Sumario

Norma afectada por

L 14/1998 de 19 Nov. (de modificación de la L 10/1985 de 13 Jun., creación del Colegio de Bibliotecarios-documentalistas de Cataluña)

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Artículo 2 redactado por Ley [CATALUÑA] 14/1998, 19 noviembre («D.O.G.C.» 1 diciembre), de modificación de la Ley 10/1985, de 13 de junio, de creación del Colegio de Bibliotecarios-Documentalistas de Cataluña. Disposición Transitoria redactada por Ley [CATALUÑA] 14/1998, 19 noviembre («D.O.G.C.» 1 diciembre), de modificación de la Ley 10/1985, de 13 de junio, de creación del Colegio de Bibliotecarios-Documentalistas de Cataluña.

Preámbulo

En 1915 la Mancomunidad de Cataluña creó la Escuela Superior de Bibliotecarias, la primera en el estado español y en Europa. Desde entonces, este centro ha sido, ininterrumpidamente, el responsable de abastecer de profesionales la estructura bibliotecaria de Cataluña.

Estos estudios han permitido que fuera consolidándose y definiéndose una profesión estrechamente vinculada a la recuperación cultural de nuestro país, cuya función social es ampliamente reconocida.

El bibliotecario es hoy un profesional que desarrolla su actividad no sólo en organismos e instituciones públicas, sino también en entidades de carácter social, empresas privadas, etc.

Esta realidad fue plenamente reconocida cuando, a partir de 1978, se crearon a nivel estatal los estudios de biblioteconomía y documentación con carácter universitarios. En 1982 la Escuela de Bibliología -nombre que poseía la Escuela Superior de Bibliotecarias desde el curso 1974/75- fue adscrita a la Universidad de Barcelona como Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación.

En estos últimos años el número de matriculados y titulados de la Escuela ha experimentado un considerable crecimiento, hecho que ha coincidido, a partir de la instauración de la democracia, con una revalorización de la cultura y de su extensión mediante el desarrollo educativo, la difusión de la lectura y las necesidades crecientes de información y documentación.

Por una parte, el crecimiento de la red de bibliotecas y la complejidad de las técnicas y organización de las mismas y, por otra, el notable incremento de la producción científica y técnica, con la constante evolución de los métodos y técnicas de reunión de los soportes materiales han convertido al bibliotecario-documentalista en un verdadero profesional.

El bibliotecario-documentalista es, pues, hoy, un profesional cuya función es organizar y administrar bibliotecas con conocimiento de los métodos de catalogación y ordenación de fondos bibliográficos y, asimismo, informar sobre documentación y seleccionarla con un conocimiento científico de los soportes de datos y de las técnicas de selección y distribución.

Esta realidad hace inaplazable proceder a dotar a este profesional del elemento institucional adecuado, el colegio profesional.

En el aspecto asociativo, debe situarse su origen en la Agrupación de alumnas y exalumnas de la Escuela de Bibliotecarias creada en 1930 y que desapareció después de la Guerra Civil. A partir de 1973, a consecuencia de la necesidad de canalizar una problemática profesional cada vez más definida, el 11 de octubre de 1974, se creó la Asociación de Antiguas Alumnas de la Escuela de Bibliotecarias que desde 1981 se denomina Asociación de Bibliotecarios de Cataluña y agrupa a casi todos los profesionales que ejercen en Cataluña.

Como exponente de la trascendencia cultural y social del ejercicio bibliotecario y documentalista, el Parlamento de Cataluña aprobó la Ley 3/1981, de 22 de abril, de Bibliotecas, una de las primeras leyes autonómicas.

Por otra parte el artículo 9.6 y 23 del Estatuto de Cataluña, establecen la competencia exclusiva de la Generalidad en materia de bibliotecas y de colegios profesionales y, a la vez, el artículo 3 de la Ley de Colegios Profesionales establece la posibilidad de crear nuevos colegios que, de acuerdo con el artículo 3.1, deberá hacerse por ley.

Por todo ello parece oportuno y necesario crear un colegio profesional que integre a los profesionales que con los conocimientos y titulaciones suficientes asuman las funciones de bibliotecarios-documentalistas, a fin de que sea un elemento de consolidación de dicha profesión, de profundización de su función social y de desarrollo de la cultura en Cataluña.