Sumario

Ley [GALICIA] 2/1987, 8 mayo, derogada por la letra a) del n�mero 1 de la disposici�n derogatoria �nica de la Ley [GALICIA] 6/2012, 19 junio, de juventud de Galicia (�D.O.G.� 20 julio) el 9 de agosto de 2012.

Pre�mbulo

Seg�n el art�culo 48 de la Constituci�n, corresponde a los poderes p�blicos la promoci�n de las condiciones para la participaci�n libre y eficaz de la juventud en el desarrollo pol�tico, social, econ�mico y cultural. Del mismo modo, al amparo del art�culo 27, apartados 22, 23 y 24, del Estatuto de Autonom�a de Galicia, corresponde a la Comunidad Aut�noma la difusi�n de la asistencia social y animaci�n sociocultural en el �mbito de la juventud.

El hecho asociativo juvenil en nuestro pa�s sigue siendo a�n peque�o y falto de coordinaci�n. En realidad, el porcentaje de j�venes incardinados en asociaciones legalizadas no alcanza el 5 por 100. Por otra parte, no hay duda del efecto beneficioso que producir�a la difusi�n de este hecho, tanto en el campo de la concienciaci�n c�vica como en el del desarrollo comunitario.

Es f�cil constatar la marginaci�n de la juventud, no s�lo en los procesos pol�ticos de toma de decisi�n, sino en la misma vida social, cultural y econ�mica de Galicia. Asimismo la juventud es un sujeto pasivo de una problem�tica espec�fica que abarca mucho m�s que una simple tem�tica sectorial. El sistema educativo, el paro juvenil (que incide mucho m�s en este grupo social que en otros colectivos), la falta de una pol�tica de animaci�n sociocultural y la tendencia a actitudes marginalistas e incluso insociales (drogadicciones, delincuencia juvenil), vienen a dar a las cuestiones globales de la juventud unos caracteres que requieren una actitud unitaria y coordinada en la actuaci�n de los poderes p�blicos.

No es posible, por otra parte, abordar esta problem�tica desde perspectivas paternalistas o a trav�s de cauces burocr�ticos alejados de la realidad de nuestra juventud. Si es cierto que toda pol�tica de juventud tiene que articularse unitariamente en todos sus �rdenes (laboral, sanitario, fomento del aprovechamiento del ocio y tiempo libre, educativo, etc.), no es menos cierto que toda pol�tica de juventud tiene que vitalizarse y organizarse desde la propia juventud.

La mejor representaci�n de la juventud viene dada por sus asociaciones. Son los agentes sociales juveniles los que viven m�s cerca de la problem�tica de este grupo social y, al mismo tiempo, los que pueden servir de cauce para actuar de portavoz de sus inquietudes ante la sociedad y los poderes p�blicos, a pesar de que la mayor parte de los j�venes de Galicia viven ajenos a estos agentes.

Ante esta situaci�n parece justificada la articulaci�n de una Instituci�n representativa a nivel nacional de este hecho asociativo que pueda servir, por una parte, para transmitir las inquietudes de los j�venes ante los poderes p�blicos y el resto de los agentes sociales y, por otra parte, para comunicar, informar orientar e interrelacionar las asociaciones juveniles y, en general, la juventud, adem�s de la gen�rica funci�n de difundir el asociacionismo y de las espec�ficas que le vengan dadas por la actuaci�n de sus competencias y, en concreto, de sus programaciones sectoriales y temporales.

Esta Instituci�n representativa no puede actuar, por otra parte, con criterios cerrados o grupalistas. Al contrario, y sin dejar de ser ese impulsor y animador desde su base representativa, tiene que ser el instrumento que posibilite el protagonismo activo de la juventud en la vida social, cultural y pol�tica del pa�s, desarrollando una conciencia c�vica y comprometida. En modo alguno, a pesar de su especificidad, puede desvincularse lo privativo de la juventud del conjunto global de la realidad social de Galicia.

Como queda dicho, la articulaci�n de una pol�tica global para la juventud desde los poderes p�blicos de Galicia no puede menos que instrumentarse a trav�s de los propios agentes sociales de la juventud. Desde el otro punto de vista, el de la propia Administraci�n Auton�mica, es preciso se�alar la progresiva concienciaci�n a favor de introducir en su procedimiento ciertas t�cnicas de participaci�n ciudadana. Se pretende acercar la acci�n administrativa a los propios ciudadanos por medio de la partici�n de �stos en ella, a trav�s de sus agentes org�nicos.

Para la Administraci�n gallega, la participaci�n ciudadana se presenta como uno de los m�s relevantes retos. En un pa�s peque�o como el nuestro, que presenta unos claros caracteres de falta de concienciaci�n ciudadana, es preciso hacer un gran esfuerzo en este campo, esfuerzo que no se inici� en la pasada legislatura.

Uno de los caminos para esta participaci�n es la articulaci�n de los �rganos colegiados, representantes de los agentes sociales, que pasan a incardinarse en la Administraci�n consultiva. Pensamos que �ste no es sino un primer paso. Es preciso que estos �rganos, a la vez que se consolidan, pasen a ser aut�nticos titulares de potestades de gesti�n y ejecuci�n. Mientras esto no se alcance, seguiremos movi�ndonos en un gigantismo burocr�tico -eso s�, a tres niveles- mim�tico respecto a la Administraci�n del Estado.

En la regulaci�n del Consejo de la Juventud de Galicia se quiere dar un paso m�s hacia adelante, permaneciendo �ste como instituci�n plenamente representativa y democr�tica y con un gran grado de autonom�a ante la Administraci�n de la Comunidad Aut�noma por el camino de su personificaci�n jur�dica como sujeto de Derecho P�blico. De este modo se incardina el Consejo en la Administraci�n consultiva, obligando a su dotaci�n presupuestaria, a la vez que se establecen los medios que aseguren su representatividad y su funcionamiento democr�tico.

Finalmente, es necesario destacar que una instituci�n de esta clase tiene forzosamente que conjugar su principio representativo y democr�tico con la operatividad de sus servicios. Ello depende en gran medida del esp�ritu de colaboraci�n que alcance no s�lo en un aparato administrativo auton�mico cuidadoso de sus competencias directas, sino en las mismas administraciones locales, llamadas a jugar, la mayor�a de ellas, un papel determinante en el campo de la participaci�n ciudadana.

Proyectando nuestro modelo a nivel general, no hace falta se�alar los frutos que se deben esperar de este modo de participaci�n ciudadana, en el sentido de conseguir una juventud m�s concienciada c�vicamente y culta pol�ticamente. Ello debe llevar a una mayor fortaleza de la sociedad civil y a un redimensionamiento de la actuaci�n de los poderes p�blicos, frutos todos ellos coadyuvantes del desarrollo de una democracia real en una autonom�a real.

Por todo lo expuesto, el Parlamento de Galicia aprob� y yo, de conformidad con el art�culo 13.2 del Estatuto de Galicia y con el art�culo 24 de la Ley 1/1983, de 23 de febrero, reguladora de la Xunta y de su Presidente, promulgo, en nombre del Rey, la Ley del Consejo de la Juventud de Galicia.