Sumario

En nombre del Rey y como Presidente de la Comunidad Aut髇oma de Arag髇, promulgo la presente Ley, aprobada por las Cortes de Arag髇 y ordeno se publique en el 獴olet韓 Oficial de Arag髇� y en el 獴olet韓 Oficial del Estado�, todo ello de conformidad con lo dispuesto en el art韈ulo 20.1 del Estatuto de Autonom韆.

PREAMBULO

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La importancia tanto hist髍ica como actual del agua en Arag髇 no precisa de ning鷑 tipo de demostraci髇. La llegada del agua ha permitido el desarrollo de amplias partes de su territorio, manteniendo unas condiciones de vida adecuadas y favoreciendo el asentamiento de la poblaci髇. Se ha desarrollado entre nosotros, as�, una cultura del agua vinculada primordialmente a la oferta del producto para satisfacer la inequ韛oca demanda existente. Esa es una pol韙ica que explica la aprobaci髇 por las Cortes de Arag髇 en 1992 del documento denominado Pacto del Agua que luego ser韆 incorporado por la Administraci髇 del Estado al Plan Hidrol骻ico de la Cuenca del Ebro, lo que significa su consideraci髇 como parte del ordenamiento jur韉ico, como derecho directamente aplicable.

Pero el signo cambiante de los tiempos hace que hoy las cosas sean matizadamente distintas. Contin鷄 siendo realidad la necesidad de regular agua, si bien en la actualidad el destino agr韈ola hist髍icamente predominante entre nosotros no es el 鷑ico objeto de dichas regulaciones, sino que otras utilizaciones, como los abastecimientos urbanos, los usos industriales, las finalidades l鷇icas o, finalmente pero no menos importantes, las puramente ambientales, deben, ineludiblemente, ser tenidas en cuenta en la realizaci髇 de esa pol韙ica de regulaci髇. Igualmente, deben ser considerados los intereses de los afectados por esas obras de regulaci髇. La versatilidad de la utilizaci髇 del agua es impresionante y la lucha por un futuro que aparece muchas veces excesivamente complejo se gana, entre otros medios, mediante la disponibilidad de agua que pueda ser ofrecida para finalidades incluso hoy insospechadas o, simplemente, para dedicarla al m醩 adecuado mantenimiento de nuestros r韔s, cauces y riberas en una forma ambientalmente mucho m醩 perfecta y valorativamente deseable, en comparaci髇 con la forma en que nuestra generaci髇 ha recibido tales bienes de las generaciones precedentes.

En esos presupuestos es comprensible que las actuaciones que se realicen para incrementar la calidad del recurso o para, simplemente, conservarlo deban jugar al menos en el mismo plano que las actuaciones m醩 tradicionales que operan solamente sobre la cantidad. El agua es recurso limitado y vulnerable cuya protecci髇 exige fomentar el ahorro, limitar y posteriormente suprimir los usos irracionales y, desde luego, tratar adecuadamente las aguas residuales de forma previa a su vertido, as� como sus lodos. La Constituci髇 espa駉la de 1978, en su decidida defensa de los recursos naturales (art. 45.2), inici� un camino que alcanzar� resonancia singular con la promulgaci髇 de la Ley 29/1985, de 2 de agosto, de Aguas, en la que la calidad es uno de los fundamentos b醩icos que le sirven de elemento distintivo, junto con la pr醕tica demanializaci髇 de las aguas y la importancia que en ella tiene la planificaci髇 hidrol骻ica. Fen髆enos posteriores como, singularmente, la aparici髇 de numerosas normas con origen en las instituciones europeas, profundizan el camino se馻lado en plena concordia con los deseos mayoritarios de la actual sociedad espa駉la, marcando un camino que debe ser inexorablemente seguido por todos los poderes p鷅licos, cada uno dentro de su espec韋ico 醡bito de responsabilidad. La promulgaci髇 de la reciente Ley 46/1999, de 13 de diciembre, de modificaci髇 de la Ley 29/1985, de Aguas, debe, entre otras 髉ticas, ser contemplada tambi閚 dentro de los presupuestos de acentuaci髇 de los mecanismos de control de la calidad de las aguas y cuidado medioambiental de los ecosistemas acu醫icos. Asimismo, esta Ley se inscribe en el contexto de la reciente Directiva 2000/60/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre, por la que se establece un marco comunitario de actuaci髇 en el 醡bito de la pol韙ica de aguas.

De esta forma, cantidad y calidad del recurso se complementan necesariamente; demanda y conservaci髇 no son m醩 que caras de la misma moneda; sostenibilidad y uso racional, finalmente, principios que no pueden conjugarse por separado so pena de caer en la esquizofrenia h韉rica. Hoy no es posible entender de forma aislada las pol韙icas de abastecimiento, de utilizaci髇 o de depuraci髇 de las aguas residuales. La plena comprensi髇 del, por otra parte tan simple, ciclo hidrol骻ico impone una consideraci髇 conjunta que, en caso contrario, amenazar� con llevar al traste cualquier realizaci髇 aislada, por bienintencionada que pueda parecer, que s髄o se manifieste en una de esas direcciones.

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La Comunidad Aut髇oma de Arag髇 emprendi� un camino en ese sentido con la promulgaci髇 de la Ley 9/1997, de 7 de noviembre, de Saneamiento y Depuraci髇 de Aguas Residuales de la Comunidad Aut髇oma de Arag髇. Su origen 鷏timo, adem醩 de en los fundamentos intelectuales que se han se馻lado en el anterior apartado, se encontraba en el contenido de la Directiva 91/271/CEE, del Consejo, de 21 de mayo, sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, y en su transposici髇 al Derecho espa駉l mediante el Real Decreto Ley 11/1995, de 28 de diciembre, que marcaban unos plazos inexorables para la realizaci髇 de determinadas actuaciones en el plano de la calidad de las aguas residuales urbanas. Con esta Ley, Arag髇 se dot� de un esquema b醩ico de actuaci髇 que ha permitido una pol韙ica sistem醫ica de construcci髇 de una red planificada de depuradoras en nuestra Comunidad Aut髇oma que ahora comienzan a entrar en funcionamiento, lo que permite augurar en el pr髕imo futuro un notable incremento de la calidad de nuestras aguas. La presente Ley, de la que este pre醡bulo es p髍tico necesario, se apoya inequ韛ocamente en lo previamente legislado por la Comunidad Aut髇oma, pero intenta avanzar con pasos decididos en la l韓ea de intervenci髇 en la pol韙ica de aguas desde los muy diversos frentes en los que la Comunidad Aut髇oma tiene responsabilidades. Es por ello que lo que se formula con esta Ley es una aut閚tica ordenaci髇 de las plurales formas de participaci髇 de los poderes p鷅licos aragoneses en el 醡bito de la gesti髇 del agua, y de ah� la misma ambiciosa y comprometida denominaci髇 que la Ley adopta.

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La Ley se formula, como no pod韆 ser de otra forma, dentro de las competencias que la Comunidad Aut髇oma posee en este 醡bito; unas competencias que vienen limitadas en principio por la inexistencia de cuencas hidrogr醘icas dentro del territorio de la Comunidad Aut髇oma y, por tanto, conforme a la interpretaci髇 efectuada por el Tribunal Constitucional en su Sentencia 227/1988, de 29 de noviembre, por la imposibilidad por motivos geogr醘icos de ejercitar plenamente unas competencias que el Estatuto de Autonom韆 reconoce inicialmente en su art韈ulo 35.1.16. La Ley parte de este hecho y no intenta transgredirlo en modo alguno, bien que, sin embargo, est� presente en el texto un intento de avanzar dentro de las posibilidades que el ordenamiento jur韉ico permite a la Comunidad Aut髇oma, a cuyos efectos se encarga a la Administraci髇 de la Comunidad Aut髇oma la celebraci髇 de convenios con la del Estado a fin de conseguir, entre otros aspectos, la presencia en las Juntas de Explotaci髇, Juntas de Obras y en las Comisiones de Desembalse que desarrollan su actividad en el territorio aragon閟. Avalan esta postura diversas razones, pero, fundamentalmente, una exacta visi髇 de la evoluci髇 del Estado de las Autonom韆s y de la necesaria presencia que las Comunidades Aut髇omas tienen que tener en todos los 髍ganos e instituciones en los que las competencias auton髆icas de car醕ter plenamente territorial tengan un 醡bito donde poder desarrollarse efectivamente.

Al margen de lo indicado, la Ley contin鷄 la traza de la Ley 9/1997, de 7 de noviembre, en el 醡bito de la depuraci髇 y saneamiento, operando, por tanto, con sus mismos fundamentos estatutarios (arts. 35.1.16, 17 y 37.3), procediendo solamente a realizar cambios all� donde la experiencia, la variaci髇 del ordenamiento jur韉ico o el necesario perfeccionamiento de los instrumentos t閏nicos de intervenci髇 inducen a ello. Nada hay de fundamental cambio, entonces, en este 醡bito, si bien se juzga que la regulaci髇 ahora existente permite responder con un mejor bagaje t閏nico a los retos que se plantean en este 醡bito. La derogaci髇 de la Ley 9/1997 es, por ello, congruente con la opci髇 seguida de configurar un ordenamiento completo en materia de aguas para la Comunidad Aut髇oma.

Una importante novedad de la Ley en el plano competencial es integrar plenamente al abastecimiento dentro de las preocupaciones normativas de la Comunidad Aut髇oma. Se han desarrollado hasta ahora por la Administraci髇 de la Comunidad Aut髇oma diversas actuaciones en este 醡bito, pero sin tener una base normativa propia y espec韋ica. Las necesidades manifestadas en nuestra sociedad y el papel insustituible de la Comunidad Aut髇oma a la hora del abastecimiento en alta a los municipios, hace necesario proporcionar a la Administraci髇 de la Comunidad Aut髇oma instrumentos normativos de actuaci髇. Se configura, as�, un Plan Aragon閟 de Abastecimiento Urbano, concebido como instrumento sistem醫ico de actuaciones, legitimador de la construcci髇 y explotaci髇 de redes, a partir del cual y mediante una pol韙ica de convenios con las entidades locales interesadas se podr� cooperar a proporcionar agua al conjunto de los municipios aragoneses y, singularmente, all� donde se producen todav韆 importantes problemas de abastecimiento. La declaraci髇 en algunos casos de determinadas obras como de inter閟 de la Comunidad Aut髇oma es la forma de otorgar sustanciales instrumentos jur韉icos de intervenci髇, de los que cabe esperar leg韙imamente una mejora en la red de abastecimientos y, con ella, un aumento en la calidad de vida de los habitantes de la Comunidad Aut髇oma.

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Es una novedad fundamental de la Ley la creaci髇 de una Entidad de Derecho P鷅lico que recibe el nombre de Instituto Aragon閟 del Agua. Es f醕il explicar los or韌enes intelectuales de la misma en el discurso de investidura del Presidente de la Comunidad Aut髇oma y en partes concretas del acuerdo de coalici髇 suscrito para dar lugar a la formaci髇 del Gobierno. Pero m醩 all� de esto, razones de exacta comprensi髇 del supremo inter閟 que la pol韙ica del agua tiene para Arag髇 y los aragoneses explican el surgimiento de esta Entidad y, sobre todo, la configuraci髇 concreta que adopta.

En efecto, la importancia del agua en Arag髇 supera l韒ites competenciales y compartimientos administrativos. Todo en el agua es de inter閟 de la Comunidad Aut髇oma de Arag髇, o sea, de sus habitantes, y esto no es un aserto sino una mera constataci髇. Es de inter閟 para los aragoneses y, por tanto, para la Comunidad Aut髇oma la participaci髇 en la determinaci髇 de la pol韙ica nacional en materia de aguas y presenta, tambi閚, supremo inter閟 el conocimiento y posibilidades de influir en la toma de postura de las instituciones aragonesas y en el ejercicio de las competencias que el ordenamiento jur韉ico les reconoce. El problema, tal y como la experiencia ense馻, reside en la configuraci髇 de instrumentos y medios h醔iles para hacer posible el debate social y la expresi髇 de cualquier posici髇 sobre el particular. Ello no se debe resumir en modo alguno al entrecruzamiento de argumentos entre los actores pol韙icos o los usuarios del agua entendidos 閟tos al modo tradicional.

El Instituto Aragon閟 del Agua surge, entonces, como un instrumento que facilita el debate y el acercamiento de planteamientos inicialmente contrapuestos en materia de pol韙ica hidr醬lica en Arag髇. Se articula en su seno una Comisi髇 del Agua de Arag髇 de composici髇 plural, donde la Administraci髇 aragonesa est� representada minoritariamente y donde, sobre todo, se da lugar a la presencia de los intereses sociales en sus m鷏tiples manifestaciones. Ese Instituto Aragon閟 del Agua, a trav閟 de sus servicios administrativos notoriamente reforzados en relaci髇 a los actuales, formar�, adem醩, unas Bases para la Pol韙ica del Agua en Arag髇, instrumento fundamentalmente entendido desde la finalidad de la planificaci髇 hidrol骻ica, que, tras el correspondiente debate en el seno del Instituto y la sociedad, ser� presentado a las Cortes de Arag髇 para su debate y la formulaci髇, en su caso, de las correspondientes resoluciones, dando as� lugar, al nivel m醩 alto posible, a una concreci髇 de la pol韙ica aragonesa del agua que represente lo que son posiciones ampliamente mayoritarias de su compleja y plural sociedad.

Pero el Instituto Aragon閟 del Agua es algo m醩 que un 髍gano de participaci髇. La forma jur韉ica escogida, Entidad de Derecho P鷅lico, permite reunir en esa entidad el ejercicio del conjunto de las competencias de la Comunidad Aut髇oma sobre abastecimiento y saneamiento, que podr醤 ser ejercitadas, entonces, de una forma mucho m醩 醙il y eficaz de lo que puede suceder en la tradicional Administraci髇 comprendida al modo puramente departamental. Eso hace necesario suprimir la actual Junta de Saneamiento, cuyas funciones se integran en el Instituto Aragon閟 del Agua. La reuni髇 en 閘 de las pol韙icas de abastecimiento y saneamiento permitir�, sin g閚ero de duda, una gesti髇 m醩 adecuada con las exigencias del ciclo hidrol骻ico y, al tiempo, simplificar la estructura organizativa de la Administraci髇 aut髇oma suprimiendo la Direcci髇 General del Agua.

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No se agota con ello el contenido normativo de la Ley, sino que la visi髇 totalizadora de la pol韙ica del agua que pretende representar lleva a que en ella se contengan otras prescripciones. As�, se inserta en esta Ley, de forma congruente con lo indicado, el contenido de la Ley 1/1996, de 24 de abril, relativa a la representaci髇 de la Comunidad Aut髇oma de Arag髇 en los Organismos de Cuenca, derog醤dose tal Ley expresamente. Igualmente, se recogen en la Ley determinadas prescripciones sobre ahorro, conservaci髇 y reutilizaci髇 de aguas residuales, que hoy en d韆 deben considerarse complemento necesario e imprescindible de cualquier pol韙ica de depuraci髇 y saneamiento de aguas residuales, en la l韓ea general marcada por la Ley de configurar una gesti髇 basada en los principios de sostenibilidad y conservaci髇 del recurso.

En fin, la Ley representa un sustancial paso adelante en la regulaci髇 normativa de la pol韙ica del agua en Arag髇 que permite augurar un coherente salto tambi閚 en la gesti髇 administrativa, todo ello, ni m醩 ni menos, que en concordancia con los deseos un醤imes de la sociedad aragonesa.