PLAN REGIONAL DE ARQUEOLOG虯

1. Introducci髇: metodolog韆 del trabajo

En su sesi髇 de 14 de octubre de 2009, la Comisi髇 T閏nica de Patrimonio Arqueol骻ico y Paleontol骻ico decidi� formar un grupo de trabajo para la redacci髇 de un informe-propuesta de l韓eas de investigaci髇 que permitiese priorizar los proyectos presentados en el seno de las 髍denes anuales de actuaciones arqueol骻icas. Se trataba as� de dar cumplimiento al precepto contenido en el art韈ulo 80 de la Ley 11/1998, de 13 de octubre, de Patrimonio Cultural de Cantabria, que define el denominado Plan Regional de Arqueolog韆.

Metodolog韆 de trabajo

1. Definici髇 del objetivo general del Plan Regional de Arqueolog韆

El art韈ulo 80 de la Ley de Cantabria 11/1998 establece que 玹endr醤 prioridad para ser financiados por la Administraci髇 auton髆ica aquellos proyectos de actuaci髇 arqueol骻ica que se ajusten a las l韓eas de investigaci髇 fijadas peri骴icamente por la Consejer韆 de Cultura y Deporte en el Plan Regional de Arqueolog韆 a propuesta de la Comisi髇 T閏nica de Patrimonio Arqueol骻ico y Paleontol骻ico�.

El objetivo fundamental es, por consiguiente, la planificaci髇 de los recursos de la Administraci髇 auton髆ica para la investigaci髇 arqueol骻ica reglada.

2. Fase de diagn髎tico

Se trata de realizar un diagn髎tico que permita caracterizar la investigaci髇 arqueol骻ica en Cantabria desde la asunci髇 de las competencias en la materia, determinando sus puntos fuertes y sus principales lagunas de conocimiento. Esta base documental se utilizar� para definir los criterios de selecci髇 y establecer las l韓eas de trabajo.

Las fuentes de informaci髇 consultada han sido:

• - El Inventario Arqueol骻ico Regional
• - Los expedientes de Actuaciones arqueol骻icas
• - El inventario del Museo de Prehistoria y Arqueolog韆 de Cantabria
• - La bibliograf韆 arqueol骻ica de la Regi髇

3. Establecimiento de las directrices en la definici髇 de las l韓eas de investigaci髇 de financiaci髇 prioritaria.

En la sesi髇 de la CTPAP de fecha 14 de octubre de 2009, el Director General de Cultura defini� los ejes fundamentales que deben regir la actividad arqueol骻ica en la regi髇: normalizaci髇 administrativa de materiales y memorias, favorecer la investigaci髇 sobre vac韔s de conocimiento geogr醘ico y tem醫ico y desarrollar otros proyectos de inter閟 para la Consejer韆. En consecuencia, las l韓eas de investigaci髇 a definir deber醤 propiciar el avance del conocimiento del registro arqueol骻ico regional en aquellos aspectos cronol骻icos, tem醫icos, etc. que lo requieran.

4. Definici髇 de las l韓eas de financiaci髇 prioritaria, en funci髇 de las caracter韘ticas de la investigaci髇 arqueol骻ica en Cantabria y en aplicaci髇 de los criterios establecidos.

2. Caracterizaci髇 de la arqueolog韆 de investigaci髇 en Cantabria

Siguiendo el procedimiento acordado en el Grupo de Trabajo, se resume a continuaci髇 la informaci髇 elaborada a partir de las diferentes fuentes utilizadas para la redacci髇 de este Plan: los datos obrantes en el Servicio de Patrimonio Cultural relativos al Inventario Arqueol骻ico Regional y a las actuaciones arqueol骻icas de investigaci髇, los datos procedentes de las colecciones del MUPAC y los extra韉os de la bibliograf韆 arqueol骻ica.

INVENTARIO ARQUEOL覩ICO REGIONAL

El an醠isis de la informaci髇 contenida en el INVAC, recientemente actualizado, proporciona una perspectiva global del registro arqueol骻ico perteneciente a la historia regional desde los inicios del poblamiento hasta la Edad Media. Est� a鷑 pendiente la tarea de completar este documento con los yacimientos arqueol骻icos correspondientes a los periodos hist髍icos m醩 recientes. Otro importante vac韔 se refiere al patrimonio subacu醫ico.

A los efectos del presente Plan, las variables fundamentales que se pueden analizar a partir de este documento son de cuatro tipos: distribuci髇 geogr醘ica, naturaleza de los yacimientos, tipo de actuaciones y asignaci髇 crono-cultural de los contextos.

1. Distribuci髇 geogr醘ica

La repartici髇 de los yacimientos conocidos entre las diversas comarcas que configuran la regi髇 manifiesta netas desigualdades geogr醘icas en el conocimiento arqueol骻ico (Gr醘ico 1). As�, las comarcas litorales de la Marina oriental y occidental concentran m醩 de la mitad de los sitios conocidos, sumando cada una de ellas por separado aproximadamente el triple que cualquier otra comarca. El resto de sitios, algo menos de la mitad del inventario, se distribuye, de forma m醩 o menos equilibrada, entre las otras demarcaciones (con excepci髇 del Valle de Villaverde, cuya aportaci髇 es m韓ima).

Gr醘ico 1. Distribuci髇 geogr醘ica por comarcas de los yacimientos arqueol骻icos

Esta distribuci髇 responde a causas vinculadas con la historia de la investigaci髇 arqueol骻ica y con la propia geograf韆 regional: la primera se ha concentrado hist髍icamente en la franja litoral y la segunda propicia diferencias netas entre la llanura costera, f醕ilmente transitable y m醩 densamente poblada a lo largo de la historia, y los valles e interfluvios interiores, donde la propia presencia humana (y la de los investigadores de la Arqueolog韆) ha sido mucho menos densa. La litolog韆 es otro rasgo f韘ico muy a tener en cuenta en este apartado: los sustratos en los que predominan las rocas carbonatadas son 醨eas k醨sticas muy ricas en cuevas donde se conservan bien los dep髎itos sedimentarios y que fueron intensamente aprovechadas en tiempos prehist髍icos y a鷑 hist髍icos. Por el contrario, en las zonas de litolog韆 sil韈ea no existe tal profusi髇 de 玹rampas� de sedimentos, predominando aqu� un registro arqueol骻ico caracterizado por los sitios y hallazgos al aire libre o superficiales. En este apartado hay que considerar la importancia de las terrazas fluviales en la aparici髇 de materiales correspondientes a etapas antiguas del Paleol韙ico.

2. Naturaleza de los yacimientos

En la distribuci髇 de los sitios por tipos de contextos, se observa asimismo un claro sesgo en favor de los yacimientos en cueva, que suponen casi la mitad de los sitios documentados (Gr醘ico 2). Esta preponderancia hunde sus ra韈es en las causas geogr醘icas e hist髍icas arriba se馻ladas: En Cantabria la densidad de cuevas es extraordinaria (en 5.321 km� se cuentan m醩 de 6.500 cavidades), de las que casi 1200 conservan yacimientos arqueol骻icos. Esta caracter韘tica geol骻ica, unida a su frecuente uso humano durante las etapas de clima m醩 riguroso y sus excelentes cualidades para la preservaci髇 de los dep髎itos sedimentarios, explica el dominio de esta clase de contextos en el registro arqueol骻ico regional.

Gr醘ico 2. Distribuci髇 de los yacimientos arqueol骻icos por tipos de contexto

Siguen en importancia num閞ica los sitios al aire libre, constituidos fundamentalmente por colecciones de industrias l韙icas. Esta categor韆 material es la que mejor se conserva y, por consiguiente, da un buen testimonio general del poblamiento de la regi髇 desde las primeras ocupaciones humanas en el Paleol韙ico antiguo. Es importante se馻lar, desde el punto de vista contextual que, con excepci髇 de contadas localizaciones, se trata normalmente de dep髎itos de car醕ter secundario y hallazgos aislados.

Los contextos funerarios ocupan el tercer lugar en esta consideraci髇 cuantitativa: necr髉olis medievales (cerca de 300) y enterramientos monumentales neol韙icos (m醩 de 200). A la visibilidad de este tipo de yacimientos se a馻de la existencia de estudios espec韋icos acerca de ambos fen髆enos hist髍icos.

Fortificaciones hist髍icas y edificios religiosos siguen en importancia num閞ica dando testimonio del patrimonio arquitect髇ico medieval en estado arqueol骻ico de la regi髇.

3. Tipos de actuaciones

De la observaci髇 de los datos num閞icos vinculados al INVAC se infiere que el tipo de actuaci髇 que ha dado lugar al descubrimiento de los sitios en 閘 contenidos es, primordialmente, la prospecci髇 (casi 1.600 yacimientos) (Gr醘ico 3). Muy lejos quedan las excavaciones y los hallazgos casuales, con poco m醩 de 200 casos cada uno. Esto es perfectamente l骻ico en el 醡bito general de la actividad arqueol骻ica en la regi髇 y teniendo en cuenta las especificidades de cada uno de los tipos de actuaci髇 considerados: Se han realizado numeros韘imas prospecciones en el curso de trabajos vinculados con la denominada 玜rqueolog韆 profesional� y adem醩, 閟te es el tipo de actuaci髇 dirigido precisamente a explorar el territorio en busca de testimonios arqueol骻icos, de manera que su productividad es obviamente la m醩 alta en t閞minos de n鷐ero de localizaciones. La excavaci髇 es el tipo de actuaci髇 m醩 estrechamente vinculada con la investigaci髇, como veremos en el apartado siguiente, aunque su consideraci髇 en el c髆puto global de la actividad arqueol骻ica a efectos de n鷐ero de sitios conocidos queda arrinconada ante la productividad de las prospecciones.

Gr醘ico 3. Tipos de actuaciones

4. Asignaci髇 crono-cultural de los contextos arqueol骻icos (Gr醘ico 4)

Tomando como base los datos cuantitativos del INVAC hay dos per韔dos de la historia cuya representaci髇 en el registro arqueol骻ico regional es considerablemente superior a los dem醩: la Prehistoria reciente y la Edad Media. Las Edades Moderna y Contempor醤ea tienen una presencia somera aunque deben dejarse fuera de consideraci髇, ya que los trabajos de actualizaci髇 del Inventario no han alcanzado a estos per韔dos hist髍icos.

Puede parecer chocante que el n鷐ero de contextos de la Prehistoria reciente superen ampliamente a los de la Prehistoria paleol韙ica, en una regi髇 que se caracteriza, precisamente, por la riqueza del registro de estos tiempos de la Prehistoria. La explicaci髇 a esta aparente paradoja reside en el tipo de actuaci髇 y el car醕ter de la documentaci髇 de que se dispone acerca de estos contextos, muy diferente en uno y otro caso. As�, lo que se recoge en el INVAC son abundant韘imas referencias a contextos m醩 f醕ilmente accesibles por ser normalmente superficiales (en cueva y al aire libre) y, aunque escasamente documentados, atribuidos a estos periodos recientes de la Prehistoria. Hay que contemplar, asimismo, el fuerte avance de las investigaciones sobre la Prehistoria reciente regional en los 鷏timos a駉s, que han proporcionado cientos de referencias fiables sobre contextos de este per韔do (con yacimientos tan visibles como los megalitos).

En cuanto a los contextos arqueol骻icos cuya formaci髇 corresponde a tiempos hist髍icos, su n鷐ero no es tampoco desde馻ble, destacando entre ellos los yacimientos romanos y, sobre todo, los medievales, que superan en la actualidad el millar.

Gr醘ico 4. Asignaci髇 cronocultural de los contextos arqueol骻icos

ACTUACIONES ARQUEOL覩ICAS DE INVESTIGACI覰

La imagen que se deduce del an醠isis de los datos obrantes en el Servicio de Patrimonio Cultural relativos a las actuaciones arqueol骻icas de investigaci髇 en Cantabria matiza considerablemente los obtenidos del INVAC y ofrecen una perspectiva m醩 precisa de aquellas variables tomadas en consideraci髇.

Desde el traspaso de competencias en la materia (a駉s 80 hasta la actualidad), la arqueolog韆 de investigaci髇 en Cantabria queda definida por una serie de caracter韘ticas generales, siendo tambi閚 de gran inter閟 las fluctuaciones temporales de los datos, que dan fiel reflejo de distintos aspectos de la historia de las investigaciones e incluso del contexto socioecon髆ico general de la regi髇.

1. Tipos de actuaciones

En el per韔do de tiempo considerado -los 鷏timos veinticinco a駉s- el tipo de actuaci髇 de investigaci髇 preponderante ha sido la excavaci髇, que ha dominado siempre netamente las campa馻s anuales, con excepci髇 de los 鷏timos dos a駉s (Gr醘icos 5.1 y 5.2).

Gr醘ico 5.1 Tipos de actuaciones arqueol骻icas 1984-1999

Se observan, sin embargo, algunas tendencias claras en los datos a este respecto. As�, y desde porcentajes del 80% en 1984 y promedios cercanos al 70 % hasta 1988, al final de esta d閏ada y principios de los a駉s 90 se aprecia un considerable descenso en el n鷐ero de excavaciones, que se sit鷄 en torno al 50% y no repuntar� hasta mediada esta d閏ada hasta recuperar su anterior car醕ter hegem髇ico (80% de las actuaciones) en los 鷏timos a駉s del milenio. De forma pareja, y con una evoluci髇 proporcionalmente inversa, evolucionan las prospecciones, que crecen hasta casi alcanzar a las excavaciones en 1991 para despu閟 descender progresivamente a lo largo de la d閏ada de los 90. La explicaci髇 a este valle en el gr醘ico de las excavaciones y el consecuente pico en las prospecciones debe buscarse en la crisis econ髆ica y presupuestaria que sufri� la regi髇 en esos a駉s, que supuso una merma considerable de los recursos destinados a la arqueolog韆. As�, las actuaciones menos costosas se incrementaron al tiempo que descendieron las excavaciones, mucho m醩 onerosas en su desarrollo. La investigaci髇 del arte rupestre sigue un desarrollo independiente, con una importancia relativa similar a la de las prospecciones, alcanzando en algunas campa馻s el 30% y estabiliz醤dose a lo largo de los 90 en torno al 10% del total de actuaciones.

Gr醘ico 5.2 Tipos de actuaciones arqueol骻icas 2000-2009

A partir de 2000 el n鷐ero de excavaciones desciende progresivamente, aunque se mantiene su predominio en t閞minos porcentuales (en torno al 70% y con un pico de casi el 90% en 1995). Mientras, se mantienen pr醕ticamente inalterados en su car醕ter minoritario los otros tipos de actuaci髇, entre los que cabr韆 destacar un cierto peso relativo de los estudios de arte rupestre. Esta tendencia responde, en primer lugar, a una pol韙ica de los responsables de Cultura orientada a reducir el n鷐ero de excavaciones en la Regi髇. El descenso se detiene en 2003, cambiando la tendencia decreciente en el n鷐ero de excavaciones hasta 2005 (cuando supera el 80% de las actuaciones), a駉 en que se reanuda el declive de este tipo de actuaciones, que alcanza su m韓imo absoluto y relativo en 2008. La explicaci髇 de este 鷏timo descenso tiene tambi閚, al menos en parte, causas administrativas: las modificaciones en la Ley de Contratos del Sector P鷅lico, sumada a la aplicaci髇 estricta de la normativa de subvenciones ha dificultado la realizaci髇 de algunos proyectos de excavaci髇 en la campa馻 de 2008. Por 鷏timo, y dentro de la ineludible pol韙ica de normalizaci髇 administrativa de la documentaci髇 arqueol骻ica emprendida en los 鷏timos a駉s, la convocatoria de entrega de materiales desde diciembre de 2006 ha supuesto, en la pr醕tica, la interrupci髇 de trabajos de campo que han sido sustituidos por campa馻s de trabajo de gabinete no menos necesarios. Al mismo tiempo, las actuaciones de limpieza y toma de muestras han experimentado un considerable aumento desde 2007. Cabe se馻lar, al mismo tiempo, un claro repunte de los estudios de arte rupestre, que desde porcentajes medios en torno del 10% ascienden a partir de 2006 hasta el 40%.

2. Asignaci髇 crono-cultural de los contextos investigados

Gr醘ico 6.1 Asignaci髇 cronocultural de los contextos investigados 1984-1999

En este aspecto se observa un dominio neto de la investigaci髇 prehist髍ica, que adquiere un car醕ter abrumador a principios de la d閏ada de los noventa (Gr醘ico 6.1). En la segunda mitad de los ochenta, la arqueolog韆 romana y la medieval ten韆n un peso considerable que, especialmente la primera, no recuperar醤 m醩 adelante. Este panorama se colorea considerando los 韓dices restringidos de la arqueolog韆 paleol韙ica y la orientada al conocimiento de la Prehistoria reciente (Gr醘ico 6.2), con una marcada progresi髇 de la segunda a lo largo de las 鷏timas d閏adas del siglo XX, hasta llegar a ser mayoritaria, para luego perder de nuevo peso r醦idamente hasta casi desaparecer en 2005.

Gr醘ico 6.2 韓dices restringidos de actuaciones de arqueolog韆 paleol韙ica y de prehistoria reciente 1984-1999

En el Gr醘ico 6.3, que refleja la evoluci髇 entre 2000 y 2009, se observa claramente ese fen髆eno y c髆o la arqueolog韆 paleol韙ica recupera en los 鷏timos a駉s el car醕ter hegem髇ico que tuvo a mediados de los 80 en el apartado de las actuaciones en arqueolog韆 prehist髍ica. Cabr韆 por 鷏timo destacar el considerable peso relativo alcanzado por las investigaciones arqueolog韆s orientadas a la Protohistoria y la primera romanizaci髇 (especialmente castros de la Edad del Hierro y castramentaciones romanas relacionadas con las Guerras C醤tabras) en los primeros a駉s del nuevo milenio, que decrece fuertemente a partir de 2006. Las actuaciones en arqueolog韆 medieval y moderna-contempor醤ea son siempre minoritarias en el curso de estos a駉s. Se debe se馻lar, finalmente, la presencia desde 2008 de actuaciones sobre el patrimonio paleontol骻ico a partir del importante descubrimiento del yacimiento de 醡bar del Cret醕ico inferior en el 玹erritorio El Soplao�, riqu韘imo en inclusiones org醤icas.

Gr醘ico 6.3 Asignaci髇 cronocultural de los contextos investigados 2000-2009

3. Agentes de la investigaci髇 arqueol骻ica

La consideraci髇 de los receptores de las autorizaciones de actuaci髇 arqueol骻ica en los veinticinco a駉s contemplados en el an醠isis delata asimismo interesantes tendencias en cuanto al espectro profesional e institucional de la investigaci髇 arqueol骻ica en Cantabria (Gr醘icos 7.1 y 7.2).

As�, en las dos 鷏timas d閏adas del siglo XX se da un neto predominio de los proyectos desarrollados desde la Universidad de Cantabria, en una direcci髇 ascendente y con un m醲imo que se sit鷄, precisamente, en los a駉s m醩 dif韈iles de la crisis econ髆ica y prespuestaria que vivi� entonces la Regi髇, esto es, cuando no hab韆 recursos p鷅licos para la investigaci髇 y, por consiguiente, s髄o pod韆n afrontar esta actividad aquellas instancias con dedicaci髇 y medios suficientes.

Gr醘ico 7.1 Agentes de la investigaci髇 arqueol骻ica 1984-1999

Gr醘ico 7.2 Agentes de la investigaci髇 arqueol骻ica 2000-2009

Desde mediados de los ochenta se asiste a un declive progresivo y sostenido de la instituci髇 que hab韆 desempe馻do antes un papel central en este campo, el Museo Regional de Prehistoria y Arqueolog韆, que se ve claramente sobrepasado en su actividad por la UC ya en el a駉 1987 y reduce su actividad a cero desde 1992. Pero la pujanza proporcional de las actuaciones arqueol骻icas desarrolladas desde la UC, que alcanza su m醲imo en los principios de los 90, tiene tambi閚 un posterior declive, tan acusado como aqu閘 del Museo, a partir de mediados de esa d閏ada, esta vez a favor de solicitantes de autorizaciones a t韙ulo particular o individual (en algunos casos, a pesar de trabajar en instituciones de investigaci髇 como la propia UC). Esto responde a un factor fundamental, nuevamente econ髆ico, como es la disponibilidad de fondos para la investigaci髇: Ahora el Gobierno regional destina otra vez recursos para la investigaci髇 arqueol骻ica, a la que accede un creciente n鷐ero de investigadores que se han definido en los gr醘icos como 玴articulares�, al amparo de lo contemplado en la entonces reci閚 publicada Ley 13/1998 de Patrimonio Cultural de Cantabria. A partir de ese a駉, y hasta la actualidad, esta categor韆 de peticionarios dominar� el panorama de las campa馻s anuales, si bien en t閞minos absolutos y relativos su n鷐ero descender� al comp醩 de la reducci髇 general de actuaciones arqueol骻icas en la Regi髇 (que, no olvidemos, se desarrolla principalmente a expensas de las excavaciones). Otras instituciones como otras universidades o museos, incluido el renovado MUPAC, tienen desde 2000 una presencia proporcionalmente minoritaria aunque constante en la investigaci髇 arqueol骻ica regional.

En resumen, sobre los datos del INVAC y las actuaciones arqueol骻icas, se pueden extraer como rasgos principales de la investigaci髇 arqueol骻ica de la regi髇 desde 1984 hasta hoy los siguientes:

• 1. Seg鷑 el tipo de actuaci髇: predominio neto de las actuaciones de excavaci髇
• 2. Seg鷑 la asignaci髇 crono-cultural de los yacimientos: predominio de los contextos prehist髍icos y, m醩 en concreto, paleol韙icos (especialmente los de cronolog韆 magdaleniense)
• 3. Seg鷑 el responsable de la actuaci髇: predominio de la Universidad de Cantabria y otros investigadores a t韙ulo individual, en funci髇 de la disponibilidad de financiaci髇.

LAS COLECCIONES DEL MUSEO DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOG虯 DE CANTABRIA EN EL PANORAMA DE LA ARQUEOLOG虯 DE CANTABRIA

Introducci髇

El Museo de Prehistoria y Arqueolog韆 de Cantabria es el depositario establecido por la normativa auton髆ica para todos los objetos arqueol骻icos aparecidos en Cantabria, y por tanto, un estudio estad韘tico de la procedencia de las colecciones que atesora deviene un indicador muy fiable acerca del estado de la cuesti髇 de la arqueolog韆 de Cantabria, o al menos de la realidad oficial de los hallazgos, excluidos l骻icamente los objetos depositados en colecciones particulares. Sin embargo, y dado que lo que se ha procesado no son objetos sino yacimientos detectados y refrendados materialmente, seguramente los objetos de esas colecciones irregulares no deber韆n variar sustancialmente los datos, pues, en buena medida, se nutren de los mismos yacimientos. Por todo ello, la validez de la muestra como indicador parece incuestionable.

Se han discriminado en el c髆puto los materiales procedentes de hallazgos casuales de los originados por excavaci髇 arqueol骻ica, de manera que, de este modo, se obtenga una muestra relativa del estado del conocimiento actual de la arqueolog韆 de cada periodo y de las intervenciones programadas que se han ido auspiciando a lo largo del tiempo, sin entrar l骻icamente en la valoraci髇 de la calidad o del alcance de la intervenci髇 y de los datos que ha proporcionado, aspectos que en todo caso deber韆n sustanciarse por medio de estudios de la bibliograf韆 o por valoraci髇 t閏nica.

Valoraci髇 de resultados

El gr醘ico 8, que presenta valores absolutos de yacimientos por 閜ocas nos inducir韆 inmediatamente a plantear la existencia de una doble especializaci髇: arqueolog韆 paleol韙ica y medieval de manera que juntas suponen m醩 del 50% de toda la arqueolog韆 representada en el Museo. Curiosamente se puede hablar de un cierto equilibrio entre todas las dem醩 etapas hist髍icas con independencia de su antig黣dad y s髄o llama la atenci髇 el porcentaje m醩 bajo correspondiente a Edad del Bronce. En realidad, esa consideraci髇 debe reajustarse con la porci髇 del ciclograma dedicada a Calcol韙ico y Bronce, correspondiente a los yacimientos de cronolog韆 ambigua en ese sentido, pero s� parece evidente que las Edades de los Metales antiguas destacan en el sentido de los d閒icits.

Gr醘ico 8. Yacimientos por 閜ocas representadas en las colecciones del MUPAC

El gr醘ico 9, un histograma de valores absolutos diferenciando en cada barra entre intervenciones programadas y hallazgos casuales, permite establecer algo definitivo: la doble especializaci髇 era aparente, en realidad estamos ante un r間imen de 玬onocultivo espec韋ico� en materia de Paleol韙ico.

Gr醘ico 9. Yacimientos por 閜ocas seg鷑 procedencia de excavaci髇 o hallazgo casual (valores absolutos)

Siendo muy relevante el volumen de hallazgos casuales para este periodo, lo es m醩 a鷑 que 閟tos est醤 equiparados en cifras muy altas con el de excavaciones acometidas, mientras que en 閜oca medieval los valores absolutos elevados deben achacarse sobre todo a la frecuencia de hallazgos casuales de un periodo reciente. Curiosamente la cronolog韆 moderna est� infrarrepresentada porque seguramente los hallazgos, por ser recientes, se desde馻n y no se recogen, registran y referencian.

Por lo dem醩, cabr韆 pensar a priori que todos los dem醩 periodos hist髍icos requieren, por comparaci髇 con lo medieval y el Paleol韙ico, atenciones que no se les han dispensado, y, seguramente, buena parte de su baja frecuencia de representaci髇 se derive de la especializaci髇 en cuevas que ha caracterizado a la arqueolog韆 regional, lo que devuelve adem醩 un conocimiento extraordinariamente facetado y unidireccional de la historia de Cantabria.

Gr醘ico 10. Yacimientos en cueva y al aire libre (valores absolutos)

En este sentido, los resultados plasmados en el gr醘ico 10, dedicado a reflejar la dicotom韆 entre yacimientos en cueva o al aire libre, no dejan lugar a dudas: la prehistoria de Cantabria est� reconocida en su mayor韆 sobre los datos disponibles de los yacimientos en cueva, yacimientos que a鷑 registran valores muy altos de representatividad num閞ica para la arqueolog韆 hist髍ica. No deja de ser significativo, y todo un privilegio regional, la elevada proporci髇 de cuevas para las etapas m醩 remotas, pero lo ins髄ito radica precisamente en que esa elevada representatividad se agudice a鷑 m醩 en la Prehistoria m醩 reciente, evidenciando importantes lagunas de conocimiento para estos periodos.

Gr醘ico 11. Yacimientos por 閜ocas seg鷑 procedencia de excavaci髇 o hallazgo casual (porcentajes)

El gr醘ico que refleja los porcentajes de hallazgos casuales y excavaciones en cada periodo (Gr醘ico 11) presenta una distorsi髇 al alza de porcentajes de excavaci髇 en Edad del Bronce que debe compensarse con la columna de Calcol韙ico-Bronce, donde predominan los hallazgos casuales, y es que en 閟tos la cronolog韆 concreta resulta m醩 dif韈il de determinar, en tanto que en las actuaciones programadas el diagn髎tico sobre Bronce o Calcol韙ico deviene inequ韛oco. Salvadas estas apreciaciones, cabe destacar el equilibrio perfecto de porcentajes que se manifiesta en los periodos paleol韙ico y romano, aunque conviene recordar que ese equilibrio se produce sobre situaciones de partida muy distintas: en el primero se basa en yacimientos en cueva y en el segundo, se parte de valores absolutos muy inferiores -una cuarta parte de yacimientos referenciados es la proporci髇 entre paleol韙ico y romano- y se trata casi siempre de yacimientos al aire libre.

Los datos m醩 rese馻bles por deficitarios corresponden a la escasez proporcional de excavaciones para los periodos mesol韙ico y medieval, si bien de nuevo esto ha de correlacionarse con la desigualdad diferencial de datos absolutos -de nuevo en proporci髇 4:1 a favor de los yacimientos medievales-, y el factor de distorsi髇 cuevas-aire libre seg鷑 el cual los yacimientos mesol韙icos provienen de cuevas en su mayor韆 mientras que los medievales est醤 al aire libre.

El ciclograma que refleja la distribuci髇 por etapas de los hallazgos casuales y de seguimientos (Gr醘ico 12) a鷑a los datos de prospecciones con los de arqueolog韆 de gesti髇 fundiendo los factores aleatorios con la premeditada b鷖queda en cuevas, de tal modo que no se perciben grandes diferencias con el ciclograma siguiente (Gr醘ico 13), el de excavaciones arqueol骻icas, a no ser la menor representatividad del periodo paleol韙ico en cuanto a arqueolog韆 no programada.

Gr醘ico 12. Hallazgos casuales y en seguimientos (porcentajes)

Gr醘ico 13. Excavaciones arqueol骻icas (porcentajes)

Por contraste con el gr醘ico anterior, el ciclograma sobre porcentajes de excavaciones arqueol骻icas (Gr醘ico 13) destaca de manera notable c髆o el Paleol韙ico ha venido centrando una tercera parte de los esfuerzos arqueol骻icos regionales. Se trata del periodo en que la arqueolog韆 de la regi髇 ha destacado hist髍icamente y destaca patrimonialmente, pero el dato necesariamente suscita la cuesti髇 acerca de si esta especializaci髇 merece que se siga profundizando o si por el contrario aconseja una diversificaci髇 de los trabajos arqueol骻icos que corrija los desequilibrios centrados en el Paleol韙ico y las cuevas.

El otro periodo singularmente llamativo es el medieval: el alto porcentaje de hallazgos casuales y de seguimientos es l骻ico, pero m醩 llamativo resulta sobre todo el 21% de excavaciones realizadas sobre todo en necr髉olis y torres o castillos que seguramente no se han correspondido con unos resultados paralelos an醠ogos en cuanto a datos, estudios y publicaciones, o al menos no han generado un caudal bibliogr醘ico tan apreciable.

El porcentaje de datos m醩 equilibrado, a priori un 9% del total del 100% a repartir entre diez etapas, corresponder韆 a primera vista a la arqueolog韆 romana. Sin embargo los datos encubren una distorsi髇: Retortillo, Hito, Camesa o Malia駉 se consideran una actuaci髇, en tanto que est� computada cada una de las diversas actuaciones -hasta un total de seis- procedentes de Castro Urdiales, lo que hace descender realmente el porcentaje de atenci髇 dispensada a la arqueolog韆 romana programada.

El siguiente ciclograma (Gr醘ico 14) introduce un 鷏timo factor de an醠isis cronol骻ico: la diversidad cronocultural del Paleol韙ico. Los resultados evidencian el escaso conocimiento que tenemos de la etapa m醩 antigua, seguramente por su escasa representatividad en los yacimientos en cueva, y tambi閚 de las facies m醩 enigm醫icas correspondientes al chatelperroniense y gravetiense, seguidas del auri馻ciense. En el otro lado, destaca, por su mayor representatividad global, el magdaleniense, sobre todo en sus fases finales.

Gr醘ico 14. Excavaciones arqueol骻icas desagregando los tecnocomplejos (porcentajes

Evidentemente, la muestra arqueol骻ica de culturas paleol韙icas que conocemos en Cantabria es el resultado de la intensidad y la variabilidad hist髍ica de la ocupaci髇 de las cuevas, algo que queda de manifiesto en el 鷏timo de los gr醘icos (Gr醘ico 15): el histograma que distingue las actuaciones arqueol骻icas regulares seg鷑 se hayan realizado en cueva o al aire libre. 蓅te evidencia no s髄o la pr醕tica exclusividad de excavaciones paleol韙icas en contexto de cuevas, sino adem醩 la exclusividad absoluta para el Mesol韙ico y la Edad del Bronce.

Gr醘ico 15. Yacimientos en cueva y al aire libre en excavaciones regulares (datos absolutos)

ESTADO DE LA INVESTIGACI覰 DE LA ARQUEOLOG虯 EN CANTABRIA A PARTIR DE FUENTES BIBLIOGR罠ICAS

Las fuentes empleadas hasta ahora informan sobre los centros de inter閟 de los investigadores y sobre la distribuci髇 de la informaci髇 arqueol骻ica en bruto. No obstante, nos dicen poco sobre el efecto que esos trabajos han tenido en el conocimiento del pasado de la regi髇, y mucho menos sobre la calidad y fiabilidad de tal reconstrucci髇 del pasado. Por ello, parece conveniente complementar los resultados anteriores con una exploraci髇 en la bibliograf韆. Esta se ha abordado combinando informaci髇 cuantificable con datos de tipo cualitativo, e incluso diagn髎ticos emitidos por expertos en la materia en los 鷏timos a駉s.

Para lo primero se ha empleado una base de datos proporcionada amablemente por D� Lourdes Ortega. Esta investigadora public� en su d韆 el cap韙ulo correspondiente a la Prehistoria de un repertorio bibliogr醘ico de la Historia de Cantabria hasta el a駉 1994 (Su醨ez Cortina, M., ed., Historia de Cantabria: un siglo de historiograf韆 y bibliograf韆 [1900-1994]. Santander, Fundaci髇 Marcelino Bot韓, 1995), y ha continuado desde entonces actualizando una base de datos exhaustiva acerca de este tema. Se trata de una fuente de extraordinaria calidad y de gran valor estad韘tico, por su exhaustividad (salvo imponderables, est� toda la producci髇 cient韋ica relativa a la Prehistoria de Cantabria publicada desde 1994 hasta 2009) y el gran tama駉 de la poblaci髇 disponible. Tiene, no obstante, una limitaci髇 importante para hacer una valoraci髇 del conjunto de la Arqueolog韆 de Cantabria: se limita al 醡bito de la Prehistoria, con lo que no es posible emplear esta fuente para estimar el peso de la producci髇 cient韋ica en la Arqueolog韆 de per韔dos posteriores a la conquista romana.

Se馻l醔amos m醩 arriba que el tama駉 de la muestra era grande. Es 閟te un primer rasgo digno de ser resaltado: la base de datos que manejamos incluye 2262 entradas, lo que supone una producci髇 cient韋ica de un gran volumen (la media anual es de 141 trabajos, lo que no est� nada mal para una regi髇 peque馻, como Cantabria). Ahora bien, la distribuci髇 por 閜ocas muestra diferencias importantes entre la producci髇 de unos per韔dos y otros (Gr醘ico 16).

Gr醘ico 16. Distribuci髇 por per韔dos de las publicaciones acerca de la Prehistoria de Cantabria (1995-2009)

Como se puede observar, en los 鷏timos quince a駉s prosigue el tradicional dominio del Paleol韙ico, que supone casi las dos terceras partes de las publicaciones sobre Prehistoria. Le sigue de lejos la producci髇 relativa al Neol韙ico, el Calcol韙ico y la Edad del Bronce, que hemos agrupado por las dificultades para separar esos per韔dos con precisi髇, aproximadamente la cuarta parte. Sorprende, por 鷏timo, el reducido n鷐ero de publicaciones relativas al Mesol韙ico y la Edad del Hierro, que muestra que el impulso recibido por la Prehistoria postpaleol韙ica se ha centrado en algunos temas espec韋icos, como el megalitismo o la neolitizaci髇, mientras el desarrollo de la investigaci髇 sobre otros per韔dos sigue siendo claramente insuficiente.

Gr醘ico 17. Comparaci髇 del volumen de publicaciones sobre arte rupestre paleol韙ico y postpaleol韙ico de Cantabria (1995-2009)

Una materia que muestra de forma particularmente neta el desequilibrio entre los dos grandes bloques de la Prehistoria es el arte rupestre (Gr醘ico 17). Mientras que el paleol韙ico, uno de los grandes temas tradicionales de la investigaci髇 arqueol骻ica regional, llega a 615 referencias (38 al a駉, y muchas de ellas en ingl閟 o franc閟), el arte postpaleol韙ico, pese a la reactivaci髇 de su estudio que se experiment� en los a駉s 80 del siglo pasado, se queda en 52 (poco m醩 de 3 por a駉).

Es significativo, por otro lado, que la desproporci髇 entre las publicaciones de unos per韔dos y otros sea notablemente m醩 acusada que la que existe entre las mismas categor韆s atendiendo a otros par醡etros, como el n鷐ero de yacimientos catalogados en el MUPAC o en el INVAC, o el n鷐ero de actuaciones arqueol骻icas en este per韔do. Esto parece mostrar una mayor productividad de las actuaciones relativas al Paleol韙ico, probablemente explicable por una compleja combinaci髇 de factores, como la mayor madurez del estado de la cuesti髇 en este per韔do, o la vinculaci髇 de las investigaciones de esta 閜oca a instituciones con mayor peso acad閙ico.

No obstante, incluso en los per韔dos m醩 favorecidos por la actividad arqueol骻ica se pueden detectar carencias y desequilibrios. No se debe pensar que el peso de la m醩 que centenaria tradici髇, la gran inversi髇 de esfuerzos y la publicaci髇 regular de un n鷐ero importante de art韈ulos y libros acerca del Paleol韙ico de la regi髇 se distribuye de forma homog閚ea. En los gr醘icos 18 y 19 se puede comprobar que tambi閚 el Paleol韙ico tiene sus puntos d閎iles. Particularmente destacado es el del Paleol韙ico Inferior. En realidad el 玬onocultivo del Paleol韙ico� que tantas veces se achaca a la investigaci髇 arqueol骻ica c醤tabra es sobre todo del Paleol韙ico Superior y Medio (812 referencias para el primero y 149 para el segundo), mientras que al Paleol韙ico Inferior se refieren 鷑icamente 40 referencias en 16 a駉s, menos de la mitad que las de la Edad del Hierro, que era el per韔do peor representado de la Prehistoria postpaleol韙ica. De hecho, el Paleol韙ico Inferior es, con diferencia, el per韔do con menor representaci髇 de toda la Prehistoria (1,76 % del total) y probablemente de toda la Arqueolog韆 regional.

Pero tambi閚 en el Paleol韙ico Superior existen algunos desequilibrios, aunque afortunadamente menos marcados. Seg鷑 muestra el gr醘ico 19, la bibliograf韆 se concentra particularmente en el Magdaleniense, con m醩 de la mitad de las referencias, a lo que hay que a馻dir que un porcentaje importante de la bibliograf韆 sobre arte rupestre se refiere a conjuntos datables en este per韔do. En el extremo contrario podemos situar al Gravetiense, con una producci髇 realmente modesta en este 鷏timo decenio y medio. Por lo tanto, como se puede ver, la producci髇 cient韋ica del Paleol韙ico cant醔rico, y por extensi髇 toda la Prehistoria regional, se concentra particularmente en el Magdaleniense, con una representaci髇 razonable de otros per韔dos del Paleol韙ico Superior (Solutrense y Auri馻ciense) y del Paleol韙ico Medio.

Gr醘ico 18. Volumen de la bibliograf韆 sobre el Paleol韙ico de Cantabria por grandes per韔dos (1995-2009)

Gr醘ico 19. Volumen de la bibliograf韆 sobre el Paleol韙ico Superior de Cantabria por per韔dos (1995-2009)

Los datos anteriores, obviamente, proporcionan una aproximaci髇 un poco grosera, por cuanto 鷑icamente nos informan del n鷐ero de publicaciones, pero nada nos dicen de su calidad o de la amplitud de su difusi髇. Una primera aproximaci髇, muy general, nos la puede proporcionar el idioma en que est醤 escritos los trabajos. De las 2268 publicaciones generadas entre 1995 y 2009, 344 (15,2 %) est醤 escritas en ingl閟, 108 (4,8 %) en franc閟 y 21 (0,9 %) en alem醤, porcentajes que no se pueden considerar malos para el 醡bito de las Ciencias Humanas y Sociales. No obstante, el resultado de esa potencial capacidad de difusi髇 no se puede considerar tan bueno si atendemos a otro indicio m醩 significativo: la presencia de la bibliograf韆 sobre la Arqueolog韆 regional en las bases de datos internacionales.

Gr醘ico 20. N鷐ero de publicaciones sobre la Arqueolog韆 de Cantabria recogidas en ISI Web of Knowledge

En el gr醘ico 20 se puede observar el n鷐ero de referencias por grandes per韔dos o temas que aparecen (abril de 2010) en ISI Web of Knowledge. Sorprende, en primer lugar el reducido n鷐ero de citas encontradas (menos de 50 en total), lo que parece indicar que el impacto internacional de la Prehistoria de Cantabria es mucho menor de lo que muchas veces suponemos. Por otro lado, esas referencias se concentran de forma abrumadoramente mayoritaria en el Paleol韙ico, y muy en particular en el arte de este per韔do, esto es, en las 閜ocas y temas para las que Cantabria es una referencia. El resto de las citas se vinculan a temas que, sin tener tanta relevancia, han preocupado a los grupos de investigaci髇 m醩 potentes que trabajan en la regi髇, como el Mesol韙ico y el Neol韙ico. En el extremo opuesto, no aparece ni una sola referencia relativa a la Edad del Hierro y a la Arqueolog韆 de 閜oca hist髍ica, lo que sugiere que la producci髇 cient韋ica de estos per韔dos se difunde en 醡bitos b醩icamente locales y regionales.

Resumiendo lo anterior, una somera exploraci髇 de la bibliograf韆 generada en los 鷏timos tres lustros sugiere que los desequilibrios que tantas veces se han denunciado (vid. Infra) no se han corregido adecuadamente. Seguimos teniendo una Arqueolog韆 muy centrada en el Paleol韙ico, que ha dado lugar a una importante masa de datos e interpretaciones acerca del Magdaleniense, y en menor medida de otros per韔dos, como el Solutrense, el Auri馻ciense y el Musteriense; ha mejorado la situaci髇 sobre el Mesol韙ico, el Neol韙ico, el Calcol韙ico y la Edad del Bronce; pero, sigue siendo claramente insuficiente el conocimiento del Paleol韙ico Inferior, la Edad del Hierro, la Antig黣dad y las Edades Media, Moderna y Contempor醤ea. Como se puede ver a continuaci髇, muchos de los juicios emitidos por diversos expertos desde mediados del decenio de 1980 siguen siendo v醠idos en la actualidad:

Moure Romanillo, A. (1985): 玃rehistoria de Cantabria. Historia de las investigaciones y problem醫ica actual�. Prehistoria de Cantabria, pp. 23-37. Universidad de Santander. Santander.

獷l plan regional de excavaciones debe establecer ante todo las l韓eas prioritarias de investigaci髇 a medio y largo plazo, atendiendo de forma muy especial a las 醨eas, 閜oca o tipos de yacimientos que constituyen autenticas lagunas en el conocimiento del pasado de Cantabria. Como ejemplo baste recordar c髆o las exploraciones se han concentrado de manera casi exclusiva en la franja costera, o la ausencia de excavaciones sobre estructuras megal韙icas que pueden dar una informaci髇 significativa, por no mencionar el desconocimiento casi absoluto de la cultura material de las poblaciones de la Segunda Edad del Hierro a las que la regi髇 debe, entre otras cosas, su nombre�.

Moure Romanillo, A. (1992): 獿agunas patrimoniales�. El Diario Monta耖s, p. 22.

Se indica que en cuanto a los yacimientos 玸e han documentado cerca de un millar... De ellos, aproximadamente el 40% se encuentran en cuevas y corresponden mayoritariamente a las 閜ocas en que esas estructuras naturales fueron utilizadas como h醔itat, santuario rupestre o lugar de enterramiento (paleol韙ico, epipaleol韙ico, edades de los metales). Por encima del l韒ite cronol骻ico habr韆 que considerar el patrimonio arqueol骻ico industrial, que felizmente tambi閚 comienza a ser valorado y estudiado en nuestra regi髇. Un an醠isis superficial del inventario indica una composici髇 muy heterog閚ea y descompensada tanto por 閜ocas como por los tipos de yacimiento y la correlaci髇 entre ambas cosas, pero sobre todo muestra profundos desequilibrios en la calidad de la informaci髇 que proporcionan. Por ejemplo, de la edad media conocemos sobre todo las necr髉olis; del paleol韙ico, cuevas de habitaci髇, y del bronce final, hallazgos de objetos met醠icos. Estas desigualdades responden...pero en la mayor parte de los casos se deben a factores de selecci髇 de la investigaci髇... o en la conservaci髇 o evidencia de los distintos tipos de yacimiento...�.

Moure Romanillo, A. (1993): 玃atrimonio Arqueol骻ico�. Bolet韓 de Cantabria Nuestra n� 1, pp. 12-13.

獷n la pr醕tica, atendiendo al inter閟 cient韋ico, pueden sopesarse distintos factores: Subsanar determinadas lagunas cronol骻icas en el conocimiento hist髍ico. La trayectoria de la investigaci髇 en Cantabria se ha dirigido tradicionalmente a ciertos tipos de yacimientos (cuevas) pertenecientes a 閜ocas muy concretas (Paleol韙ico) y, sin que esto quiera decir que ah� todo est� resuelto, es preciso atender otros fen髆enos de nuestro pasado, como se ha dicho muchas veces, un ejemplo de conocimiento manifiestamente mejorable es el que concierne a la 閜oca c醤tabro romana, la Edad media o la Arqueolog韆 Industrial�.

Moure Romanillo, A. (1994): 獿as ra韈es del futuro. Arqueolog韆, Patrimonio Arqueol骻ico y sociedad actual�. Patrimonio Hist髍ico. C醫edra Cantabria 92 (R. Blasco, ed.), pp. 36-56. Universidad de Cantabria. Santander.

Se indica en el cap韙ulo 2. Establecimiento de l韓eas prioritarias de investigaci髇 que: 玈ubsanar determinadas lagunas temporales y espaciales...La trayectoria investigadora de nuestra regi髇 est� tradicionalmente ligada a la Arqueolog韆 Prehist髍ica y de manera especial a los estudios de Paleol韙ico ubicado en cuevas. Desde luego no es que en ese campo todo est� hecho y resuelto, porque precisamente en la Ciencia el avance genera nuevas preguntas y, adem醩, la investigaci髇 en Cantabria est� atravesando un fuerte bache, pero no hay duda de que en otras 閜ocas, emplazamientos y fen髆enos hasta hace poco el vac韔 ha sido total. Pienso en concreto en todo lo relacionado con el mundo c醤tabro-romano..., en que el conocimiento a trav閟 del registro arqueol骻ico es casi inexistente... La Prehistoria reciente (Neol韙ico, Edades de los Metales) es otra de las asignaturas pendientes de nuestra investigaci髇. Hay un elevado n鷐ero de cuevas y hallazgos atribuidos a la Edad del Bronce, pero la ausencia en la mayor parte de los casos de estratigraf韆, contexto o de un buen registro arqueol骻ico y el car醕ter sepulcral de aqu閘las comporta que nuestro conocimiento sobre formas de vida y cultura sea realmente limitado en comparaci髇 con las regiones lim韙rofes. En general es sorprendente la escasa atenci髇 que se ha prestado en Cantabria a la Arqueolog韆 Hist髍ica: romana, medieval, industrial, que s髄o se ha rellenado en los 鷏timos a駉s...�.

Moure Romanillo, A. (1995): 玃atrimonio Arqueol骻ico y Patrimonio Etnogr醘ico�. De la Monta馻 a Cantabria. La construcci髇 de una Comunidad Aut髇oma (A. Moure Romanillo y M. Su醨ez, eds.), pp. 73-94. Universidad de Cantabria. Santander.

Se indica que: 獷s especialmente llamativo el n鷐ero de yacimientos en cuevas... y la relativa densidad de ocupaci髇 de la misma en 閜ocas en que las cavidades eran utilizadas con diferentes finalidades (h醔itats en el Paleol韙ico, sepulcrales en la Edad del Bronce). Sin embargo, paralelamente no hay que olvidar que las ocupaciones al aire libre de esas mismas 閜ocas... resultan casi imposibles de descubrir...�.

�... entre casi un centenar de localizaciones del Paleol韙ico Inferior, s髄o dos yacimientos en cueva pueden interpretarse como h醔itats y el resto sean hallazgos dispersos en posici髇 secundaria...�.

�...frente al importante n鷐ero de yacimientos en cueva, llama la atenci髇 la ausencia en unas 閜ocas y la escasez en todas de asentamientos al aire libre�.

�... resulta un panorama en que sorprende nuevamente el elevado n鷐ero de yacimientos en cuevas, que supone m醩 del 38% de las localizaciones definidas (en torno al 7,5% de los hallazgos son geogr醘ica, cronol骻ica o contextualmente indeterminables)�.

獶entro de la informaci髇 procedente del cat醠ogo de cuevas con restos de actividad humana hay tambi閚 profundas diferencias cualitativas. En los yacimientos o en los tramos de su estratigraf韆 correspondientes al Paleol韙ico, la informaci髇 tanto cultural como contextual es en su conjunto mucha m醩 elocuente, procesada y depurada por una larga trayectoria investigadora y varias excavaciones modernas...�.

玃or el contrario, la informaci髇 sobre las edades de los metales es mucho menos significativa. Las localizaciones en cueva son tambi閚 numerosas..., pero no hay ninguna buena secuencia estratigr醘ica. Los datos se refieren mayoritariamente a utilizaciones sepulcrales y, sobre todo, no hay un registro riguroso y profesional... Los hallazgos met醠icos de los diferentes episodios de la Edad del Bronce... son, pr醕ticamente en todos los casos, hallazgos sueltos sin contexto arqueol骻ico... e incluso muchos sin procedencia geogr醘ica precisa�.

獺ay adem醩 lagunas patrimoniales, y por tanto conocimiento hist髍ico, de forma que determinadas 閜ocas apenas han superado la fase de mitohistoria. Por ejemplo... las 鷑icas excavaciones de castros 閠nicamente atribuibles a los c醤tabros prerromanos se encuentran fuera de la Cantabria actual...�.

Arias Cabal, P. (1996): 獻niciativas en marcha en el campo de la Prehistoria�. La Memoria hist髍ica de Cantabria (J. A. Garc韆 de Cort醶ar, ed.), pp. 259-267. Universidad de Cantabria. Santander.

�... pero las investigaciones acerca del paleol韙ico y el mesol韙ico siguen dominando claramente el panorama de la arqueolog韆 prehist髍ica regional, tanto si valoramos el n鷐ero de intervenciones de campo como si atendemos a la l韓ea b醩ica de los investigadores que act鷄n en Cantabria. Por otra parte, m醩 que una revitalizaci髇 de los estudios sobre prehistoria reciente en su globalidad, habr韆 que hablar de un inter閟 creciente por el neol韙ico y calcol韙ico (y muy en particular por el fen髆eno megal韙ico, que supone las dos terceras partes de los trabajos de campo para esos periodos), pues la investigaci髇 acerca del bronce y el hierro sigue siendo muy marginal�.

玈e observa tambi閚 c髆o el n鷐ero de trabajos sobre fases posteriores (posteriores al neol韙ico y calcol韙ico) no s髄o es escaso, sino -lo que es peor- muy irregular, lo cual sugiere que no nos hallamos simplemente ante una l韓ea de investigaci髇 minoritaria, sino antes esfuerzos aislados y discontinuos...�.

獵asi la mitad de los trabajos de campo del periodo considerado (en referencia al lapso 1991-1995) se han realizado en la zona de la Marina (46,1%), seguida de lejos por los valles interiores (34,8%). Las comarcas m醩 remotas de la regi髇, la Li閎ana y el Alto Ebro, ocupan un lugar bastante marginal, con un 9,9% y un 9,2% de las actuaciones, respectivamente�.

玈e debe seguir profundizando en los grandes problemas en los que la prehistoria puede realizar aportaciones relevantes para comprender las sociedades humanas, tanto a escala regional como universal (el arte prehist髍ico, la neolitizaci髇, los or韌enes de las sociedades complejas)�.

獷s preciso -y urgente- cegar algunas lagunas escandalosas en el conocimiento del pasado de nuestra regi髇, como el paleol韙ico inferior y, sobre todo, las edades del bronce y el hierro...�.

Arias Cabal, P. (1999): 獳ntes de los c醤tabros. Panorama del Neol韙ico y las Edades de los Metales en Cantabria�. I Encuentro de Historia de Cantabria, pp. 209-254. Servicio de Publicaciones del Gobierno de Cantabria. Santander

�... resulta evidente la conveniencia de concentrar esfuerzos en problemas y etapas en los que el conocimiento del patrimonio arqueol骻ico y el devenir hist髍ico de Cantabria es insuficiente, como sucede con la Edad del Bronce y muy particularmente la Edad del Hierro, per韔dos muy mal definidos, y en los que la escasa informaci髇 disponible sigue siendo de una calidad mediocre�.

Bohigas Rold醤, R. (1999): La organizaci髇 del espacio a trav閟 de la arqueolog韆 medieval: veinte a駉s de investigaciones�. I Encuentro de Historia de Cantabria, pp. 401-442. Servicio de Publicaciones del Gobierno de Cantabria. Santander

En relaci髇 con las necr髉olis se se馻la que: 玪es convierte en el tipo de yacimiento m醩 conocido y ampliamente documentado en la regi髇�; 玁o existen en esta malla grandes vac韔s a escala regional, excepto las cabeceras de los valles del Saja y Pas-Pisue馻-Miera�; y �...se estar韆 ante la ausencia de un estudio extenso, global y amplio, que abordase cuestiones como la ordenaci髇 espacial y social internas del espacio funerario, las caracter韘ticas antropol骻icas de los inhumados, sus dolencias y r間imen alimenticio, o los caracteres m醩 detallados del propio ritual funerario; aspectos todos ellos en los que la aportaci髇 proveniente de trabajos de excavaci髇 en extenso en un 鷑ico yacimiento o series cortas de estaciones, pueden dar a鷑 resultados espectaculares�.

En relaci髇 con las torres se駉riales se se馻la que: 獷l estudio hist髍ico-art韘tico comentado nos proporciona una imagen a鷑 parcial y fragmentaria del volumen de este tipo de fortificaciones existente en el pasado medieval�; �...en un cat醠ogo exhaustivo a鷑 por llevar a cabo, tanto en su aspecto espacial como en su propia documentaci髇 arqueol骻ica y arquitect髇ica de los edificios que mantienen en pie, parcial o 韓tegramente, su f醔rica�; y 獳ctuaciones de documentaci髇 arqueol骻ica en relaci髇 con este tipo de fortificaciones han sido realizadas con car醕ter puntual�.

Moure Romanillo, A. (1999): 獿os milenios del cambio de era�. C醤tabros. La g閚esis de un pueblo (J. A. Mu駃z, J. M. Iglesias, eds.), pp. 17-60. Obra social y cultural de Caja Cantabria. Santander.

獷l Bronce Final ha sido diagnosticado sobre todo a trav閟 de hallazgos, la mayor parte fortuitos, de materiales met醠icos... Apenas hay documentaci髇 rigurosa sobre el resto del equipo material de la 閜oca�

�... las dos fases principales de la Edad del Hierro se conocen m醩 por los restos de algunas estructuras inmuebles de sus lugares de habitaci髇, a los que de forma en ocasiones excesivamente generosa se ha atribuido el nombre de castros... es dif韈il hacer una estimaci髇 de la densidad de yacimientos de este tipo... La mayor parte de los castros conservan poco m醩 que elementos defensivos, de manera que la falta de objetos muebles (cer醡ica, metales) y de restos 髎eos y paleobot醤icos impide concretar su cronolog韆 y profundizar en su actividad econ髆ica. Pocas veces se puede decir mucho m醩 que Hierro I o Hierro II e incluso garantizar su car醕ter prerromano en todos los casos�.

En referencia a la arqueolog韆 medieval se se馻la que 獿a informaci髇 m醩 elocuente sobre la vida cotidiana se contiene en yacimientos mucho m醩 modestos pero tambi閚 mucho m醩 numerosos. Es en ellos, y en la interpretatio hist髍ica donde debemos buscar las claves de la versi髇 regional de las sociedades campesinas que constitu韆n las claves de la Europa medieval cristiana. Esta l韓ea de investigaci髇 y el trabajo sobre las fuentes escritas permitir� concretar el panorama del fin del milenio en Cantabria, que se cierra con su feudalizaci髇�.

Gonz醠ez Morales, M. R. (1999): 獿a prehistoria reciente. Los antecesores de los C醤tabros�. C醤tabros. La g閚esis de un pueblo (J. A. Mu駃z, J. M. Iglesias, eds.), pp. 61-94. Obra social y cultural de Caja Cantabria. Santander.

En cuanto al Calcol韙ico se se馻la que: 玈i para los inicios del Neol韙ico contamos en Cantabria con una documentaci髇 arqueol骻ica muy limitada, para su desarrollo y momentos finales el panorama no es mucho mejor. La falta de estratigraf韆s y de excavaciones rigurosas de yacimientos de habitaci髇 dificulta cualquier intento de s韓tesis. La mayor parte de los estudios para este momento se han enfocado sobre las industrias l韙icas, pero la mayor parte de las colecciones disponibles procede de recogidas de superficie o de actuaciones sin una documentaci髇 rigurosa. Otro tanto ocurre para las cer醡icas... Por otro lado, la supuesta abundancia de cuevas sepulcrales en la regi髇 correspondientes a este periodo contrasta con la escasa calidad y precisi髇 de los datos, por esos defectos de procedencia�; 玡stas ocupaciones nos ense馻n que, al menos, algunas cuevas con vest韇ulos de grandes dimensiones...fueron habitadas a todo lo largo del Neol韙ico y el Calcol韙ico, y que no necesariamente hemos de buscar tan s髄o sitios al aire libre para documentar estos momentos�; y 獿a posible relaci髇 espacial m醩 inmediata entre habitaci髇 y cementerio es un tema a鷑 inexplorado por la falta de documentos, pero en el futuro ser� preciso aclarar para poder comprender en su plenitud las nuevas relaciones que se est醤 estableciendo entre grupos sociales y territorios a una escala muy diferente...�.

En cuanto al Calcol韙ico se se馻la que: �...dentro de la imprecisi髇 que provoca la escasez de fuentes...�.

En cuanto a los inicios de la Edad del Bronce se se馻la que: 獷st� por dem醩 decir que nuestra documentaci髇 arqueol骻ica sigue siendo escasa, en especial en aspectos esenciales para la comprensi髇 de una sociedad, como es el caso de los lugares de habitaci髇. Hallazgos sueltos de objetos met醠icos y datos sobre cuevas sepulcrales sin excavaciones sistem醫icas son nuestro bagaje para construir la historia de un periodo que es esencial para establecer el sustrato de las poblaciones de la Edad del Hierro. Carecemos totalmente ahora de estratigraf韆s y de lugares de habitaci髇 bien determinados...�; �... los datos sobre la subsistencia de estos grupos son parcos en extremo...�; y 獿a falta de excavaciones sistem醫icas hasta los 鷏timos a駉s hace que desconozcamos los detalles del ritual de inhumaci髇 practicado en las cuevas�.

En cuanto al fin de la Edad del Bronce se apunta que: 玈i imprecisa era la frontera entre las etapas iniciales y plena de la Edad del Bronce, nuestra informaci髇 sobre su final y el tr醤sito a la Edad del Hierro es a鷑 m醩 borrosa, en especial por la reducci髇 de la informaci髇 arqueol骻ica�; 獿os productos cer醡icos del fin de la Edad del Bronce nos son mal conocidos por la falta de yacimientos en estratigraf韆 o de series fiables de comparaci髇�; 玈i queremos hablar de las formas de subsistencia, los datos desaparecen: no tenemos informaci髇 fiable de casi ning鷑 lugar de habitaci髇 de este momento, sea al aire libre o en cueva�; 玊ampoco de los muertos sabemos gran cosa...�; y 獺ablar de los pueblos del Bronce Final de la regi髇... es poco fiable si somos rigurosos con el manejo de nuestras fuentes materiales�.

En cuanto al inicio de la Edad del Hierro se apunta que: 玃or desgracia, y siguiendo el hilo del apartado anterior, los arque髄ogos y los historiadores en general necesitamos justamente de ese testimonio material, el de los objetos, monumentos, inscripciones o textos. Y ellos no abundan tampoco para los inicios de lo que de forma convencional denominamos la Edad del Hierro�; �... desconocemos la fecha precisa de la aparici髇 de las primeas producciones locales de hierro...�; y 獿os testimonios de la primera Edad del Hierro I en Cantabria... han sido pr醕ticamente inexistentes hasta hoy, si descontamos los productos met醠icos que se extienden sin transici髇 desde el Bronce Final�.

En cuanto a la Segunda Edad del Hierro se se馻la que: �... la falta de excavaciones sistem醫icas que nos permitan conocer series de objetos ordenados y asociados en estratigraf韆s bien datadas como fundamento de un armaz髇 cronol骻ico y de cultura material�; 獿os 鷏timos a駉s han conocido una verdadera inflaci髇 de publicaciones en las que se asignan m醩 de un centenar de yacimientos a este periodo, en contraste radical con la escasez de testimonios de ocupaci髇 al aire libre, donde cabr韆 esperar las estructuras mejor definidas y los aut閚ticos n鷆leos de poblaci髇. La mayor parte de estos supuestos yacimientos en cuevas se describen como lugares funerarios, dep髎itos rituales o ambas cosas, y solamente un n鷐ero reducido se considera sitios de habitaci髇... (pero) la inmensa mayor韆 de la documentaci髇 arqueol骻ica atribuida a la Edad del Hierro en cuevas procede de materiales de superficie, en la mayor parte de los casos sin datos sobre las condiciones en que se hallaban o sus contextos�; �... seguimos desconociendo tanto los caracteres del poblamiento como el ritual funerario de la segunda Edad del Hierro... Ser� preciso volver la vista al exterior si queremos encontrar respuesta a nuestras preguntas�; y �... el conocimiento arqueol骻ico de los c醤tabros, agotadas las posibilidades de las fuentes cl醩icas, pasa por el trabajo sistem醫ico de prospecci髇 y excavaci髇 cient韋icas de este tipo de sitios y por la localizaci髇 de sus conjuntos funerarios, necesariamente fuera del 醡bito limitado de las cuevas�.

3. Caracterizaci髇 de la arqueolog韆 de investigaci髇 en Cantabria

A partir del an醠isis de la informaci髇 recapitulada, se exponen los rasgos generales que configuran la investigaci髇 arqueol骻ica regional para, mediante la definici髇 y aplicaci髇 a esa realidad patrimonial de unos criterios de priorizaci髇, proponer finalmente unas l韓eas de investigaci髇 que sirvan para valorar los proyectos presentados en al 醡bito de la Orden anual de actuaciones arqueol骻icas y priorizarlos a la hora de su financiaci髇, en funci髇 de su ajuste a las l韓eas de investigaci髇 previamente definidas.

La Arqueolog韆 de Cantabria, pese a los importantes esfuerzos realizados desde el decenio de 1980 para corregir la excesiva especializaci髇 en el Paleol韙ico, sigue mostrando importantes desequilibrios. 蓅tos se manifiestan en gran medida en diferencias en el peso relativo de los diversos per韔dos del pasado, tanto en lo que se refiere al esfuerzo investigador y la producci髇 cient韋ica de los 鷏timos a駉s, como a la disponibilidad de materiales en los fondos del MUPAC.

Particularmente mal representados podemos considerar el Paleol韙ico Inferior, la Edad del Hierro y las etapas posteriores a la Edad Media. Estos per韔dos han sido objeto de una atenci髇 muy reducida (en el caso del 鷏timo pr醕ticamente nula) por parte de los investigadores, que se ha traducido en un bajo 韓dice de producci髇 cient韋ica (menos del 5 % del total) y tampoco se dispone de fondos apreciables en las colecciones p鷅licas. Parece, por lo tanto, que debe estar entre las prioridades de la actividad arqueol骻ica de los pr髕imos a駉s corregir estas importantes carencias.

Cabe destacar a este respecto la necesidad de fomentar en la regi髇 las investigaciones sobre el rico y variado patrimonio de las Edades Moderna y Contempor醤ea, que incluye relevantes manifestaciones como las fortificaciones costeras, las estructuras defensivas de la Guerra Civil o la denominada 玜rqueolog韆 industrial�, testimonio de la actividad fabril en sus diferentes sectores (extractivo y productivo) sometido a un riesgo cierto de desaparici髇.

Como se ha se馻lado m醩 arriba, la reorientaci髇 de la Arqueolog韆 de Cantabria que se produjo en los a駉s 1980 ha tenido como principal consecuencia una mejor documentaci髇 de algunos per韔dos y temas de la Prehistoria postpaleol韙ica y de 閜ocas hist髍icas, en particular el fen髆eno megal韙ico, el Neol韙ico, el arte esquem醫ico y las necr髉olis medievales. No obstante, la mejora ha sido m醩 evidente en el volumen de informaci髇 bruta que en su calidad. En los apartados anteriores se ha podido observar que el INVAC incluye muchos m醩 sitios de la Prehistoria reciente y la Edad Media que del Paleol韙ico, y que en las colecciones del MUPAC los conjuntos procedentes de yacimientos medievales y de la Prehistoria reciente tambi閚 son mayoritarios, aunque la desproporci髇 es menor. No obstante, eso no se refleja en la producci髇 cient韋ica, que sigue estando centrada en el Paleol韙ico Superior, en particular si atendemos a los trabajos de mayor impacto, que son casi exclusivamente de este 鷏timo per韔do.

Esto parece indicar que la reorientaci髇 del 鷏timo cuarto de siglo ha tenido como efecto principal una acumulaci髇 de referencias, pero 閟ta ha consistido sobre todo en documentaci髇 de baja calidad, todav韆 muy lejos de la relevancia de los per韔dos tradicionalmente cultivados por la Arqueolog韆 regional. Por lo tanto, la adecuada documentaci髇 del Mesol韙ico, el Neol韙ico, el Calcol韙ico, la Edad del Bronce, y la Antig黣dad y la Edad Media requieren una continuaci髇 del esfuerzo arqueol骻ico iniciado hace unos a駉s, dirigi閚dolo ahora hacia fines de car醕ter m醩 cualitativo. El objetivo prioritario en esta fase no debe ser catalogar nuevos sitios, ni acumular m醩 materiales escasamente contextualizados en los dep髎itos del MUPAC, sino avanzar en la comprensi髇 de los rasgos espec韋icos de las formaciones sociales que ocuparon la regi髇 en esos per韔dos. Para ello se deben dise馻r proyectos con objetivos claros y una elevada cualificaci髇 t閏nica, que permitan poner la Arqueolog韆 de la Cantabria posterior al Magdaleniense en el mapa de la investigaci髇 contempor醤ea.

Entre los temas prioritarios a los que deber韆 orientarse esta nueva etapa, podemos se馻lar, por ejemplo, la Arqueolog韆 de la Muerte. Es 閟te un ejemplo paradigm醫ico de la situaci髇 mencionada m醩 arriba. En Cantabria se han catalogado decenas de 玞uevas sepulcrales� (significativamente en n鷐eros muy variables, dependiendo de los criterios de las personas que han realizado los inventarios), y el MUPAC acumula numerosos restos arqueol骻icos y antropol骻icos procedentes de tales yacimientos. No obstante, apenas sabemos nada de cuestiones tan elementales como el n鷐ero de personas enterradas en esos sitios, la organizaci髇 del espacio funerario, la existencia o no de estructuras para colocar los cad醰eres, de las caracter韘ticas de las eventuales ofrendas funerarias... En definitiva, tenemos muchos datos aparentes, pero poca informaci髇 verdadera. Esto que acabamos de se馻lar para los contextos del III y el II milenios a.C. se puede predicar tambi閚 de la Arqueolog韆 funeraria de la Antig黣dad y el per韔do visig髏ico, y no digamos de la de la Protohistoria, pues precisamente es el comportamiento funerario unos de los aspectos m醩 ignorados de la cultura de los c醤tabros y, en general, de los pobladores de nuestra regi髇 durante el I milenio a.C.

Otro tema cuyo estudio se deber韆 fomentar si aspiramos a corregir los profundos desequilibrios de la Arqueolog韆 de nuestra regi髇 es el de los contextos al aire libre. Como han mostrado los an醠isis de los datos del INVAC y de los fondos del MUPAC, la Arqueolog韆 de Cantabria sigue mostrando un fuerte sesgo troglod韙ico: un porcentaje muy elevado de los sitios arqueol骻icos corresponde a cuevas, y en 閟tas se han centrado los principales proyectos de investigaci髇, y con ellas se relaciona la parte del le髇 (en cantidad y en calidad) de la bibliograf韆. Pr醕ticamente no sabemos nada de los asentamientos al aire libre, por lo que parece evidente que se le debe dar preferencia a su estudio, en particular los lugares de habitaci髇. Y en este caso podr韆mos decir que de cualquier per韔do, porque hasta los del Paleol韙ico son desconocidos, y podr韆mos decir que muy particularmente, pues s髄o conocemos un sitio importante, el de Cuberris, y ser韆 de gran relevancia que esta carencia pudiera ser subsanada.

Otra cuesti髇 dentro de la Arqueolog韆 al aire libre que merece especial atenci髇 por el estado embrionario de su conocimiento es la de la red viaria, un aspecto del registro arqueol骻ico que, por sus espec韋icas caracter韘ticas, presenta adem醩 graves problemas de conservaci髇.

Para terminar, existen dos importantes facetas del Patrimonio que apenas han sido objeto de investigaciones programadas en nuestra regi髇, pese a su gran potencialidad para ellas. Contadas han sido las actuaciones dirigidas a documentar el patrimonio paleontol骻ico de Cantabria, salvo, obviamente, el vinculado a contextos arqueol骻icos. Por 鷏timo hay que mencionar la arqueolog韆 subacu醫ica, objeto de atenci髇 exclusiva por parte de algunos grupos de investigaci髇 necesariamente especializados en la materia (notablemente el LIAS, con sede en el Museo Mar韙imo del Cant醔rico) y que en los 鷏timos a駉s se encuentra en una situaci髇 de estancamiento.

En cualquier caso, como se ha visto en los apartados anteriores, la Arqueolog韆 de Cantabria ha presentado un notable sesgo hacia el predominio de las actuaciones de excavaci髇. Parece razonable, por tanto, que se d� prioridad a las actuaciones prospectivas, que a su car醕ter no destructivo y su importante incidencia en la protecci髇 del Patrimonio unen, en el caso de Cantabria, una importante potencialidad para contribuir a corregir los desequilibrios territoriales que se mostraban en la primera parte de este apartado.

4. Definici髇 de criterios para la priorizaci髇 de proyectos

Por lo que ata馿 a los fines de este grupo de trabajo, los criterios para definir las l韓eas de investigaci髇 prioritaria se ci馿n a las directrices establecidas en la sesi髇 de la CTPAP de 14 de octubre de 2009, esto es, dar prioridad a aquellos proyectos que contribuyan al conocimiento del registro arqueol骻ico de per韔dos insuficientes documentados y a los que centren su objeto de estudio en vac韔s de conocimiento relativos a temas, fen髆enos o especialidades disciplinares vinculadas con el registro arqueol骻ico y paleontol骻ico de Cantabria.

En consecuencia, y bas醤donos en la informaci髇 elaborada en los apartados anteriores, que define con precisi髇 cu醠es son los puntos fuertes y las principales debilidades de la Arqueolog韆 de Cantabria, se proponen las siguientes l韓eas de investigaci髇 de financiaci髇 prioritaria.

5. L韓eas de investigaci髇 arqueol骻ica de financiaci髇 prioritaria

• - Prospecciones
• - Patrimonio subacu醫ico
• - Patrimonio paleontol骻ico en dep髎itos de origen no antr髉ico
• - El Paleol韙ico Inferior
• - Asentamientos al aire libre desde los or韌enes del poblamiento hasta el final de la Edad Media
• - Contextos funerarios desde el Calcol韙ico hasta 閜oca visigoda
• - Arqueolog韆 de las Edades Moderna y Contempor醤ea
• - Caminos y red viaria