse perjudicados por el hecho de que alguno de ellos haya sido adoptado y otros no -o lo hayan sido por otra persona. El mantenimiento de estos derechos sucesorios est� muy ligado a la idea de que, en estas modalidades de adopci髇, es posible que se mantenga el trato familiar con los abuelos o hermanos de origen y que, cuando eso pasa, es justo que la ley lo reconozca. Tanto es as� que, si puede acreditarse que se ha perdido el trato familiar, el derecho decae.

Al margen de estas reformas, son dignos de menci髇 la norma que regula la delaci髇 de la herencia intestada cuando es repudiada por todos los descendientes de un mismo grado y, por otra parte, la que destina las fincas urbanas heredadas por la Generalidad de Catalu馻, como heredera legal, a pol韙icas de vivienda social.

VI Leg韙ima y cuarta viudal

El libro cuarto mantiene la leg韙ima como atribuci髇 sucesoria legal y l韒ite a la libertad de testar, pero acent鷄 la tendencia secular a debilitarla y a restringir su reclamaci髇. Una medida destacable en este sentido es la limitaci髇 de la computaci髇 de donaciones a las hechas en los diez a駉s precedentes a la muerte del causante, salvo que se trate de donaciones otorgadas a legitimarios e imputables a su leg韙ima, en cuyo caso son computables sin l韒ite temporal. La restricci髇 de la computaci髇 a las donaciones hechas en los 鷏timos diez a駉s de vida facilita las operaciones de c醠culo de la cuant韆 de la leg韙ima, que no se ver醤 entorpecidas por problemas de prueba y valoraci髇 de actos pret閞itos, pero, sobre todo, debe percibirse como una reducci髇 de los derechos de los legitimarios ajustada a la realidad de la sociedad contempor醤ea, en que prevalece el inter閟 en procurar formaci髇 a los hijos sobre el inter閟 en garantizarles un valor patrimonial cuando faltan los progenitores.

Como en el derecho anterior al libro cuarto, contin鷄n siendo legitimarios los descendientes o, en su defecto, los progenitores del causante, si bien en este caso su derecho es intransmisible y se extingue si no es reclamado en vida por el legitimario. En la l韓ea descendiente, opera el derecho de representaci髇 a favor de los descendientes de hijos premuertos, desheredados e indignos, as� como de los ausentes, puesto que estos no tienen derecho propio para reclamarla, dada la incertidumbre sobre su existencia. Precisamente por esta falta de derecho, el ausente tampoco hace n鷐ero para determinar el importe de las leg韙imas individuales si no tiene quien le represente. A diferencia de la sucesi髇 intestada, que tiene otro fundamento, en materia de leg韙ima no se reconocen derechos en la sucesi髇 de los ascendientes de origen si el descendiente que hubiese sido legitimario ha sido adoptado por el c髇yuge o conviviente del otro progenitor o por un pariente colateral del otro progenitor. En estos casos, el hijo adoptivo tiene ya sus leg韙imas en la sucesi髇 de quienes lo han adoptado y, si procede, de sus ascendientes, y no existe ninguna raz髇 s髄ida para limitar la libertad de testar del progenitor o de los abuelos desplazados por la adopci髇.

En materia de imputaci髇 legitimaria, se mantiene el sistema en virtud del cual, en principio, solo se imputan a la leg韙ima las donaciones hechas en pago o a cuenta de la leg韙ima o aquellas en que existe un pacto expreso de imputaci髇. Sin embargo, modernizando la regla tradicional que hac韆 imputables las donaciones matrimoniales y otras formas an醠ogas de dotaci髇 a los hijos, se declaran tambi閚 imputables, salvo que el donante disponga otra cosa, las donaciones hechas a los hijos para adquirir la primera vivienda o para emprender una actividad que les proporcione independencia personal o econ髆ica.

Se generaliza la f髍mula de la cautela compensatoria de leg韙ima, o cautela socini, como regla por defecto en toda sucesi髇. Esta decisi髇, tambi閚 debilitadora de la leg韙ima, implica que se respeta solo la intangibilidad cuantitativa, y no la cualitativa. Los legitimarios gravados deben optar por aceptar la leg韙ima gravada o por renunciar a la instituci髇 de heredero o al legado y reclamar la que estrictamente les corresponda, sin poder pretender la supresi髇 de cargas ni grav醡enes si el valor de lo recibido es superior al de la leg韙ima.

El r間imen de la preterici髇 tambi閚 es objeto de una depuraci髇 sustancial, sin alterar, no obstante, la esencia del derecho vigente. Se mantienen las consecuencias de la preterici髇 err髇ea y se da una nueva redacci髇, m醩 clara, a los supuestos que se except鷄n de una posible declaraci髇 de ineficacia del testamento. Tambi閚 se puntualiza que la mera declaraci髇 gen閞ica por la que se atribuye el derecho de leg韙ima o un legado simple de leg韙ima a todos los posibles legitimarios no impide ejercer la acci髇 de preterici髇 err髇ea si se dan los presupuestos. Con relaci髇 al desheredamiento, es destacable la adici髇 de una nueva causa, que es la ausencia manifiesta y continuada de relaci髇 familiar entre el causante y el legitimario por causa exclusivamente imputable a este 鷏timo. A pesar de que, ciertamente, el precepto puede ser fuente de litigios por la dificultad probatoria de su supuesto de hecho, que puede conducir al juzgador a tener que hacer suposiciones sobre el origen de desavenencias familiares, se ha contrapesado este coste elevado de aplicaci髇 de la norma con el valor que tiene como reflejo del fundamento familiar de la instituci髇 y el sentido elemental de justicia que es subyacente. En materia de inoficiosidad legitimaria, se extiende la legitimaci髇 activa para pedir la reducci髇 o supresi髇 de donaciones a los herederos del causante.

El plazo de prescripci髇 de la acci髇 de reclamaci髇 de leg韙ima o del suplemento se armoniza con el plazo general en derecho catal醤, que es de diez a駉s. Ahora bien, dado que con frecuencia la persona obligada al pago es un progenitor del legitimario, se establece que el plazo de prescripci髇 se suspenda y no se empiece a contar hasta la muerte de aquel, sin perjuicio del plazo de treinta a駉s de preclusi髇 que establece el libro primero.

La cuarta viudal experimenta tambi閚 cambios importantes. A pesar de mantener la denominaci髇 tradicional, la cuarta viudal ya no se atribuye solo al c髇yuge viudo, sino tambi閚 al miembro superviviente de una uni髇 estable de pareja, y no consiste propiamente en una cuarta parte del caudal relicto, ya que la cuarta parte, como ya pasaba antes de la entrada en vigor de la presente ley, act鷄 solo como l韒ite m醲imo. Los requisitos para su reclamaci髇 se actualizan: en vez del par醡etro de la congrua sustentaci髇, vinculado a una concepci髇 social en declive de la viudedad, el libro cuarto recorre al de satisfacci髇 de las necesidades, que puede dotarse de contenido a partir de criterios como, por ejemplo, el nivel de vida, edad, estado de salud, salarios y rentas percibidas o perspectivas econ髆icas previsibles, que son an醠ogos a los que sirven para fijar la pensi髇 compensatoria en una crisis matrimonial. La remisi髇 al marco normativo de la pensi髇 compensatoria pretende asegurar, precisamente, que en caso de viudedad el c髇yuge no quede parad骿icamente en una condici髇 peor de la que podr韆 haber disfrutado si el matrimonio se hubiese disuelto por divorcio. Es preciso tener en cuenta, en este punto, que la regulaci髇 anterior de la cuarta viudal, a la que deb韆n imputarse, a efectos de su disminuci髇, los salarios, rentas o pensiones que percib韆 el viudo, capitalizados al inter閟 legal del dinero, hab韆 hecho inviable en muchos casos su reclamaci髇 o la hab韆 reducido, injustamente, a importes insignificantes.

A partir de la entrada en vigor de la presente ley, la cuarta viudal, que sigue sin ser un derecho legitimario, puede reclamarse siempre que sea preciso para cubrir las necesidades vitales del viudo o del conviviente y no pueden imputarse a la cuant韆 de la cuarta los bienes propios de este, los que reciba por liquidaci髇 del r間imen econ髆ico, los que puedan serle atribuidos por causa de muerte ni, menos aun, sus ingresos presentes o futuros. L骻icamente, la tenencia de un patrimonio, la adquisici髇 de bienes por alg鷑 t韙ulo hereditario y la perspectiva de futuros ingresos inciden en los recursos de que se dispone para satisfacer las propias necesidades y, por lo tanto, mediatamente, repercute en el reconocimiento del derecho a la cuarta y en su importe.

Aparte de este cambio de concepci髇, se introducen para el c醠culo de la cuarta reglas an醠ogas a las de la leg韙ima, y tambi閚 se permite reducir o suprimir legados y donaciones aplic醤dole las reglas sobre inoficiosidad legitimaria. En consonancia con el car醕ter final韘tico de esta atribuci髇 patrimonial, se establece que esta se extingue si el viudo o el conviviente muere sin haberla reclamado.

VII Adquisici髇 de la herencia

El 鷏timo t韙ulo del libro cuarto recoge la normativa de los cap韙ulos III a VII del t韙ulo I del C骴igo de sucesiones y sistematiza su contenido en cinco cap韙ulos relativos a la aceptaci髇 y repudiaci髇 de la herencia, el derecho de acrecer, la comunidad hereditaria, la partici髇 y colaci髇, y la protecci髇 del derecho hereditario.

En materia de aceptaci髇 y repudiaci髇, la novedad m醩 destacada es la facilitaci髇 de los efectos de limitaci髇 de la responsabilidad del heredero vinculados al beneficio de inventario. El libro cuarto avanza hacia la generalizaci髇 de la limitaci髇 de responsabilidad del heredero a los bienes recibidos por herencia y lo hace extendiendo las consecuencias del beneficio de inventario, como efecto legal, a los herederos que efectivamente han practicado inventario, aunque no hayan manifestado la voluntad de acogerse a este beneficio o incluso aunque hayan manifestado que lo aceptan de forma pura y simple. Lo que cuenta, en definitiva, es haber practicado, dentro del plazo marcado por la ley, un inventario fiel, en el que figuren todos los bienes y todas las deudas del causante que el heredero conozca o deber韆 conocer razonablemente, y pagar las deudas hereditarias observando las prelaciones y las reglas de administraci髇 que la ley impone al heredero beneficiario. Con la misma voluntad de hacer m醩 accesible el disfrute del beneficio, el libro cuarto equipara el inventario formalizado en documento privado al notarial o judicial, puesto que en las herencias modestas en que no existen bienes inmuebles, se acostumbra a hacer en documento privado. Esta equiparaci髇 se condiciona al hecho de que este inventario se haya presentado a la administraci髇 p鷅lica competente para pagar los tributos relativos a la sucesi髇. Aparte de esta novedad, tambi閚 debe hacerse notar la nueva redacci髇 de la regla sobre la aceptaci髇 de la herencia por los acreedores, que pasa a configurarse, tal y como la interpreta mayoritariamente la doctrina, como un supuesto de inoponibilidad, a semejanza de la inoponibilidad de las donaciones, pero sujeta a un plazo de caducidad relativamente breve.

Al final del cap韙ulo sobre la aceptaci髇 y sus efectos, el libro cuarto contiene las reglas de administraci髇 de los bienes adquiridos por t韙ulo sucesorio por los menores de edad, que se extiende, por identidad de raz髇, a los bienes atribuidos a personas incapacitadas. A pesar de que las modalidades de administraci髇 de los bienes atribuidos a menores o incapacitados ya est醤 reguladas en el derecho de familia, se ha cre韉o oportuno mantener en el libro cuarto un precepto que recapitule los diferentes supuestos de administraci髇 que pueden llegarse a constituir y precise qui閚 est� legitimado para actuar en cada caso y de acuerdo con qu� reglas. Precisamente en este 醡bito, se ha a馻dido una norma en virtud de la cual el causante, si es un ascendiente del menor o del incapacitado, puede facultar al administrador para tomar posesi髇 de los bienes objeto de administraci髇 por s� solo una vez la herencia ha sido aceptada por el representante legal. Esta norma, en conjunci髇 con la del art韈ulo 461-12.3, que da valor de aceptaci髇 al silencio del representante legal en el supuesto de que deba ser interpelado para ejercer la delaci髇, puede facilitar la protecci髇 efectiva de los intereses del menor o del incapacitado cuando la relaci髇 entre el representante legal y la persona encargada de la administraci髇 sea conflictiva.

El derecho de acrecer experimenta una simplificaci髇 notable. Se elimina la incoherencia que resultaba de un sistema que, por una parte, sujetaba el acrecimiento hereditario a requisitos estrictos, al exigir el llamamiento conjunto y admitir su prohibici髇 por el testador, pero, por otra parte, ordenaba el incremento forzoso de las cuotas vacantes o no dispuestas a favor de los coherederos, a fin de respetar el principio de incompatibilidad entre la sucesi髇 testada y la intestada. Frente a este planteamiento, que artificiosamente ordenaba que se produjese por una v韆 indirecta el mismo efecto que se imped韆 por el camino m醩 recto, el libro cuarto ha optado por eliminar el incremento forzoso y regula un derecho de acrecer entre coherederos muy amplio, que comprende todos los casos en que una cuota puede llegar a quedar vacante o no es atribuida a nadie, sin perjuicio, obviamente, de mantener la norma que dispone el acrecimiento preferente entre los llamados en una misma cuota o porci髇 de la herencia. En los legados y fideicomisos, en cambio, la operatividad del derecho de acrecer se subordina a la voluntad del causante y al llamamiento conjunto, al no haber obst醕ulos derivados del principio sucesorio antes mencionado.

A diferencia del C骴igo de sucesiones, el libro cuarto dedica un cap韙ulo a la comunidad hereditaria, en el cual se regulan los supuestos de indivisi髇 y el ejercicio de las facultades de disfrute, administraci髇 y disposici髇 de los bienes de la comunidad, con las remisiones pertinentes a las normas de la comunidad ordinaria del libro quinto. Se mantiene el principio que la responsabilidad de los herederos no es ni solidaria ni mancomunada, sino que, de acuerdo con la tradici髇 catalana, las deudas hereditarias se dividen entre los herederos que aceptan, sin perjuicio del derecho de todos los acreedores del causante a oponerse a la partici髇 antes de que se les paguen o afiancen los cr閐itos.

Las caracter韘ticas esenciales del r間imen de partici髇 y colaci髇 no var韆n respeto a las del anterior, pero se ha aprovechado la reforma para ordenar mejor la materia, depurarla, concordar las reglas de adjudicaci髇 de los bienes con las del libro quinto y revisar algunos efectos de la partici髇 o de su pr醕tica defectuosa. En lo que concierne a los sujetos que pueden hacer la partici髇, se ha suprimido la norma que permit韆 a los herederos y legatarios que representasen m醩 de la mitad del caudal relicto solicitar a la autoridad judicial la designaci髇 de un contador partidor, entendiendo que este resultado ya es posible, sin acuerdo mayoritario, por los medios que establece la legislaci髇 procesal. Un rasgo destacable es la decisi髇 de potenciar la autonom韆 de los coherederos para llegar a acuerdos sobre la forma de hacer la partici髇. Si hay unanimidad, los coherederos no solo pueden prescindir de los contadores partidores, sino tambi閚 de las disposiciones particionales establecidas por el propio causante e, incluso, de los prelegados, salvo que el testador haya dispuesto expresamente lo contrario. Esta regla tiene en cuenta la funci髇 particional que con frecuencia cumplen los prelegados y permite que los herederos se adjudiquen los bienes de la forma que consideren m醩 satisfactoria, sin tener que vender o permutar entre ellos posteriormente, con costes adicionales, para alcanzar el mismo resultado.

En cuanto a los efectos de la partici髇, el libro cuarto aclara expresamente que los coherederos no solo est醤 obligados al saneamiento por evicci髇, sino tambi閚 por vicios ocultos, y regula las consecuencias que se derivan y los plazos de preclusi髇 y de ejercicio de la acci髇. Tambi閚 se da una nueva redacci髇 a las normas sobre rectificaci髇 y adici髇 de la partici髇. La facultad de rectificar la partici髇 se conecta, por una parte, al ejercicio de la acci髇 de rescisi髇, como un remedio para evitarla, tal y como establece la ley en la rescisi髇 por lesi髇 ultra dimidium o enga駉 a medias en el caso de las compraventas, y, por otra parte, tambi閚 se permite cuando se ha hecho la partici髇 con la omisi髇 involuntaria de un heredero, supuesto que el C骴igo de sucesiones no regulaba espec韋icamente. Con relaci髇 al caso en que la partici髇 se haya hecho con alguien que no es heredero, se sustituye la norma que declaraba su nulidad por otra, m醩 pragm醫ica, que establece la adici髇 proporcional a la parte de cada coheredero de la que se atribuy� al heredero aparente, salvo que la mayor韆 de los coherederos decidan volver a hacer 韓tegramente la partici髇.

La naturaleza de la operaci髇 de colaci髇, as� como la definici髇 de los supuestos en que procede y de sus efectos, se mantiene inalterada respecto al derecho anterior, si bien, l骻icamente, se ve afectada por las modificaciones introducidas en el r間imen de imputaci髇 legitimaria. Los preceptos que regulan la colaci髇, en la redacci髇 que le da el libro cuarto, dejan claro que el objeto de la colaci髇 es el valor de determinadas atribuciones y no los bienes que son objeto de la misma, as� como que el deber de colacionar en ning鷑 caso no comporta tener que restituir el exceso si el valor colacionable supera el de la cuota hereditaria.

El libro cuarto se cierra con la regulaci髇 de la acci髇 de petici髇 de herencia y de las consecuencias que se derivan del hecho de que sea estimada. La principal innovaci髇 en esta materia es la decisi髇 de considerar imprescriptible la acci髇, salvados los efectos de la usucapi髇 respeto a los bienes singulares. La imprescriptibilidad es congruente con la doble finalidad de la acci髇 como medio de reconocimiento de la calidad de heredero y de restituci髇 de los bienes como universalidad. La pretensi髇 restitutoria, como tambi閚 pone de relieve el r間imen de la acci髇 reivindicatoria, igualmente imprescriptible, solo cede ante la adquisici髇 de la titularidad por otra persona.

VIII Parte final

Las disposiciones transitorias pretenden regular las principales consecuencias de la sustituci髇 del C骴igo de sucesiones por el libro cuarto del C骴igo civil, particularmente respecto a los actos por causa de muerte otorgados antes de la entrada en vigor de la presente ley que deban regir sucesiones abiertas con posterioridad, as� como respecto a las sucesiones abiertas antes pero que aun puedan producir efectos despu閟, como ocurre, sobre todo, cuando se ha ordenado un fideicomiso. En materia de fideicomisos, precisamente, es relevante la disposici髇 transitoria cuarta, que pretende facilitar la cancelaci髇 en el Registro de la Propiedad de los asentamientos referentes a sustituciones fideicomisarias condicionales, sin recorrer al expediente de liberaci髇 de cargas, siempre y cuando pueda acreditarse mediante un acta de notoriedad que se ha incumplido la condici髇 o que han transcurrido m醩 de treinta a駉s desde la muerte del fiduciario y los herederos de este o sus causahabientes han pose韉o como tales los bienes del fideicomiso sin que conste en el Registro ninguna inscripci髇 o anotaci髇 a favor de los fideicomisarios que pueda denotar la vigencia de su derecho.

Las disposiciones finales modifican varios preceptos del libro quinto del C骴igo civil y del C骴igo de familia. Respecto al libro quinto, se actualizan las remisiones que se hac韆n al C骴igo de sucesiones, se modifica la redacci髇 del precepto que regula las hipotecas que pueden constituirse en caso de sustituci髇 fideicomisaria y se elimina la suspensi髇 de la usucapi髇 durante el tiempo en que el bien usucapido se halla en una herencia yacente, dado que la yacencia no impide que los herederos llamados o los administradores de la herencia puedan hacer valer los medios de defensa adecuados contra el usucapiente. Tambi閚 se ha aprovechado esta primera ocasi髇 en que se enmienda el libro quinto para corregir varios errores puramente materiales que se hab韆n detectado. Respecto al C骴igo de familia, se modifican los art韈ulos 113.1 y 127.1, a fin de suprimir las restricciones a la formaci髇 de relaciones de parentesco entre el adoptado y sus descendientes y la familia del adoptante, en consonancia con la equiparaci髇 de efectos que se establece entre el parentesco por naturaleza y el parentesco por adopci髇; todo ello, como se ha dicho, sin perjuicio del mantenimiento de varios efectos sucesorios espec韋icos en la adopci髇.

Art韈ulo 鷑ico Aprobaci髇 del libro cuarto del C骴igo civil de Catalu馻

Se aprueba el libro cuarto del C骴igo civil de Catalu馻, con el siguiente contenido: