ANEXO

C覦IGO 蒚ICO DE LOS EMPLEADOS P贐LICOS DE LA ADMINISTRACI覰 DE LA COMUNIDAD DE CASTILLA Y LE覰 INTRODUCCI覰.

La preocupaci髇 por la 蓆ica P鷅lica no es s髄o una cuesti髇 de actualidad que intente dar respuesta a necesidades puntuales sino que corresponde a un movimiento cultural e intelectual de fondo que advierte de la importancia que el factor 閠ico tendr� como generador del pensamiento, de la acci髇 y de las relaciones de convivencia dentro y fuera de las organizaciones.

La 蓆ica P鷅lica es una Ciencia Pr醕tica. Es Ciencia porque el estudio de la 蓆ica para la Administraci髇 P鷅lica incluye principios generales y universales sobre la moralidad de los actos humanos realizados por el empleado o gestor p鷅lico. Y es Pr醕tica porque se ocupa fundamentalmente de la conducta libre del hombre que desempe馻 una funci髇 p鷅lica, proporcion醤dole las normas y criterios para una buena actuaci髇.

Sin perjuicio de que la Administraci髇 P鷅lica nunca ha permanecido ajena a este concepto, su principal resurgimiento tuvo lugar en 1978, con la publicaci髇 en Inglaterra del primer libro sobre 蓆ica en la Administraci髇, 獷thics for bureaucrats� de John Rohr.

La Constituci髇 Espa駉la, tambi閚 de 1978, recoge en su Art. 103.1 una declaraci髇 de 蓆ica Constitucional que la Norma Suprema atribuye a la Administraci髇 y los poderes p鷅licos.

No es casual que, de entre todos los t閞minos posibles, el Constituyente eligiera el de 玸ervicio� para caracterizar la esencia de la Administraci髇 al disponer que 閟ta sirve con objetividad al inter閟 general. Si la Administraci髇 P鷅lica sirve con objetividad a los intereses generales como persona jur韉ica, los agentes o empleados p鷅licos singularmente considerados, deben distinguirse tambi閚 por el servicio, en su trabajo profesional ordinario, de gesti髇 p鷅lica.

Aqu� se encuentra un fuerte componente de la caracterizaci髇 constitucional de la Administraci髇 P鷅lica que va a permitir a los ciudadanos valorar en este sentido la maquinaria administrativa.

El tema de la 蓆ica en la vida p鷅lica ha cobrado relevancia en la ultima d閏ada, gracias a las distintas actuaciones que se han producido en los 鷏timos a駉s, entre las que se pueden citar la invitaci髇 de la OCDE en la d閏ada de los noventa a fomentar programas de 蓆ica en los pa韘es miembros, el ejemplo dado por Reino Unido a trav閟 del Comit� Nolan, la emisi髇 de C骴igos de Buen Gobierno, la aparici髇 de nuevos derechos para los ciudadanos, entre los que cabe destacar el derecho a una Buena Administraci髇 configurado como un derecho fundamental en el Art. 41 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Uni髇 Europea; o el hecho de que los valores 閠icos y los c骴igos de conducta pasen a ocupar cada vez m醩 un lugar destacado tanto en el 醡bito del empleo privado como del empleo p鷅lico.

En nuestro 醡bito, el escepticismo que en alg鷑 momento ha podido suscitar la noci髇 de 蓆ica P鷅lica, se ha visto superado actualmente a la vista de su consagraci髇 en el Estatuto B醩ico del Empleado P鷅lico, aprobado por las Cortes Generales.

La 蓆ica P鷅lica ha venido a reforzar otros argumentos que estaban exigiendo un cambio sustancial en la concepci髇 y actuaci髇 de las Administraciones P鷅licas, basado en el recuerdo de que la justificaci髇 de la existencia de la Administraci髇 se encuentra en el servicio a los intereses colectivos, en el servicio al bien com鷑. Se tratar韆 de incentivar la idea de servicio y de conseguir la necesaria profesionalizaci髇 de la Administraci髇 P鷅lica, que ha de estar, no s髄o abierta a la sociedad, sino pendiente de las demandas colectivas para ofrecer servicios p鷅licos de calidad. De ah�, que todos los programas de reforma y modernizaci髇 de las Administraciones P鷅licas deban tener como objetivo potenciar esa concepci髇 instrumental de la Administraci髇. Por ello se trabaja en la introducci髇 de criterios de competencia y productividad, de desburocratizaci髇 y simplificaci髇 de procedimientos, de motivaci髇 del personal, de gesti髇 acorde con los criterios de eficacia y eficiencia, etc. En definitiva, se trabaja en la creaci髇 de un marco en el que la Administraci髇 P鷅lica contribuya decididamente a una constante humanizaci髇 de la realidad.

La Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 quiere ser una Administraci髇 de confianza por la cercan韆 a las personas a las que sirve. Una Administraci髇 que, en su trabajo diario, demuestre una decidida vocaci髇 por entender y atender las necesidades de los ciudadanos y, por ello, valore especialmente aquellas conductas de sus empleados que generan climas de confianza y respeto y que son las que permiten hacer realidad el compromiso de acercar al ciudadano una Administraci髇 玬醩 f醕il, inteligente, emprendedora, abierta, responsable e integradora�.

A ello responde la regulaci髇 del 獶erecho de los Ciudadanos a una Buena Administraci髇� recogido en el Art. 12 del Estatuto de Autonom韆 de Castilla y Le髇 y as� se materializa con la inclusi髇 en el Plan Estrat間ico de Modernizaci髇 de la Administraci髇 de Castilla y Le髇, de un objetivo espec韋ico que consiste en la transmisi髇 de valores de servicio p鷅lico en la actuaci髇 administrativa dentro de la estrategia denominada 獳dministraci髇 Responsable�.

Valores de servicio p鷅lico como la integridad, neutralidad, transparencia, dedicaci髇, iniciativa, innovaci髇, creatividad, receptividad, cooperaci髇, responsabilidad, orientaci髇 a los ciudadanos, lealtad, uso racional y eficiente de los recursos o ejemplaridad que se incluyen en este C骴igo, adquieren una gran importancia al ser el pilar fundamental en cualquier esfuerzo por transformar el estilo de gesti髇 en la Administraci髇 P鷅lica. Los valores 閠icos acompa馻n en cada actuaci髇 que se lleva a cabo en el trabajo y permiten orientar, que no dictar ni imponer, las formas de actuar.

Un verdadero cambio cultural en las Administraciones P鷅licas no se reduce a la simple modificaci髇 de normas y leyes, sino que, m醩 bien, tiene que ver con la capacidad de hacer efectiva y real su funci髇 de servicio p鷅lico. Una funci髇 para la que resulta esencial la colaboraci髇 de los empleados p鷅licos que se consolidan as� como el recurso m醩 valioso con el que cuenta la Administraci髇.

El C骴igo 蓆ico no contiene normas jur韉icas de obligado cumplimiento. Su propia naturaleza descarta la equiparaci髇 de este documento a una norma.

El espacio del C骴igo 蓆ico no puede ser otro que el hacer de puente entre los comportamientos legales, que constituyen el actuar ordinario de los empleados p鷅licos, y la consecuci髇 de la excelencia en el servicio p鷅lico, objetivo principal al que responde, en definitiva, la publicaci髇 de este C骴igo.

C覦IGO 蒚ICO

PRIMERO.- Objetivo.

Este C骴igo 蓆ico tiene como objetivo el logro de la excelencia en el servicio p鷅lico como resultado en un largo camino de mejoras tendentes a acercar al ciudadano una Administraci髇 moderna y de calidad de la que reciba un trato exquisito y profesional.

Nuestra ambici髇 es mejorar el bienestar de las personas y de las familias de Castilla y Le髇, contribuyendo a satisfacer sus necesidades, mediante la prestaci髇 de unos servicios p鷅licos que sean reflejo de la vida real y que ofrezcan a los ciudadanos lo que realmente quieren.

En definitiva, queremos convertirnos en un referente de calidad entre las Administraciones P鷅licas espa駉las, que comparta el conocimiento y las experiencias que genera, a la vez que contribuya al desarrollo socioecon髆ico de la Comunidad Aut髇oma.

SEGUNDO.- Naturaleza.

El respeto a la Constituci髇, a las leyes y al resto del ordenamiento jur韉ico deben presidir el comportamiento de los empleados p鷅licos de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇, que interpretar醤 y aplicar醤 las normas de acuerdo con los valores de este C骴igo.

La primera regla que deben observar los empleados p鷅licos es el respeto y cumplimiento del Ordenamiento Jur韉ico. No, obviamente, porque el C骴igo 蓆ico lo diga, sino porque la Constituci髇 lo exige.

Los valores 閠icos persiguen actuar como orientadores de conductas, pero no generan obligaciones, sino que se sit鷄n en el 醡bito del compromiso con los fines de la Administraci髇 como son el inter閟 general y el servicio a los ciudadanos.

TERCERO.- Compromisos de la Organizaci髇.

La Junta de Castilla y Le髇, que valora positivamente la adopci髇 por parte de sus empleados de los valores que promueve, se compromete a su vez a:

• - Tratar con dignidad, respeto y justicia a sus empleados p鷅licos, teniendo en cuenta sus diferentes sensibilidades culturales.
• - No discriminar a sus empleados p鷅licos por raz髇 de raza, religi髇, edad, nacionalidad, sexo, discapacidad o cualquier condici髇 personal o social ajena a los principios de m閞ito y capacidad.
• - No permitir ninguna forma de violencia, abuso o acoso en el trabajo.
• - Facilitar los derechos de asociaci髇, sindicalismo y negociaci髇 colectiva legalmente reconocidos.
• - Fomentar el desarrollo, formaci髇 y promoci髇 de los empleados p鷅licos.
• - Garantizar la seguridad y salud laboral adoptando todas las medidas posibles para maximizar la prevenci髇 de riesgos laborales.
• - Facilitar la conciliaci髇 del trabajo en la Administraci髇 con la vida personal y familiar de los empleados p鷅licos.
• - Procurar la integraci髇 efectiva en el 醡bito laboral de la Administraci髇 de las personas con discapacidad eliminando todo tipo de barreras que obstaculicen su inserci髇.
• - Fomentar la participaci髇 de los empleados p鷅licos en los programas de acci髇 social.
• - Facilitar la comunicaci髇 e interacci髇 con los empleados p鷅licos a trav閟 de la administraci髇 electr髇ica.

CUARTO.- Promoci髇 de la 蓆ica.

La Junta de Castilla y Le髇 incentivar� conductas que reflejen los valores 閠icos del servicio p鷅lico mediante la formaci髇 y el resto de sus pol韙icas de personal.

La conclusi髇 de que la 蓆ica P鷅lica no genera verdaderas obligaciones jur韉icas para los empleados p鷅licos no obsta la necesidad de que desde la Administraci髇 Auton髆ica se promueva el conocimiento y cumplimiento del C骴igo 蓆ico.

El asentamiento de la 蓆ica P鷅lica es un proceso que requiere tiempo. Los valores s髄o pueden se asimilados despu閟 de un tiempo de comprensi髇 y reflexi髇. Por ello este C骴igo 蓆ico pretende incorporar los valores a nuestra Administraci髇 como un proceso abierto y din醡ico, resultado de una suma de voluntades y en permanente evoluci髇 con las demandas y los valores sociales.

Los valores que informan este C骴igo 蓆ico son la integridad, la neutralidad, la transparencia, la dedicaci髇, la iniciativa, la innovaci髇 la creatividad, la receptividad, la cooperaci髇, la responsabilidad, la orientaci髇 al ciudadano, la lealtad, el uso racional y eficiente de los recursos y la ejemplaridad.

VALORES

Primero.- Integridad.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 evitar醤, en todo caso, los conflictos de intereses que puedan encontrarse en el desarrollo de sus funciones, distanci醤dose de aquellos asuntos que puedan afectarles personalmente.

Atendiendo al gen閞ico deber de objetividad en la actuaci髇 administrativa que impone nuestra Constituci髇 en su art韈ulo 103, el empleado p鷅lico est� sometido a los principios de imparcialidad y neutralidad al objeto de garantizar un adecuado ejercicio de la funci髇 administrativa y por tanto de la legalidad y acierto de las decisiones que puedan adoptarse. No es posible admitir ning鷑 tipo de conducta p鷅lica guiada por intereses personales.

Por ello, una de las primeras y m醩 b醩icas obligaciones del empleado p鷅lico es abstenerse de intervenir en todo procedimiento en el que pueda existir un conflicto entre el inter閟 general que representa la actuaci髇 administrativa que, bajo su responsabilidad, tiene encomendada y sus intereses particulares. En otras palabras, el empleado p鷅lico procurar� abstenerse de cualquier proceder arbitrario que, por cualquier motivo irrelevante para el inter閟 general, afecte o pueda afectar de manera negativa a cualquier ciudadano o, por el contrario, suponga un trato de favor.

Y 閟ta, tiene que ser una actitud del propio empleado p鷅lico, connatural al ejercicio de la funci髇 p鷅lica que se interioriza m醩 all� de sus deberes jur韉icos y, en su caso, la exigencia de responsabilidad. Todo ello, sabiendo adem醩, que en puridad jur韉ica, el deber de abstenci髇 nace directamente del antedicho principio constitucional de objetividad, sin que requiera por tanto de un acto previo de recusaci髇.

No es 閟ta una cuesti髇 balad�, y el empleado p鷅lico tiene que ser consciente de ello. La imagen y credibilidad de la Administraci髇 no puede quedar comprometida por actuaciones en las que el deber de abstenci髇 ha sido poco atendido o directamente vulnerado.

Y es que, con independencia de la respuesta en t閞minos disciplinarios o de invalidez del acto de que se trate, la vinculaci髇 a la decisi髇 p鷅lica que se adopta provoca un injustificable da駉 a los esenciales principios de legitimidad y credibilidad de la Administraci髇 y de presunci髇 de legalidad y acierto de sus decisiones. Quebranto que, afectando a toda la organizaci髇 es, en ocasiones, irreparable.

Segundo.- Neutralidad.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 mantendr醤 sus filiaciones al margen del desarrollo de la funci髇 p鷅lica, absteni閚dose de identificar con un inter閟 determinado la labor que desarrollen.

Los empleados p鷅licos buscar醤 servir a los ciudadanos dando lo mejor de s� dejando al margen sus preferencias ideol骻icas.

Tambi閚 se debe mantener la cautela sobre las posibles interferencias de los grupos de presi髇 o de inter閟 en el ejercicio de la funci髇 p鷅lica. La neutralidad tambi閚 obliga a distanciarse de los mismos para no confundir su posici髇 con el inter閟 general.

Tercero.- Transparencia.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 pondr醤 a disposici髇 del p鷅lico en general toda la informaci髇 no confidencial o reservada sobre el ejercicio de sus funciones.

La tendencia a no facilitar el acceso a documentos o informaci髇 administrativa puede considerarse una de las peores herencias de la Administraci髇 P鷅lica preconstitucional. Todav韆 hoy, en caso de duda, la respuesta que suele darse a quien pide un dato o documento concreto es la negativa.

Cambiar esta cultura administrativa exige, desde luego, el desarrollo de la normativa que regula el acceso a documentos, pero tambi閚 exige una actitud de apertura, de claridad, de motivaci髇 y explicaci髇 de actos y procedimientos que hagan de la Administraci髇 una aut閚tica 玞asa de cristal�.

Cuarto.- Dedicaci髇.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 mantendr醤 un pleno compromiso con las tareas que tengan asignadas, procurando una completa satisfacci髇 de los intereses p鷅licos en el ejercicio de sus funciones.

El trabajo desarrollado por un empleado p鷅lico, sus funciones y los medios que el ordenamiento jur韉ico pone a su disposici髇, imprimen al trabajo desarrollado en la Administraci髇 unos perfiles que no encuentran comparaci髇 en el 醡bito privado y que, sin duda, deben estar guiados por una especial sensibilidad con los fines e intereses generales a los que, por mandato constitucional y estatutario, debe atender la organizaci髇 en que se integra.

Partiendo de este planteamiento, debe potenciarse la vocaci髇 de servicio p鷅lico que puede motivar a cualquier persona a hacer de este servicio a la colectividad, al inter閟 general, su medio de vida. Ello, en el bien entendido sentido, que dicha vocaci髇 de servicio no es incompatible ni puede serlo con un r間imen profesional de absoluta idoneidad en cuanto a condiciones laborales y medios de trabajo.

La sociedad y los ciudadanos reclaman una mayor implicaci髇 en lo tocante a los intereses que les son propios, en la atenci髇 a sus expectativas, y lo valoran como una modalidad de integridad, solvencia y capacidad profesional.

En s韓tesis, hay que reavivar el sentido de servicio p鷅lico y sus valores.

Quinto.- Iniciativa, Innovaci髇 y Creatividad.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 expresar醤 su capacidad de propuesta de mejora de los m閠odos de trabajo y del desarrollo de pol韙icas p鷅licas, poniendo en com鷑 su conocimiento y experiencia en cada 醡bito de gesti髇 p鷅lica.

Se trata de fomentar la participaci髇 activa del empleado p鷅lico en la mejora de la organizaci髇 tratando de rentabilizar su conocimiento y experiencia en el nivel administrativo que corresponda, anim醤dole a proponer ideas para mejorar los resultados obtenidos y aportar propuestas de soluci髇 a los problemas.

Sin alterar el r間imen de distribuci髇 de competencias y el preceptivo orden jer醨quico -ya que lo contrario ser韆 una desviaci髇 de las l韓eas organizativas marcadas por el principio de legalidad- se trata de invertir en cierta manera la pir醡ide que representa la organizaci髇 en la toma de decisiones relativas a la gesti髇 p鷅lica. Y esta toma en consideraci髇 del conocimiento y la experiencia de los empleados p鷅licos debe ser apreciada de manera tangible por 閟tos al objeto de generar un clima de confianza y fluida aportaci髇 de iniciativas.

Sus propuestas e iniciativas deben contar con el canal adecuado que conduzca a su consideraci髇 y an醠isis ya que parten del conocimiento directo de un 醨ea de la actuaci髇 administrativa, de un 玸aber hacer� que s髄o se adquiere con la apuntada experiencia y que puede aportar una mejora en la gesti髇, anticip醤dose a la identificaci髇 de problemas.

En definitiva, el servidor p鷅lico debe tener una posici髇 proactiva en lo tocante a la adopci髇 de decisiones relativas a la gesti髇 p鷅lica, super醤dose visiones pasivas mal entendidas en una ordenaci髇 vertical de la Administraci髇 P鷅lica. Esa actitud proactiva que en nuestra Administraci髇 vienen demostrando, por ejemplo, los grupos de mejora y los empleados a trav閟 de la presentaci髇 de iniciativas y sugerencias, se extender� al uso de las innovaciones tecnol骻icas que faciliten el ejercicio de su actividad profesional con el objetivo 鷏timo de simplificar y acercar las relaciones entre ciudadano y Administraci髇.

Sexto.- Receptividad.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 se mostrar醤 siempre atentas y dispuestas a la mejora continua de la calidad de los servicios, teniendo en cuenta todas las observaciones internas y externas que puedan contribuir a este objetivo.

Los empleados p鷅licos deben ser receptivos a los cambios que puedan producirse en la organizaci髇, participando en su implementaci髇 y adapt醤dose en aquello que resulte necesario.

Esta conducta debe estar ligada, principalmente, a la necesaria y continua capacitaci髇 del empleado p鷅lico que, como una forma de receptividad, habr� de esforzarse por actualizar sus conocimientos y ampliar su formaci髇 al objeto de mantener y elevar su profesionalidad en beneficio de la mejor atenci髇 al inter閟 general. Formaci髇 y adaptaci髇 orientada a responder de una manera m醩 髉tima a las nuevas exigencias en materia de gesti髇 p鷅lica.

En ning鷑 caso se trata de imponer cargas o esfuerzos adicionales, de ah� que, la propia Administraci髇, interesada en la mejora de los servicios que presta a los ciudadanos a trav閟 del fomento de este valor 閠ico de la receptividad, deba articular los mecanismos necesarios para conciliar y favorecer el normal desarrollo de la funci髇 p鷅lica asignada al empleado p鷅lico con la formaci髇 y adaptaci髇 a los cambios que experimente la organizaci髇. Esto es, en un contexto de receptividad, la Administraci髇 debe garantizar la formaci髇 del empleado p鷅lico as� como la actualizaci髇 de los conocimientos y la praxis necesaria para el ejercicio de las nuevas funciones p鷅licas.

Obviamente, esta articulaci髇 de mecanismos de conciliaci髇 o tratamiento favorable de las actividades de formaci髇 y adaptaci髇 han de enlazarse en cuanto a sus resultados con la carrera profesional del empleado p鷅lico quien, adem醩 de las facilidades que se le ofrecen, recibe el oportuno reconocimiento a su trabajo e inter閟 por perfeccionarse y contribuir a la mejora de la organizaci髇.

Junto a la perspectiva expuesta, de orientaci髇 m醩 bien interna aunque de evidente efecto externo en cuanto a la mejora de la prestaci髇 de los servicios, no resulta menos importante atender a la percepci髇 del ciudadano y las manifestaciones que, respecto a los servicios o atenci髇 que recibe, pueda realizar en beneficio de la Administraci髇. Sin duda ser醤, en algunos casos, percepciones de car醕ter particular impregnadas de una notable carga subjetiva, pero que, tamizada de los elementos m醩 personales, pueden reflejar el sentir de otros muchos ciudadanos que podr韆n haber manifestado la percepci髇 del servicio p鷅lico de id閚tica manera.

S閜timo.- Cooperaci髇.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 se considerar醤 miembros integrantes de una organizaci髇 colectiva, trabajar醤 en equipo e intentar醤 cooperar con el resto de 髍ganos y autoridades p鷅licas.

Uno de los factores determinantes para el buen rendimiento de cualquier organizaci髇 es la cohesi髇 de sus integrantes que entienden como comunes los objetivos de 閟ta y son conscientes de la importancia de contribuir de manera convergente a su consecuci髇. Es m醩, puede afirmarse que estamos ante el antecedente de otros principios organizativos como el de eficacia y eficiencia (de consagraci髇 constitucional), por cuanto supondr� evitar la reduplicaci髇 de esfuerzos y la existencia de acciones divergentes e, incluso, contradictorias que generan tensiones entre los miembros de la organizaci髇 y traslada al exterior una inapropiada imagen de inseguridad.

Desde otro punto de vista, se trata de verificar una pauta ordinaria de comportamiento laboral que implica facilitar el trabajo a los dem醩 a trav閟 del propio, ayudando a conseguir, con un pensamiento de equipo, los fines de la organizaci髇.

Este planteamiento, en principio sencillo y que puede beneficiarse de un consenso inmediato, no cristaliza tan f醕ilmente en organizaciones complejas y mucho menos en aquellas que, como la Administraci髇 P鷅lica, unen a la complejidad de su ordenaci髇 unas dimensiones de elevada magnitud y un espectro de actuaciones diverso y distinto.

Sin perjuicio de las t閏nicas organizativas y funcionales que puedan articularse al respecto, de las que el legislador se ha ocupado y preocupado para la realizaci髇 de los principios de cooperaci髇 y coordinaci髇, resulta muy necesario, adem醩 de las t閏nicas y las reglas positivas, la concienciaci髇 y el sentimiento del trabajo en equipo. Un equipo que supone amalgamar un amplio colectivo que, adem醩, responde a perfiles personales, profesionales y competenciales muy distintos, sostenidos bajo un com鷑 denominador que es el de prestar un servicio p鷅lico de calidad.

Por ello, tiene que haber convencimiento, creencia cierta de la importancia de cada persona en el conjunto de la organizaci髇, lo cual no es tarea sencilla en una Administraci髇 habida cuenta de su ya anticipada complejidad organizativa y dimensi髇. Pero esa caracterizaci髇 tampoco puede ser excusa para trabajar y fomentar la idea de que la unidad de acci髇, conjuntando y armonizando esfuerzos en orden a conseguir un mejor servicio, no es en s� un objetivo a alcanzar sino un aut閚tico punto de partida.

Pero a鷑 hay m醩, cuando por parte de los ciudadanos y diferentes operadores jur韉icos y econ髆icos se reclama con fuerza la oferta de servicios de atenci髇 integral que superen las, en ocasiones, r韌idas distribuciones competenciales, la idea de cooperaci髇 y trabajo en equipo resultan consustanciales a una Administraci髇 moderna y de calidad.

Octavo.- Responsabilidad.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇, plenamente conscientes de sus responsabilidades, ponderar醤 todas las consecuencias que sus decisiones e intervenciones impliquen para los ciudadanos y para la organizaci髇.

Los empleados p鷅licos como integrantes f韘icos y titulares, en su caso, de los 髍ganos encargados de forjar la actuaci髇 administrativa, asumen una posici髇 de privilegio y una responsabilidad propia en el cumplimiento de los condicionantes y exigencias derivadas de una correcta actuaci髇 administrativa.

Debe observarse, adem醩, que, en la pr醕tica totalidad de los casos, ser� este personal la primera l韓ea de la Administraci髇 en cuanto a la ejecuci髇 de actuaciones, desarrollo de funciones y, principalmente, trato al ciudadano. Por lo tanto, debe fomentarse una conciencia de responsabilidad por la gesti髇, no pensando en reacciones sancionadoras o disciplinarias que, aun sin poder prescindir de ellas, no otorgan el sentido que se pretende a este postulado 閠ico, sino en la idea de asumir constructivamente las responsabilidades derivadas del proceder personal, entendiendo que los errores cometidos, una vez corregidos, deben servir para tener constancia de las deficiencias de la organizaci髇 y mejorar el servicio a los ciudadanos.

Desde otra perspectiva, la existencia en los empleados p鷅licos de una conciencia de responsabilidad redunda de forma muy beneficiosa en la ordenaci髇 interna de la propia Administraci髇, comprendi閚dose que, en la medida que los comportamientos no responsables suponen una disfuncionalidad en la organizaci髇, pueden llegar a menoscabar su finalidad 鷏tima de satisfacci髇 del inter閟 general. As�, los empleados p鷅licos actuar醤 con la diligencia y el cuidado necesarios para que su actuaci髇 no genere riesgos o ponga en peligro recursos y procedimientos de los que es responsable la organizaci髇.

Noveno.- Orientaci髇 al Ciudadano.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de Castilla y Le髇 mostrar醤 la mejor disposici髇 hacia los ciudadanos, procurando resolver sus demandas, informarles de sus derechos, tener en cuenta sus quejas y transmitir el car醕ter servicial de la Administraci髇 Auton髆ica.

El empleado p鷅lico y su actitud ante el trabajo es la imagen que, para una gran mayor韆 de los ciudadanos, se tiene de la Administraci髇. Consecuentemente el trato, la atenci髇 y el servicio al ciudadano debe ser un 醨ea de especial cuidado. Y es que, la valoraci髇 que el ciudadano realiza del servicio recibido o, simplemente, del proceder de la Administraci髇 a trav閟 de sus servidores p鷅licos, resulta fundamental en t閞minos de legitimidad y credibilidad en la actuaci髇 p鷅lica.

A tal fin, el desarrollo de la funci髇 p鷅lica debe realizarse de manera atenta, preferente e individualizada, evitando molestias innecesarias a los ciudadanos que a su vez, han de tener respeto y comprensi髇 de la actividad p鷅lica que se est� desarrollando. Esto es, partiendo del incondicional postulado 閠ico del servicio a los ciudadanos, conviene tambi閚 consignar la necesidad de que, por parte de los ciudadanos, exista una correcta comprensi髇 de la funci髇 que desarrollan los servidores p鷅licos y de hasta d髇de, cada servidor p鷅lico, dependiendo de su nivel de habilitaci髇 competencial, puede desarrollar sus funciones.

Se trata, sin duda, de un c韗culo en el que las l韓eas son marcadas por la Administraci髇, pero tambi閚 por los propios ciudadanos y su actitud ante los empleados p鷅licos. En cualquier caso, en esta figura circular s� podemos y debemos establecer un punto de partida y un recorrido principal que corresponde a la Administraci髇 y al personal a su servicio que con su actitud y profesionalidad trasladan una imagen de buen servicio al ciudadano.

Ciudadano que ha de percibir la cercan韆 y la preocupaci髇 con la que es tratado su problema, su expectativa, derecho o cumplimiento de obligaciones que, en el conjunto de la actividad administrativa, puede resultar insignificante pero que para 閘 es lo m醩 importante. Y esa dimensi髇 de enormidad, de gran relevancia personal, no la puede percibir la norma, ni el procedimiento, 鷑icamente el servidor responsable de la prestaci髇 de servicio que, con su actitud, con un simple gesto o una adecuada manera en el trato, puede convertir la simple y rigurosa aplicaci髇 de la legalidad en un trato personalizado que ha puesto al servicio de un 鷑ico ciudadano toda una gran Administraci髇.

D閏imo.- Lealtad y Uso Racional y Eficiente de los Recursos.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 ajustar醤 en todo momento su actuaci髇 a los principios de lealtad y buena fe para con la misma, comprometi閚dose al uso racional y eficiente de los recursos puestos a su disposici髇.

La fidelidad a la Administraci髇 y el rechazo de todo comportamiento que pueda perjudicarla han de ser contemplados como valores fundamentales. S髄o en el caso de que esa fidelidad pudiera ser contraria o incompatible con las convicciones 閠icas del empleado p鷅lico ser韆 leg韙imo anteponer la propia conciencia a la fidelidad con la Administraci髇, siempre que no sea contrar韆 al ordenamiento jur韉ico o a los principios constitucionales.

La lealtad institucional, entendida como la identificaci髇 de los empleados con los fines del organismo p鷅lico para el que trabajan, constituye un elemento capital de la gesti髇 p鷅lica.

No se trata ni se pretende una adhesi髇 ideol骻ica, incompatible adem醩 con nuestro sistema de empleo p鷅lico, sino el voluntario compromiso con la funci髇 p鷅lica que se desarrolla y el inter閟 general al que se est� atendiendo, m醩 all� tambi閚 de exigencias jur韉icas derivadas de una organizaci髇 ordenada a trav閟 del principio de jerarqu韆.

Esta lealtad o compromiso tiene una manifestaci髇 particular en la necesidad de dar un uso adecuado a los recursos que la Administraci髇 pone a disposici髇 de sus empleados p鷅licos, quienes deber醤 utilizarlos y administrarlos con austeridad teniendo asimismo el deber de velar por su conservaci髇. Se trata de hacer un uso racional y eficiente de los mismos conforme a la finalidad para la que se han proporcionado, y siguiendo los protocolos establecidos, evitando su abuso, derroche o desaprovechamiento.

El uso de los mismos para fines particulares o prop髎itos distintos a aquellos para los que hubieran sido espec韋icamente destinados constituye un p閟imo ejemplo y una falta de responsabilidad.

Und閏imo.- Ejemplaridad.

Las personas al servicio de la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 se significar醤 por su elevado grado de profesionalidad y conocimientos, siendo marco de referencia en todas sus actuaciones, lo que contribuir� al prestigio de la funci髇 p鷅lica.

El empleado p鷅lico tiene conciencia de su condici髇 de tal. Esto es, sabe que su trabajo se vincula directamente al inter閟 general y que por tanto, la manera en que ese trabajo, evidentemente p鷅lico, se desarrolla no puede resultar indiferente a la organizaci髇 ni a la sociedad a la que sirve.

El empleado p鷅lico no es un trabajador m醩. Su actitud y proceder no puede limitarse a la propia de un trabajador que presta sus servicios en una organizaci髇 privada.

El principio de atenci髇 preferente y exclusiva al inter閟 general ser� gu韆 en el proceder de todo empleado p鷅lico, no ya por una cuesti髇 de validez jur韉ica de sus actos, que lo es y muy importante, sino por la importancia que tiene en t閞minos de rendimiento y apreciaci髇 social en un Estado Democr醫ico y de Derecho.

Representa al inter閟 general, que satisface con su trabajo, y proyecta la imagen de la Administraci髇 en que se integra.

EL COMPROMISO

Con la incorporaci髇 de estos valores 閠icos, las mujeres y los hombres que componen la funci髇 p鷅lica ver醤 reafirmada su tarea profesional al servicio de los ciudadanos y, a trav閟 de ellos, la Administraci髇 de la Comunidad de Castilla y Le髇 se ver� legitimada en la gesti髇 eficaz, eficiente, objetiva y transparente de los asuntos p鷅licos.

玌N TRABAJO P贐LICO ES UN COMPROMISO P贐LICO�